Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 10.1
Edición Especial UNEMI 2025
Página 391
INFLUENCIA DE LAS ESTRATEGIAS SOCIOEMOCIONALES EN EL
FORTALECIMIENTO DE LA INCLUSIÓN EDUCATIVA EN ESTUDIANTES DE EGB,
ORELLANA
INFLUENCE OF SOCIO-EMOTIONAL STRATEGIES IN STRENGTHENING
EDUCATIONAL INCLUSION AMONG ELEMENTARY SCHOOL STUDENTS,
ORELLANA
Autores: ¹Greicy Paola Quezada Aguilar, ²Rosa Jimena Raura Timbila, ³Cruz Abigail Culque
Nuñez y
4
Diana Flor García Calle.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0009-0001-7106-6045
²ORCID ID: https://orcid.org/0009-0003-0713-5362
³ORCID ID: https://orcid.org/0009-0001-2091-0963
4
ORCID ID: https://orcid.org/0009-0003-1956-6530
¹E-mail de contacto: gquezadaa2@unemi.edu.ec
²E-mail de contacto: rraurat@unemi.edu.ec
³E-mail de contacto: cculquen@unemi.edu.ec
4
E-mail de contacto: dgarciac@unemi.edu.ec
Afiliación: ¹*²*³*
4
*Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
Artículo recibido: 15 de Noviembre del 2025
Artículo revisado: 17 de Noviembre del 2025
Artículo aprobado: 5 de Diciembre del 2025
¹Estudiante de Octavo semestre de la carrera de Educación Básica en línea de la Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
²Estudiante de Octavo semestre de la carrera de Educación Básica en línea de la Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
³Estudiante de Octavo semestre de la carrera de Educación Básica en línea de la Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
4
Licenciatura en Ciencias de la Educación especialización Informática y programación, Universidad Estatal de Milagro (Ecuador) con 10
años de experiencia laboral. Magíster en Gestión y Desarrollo Social, Universidad Técnica Particular de Loja, (Ecuador); Maestría en
Educación Básica, Universidad Estatal de Milagro (Ecuador); Maestrante de la maestría de Inteligencia Artificial para la educación,
Universidad Estatal de Milagro (Ecuador); Doctorante en Educación, Universidad César Vallejo, (Perú).
Resumen
El estudio tuvo como objetivo determinar la
influencia de las estrategias socioemocionales
en el fortalecimiento de la inclusión educativa
en los estudiantes del décimo año de la Unidad
Educativa Cristalino, Orellana. Se aplicó una
metodología básica, con diseño no
experimental, enfoque cuantitativo, alcance
descriptivo y método inductivo-deductivo; la
técnica utilizada fue la encuesta y como
instrumento un cuestionario estructurado con
32 preguntas cerradas. La población estuvo
conformada por 13 estudiantes y la muestra
fueron de 5 participantes. Los resultados
evidencian que el 54% presentan un nivel alto
con respecto a las estrategias socioemocionales
e inclusión educativa, conductas que se aplican
en la convivencia con los demás,
indudablemente necesarias, que fomentan
resiliencia, empatía y la cooperación. En
contraste, el 42% en nivel medio y el 4% un
nivel bajo, lo que refleja que un 46% requieren
desarrollar dichas habilidades para evitar la
exclusión. En conclusión, se debe garantizar
una educación inclusiva de manera equitativa
donde se valoren los diferentes estilos de
aprendizajes en el aula.
Palabras clave: Educación inclusiva,
Competencia social, Autonomía del
estudiante, Trabajo colaborativo,
Desarrollo emocional.
Abstract
The study aimed to determine the influence of
socioemotional strategies on strengthening
educational inclusion among tenth-grade
students at Unidad Educativa Cristalino in
Orellana. A basic methodology was applied,
with a non-experimental design, a quantitative
approach, a descriptive scope, and an inductive-
deductive method. The technique used was a
survey, and the instrument used was a
structured questionnaire with 32 closed
questions. The population consisted of 13
students, and the sample consisted of 5
participants. The results show that 54% of
students have a high level of socioemotional
strategies and educational inclusion, behaviors
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that are applied in coexistence with others and
are undoubtedly necessary, fostering resilience,
empathy, and cooperation. In contrast, 42% had
an intermediate level and 4% a low level,
reflecting that 46% need to develop these skills
to avoid exclusion. In conclusion, inclusive
education must be guaranteed in an equitable
manner that values different learning styles in
the classroom.
Keywords: Inclusive education, Social
competence, Student autonomy,
Collaborative work, Emotional
development.
Sumário
O estudo teve como objetivo determinar a
influência das estratégias socioemocionais no
fortalecimento da inclusão educacional entre
alunos do décimo ano da Unidad Educativa
Cristalino em Orellana. Foi aplicada uma
metodologia básica, com delineamento não
experimental, abordagem quantitativa, escopo
descritivo e método indutivo-dedutivo. A
técnica utilizada foi o survey, e o instrumento
utilizado foi um questionário estruturado com
32 perguntas fechadas. A população foi
composta por 13 alunos e a amostra por 5
participantes. Os resultados mostram que 54%
dos alunos apresentam alto nível de estratégias
socioemocionais e inclusão educacional,
comportamentos que são aplicados na
convivência com os outros e são, sem dúvida,
necessários, fomentando a resiliência, a
empatia e a cooperação. Em contraste, 42%
apresentaram nível intermediário e 4% nível
baixo, refletindo que 46% precisam
desenvolver essas habilidades para evitar a
exclusão. Conclui-se que a educação inclusiva
deve ser garantida de forma equitativa,
valorizando os diferentes estilos de
aprendizagem em sala de aula.
Palavras-chave: Educação inclusiva,
Competência social, Autonomia do aluno,
Trabalho colaborativo, Desenvolvimento
emocional.
Introducción
La educación inclusiva constituye un pilar
fundamental que permite garantizar el derecho
a un progreso académico de todos los
estudiantes, sin distinción de sus características
personales, sociales o culturales. Sin embargo,
en los entornos escolares persisten desafíos; en
este escenario, las estrategias socioemocionales
emergen como herramientas clave para
promover la convivencia, el respeto y el sentido
de pertenencia dentro del aula. En
investigaciones internacionales se ha
evidenciado que el desarrollo de estrategias
socioemocionales se rige como un elemento
clave para promover entornos educativos
inclusivos. En el continente europeo, Fernández
et al. (2024), en un estudio cuasi-experimental
con 140 estudiantes de formación profesional
en España (70 grupo experimental y 70 de
control), evidenciaron que la implementación
de tutorías y mentorías socioemocionales
produjo un aumento del 35 % en
autoconciencia, 29 % en regulación emocional
y 31 % en habilidades sociales en el grupo
intervenido, reduciendo barreras de exclusión.
Asimismo, un estudio publicado por Calandri et
al. (2025) en su investigación aplicada a 312
docentes de escuelas públicas en Turín Italia,
encontraron que el 82 % de los docentes con alta
competencia emocional reportaron aulas
participativas e inclusivas, frente a un 46 % con
baja competencia, y que la empatía docente se
asoció con el sentido de pertenencia estudiantil
(r = 0.63). De igual manera, Greenberg (2023)
señala que en una revisión de 12 meta-análisis
con más de 700 estudios escolares en Estados
Unidos, reportó mejoras de +0.57 en
habilidades SEL, +0.24 en conductas
prosociales, -0.22 en problemas de conducta y
+0.27 en rendimiento académico, evidenciando
el impacto sostenido de estos programas. Por
otro lado, en un estudio publicado por Askia
(2024) sobre la implementación de la educación
socioemocional en escuelas primarias en
México. Demuestra que un 80% de los docentes
reportaron mejoras en la convivencia escolar
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tras integrar estrategias socioemocionales y el
70% de los estudiantes mostraron mayor
empatía y autorregulación emocional.
A su vez, Osorio (2024) en un estudio en
Colombia, analizó el impacto de las estrategias
de educación inclusiva en el desarrollo de
habilidades socioemocionales en estudiantes de
educación básica de primaria. Los resultados
indicaron que el 87% de los docentes
implementaron actividades lúdicas para
promover la empatía y la autorregulación
emocional, mientras que el 92% utilizó
tecnología asistida para facilitar la participación
de estudiantes con discapacidades. Además, el
78% de los estudiantes reportaron una mejora
en sus habilidades sociales y emocionales, lo
que sugiere que la integración de estrategias
socioemocionales contribuye
significativamente a la inclusión educativa en
contextos colombianos. Estos hallazgos ponen
de manifiesto el impacto sostenido y positivo de
los programas de aprendizaje socioemocional
en distintos ámbitos del desarrollo estudiantil,
constituyéndose en evidencia sólida que
respalda su implementación a gran escala como
complemento.
Por otro lado, en el contexto ecuatoriano,
diversos estudios han resaltado la relevancia de
implementar estrategias socioemocionales
como medio para fortalecer la inclusión
educativa y el crecimiento pleno de los
estudiantes. Vega et al. (2025) al revisar 20
estudios empíricos aplicados en secundaria a
nivel nacional, identificaron que la educación
emocional genera incrementos de hasta 18 % en
rendimiento académico y 25 % en motivación
estudiantil, además de mejoras percibidas en
clima escolar y convivencia. De igual manera,
Mesa et al. (2025) aplicaron una propuesta
didáctica a 90 estudiantes de , y 10° en
Manabí, y reportaron que el 74 % mejoró su
empatía, 68 % su autorregulación y 70 % sus
habilidades sociales tras la intervención. De
forma complementaria, Aguilera y Chavesta
(2021), quienes en un estudio sobre
instituciones educativas de la provincia de
Orellana identificaron que el 62% de los
estudiantes en zonas de difícil acceso presentan
bajos niveles de motivación y escasa
participación en clase debido a la falta de
acompañamiento socioemocional por parte de
sus docentes. Estos hallazgos reflejan que la
ausencia de estrategias socioemocionales
adecuadas limita el desarrollo de vínculos
positivos y el trabajo en equipo, lo que justifica
la necesidad de incorporarlas para fortalecer la
inclusión educativa en el aula.
Asimismo, en la Unidad Educativa Cristalino,
situada en la provincia de Orellana,
específicamente en el 10mo año de Educación
General Básica, se observa que algunos
estudiantes enfrentan dificultades para
integrarse plenamente en actividades
académicas y colaborativas, lo que afecta su
participación y sentido de pertenencia,
evidenciando la necesidad de implementar
estrategias socioemocionales que promuevan
respeto mutuo, autorregulación emocional y
empatía entre los compañeros. La revisión
bibliográfica permite comprender, desde un
enfoque conceptual, la fundamentación de la
variable independiente, las estrategias
socioemocionales son conductas que se aplican
en la convivencia con otras personas y que son
necesarias para comunicar sentimientos,
actitudes, opiniones y defender nuestros
derechos (Gómez et al., 2024). Por lo tanto,
estas estrategias son un elemento esencial
dentro del desarrollo personal y social de los
estudiantes, porque fomentan relaciones
interpersonales positivas y el bienestar
emocional. Se considera que las estrategias
socioemocionales son fundamentales para
construir entornos educativos inclusivos y
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equitativos porque fomentan resiliencia,
empatía y la cooperación (Calderón, 2024). En
consecuencia, su aplicación en el contexto
escolar ayuda a fortalecer la convivencia
armoniosa, el respeto mutuo y la participación
activa de todos los estudiantes, algo esencial
para el logro de aprendizajes significativos.
Asimismo, se plantea que las estrategias
socioemocionales son un conjunto de acciones
planificadas diseñadas para desarrollar,
fortalecer, gestionar las habilidades
emocionales y sociales de los niños, estas
estrategias permiten controlar y dirigir de
manera adecuada las emociones, mejorar las
relaciones con los demás y enfrentarnos a los
retos académicos con seguridad (Portilla et al.,
2025). Por lo tanto, su implementación permite
fortalecer el bienestar integral y el equilibrio
emocional en el contexto educativo.
El modelo teórico considerado para la variable
independiente estrategias socioemocionales, se
fundamenta en que favorecen tanto el
aprendizaje individual y el crecimiento
personal de los estudiantes. Desde este punto de
vista, se entiende que las estrategias
socioemocionales actúan como un recurso
educativo que permite a los estudiantes
identificar, expresar y gestionar sus emociones
de manera adecuada, fortaleciendo la
autoestima y la capacidad de interactuar de
manera eficaz en el entorno escolar. En este
sentido (Lozano y Español, 2025), sostienen
que las estrategias socioemocionales
involucran cinco dimensiones fundamentales:
la autoconciencia, la autorregulación, la
autonomía, la competencia social y habilidades
de vida y bienestar, las cuales inciden
directamente en la formación integral de los
estudiantes. La dimensión de la autoconciencia
es la capacidad del estudiante para reconocer
sus emociones, creencias y principios, así como
el impacto que estos tienen en su conducta e
interacciones personales. Esta habilidad
constituye un componente indispensable de la
inteligencia emocional, ya que permite a los
estudiantes reconocer sus fortalezas y
debilidades, adoptando una actitud responsable
frente a su aprendizaje y a la convivencia
escolar (Figueroa, 2023). Lo cual ayuda a
comprenderse mejor, tomar decisiones
conscientes y desarrollarse en la parte afectiva
de manera sólida, favoreciendo tanto el
equilibrio personal como en el rendimiento
académico.
La dimensión de la autorregulación es un
proceso en el que los estudiantes controlan y
dirigen conscientemente sus emociones,
pensamientos y conductas con el fin de
responder de manera adecuada a distintas
situaciones escolares. Este proceso no solo
implica gestionar la frustración, regular los
impulsos, mantener la motivación y tomar
decisiones responsables, sino que favorece el
desarrollo personal y académico (Pinto et al.,
2023). Esto permite a los estudiantes actuar con
autocontrol, equilibrio emocional, afrontar los
desafíos que se presenten en torno a su
aprendizaje, con perseverancia y
responsabilidad, además de fortalecer su
capacidad de plantear metas y cumplirlas de
manera autónoma. La dimensión de la
autonomía hace referencia a la disposición y
capacidad de los estudiantes para tomar
decisiones responsables, actuar de forma
independiente, regulando su comportamiento
conforme a principios propios, respetando las
normas sociales y escolares (Chapa, 2025). Esta
habilidad es esencial porque permite a los
estudiantes desenvolverse de manera proactiva,
asumir responsabilidades y gestionar su propio
proceso de aprendizaje.
La dimensión de la competencia social
comprende la habilidad de establecer actitudes
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respetuosas, empáticas y colaborativas con
otras personas, favoreciendo la convivencia
pacífica en el aula; se manifiesta en la
comunicación asertiva, el respeto por las
diferencias y la resolución pacífica de
conflictos, siendo clave para adaptarse a
diversos contextos educativos y sociales
(Moyolema et al., 2024). A través de la
competencia social se fortalecen las relaciones
interpersonales, se promueve el trabajo en
equipo, se crea un ambiente armonioso, lo cual
favorece el aprendizaje y la inclusión educativa.
De manera complementaria, Álvarez et al.
(2025) resaltan que las habilidades de vida y
bienestar se entienden como el conjunto de
capacidades que permiten a los estudiantes
cuidar su salud física, emocional, desarrollando
hábitos que favorezcan su bienestar personal y
social. Estas habilidades fomentan la
resiliencia, responsabilidad y toma de
decisiones saludables, contribuyendo así al
desarrollo integral del estudiantado.
Las estrategias socioemocionales se
fundamentan bajo las teorías de importantes
autores, las cuales nos permiten comprender su
importancia y su influencia tanto en el plano
social como personal, bajo la perspectiva de la
Teoría de la Inteligencia Emocional, propuesta
por Goleman (1988, citada por Sanmartín y
Tapia, 2023), plantean que el desarrollo de
competencias como la autoconciencia, la
autorregulación, la empatía y las habilidades
sociales, resulta determinante para el éxito
académico y personal. Esta teoría, adaptada al
contexto educativo, permite a los estudiantes
reconocer sus emociones y gestionarlas de
forma adecuada para interactuar positivamente
con sus compañeros. Según Goleman las
estrategias socioemocionales no son solo
habilidades blandas, sino competencias
fundamentales que, al fortalecer la capacidad
individual permite comprender y manejar las
emociones, pues esto garantiza un desarrollo
personal y académico resiliente, promoviendo
así un ambiente de aula donde la interacción
positiva y el bienestar emocional son cimientos
para la inclusión educativa. Por lo tanto, el
fortalecimiento de la inteligencia emocional en
el ámbito escolar no solo impacta en el
rendimiento académico, sino también en la
reducción de conductas disruptivas y en el
aumento del bienestar psicológico de los
estudiantes, convirtiéndose así en una
herramienta esencial para la formación integral
y la preparación de individuos capaces de
enfrentar los desafíos personales y sociales de
manera constructiva.
Sumando a ello, bajo La Teoría Sociocultural
del Aprendizaje de Vygotsky (1986, citado en
Rivera, 2025; Fernández et al., 2024), explican
que el aprendizaje se construye a través de la
interacción social y que el desarrollo emocional
está profundamente vinculado al contexto
cultural. Desde esta perspectiva, la enseñanza
no se limita a la transmisión de conocimientos,
sino que se concibe como un proceso dinámico
donde el estudiante aprende mediado por sus
relaciones con docentes, pares y herramientas
culturales. Por lo tanto, la implementación de
estrategias socioemocionales en el aula no solo
facilita la gestión de emociones y la regulación
del comportamiento, sino que también potencia
habilidades sociales, fortalece el trabajo
colaborativo y promueve la participación
equitativa de todos los estudiantes,
garantizando que cada individuo pueda aportar
y beneficiarse del aprendizaje colectivo. Esta
teoría enfatiza que las estrategias
socioemocionales son instrumentos culturales
que, al fomentar interacciones de calidad,
permiten al estudiante avanzar dentro de su
Zona de Desarrollo Próximo, ya que la guía de
un compañero más competente o del docente
proporciona el soporte necesario para alcanzar
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aprendizajes que, de manera autónoma, aún no
serían posibles. Además, estas estrategias
contribuyen a crear un ambiente de aula
inclusivo y seguro, donde se valoran las
diferencias, se reconocen las necesidades
individuales y se promueve la cooperación, la
empatía y la resolución pacífica de conflictos.
En consecuencia, aplicar la teoría sociocultural
mediante estrategias socioemocionales no solo
optimiza el aprendizaje académico, sino que
también fortalece la formación integral de los
estudiantes, desarrollando competencias para la
vida y construyendo una comunidad educativa
más justa, participativa e inclusiva.
Bajo la perspectiva de la teoría de la
autodeterminación, propuesta por Deci y Ryan
(1985, citado en Wang et al., 2024), sostiene
que las necesidades psicológicas básicas de
autonomía, competencia y vinculación, impacto
de manera positiva en el bienestar, la
motivación y la autorregulación de las personas.
Desde este punto de vista, el aprendizaje
aumenta cuando los estudiantes participan
activamente en su proceso formativo, se sienten
capaces de alcanzar metas y crear relaciones
positivas con sus pares y docentes. Estos
principios encuentran una estrecha relación con
las estrategias socioemocionales, pues ambas
buscan desarrollar habilidades que permitan
gestionar las emociones, fortalecer la empatía y
promover una convivencia basada en el respeto
y la colaboración. Así, la aplicación del enfoque
autodeterminante en el aula contribuye a que los
estudiantes actúen de manera más consciente,
autónoma y emocionalmente equilibrada. Su
aplicación al ámbito educativo permite
comprender cómo los entornos que promueven
la autonomía y las relaciones positivas
fortalecen las habilidades socioemocionales, la
resiliencia y el sentido de pertenencia,
elementos clave para una educación inclusiva y
centrada en el bienestar del estudiante.
En el contexto educativo, la incorporación de
estrategias socioemocionales alineadas con la
Teoría de la Autodeterminación promueve
entornos de aprendizaje inclusivos, donde el
estudiante se siente valorado y partícipe de su
desarrollo integral. Además de fomentar la
autonomía, la competencia y la vinculación a
través de actividades de reflexión emocional,
trabajo colaborativo y comunicación asertiva,
fortalece no solo la motivación interna, sino
también la resiliencia y el sentido de
pertenencia. En consecuencia, los docentes que
implementan estas estrategias no solo estimulan
el rendimiento académico, sino que también
consolidan un clima escolar positivo que
potencia el bienestar personal y social del
estudiante, convirtiendo el aprendizaje
socioemocional en un eje fundamental de una
educación transformadora y centrada en la
persona. La variable dependiente se sustenta
bajo el concepto que, la inclusión educativa no
debe entenderse solo como una cuestión de
equidad, sino como una responsabilidad ética,
desafiante a las estructuras institucionales que
perpetúan la exclusión, promoviendo una
educación que valore la diversidad y el respeto
por las diferencias individuales (Oviedo, 2023).
Por lo tanto, su implementación requiere de
estrategias pedagógicas flexibles con la
formación continua del personal educativo y la
participación constante de la comunidad, con el
objetivo de garantizar que todos los educandos
tengan acceso a oportunidades de aprendizaje
inclusivas y motivadoras.
De igual manera, según Banda y Centurión
(2025), la inclusión educativa permite
transformar los entornos escolares para eliminar
las barreras físicas, pedagógicas y actitudinales
que limitan la participación plena de los
estudiantes, especialmente aquellos con
necesidades educativas especiales. Esto
conlleva aplicar metodologías adaptativas con
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recursos educativos diversificados de manera
que todos los estudiantes puedan acceder a
aprendizajes significativos y desarrollarse en un
ambiente de respeto, igualdad y oportunidades
equitativas. También, la inclusión educativa es
definida como un principio fundamental para
garantizar la equidad y la participación de todos
los estudiantes; se centra en asegurar que cada
persona tenga acceso a los recursos,
oportunidades y apoyos necesarios para
desarrollarse plenamente dentro del entorno
escolar, lo que implica reconocer, respetar y
valorar la diversidad (Chamorro et al., 2021).
Por lo cual, se requiere que las instituciones
educativas cuenten con un liderazgo
comprometido para el cambio cultural y
pedagógico, fomentando prácticas
colaborativas, flexibles que garanticen el
aprendizaje significativo de todos los
estudiantes y el fortalecimiento del sentido de
pertenencia en la comunidad escolar.
En el marco de lo expuesto, el modelo teórico
planteado por Clavijo y Bautista (2020), definen
la inclusión educativa como el proceso de
transformación de los contextos escolares para
garantizar el derecho a una educación de
calidad, equitativa, participativa, valorando la
diversidad y promoviendo la eliminación de
cualquier forma de exclusión. Además, parte
del principio de que todas las personas tienen
derecho a aprender y a desarrollarse en
ambientes donde se respeten sus diferencias y
se fomente el trabajo conjunto entre docentes,
estudiantes, familias y comunidad. Las
dimensiones que componen esta variable son:
liderazgo inclusivo, culturas colaborativas y
visión de cambio integral. La dimensión del
liderazgo inclusivo se refiere a la capacidad que
poseen los directivos y docentes para superar las
barreras que dificultan la participación y el
aprendizaje de todos los estudiantes, motivando
a la práctica de una cultura institucional basada
en la equidad y el respeto. Según Martínez et al
(2025) señalan que el liderazgo inclusivo
implica la responsabilidad activa de toda la
comunidad educativa en la construcción de
entornos escolares donde se valore la diversidad
y se impulse la innovación pedagógica. Así
mismo, las culturas colaborativas se refieren a
la creación de ambientes escolares donde
prevalezca el trabajo en equipo, respeto mutuo
y responsabilidad compartida entre docentes,
estudiantes y familias. Según Cedeño y Murillo
(2025), indican que estas culturas se consolidan
cuando las decisiones pedagógicas se
construyen de manera colectiva y se orientan a
garantizar el aprendizaje equitativo de todos los
estudiantes.
De la misma manera, Guevara et al (2021),
afirman que la visión de cambio integral es la
capacidad que las instituciones educativas
poseen para transformar de manera sostenida
sus prácticas, políticas y recursos con el
objetivo de asegurar la inclusión, suponiendo
una acción consciente y planificada para
renovar los métodos de enseñanza, evaluar
continuamente las prácticas inclusivas e
impulsar innovaciones que garanticen la
participación plena de todos los estudiantes en
la vida escolar. De conformidad con lo
expresado, la inclusión educativa como variable
dependiente se fundamenta en diversas teorías
que explican cómo favorecer el derecho a una
educación equitativa y de calidad para todos los
estudiantes. Bajo la perspectiva de la Teoría del
Aprendizaje Significativo, propuesta por David
Ausubel (1983, citada por Torres et al., 2021),
plantea que el aprendizaje ocurre cuando los
nuevos conocimientos se relacionan de manera
sustancial con las experiencias previas del
estudiante, permitiendo construir significados
duraderos y transferibles. Desde esta
perspectiva, el docente asume un rol mediador
que busca conectar los contenidos con la
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realidad y el contexto emocional del alumno,
favoreciendo la comprensión y la participación
activa en el proceso educativo. En el marco de
la inclusión, esta teoría resalta la importancia de
atender las diferencias individuales,
reconociendo los ritmos, estilos y
potencialidades de cada estudiante. Así, las
estrategias socioemocionales se convierten en
un recurso esencial para promover la empatía,
la autorregulación y el respeto a la diversidad,
fortaleciendo un aprendizaje significativo y
equitativo en las aulas inclusivas.
Entonces, esta teoría se vincula estrechamente
con el propósito de este estudio, al resaltar que
el aprendizaje se consolida cuando los nuevos
conocimientos se integran con las experiencias
previas y las realidades personales de los
estudiantes. En el contexto del 10mo año de
EGB de la Unidad Educativa Cristalino, esta
teoría orienta la aplicación de estrategias
socioemocionales que favorecen la motivación,
la empatía y la participación activa en el aula,
elementos que fortalecen la inclusión educativa.
Desde este enfoque, la atención a la diversidad
no se limita al acceso, sino que busca que cada
estudiante aprenda desde su propio ritmo y
contexto emocional, construyendo significados
personales que promuevan el respeto, la
convivencia y la equidad. De este modo, la
teoría de Ausubel respalda la importancia de
generar ambientes de aprendizaje donde lo
cognitivo y lo afectivo se integren para
garantizar un proceso educativo más humano e
inclusivo. Bajo la perspectiva de la Teoría del
Cambio Educativo, propuesta por Fullan (2002,
citado en López et al., 2022) señalan que
cuando se busca un cambio sustancial y
sostenible, se lo puede lograr realizando
innovaciones en los procesos de enseñanza, la
transición y las experiencias de un individuo en
su formación, así como también en la formación
de los docentes y capacitadores docentes. Fullan
enfatiza que la transformación educativa no se
limita a la adopción de nuevas metodologías o
recursos, sino que implica una revisión integral
de la cultura escolar, las estructuras de gestión,
las prácticas pedagógicas y la manera en que los
distintos actores interactúan dentro del sistema
educativo.
Según esta teoría, la inclusión educativa solo
puede materializarse cuando se establecen
procesos de mejora continua e innovación
pedagógica, diseñados para responder a la
diversidad del alumnado y fomentar la equidad
en el acceso al aprendizaje. Asimismo, Fullan
subraya que la inclusión no constituye una
reforma superficial ni puntual, sino un proceso
sistémico de cambio cultural que requiere la
participación activa y el compromiso de toda la
comunidad escolar, incluyendo directivos,
docentes, estudiantes y familias. La
implementación efectiva de estas innovaciones
exige liderazgo compartido, colaboración entre
pares, reflexión crítica sobre las prácticas
educativas y adaptación constante a las
necesidades individuales de los estudiantes. De
esta manera, la teoría del cambio educativo
enfatiza que la transformación de las escuelas
debe ser intencional, coherente y sostenida en el
tiempo, asegurando que cada innovación
pedagógica contribuya a la construcción de un
entorno educativo inclusivo, equitativo y
adaptado a las capacidades y potencialidades de
todos los alumnos, promoviendo no solo
mejoras académicas, sino también un clima
escolar positivo y una cultura de aprendizaje
colaborativa donde todos puedan ser partícipes.
Asimismo, bajo la perspectiva de la Teoría
Sociocultural de Vygotsky (1986, citada por
Junco et al., 2024), expresan que el papel del
entorno social en la capacitación ofrece un
sistema efectivo para promover una mejor
educación y obtener mejores resultados en lo
académico. Por lo que recomienda que se
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continúe utilizando la teoría de la cultura social
de Vygotsky para continuar fortaleciendo la
zona de desarrollo potencial, la zona de
desarrollo real y mejorar el rendimiento
académico. Por lo tanto, promover entornos
inclusivos y colaborativos favorece la
participación de todos y reduce las
desigualdades. La teoría hace énfasis en que la
inclusión educativa se consolida mediante la
interacción social, donde el diálogo, la
cooperación y la resolución conjunta de
problemas actúan como mediadores esenciales
del aprendizaje. En este proceso, las diferencias
entre los estudiantes no son vistas como
obstáculos, sino como oportunidades para
enriquecer la construcción colectiva del
conocimiento y fomentar un aprendizaje más
equitativo.
Vygotsky subraya que el aprendizaje y el
desarrollo no son procesos aislados, sino
interdependientes y co-constructivos, lo que
significa que el conocimiento se genera
activamente a través de la interacción con otros
individuos que poseen mayor conocimiento, así
como mediante la relación con el entorno
cultural en el que se desenvuelve el estudiante.
Además, la aplicación de esta teoría en el
contexto educativo permite diseñar estrategias
pedagógicas que integren la cooperación entre
pares, la tutoría entre estudiantes y la utilización
de herramientas culturales como recursos
mediadores del aprendizaje. Estas prácticas
fortalecen la autonomía, la responsabilidad
compartida y la capacidad de resolución de
problemas, se puede lograr, estableciendo un
modelo educativo inclusivo y colaborativo en el
que todos los estudiantes participan
activamente, valoran la diversidad y desarrollan
competencias académicas, sociales y
emocionales de manera integral. Inherente a
ello, la investigación justifica desde una
perspectiva social, el hecho de implementar
estrategias socioemocionales como medio para
fortalecer las habilidades de autoconciencia,
autorregulación, autonomía, competencia social
y bienestar de los estudiantes, favoreciendo la
convivencia de las personas de manera positiva,
disminuyendo las actitudes discriminatorias o
excluyentes. Estas estrategias favorecen la
convivencia escolar positiva, reducen actitudes
discriminatorias y propician la mediación de
conflictos, constituyendo modelos pedagógicos
replicables que transforman la cultura escolar.
Según Anchundia y Vega (2024) señalan que la
investigación debe aportar un beneficio directo
a la comunidad estudiantil y a su entorno social,
promoviendo valores como el respeto, la
empatía y la cooperación. Debido a que son
fundamentales para una convivencia pacífica y
democrática en la sociedad actual. Esta visión
coincide con los lineamientos de organismos
internacionales como UNESCO y UNICEF,
que destacan la importancia de proyectos
educativos que fomenten el bienestar integral,
reduzcan las brechas de desigualdad y
promuevan entornos protectores.
Desde una perspectiva pedagógica, las
estrategias socioemocionales permiten atender
de forma más efectiva las necesidades
emocionales, sociales y académicas de los
estudiantes, creando ambientes de aula
positivos que favorezcan la motivación, el
compromiso y el rendimiento escolar. Además,
estas estrategias promueven un enfoque
pedagógico focalizado en el estudiante, en el
que se reconoce los diferentes estilos de
aprendizaje y se fomenta la participación activa
de todos los alumnos, reduciendo barreras que
impiden su progreso. Según Soria et al. (2023)
indican que se debe ofrecer a docentes y
directivos herramientas concretas para
fortalecer los procesos de enseñanza-
aprendizaje mediante la aplicación de
estrategias socioemocionales que fortalezcan la
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Página 400
inclusión educativa. Esto implica la
capacitación continua de los educadores en
metodologías activas y adaptadas con diseño de
materiales didácticos sensibles a la diversidad y
el acompañamiento en la implementación de
prácticas inclusivas que impacten de manera
positiva en el aprendizaje. Desde una
perspectiva práctica, las estrategias
socioemocionales en el aula fortalecen la
inclusión educativa de los estudiantes.
Asimismo, contribuye a establecer ambientes
de aprendizaje más seguros, colaborativos y
respetuosos, en los cuales cada estudiante pueda
desarrollar su potencial y participar dentro del
proceso educativo. La implementación de estas
estrategias no solo generará beneficios a los
estudiantes en situación de vulnerabilidad, sino
que impactará en el grupo en general,
promoviendo la empatía, la cooperación y el
sentido de pertenencia. A nivel institucional,
esto puede traducirse en una disminución de los
casos de conflicto escolar, mayor cohesión del
equipo docente y fortalecimiento de la cultura
de inclusión.
Sanmartín y Tapia (2023) subrayan que la
aplicación de la educación emocional es
fundamental para la formación integral, ya que
facilita atender de forma más efectiva las
necesidades emocionales y sociales del
alumnado, generando así un impacto positivo en
la motivación, convivencia y rendimiento
escolar. Siendo esenciales para enfrentar los
retos académicos y personales de manera más
consciente y responsable. La pertinencia de este
estudio radica en la necesidad real y actual del
contexto educativo, porque promueve la
inclusión de todos los estudiantes mediante el
fortalecimiento de sus competencias
socioemocionales en un entorno escolar
caracterizado por la diversidad, resulta
indispensable implementar estrategias que
atiendan no solo el aspecto académico, sino
también el bienestar emocional y social de los
estudiantes. También por los altos índices de
bullying y exclusión que se reportan en
instituciones educativas, lo que exige una
respuesta pedagógica inmediata y basada en
evidencia científica. Por lo que, Rivera (2025)
revela que las competencias socioemocionales
son fundamentales en la labor docente, porque
permiten atender de manera integral las
dimensiones emocionales, sociales y
académicas, impactando directamente en la
construcción de entornos inclusivos y
equitativos en la educación, al mismo tiempo
favorece el desarrollo de la creatividad, la
resolución de conflictos y la motivación
intrínseca del alumnado.
En concordancia con lo expresado, la pregunta
de investigación se centra en: ¿Cuál es la
influencia de las estrategias socioemocionales
en el fortalecimiento de la inclusión educativa
de los estudiantes del 10mo año de Educación
General Básica en la Unidad Educativa
Cristalino, Orellana 2024? De acuerdo con lo
planteado, la investigación se orienta en cumplir
el objetivo general: Determinar la influencia de
las estrategias socioemocionales en el
fortalecimiento de la inclusión educativa de los
estudiantes del 10mo año de Educación General
Básica en la Unidad Educativa Cristalino,
Orellana 2024. Asimismo, los objetivos
específicos son: explorar el impacto de la
autoconciencia y la autorregulación en el
desarrollo del liderazgo inclusivo dentro de la
unidad de análisis; analizar la influencia de la
autonomía y la competencia social en la
creación de culturas colaborativas en el entorno
escolar, fortaleciendo el trabajo en equipo y la
participación equitativa de los estudiantes y
evaluar la incidencia de las habilidades de vida
y bienestar en la construcción de una visión de
cambio integral que promueva la inclusión
educativa en los sujetos de estudio.
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Página 401
Materiales y Métodos
Desde el aspecto metodológico, la investigación
es de tipo básica, porque busca generar
conocimiento teórico sobre la relación entre
estrategias socioemocionales e inclusión
educativa, se aplica este tipo de investigación
cuyo objetivo comprender cómo influyen las
estrategias socioemocionales en los procesos de
inclusión educativa. Además, se utilizó un
diseño no experimental, debido a que los datos
se obtienen en un tiempo único, sin manipular
las variables, a su vez el enfoque es cuantitativo
con un alcance descriptivo, centrado en exponer
objetivamente las características de las
estrategias socioemocionales y su influencia en
la dinámica escolar, aportando información de
utilidad para fortalecer prácticas pedagógicas
inclusivas. Por tal motivo, la técnica utilizada
fue la encuesta cuyo cuestionario constó de 32
ítems, con una escala de Likert con tres rangos
(Siempre, A veces, Nunca) lo cual permite
obtener datos más detallados.
Esta encuesta está aplicada a una muestra de 5
sujetos de una población de 13 del 10mo año de
EGB, permitiendo recoger los datos necesarios
para evaluar la influencia de las estrategias
socioemocionales en la inclusión educativa, con
un muestreo no probabilístico por conveniencia,
considerando los criterios mediante la
observación de comportamientos relacionados
con la participación en actividades
colaborativas, el manejo de las emociones en el
aula y la disposición hacia el trabajo en equipo,
considerando el contexto escolar inclusivo y
bajo principios éticos fundamentales,
garantizando el respeto, la confidencialidad y la
participación voluntaria de los estudiantes. Se
explicó previamente el propósito de la
investigación, asegurando el consentimiento
informado de los participantes y la autorización
institucional correspondiente. El procedimiento
de datos se efectuó mediante la estadística
descriptiva en Excel, midiendo las dimensiones
de la autoconciencia, la autorregulación, la
autonomía, la competencia social, las
habilidades de vida y bienestar, el liderazgo
inclusivo, culturas colaborativas y visión del
cambio integral a través de una escala ordinal
de tres niveles, la cual fue establecida de la
siguiente manera, en la opción de respuesta:
siempre con nivel de logro alto, en un rango 70-
100; en a veces, con un nivel de logro medio,
entre 50-69; y, nunca, con un nivel de logro
bajo, situado en un rango entendido entre 0-49.
Resultados y Discusión
A continuación, se presentan los resultados a
través de un análisis estadístico realizado al
instrumento de investigación.
Tabla 1. Impacto de la autoconciencia y la
autorregulación en el desarrollo del liderazgo
inclusivo.
ITE
M
N.
n
Siempre
(alto)
n
n
Nunca
(bajo)
1
5
2
40%
3
0
0%
2
5
1
20%
3
1
20%
3
5
2
40%
2
1
20%
4
5
4
80%
1
0
0%
5
5
1
20%
2
2
40%
6
5
2
40%
2
1
20%
7
5
3
60%
2
0
0%
8
5
2
40%
3
0
0%
21
5
3
60%
2
0
0%
22
5
3
60%
2
0
0%
23
5
5
100%
0
0
0%
24
5
5
100%
0
0
0%
TOTAL
55%
T
T
8%
Fuente: elaboración propia
De acuerdo con la tabla 1, el 55% de los
estudiantes situados en la categoría de siempre
nivel (alto), que se relaciona con el buen
desarrollo de la autoconciencia, los educandos
son capaces de reconocer e identificar sus
emociones, pensamientos, valores, fortalezas y
debilidades. Particularmente, logran
comprender la influencia de sus sentimientos y
comportamientos, tanto en clase como con
compañeros y profesores. De igual forma, en la
autorregulación, los estudiantes logran
controlar sus emociones durante conflictos y
consiguen dirigir sus emociones para un
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ambiente respetuoso. Por otro lado, se evidencia
que, al erradicar barreras, los estudiantes
participan para ayudar a todos, y demuestran
alto desempeño en el trabajo colaborativo.
Mientras que el 37% a veces posee un nivel
(medio) y el 8% nunca nivel (bajo) en
concordancia a lo expresado. Los datos
evidencian que la mayor parte logran un
desarrollo pleno y constante en sus habilidades
socioemocionales con una fuerte aplicación de
la responsabilidad y la empatía en la
convivencia escolar. Sin embargo, el 45%
mantiene la necesidad de reforzar la
comprensión del impacto de sus valores y
actitudes en la convivencia escolar.
Dichos hallazgos que sustentan con Figueroa
(2023), expresa que la autoconciencia es
importante para reconocer emociones, creencias
y su impacto en la conducta que permite
identificar fortalezas y debilidades ante la
convivencia escolar. Por otro lado, Pinto et al.
(2023) definen la autorregulación como el
control consciente, dirección de emociones,
pensamientos y conductas que responden
adecuadamente a situaciones escolares,
favoreciendo el desarrollo personal y
académico. Bajo esta argumentación, la teoría
de la inteligencia emocional de Goleman (1988)
expresa que las estrategias socioemocionales
son competencias fundamentales que permiten
reconocer y gestionar emociones para
garantizar un desarrollo resiliente y una
interacción positiva para la inclusión educativa.
A ello se suma, la teoría de la educación
inclusiva de Booth y Ainscow (2002) explica
que la educación inclusiva es un proceso
sistemático que conduce a ciertos valores de
trabajo, lo que representa el deseo de superar la
exclusión para mejorar la participación y el
estudio. El aspecto de la autoconciencia y la
autorregulación son los motores internos
importantes que permiten a los estudiantes
ejercer un liderazgo inclusivo que no excluye,
sino que activamente busca la participación y el
éxito de todos, creando un proceso sistemático
para superar la exclusión. En definitiva, este
análisis resalta la importancia de seguir
promoviendo la práctica de las habilidades
socioemocionales a los estudiantes para superar
la brecha existente entre el conocimiento de
estas competencias en la acción consistente que
garantice una aplicación ética y constante de la
responsabilidad y la empatía en toda la
convivencia escolar.
Tabla 2. Influencia de la autonomía y la competencia
social en la creación de culturas colaborativas en el
entorno escolar.
ITEM
N.
n
Siempre
(alto)
n
A veces
(medio)
n
Nunca
(bajo)
9
5
2
40%
3
60%
0
0%
10
5
1
20%
4
80%
1
0%
11
5
0
0%
5
100%
0
0%
12
5
1
20%
4
80%
0
0%
13
5
4
80%
1
20%
0
0%
14
5
4
80%
1
20%
0
0%
15
5
2
40%
3
60%
0
0%
16
5
3
60%
2
40%
0
0%
25
5
2
40%
3
60%
0
0%
26
5
1
20%
4
80%
0
0%
27
5
4
80%
1
20%
0
0%
28
5
4
80%
1
20%
0
0%
TOTAL
47%
53%
0%
Fuente: elaboración propia
De acuerdo a los resultados obtenidos de la
tabla 2, muestra que el 47% situado en la
categoría de siempre, con respecto a la
autonomía, demuestra responsabilidad, donde
los estudiantes manifiestan realizar sus tareas y
tomar decisiones responsables para favorecer su
aprendizaje, además de tener independencia en
su aprendizaje respetando reglas escolares. Así
mismo, en competencia social participan en
grupo con una comunicación asertiva,
respetando las ideas de propuestas y
solucionando conflictos ante dificultades
presentadas, es importante mencionar que
dentro de este porcentaje se ubican las culturas
colaborativas en el accionar colectivo,
participando de manera inclusiva,
compartiendo responsabilidades que conlleven
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a un aprendizaje activo donde todos se sientan
valorados. Mientras un 53% a veces y 0% en la
escala de nunca. Los datos evidencian que una
parte minoritaria son autónomos, y han logrado
desarrollar habilidades de competencia social y
cultura colaborativa. Sin embargo, el 53%
existe un porcentaje muy grande en el que se
encuentra en un proceso de consolidación de
estas habilidades.
Dichos hallazgos se relacionan con lo planteado
por Chapa (2025), en cuanto a la capacidad de
actuar con responsabilidad y autogestión en el
aprendizaje. Asimismo, reflejan avances en la
competencia social, definida por Moyolema et
al. (2024) como la habilidad de interactuar con
empatía y respeto en contextos educativos.
Estos progresos contribuyen al desarrollo de
culturas colaborativas, En conjunto, los
hallazgos se sustentan en la Teoría
Sociocultural de Vygotsky (1986, citado en
Rivera, 2025; Fernández et al., 2024) plantean
que el aprendizaje se consolida mediante la
interacción social y el acompañamiento mutuo,
factores esenciales para construir entornos
inclusivos y participativos.
Complementariamente, estos resultados se
apoyan en la Teoría del Aprendizaje
Significativo de Ausubel (1983, citada por
Torres et al., 2021), que destaca la necesidad de
relacionar los nuevos conocimientos con las
experiencias previas y las emociones de los
estudiantes, favoreciendo una comprensión
profunda y contextualizada. Ambas teorías
coinciden en que el aprendizaje y la inclusión se
fortalecen cuando se integran los aspectos
cognitivos, sociales y afectivos, generando
espacios educativos más humanos,
participativos y equitativos.
Estos resultados reflejan desarrollo de
habilidades socioemocionales, evidenciando su
capacidad para regularse y actuar con
autonomía, en las relaciones sociales. Además,
se observa un clima de aula positivo,
caracterizado por la colaboración, respeto y
participación equitativa, fortaleciendo la
inclusión educativa y el trabajo colaborativo.
Tabla 3. Incidencia de las habilidades de vida y
bienestar en la construcción de una visión de cambio
integral que promueve la inclusión educativa.
ITEM
N.
n
Siempre
(alto)
n
A veces
(medio)
n
Nunca
(bajo)
17
5
4
80%
1
20%
0
0%
18
5
4
80%
1
20%
0
0%
19
5
4
80%
1
20%
0
0%
20
5
2
40%
1
20%
2
40%
29
5
4
80%
1
20%
0
0%
30
5
2
40%
3
60%
0
0%
31
5
1
20%
4
80%
0
0%
32
5
4
80%
1
20%
0
0%
TOTAL
62,5%
32,5%
5%
Fuente: Elaboración propia
Al interpretar los resultados de la tabla 3, el
62,5% de la unidad de análisis, situado en el
nivel alto, refleja en la dimensión de habilidades
de vida y bienestar, en lo que respecta a su
comportamiento que manifiestan tener una
actitud respetuosa con sus compañeros y
docentes durante las clases, también que
resuelven los conflictos de manera pacífica.
Asimismo, para mantener la salud física y
emocional, realizan actividades recreativas para
mantenerse saludables y buscan apoyo cuando
se sienten tristes. De igual forma, en la
dimensión de la visión de cambio integral,
proponen innovaciones, planteando soluciones
cuando identifican problemas en las clases, de
forma creativa para que todos los estudiantes
puedan participar y aprender mejor. Adicional a
esto, mencionan que para transformar las
prácticas son capaces de modificar sus acciones
en clase para que sean más inclusivas y
colaborativas, a su vez que transformen la
forma en que se aprende en la institución. Por
otro lado, solo un 32,5% de los estudiantes,
situados en un nivel medio, indicaron que estas
habilidades se aplican solo a veces y un 5 %
situados en el nivel bajo, señaló que nunca se
ponen en práctica. Lo que significa que,
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Página 404
existe una aplicación de estas habilidades y que
se evidencia un avance importante en el
desarrollo del bienestar estudiantil, puesto que
la mayoría de los estudiantes perciben prácticas
escolares que promueven el bienestar
emocional, la convivencia positiva, la empatía,
la cooperación y la toma de decisiones
responsables.
Estos aspectos favorecen la construcción de una
visión de cambio integral en el contexto
educativo. Sin embargo, el 37,5% refleja que
aún existen limitaciones en la implementación
continua de estrategias socioemocionales, lo
que puede deberse a la falta de acompañamiento
o de espacios de reflexión en el aula. Estos
hallazgos coinciden con lo planteado por
Álvarez et al. (2025), quienes sostienen que las
habilidades de vida fortalecen la resiliencia, la
autorregulación y la toma de decisiones
saludables, contribuyendo al bienestar integral
y al equilibrio emocional de los estudiantes. De
forma complementaria Guevara et al (2021)
afirman que, a través de la visión de cambio
integral, las instituciones educativas
transforman sus prácticas, políticas y recursos
para asegurar la inclusión, es decir la
participación plena de todos los estudiantes en
la vida escolar. Del mismo modo, la Teoría
Sociocultural de Vygotsky (1986, citada por
Junco et al., 2024) respaldan que el aprendizaje
socioemocional se construye mediante la
interacción social y el acompañamiento
docente, lo que permite fortalecer vínculos,
fomentar la empatía y crear espacios
colaborativos que favorezcan la inclusión
educativa. Por otro lado, La Teoría de la
Educación Inclusiva, propuesta por Booth y
Ainscow (2002, citada por San Martín et al.,
2020), expresa que la educación inclusiva se
materializa mediante la construcción de culturas
escolares que valoren la diversidad, políticas
que estructuren apoyos y recursos adecuados
con prácticas pedagógicas que garanticen la
participación activa de todos los estudiantes.
Dicho de este modo, la interacción social y el
acompañamiento docente son fundamentales
para consolidar dichas habilidades, ya que el
aprendizaje emocional se construye en
comunidad, dentro de un entorno y apoyo
mutuo. En este sentido, la presencia mayoritaria
del nivel alto demuestra avances significativos
hacia una educación inclusiva, aunque se
requiere fortalecer el compromiso institucional
y docente para lograr que estas prácticas se
mantengan de forma constante, solo de esta
manera, se favorecerá el desarrollo integral de
los estudiantes, consolidando una visión
educativa más humana, participativa e
inclusiva.
Tabla 4. Influencia de las estrategias
socioemocionales en el fortalecimiento de la inclusión
educativa de los estudiantes.
Dimensiones
Ítem
n
Siempre
(alto)
n
A veces
(medio)
n
Nunca
(bajo)
Autoconciencia
1
2
40%
3
60%
0
0%
2
1
20%
3
60%
1
20%
3
2
40%
2
40%
1
20%
4
4
80%
1
20%
0
0%
Autorregulación
5
1
20%
2
40%
2
40%
6
2
40%
2
40%
1
20%
7
3
60%
2
40%
0
0%
8
2
40%
3
60%
0
0%
Autonomía
9
2
40%
3
60%
0
0%
10
1
20%
4
80%
1
0%
11
0
0%
5
100%
0
0%
12
1
20%
4
80%
0
0%
Competencia
Social
13
4
80%
1
20%
0
0%
14
4
80%
1
20%
0
0%
15
2
40%
3
60%
0
0%
16
3
60%
2
40%
0
0%
Habilidades de
Vida y Bienestar
17
4
80%
1
20%
0
0%
18
4
80%
1
20%
0
0%
19
4
80%
1
20%
0
0%
20
2
40%
1
20%
2
40%
Liderazgo
inclusivo
21
3
60%
2
40%
0
0%
22
3
60%
2
40%
0
0%
23
5
100%
0
0%
0
0%
24
5
100%
0
0%
0
0%
Culturas
colaborativas
25
2
40%
3
60%
0
0%
26
1
20%
4
80%
0
0%
27
4
80%
1
20%
0
0%
28
4
80%
1
20%
0
0%
Visión de cambio
integral.
29
4
80%
1
20%
0
0%
30
2
40%
3
60%
0
0%
31
1
20%
4
80%
0
0%
32
4
80%
1
20%
0
0%
TOTAL
54%
42%
4%
Fuente: Elaboración propia.
Inherente a la tabla 4, se evidenció que el 54%
de los estudiantes se sitúa en un nivel alto de la
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variable estrategias socioemocionales, la cual se
sustenta en dimensiones como la
autoconciencia, la autorregulación, la
autonomía, la competencia social y las
habilidades de vida y bienestar. De manera
complementaria, la variable dependiente que
corresponde a la inclusión educativa incluye las
dimensiones, como el liderazgo inclusivo,
culturas colaborativas y visión de cambio
integral, revelando una conexión en ambas
variables. No obstante, un 42% se ubicó en un
nivel medio y un 4% en un nivel bajo, lo que
confirma que, si bien la mayoría incluyen las
estrategias emocionales suficientes en el
contexto educativo, para lograr la inclusión
efectiva, aún se presenta un 46 % en déficit de
estudiantes que requieren desarrollar dichas
habilidades para evitar la exclusión y poder
garantizar una educación inclusiva de manera
equitativa donde se valoren los diferentes
estilos de aprendizajes en el aula.
Fundamentando lo analizado, Vega et al.
(2025), expresa que la educación emocional
genera incrementos de hasta un 18% en el
rendimiento académico y un 25% en la
motivación estudiantil, así como también de
obtener mejoras en el clima escolar y
convivencia. De igual manera, Mesa et al
(2025) evidenciaron que los estudiantes en un
74 % mejoraron su empatía, un 68% su
autorregulación y el 70% sus habilidades
sociales. Lo que refleja que la implementación
de estrategias socioemocionales como
intervención para mejorar la inclusión de los
estudiantes tiene un alto impacto tanto en lo
académico como en lo social. En conjunto, estas
evidencias reafirman que las estrategias
socioemocionales son un factor clave para
fortalecer la inclusión educativa. Por lo tanto, la
teoría de la inteligencia de Goleman (1988,
citada por Sanmartín y Tapia, 2023), explica
que las estrategias socioemocionales son
competencias fundamentales que, al fortalecer
la capacidad individual, permiten comprender y
manejar las emociones, garantizando un buen
desarrollo personal y académico; a su vez se
promueve un ambiente de aula donde la
interacción positiva y el bienestar emocional
son la base para la inclusión educativa. Por su
parte, la Teoría del Cambio Educativo,
propuesta por Fullan (2002, citado en López et
al., 2022) enfatizan que la transformación de las
escuelas debe ser intencional, coherente y
sostenida en el tiempo, asegurando que cada
innovación pedagógica contribuya a la
construcción de un entorno educativo inclusivo,
equitativo y adaptado a las capacidades y
potencialidades de todos los alumnos,
promoviendo no solo mejoras académicas, sino
también un clima escolar positivo y una cultura
de aprendizaje colaborativa donde todos puedan
ser partícipes
Conclusiones
En base a lo analizado, se puede concluir que
existe un impacto significativo del 55% nivel
alto de la dimensión sobre la autoconciencia, la
autorregulación y el desarrollo del liderazgo
inclusivo, lo cual se ve reflejado por los
estudiantes que demuestran su capacidad para
reconocer e identificar sus emociones,
pensamientos, fortalezas y debilidades, entre
docentes y compañeros dentro del aula. El 37%
se establece en un nivel medio y el 8% en un
nivel bajo. Es decir, logran comprender,
controlar, explorar sus valores, sentimientos y
emociones, pero aún presentan dificultades en
su contexto. De acuerdo a lo desarrollado en la
unidad de análisis, se concluye que la influencia
de la autonomía y la competencia social en la
creación de culturas colaborativas, se logró un
avance significativo en el trabajo en equipo, la
cual muestra un 47% en nivel alto, demostrando
responsabilidad, independencia y comunicación
asertiva. El 53% se encuentra en un nivel medio
Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 10.1
Edición Especial UNEMI 2025
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y el 0% en nivel bajo. Es decir, aún se confirma
la ausencia de desinterés y participación.
En síntesis, en los resultados realizados se logró
encontrar una incidencia de las habilidades de
vida y bienestar en la construcción de una visión
del cambio integral, la cual muestra un 62,5%
en nivel alto de incidencia, en el desarrollo de
habilidades socioemocionales y convivencia
que son capaces de tomar decisiones y mantener
buenas relaciones. El 32,5% se establece en un
nivel medio y el 5% en nivel bajo. Es decir,
mientras demuestren la capacidad de
transformar las prácticas su aprendizaje
mejorará de forma significativa. En definitiva,
se puede concluir que existe un 54% de nivel
alto con respecto a las estrategias
socioemocionales que son conductas que se
aplican en la convivencia con los demás, la cual
están sustentadas en la autoconciencia, la
autorregulación, la autonomía, la competencia
social y habilidades de vida y bienestar.
Indudablemente necesarias que fomentan
resiliencia, empatía y la cooperación. Por otra
parte, podemos mencionar que un 42% hace
referencia a un nivel medio y el 4% en un nivel
bajo. Es decir, subraya que aún es indispensable
reforzar la intervención para evitar la exclusión
y garantizar una educación inclusiva, efectiva y
equitativa.
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