Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 10.2
Edición Especial IV 2025
Página 475
LA FORMACIÓN DE LA CULTURA FINANCIERA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
THE DEVELOPMENT OF FINANCIAL LITERACY IN HIGHER EDUCATION
Autores: ¹Dalva Patricia Icaza Rivera, ²Karla Magdalena Game Mendoza, ³Gladis del Consuelo
Vinueza Burgos y
4
Luis Alberto Arce Yepez.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-6943-9551
²ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-5860-0469
²ORCID ID: https://orcid.org/0000-0001-6254-7595
³ORCID ID: https://orcid.org/0009-0007-6208-6048
²E-mail de contacto: dicazar@unemi.edu.ec
²E-mail de contacto: kgamem@unemi.edu.ec
³E-mail de contacto: gvinuezab1@unemi.edu.ec
4
E-mail de contacto: lpennafiel2@unemi.edu.ec
Afiliación: ¹*²*³*
4
*Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
Artículo recibido: 1 de Noviembre del 2025
Artículo revisado: 3 de Noviembre del 205
Artículo aprobado: 10 de Noviembre del 2025
¹Ingeniera en Sistemas Computacionales graduada de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, (Ecuador). Magíster en
Administración y Dirección de Empresas graduada de la Universidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil, (Ecuador).
²Licenciada en Ciencias de la Educación Especialización Mercadotecnia y Publicidad graduada de la Universidad Estatal de Milagro,
(Ecuador). Magíster en Administración y Dirección de Empresas graduada de la Universidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil,
(Ecuador). Magíster en Educación mención en Innovaciones Pedagógicas graduada de la Universidad Casa Grande, (Ecuador).
³Licenciada en Ciencias de la Educación, especialización Comercio y Administración graduada de la Universidad de Guayaquil,
(Ecuador). Posee un Masterado en Desarrollo Temprano y Educación Infantil otorgado por la Universidad Casa Grande, (Ecuador).
4
Psicólogo General graduado en la Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador). Posee un Masterado en Intervención Psicosocial en la
Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
Resumen
El presente artículo tiene como objetivo
analizar la formación de la cultura financiera en
los estudiantes universitarios del segundo
semestre de la asignatura Matemática
Financiera de la Universidad Estatal de
Milagro (UNEMI), con el propósito de
diagnosticar los niveles de conocimiento,
actitudes y prácticas económicas que
evidencian durante su proceso formativo. La
investigación se enmarca en un enfoque
cuantitativo, con diseño no experimental y
alcance descriptivo, orientado a la observación
sistemática de los fenómenos en su contexto
natural. La población estuvo conformada por
120 estudiantes, seleccionados mediante un
muestreo no probabilístico intencional, a
quienes se aplicó un cuestionario estructurado
tipo Likert de 25 ítems. Los datos fueron
procesados mediante estadística descriptiva,
utilizando el software SPSS versión 26 para
determinar frecuencias, porcentajes y
promedios. Los resultados muestran que el 53,3
% de los estudiantes presenta un nivel medio de
conocimiento financiero, el 65 % mantiene
actitudes positivas hacia el ahorro y el 42,5 %
demuestra prácticas adecuadas de gestión
económica personal. Estos hallazgos reflejan
una tendencia favorable en la construcción de
la cultura financiera, aunque se evidencian
limitaciones en la aplicación práctica de los
conceptos aprendidos. Se concluye que la
asignatura Matemática Financiera contribuye
de manera significativa al fortalecimiento del
pensamiento económico, pero requiere la
incorporación de metodologías activas y
recursos tecnológicos que integren la teoría con
la práctica, promoviendo una formación
financiera integral y sostenible en la educación
superior.
Palabras clave: Cultura financiera,
Educación superior, Matemáticas
financieras.
Abstract
This article aims to analyze the development of
financial literacy among second-semester
university students enrolled in the Financial
Mathematics course at the State University of
Milagro (UNEMI). The purpose is to diagnose
the levels of knowledge, attitudes, and
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economic practices they demonstrate during
their studies. The research employs a
quantitative approach, with a non-
experimental, descriptive design focused on the
systematic observation of phenomena within
their natural context. The population consisted
of 120 students, selected through purposive
non-probability sampling. A 25-item Likert-
type structured questionnaire was administered
to them. Data were processed using descriptive
statistics with SPSS version 26 to determine
frequencies, percentages, and averages. The
results show that 53.3% of the students
demonstrate an average level of financial
knowledge, 65% maintain positive attitudes
toward saving, and 42.5% demonstrate
appropriate personal financial management
practices. These findings reflect a positive
trend in the development of financial literacy,
although limitations are evident in the practical
application of the concepts learned. It is
concluded that the subject of Financial
Mathematics contributes significantly to
strengthening economic thinking, but requires
the incorporation of active methodologies and
technological resources that integrate theory
with practice, promoting comprehensive and
sustainable financial education in higher
education.
Keywords: Financial literacy, Higher
education, Financial mathematics.
Sumário
Este artigo tem como objetivo analisar o
desenvolvimento da alfabetização financeira
entre alunos do segundo semestre do curso de
Matemática Financeira da Universidade
Estadual de Milagro (UNEMI). O propósito é
diagnosticar os níveis de conhecimento,
atitudes e práticas econômicas demonstrados
pelos alunos durante seus estudos. A pesquisa
emprega uma abordagem quantitativa, com um
delineamento descritivo não experimental,
focado na observação sistemática de fenômenos
em seu contexto natural. A população foi
composta por 120 alunos, selecionados por
amostragem não probabilística intencional. Um
questionário estruturado de 25 itens do tipo
Likert foi aplicado a eles. Os dados foram
processados utilizando estatística descritiva
com o SPSS versão 26 para determinar
frequências, porcentagens e médias. Os
resultados mostram que 53,3% dos alunos
demonstram um nível médio de conhecimento
financeiro, 65% mantêm atitudes positivas em
relação à poupança e 42,5% demonstram
práticas adequadas de gestão financeira pessoal.
Esses achados refletem uma tendência positiva
no desenvolvimento da alfabetização
financeira, embora limitações sejam evidentes
na aplicação prática dos conceitos aprendidos.
Conclui-se que a disciplina de Matemática
Financeira contribui significativamente para o
fortalecimento do pensamento econômico, mas
requer a incorporação de metodologias ativas e
recursos tecnológicos que integrem teoria e
prática, promovendo uma educação financeira
abrangente e sustentável no ensino superior.
Palavras-chave: Alfabetização financeira,
Ensino superior, Matemática financeira.
Introducción
La formación de la cultura financiera en la
educación superior constituye uno de los ejes
fundamentales para la preparación integral de
los futuros profesionales, en tanto promueve la
adquisición de competencias que permiten
interpretar, analizar y gestionar eficientemente
los recursos económicos en diferentes contextos
sociales y laborales. En el caso ecuatoriano, la
educación financiera se ha convertido en un
tema prioritario debido al aumento del
endeudamiento de los hogares, el
desconocimiento sobre el manejo del cdito y
la falta de planificación en el ahorro y la
inversión, factores que afectan directamente el
bienestar económico y la estabilidad familiar
(Banco Central del Ecuador, 2022). Por ello,
resulta imprescindible que las universidades
fomenten en sus estudiantes no solo
conocimientos teóricos sobre finanzas, sino
también valores y actitudes orientados al uso
responsable del dinero y a la toma de decisiones
informadas. En este contexto, la Universidad
Estatal de Milagro (UNEMI) ha asumido un
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papel activo en la formación de competencias
financieras mediante la inclusión de asignaturas
como Matemática Financiera, que busca
fortalecer el pensamiento analítico, el
razonamiento lógico y la capacidad de
proyectar escenarios económicos futuros. Así,
el fortalecimiento de la cultura financiera en los
estudiantes universitarios se convierte en un
compromiso académico y social de gran
relevancia para el desarrollo sostenible del país
(Cedeño y Pérez, 2023).
Durante el segundo semestre de la carrera, la
asignatura Matemática Financiera cumple una
función decisiva en el desarrollo de habilidades
orientadas a la comprensión de conceptos como
interés simple, interés compuesto,
amortización, rentas, anualidades y evaluación
de inversiones. Sin embargo, las
investigaciones recientes revelan que una parte
significativa de los estudiantes presenta
dificultades para aplicar los conocimientos
adquiridos a situaciones reales, especialmente
cuando deben vincular los contenidos
matemáticos con decisiones personales o
empresariales relacionadas con créditos, ahorro
o planificación de proyectos (Gómez y Torres,
2022). Estas limitaciones evidencian la
necesidad de fortalecer la enseñanza desde un
enfoque práctico y contextualizado que permita
a los estudiantes comprender la utilidad de la
educación financiera en su vida cotidiana.
Asimismo, es necesario promover estrategias
didácticas que integren el uso de simuladores
financieros, estudios de caso y análisis de
escenarios reales, con el fin de potenciar la
comprensión y aplicación del conocimiento
financiero en diferentes contextos (López &
Rivera, 2021). De esta manera, la Matemática
Financiera deja de ser una asignatura
meramente numérica para convertirse en un
instrumento de formación ciudadana y
profesional que contribuye al bienestar
económico y a la construcción de una sociedad
más equitativa.
La educación financiera en el nivel superior
trasciende la mera adquisición de conceptos
económicos y se orienta hacia la formación de
una conciencia crítica que impulse decisiones
informadas y éticamente responsables en torno
al uso de los recursos financieros. La cultura
financiera, en este sentido, se define como el
conjunto de conocimientos, valores y
habilidades que permiten comprender el
funcionamiento del sistema económico y
adoptar comportamientos prudentes respecto al
gasto, el ahorro y la inversión (Organización
para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos [OCDE], 2023). Su desarrollo en
el ámbito universitario es fundamental para
formar profesionales capaces de gestionar de
manera eficiente sus finanzas personales y
empresariales, contribuyendo así al progreso
económico del país. No obstante, aún persisten
vacíos en los programas académicos de muchas
universidades, donde los contenidos financieros
no siempre se articulan con las necesidades
reales del entorno social y productivo. Por ello,
resulta prioritario que las instituciones de
educación superior fortalezcan sus currículos y
metodologías, impulsando una alfabetización
financiera que prepare a los estudiantes para los
desafíos de la economía contemporánea (Mora
y Pacheco, 2024).
En el contexto de la Universidad Estatal de
Milagro (UNEMI), la formación de la cultura
financiera cobra una relevancia particular, dado
que una gran parte de sus estudiantes proviene
de entornos socioeconómicos vulnerables,
donde el acceso a la educación financiera
formal ha sido limitado. Esta realidad plantea el
desafío de diseñar estrategias pedagógicas que
permitan compensar dichas carencias mediante
experiencias de aprendizaje significativas y
contextualizadas. La Matemática Financiera, en
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este marco, se presenta como un espacio idóneo
para fortalecer las competencias financieras, al
ofrecer herramientas que posibilitan la
comprensión de fenómenos económicos y el
análisis de decisiones sobre inversión,
endeudamiento y ahorro. Asimismo, permite
que los estudiantes reflexionen sobre su propio
comportamiento financiero y adquieran
habilidades para la gestión responsable de sus
ingresos, promoviendo la autonomía económica
y el emprendimiento como medios para mejorar
su calidad de vida (Vélez, 2023). Por tanto, el
fortalecimiento de la cultura financiera en la
UNEMI no solo responde a una necesidad
académica, sino también a una responsabilidad
social que busca empoderar a los jóvenes frente
a los retos de la economía actual.
La educación superior, entendida como un
proceso de formación integral, debe asumir el
compromiso de desarrollar en sus estudiantes
capacidades que trasciendan el conocimiento
técnico y se orienten al ejercicio consciente de
la ciudadanía económica. La cultura financiera,
en este sentido, se convierte en un componente
esencial de la educación para la vida, al permitir
que los futuros profesionales comprendan la
importancia de planificar sus recursos, evitar el
sobreendeudamiento y participar activamente
en la construcción de una economía sustentable
(López, 2022). En el caso de la UNEMI, el
enfoque pedagógico de la asignatura
Matemática Financiera busca precisamente esa
integración entre el conocimiento teórico y la
aplicación práctica, mediante actividades que
promuevan la resolución de problemas reales, el
trabajo colaborativo y la reflexión crítica. Esta
perspectiva metodológica no solo fortalece las
competencias financieras, sino que también
contribuye al desarrollo del pensamiento lógico
y a la capacidad de proyectar escenarios
económicos basados en datos objetivos. En
consecuencia, la cultura financiera se consolida
como un aprendizaje transversal que impacta
positivamente en la formación personal,
académica y profesional del estudiante.
El presente artículo tiene como objetivo
analizar la importancia de la formación de la
cultura financiera en los estudiantes
universitarios del segundo semestre de la
UNEMI, en el marco de la asignatura
Matemática Financiera. Se propone examinar
las estrategias pedagógicas que favorecen el
desarrollo de competencias financieras, a
como los desafíos que enfrenta su
implementación en la educación superior
ecuatoriana. La investigación busca aportar
evidencias teóricas y prácticas que sustenten la
necesidad de fortalecer la alfabetización
financiera desde una perspectiva formativa,
crítica e inclusiva, que permita a los estudiantes
desenvolverse con autonomía en el ámbito
económico. Asimismo, se plantea la relevancia
de incorporar metodologías activas que
fomenten la comprensión de los procesos
financieros y su aplicación a la vida cotidiana y
profesional. En última instancia, se aspira a que
el fortalecimiento de la cultura financiera en la
educación superior contribuya a la formación de
ciudadanos responsables, conscientes de su
papel en la economía y comprometidos con el
desarrollo sostenible y la equidad social del
país.
La formación de la cultura financiera en el
ámbito de la educación superior se ha
convertido en una necesidad impostergable
frente a los retos económicos, tecnológicos y
sociales del siglo XXI. En un contexto donde
los jóvenes universitarios se enfrentan
diariamente a decisiones relacionadas con el
consumo, el ahorro, el endeudamiento y la
inversión, poseer una adecuada cultura
financiera les permite actuar con
responsabilidad y criterio. Según Sánchez y
Rodríguez (2022), la cultura financiera puede
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definirse como el conjunto de conocimientos,
habilidades, actitudes y comportamientos que
facilitan la toma de decisiones informadas y
eficientes sobre el uso y la administración del
dinero. En el entorno universitario, este tipo de
cultura se asocia directamente con la capacidad
de los estudiantes para comprender los
mecanismos del sistema financiero, interpretar
los productos y servicios disponibles en el
mercado y proyectar una planificación
económica personal y profesional sostenible.
De este modo, la educación financiera
constituye un pilar fundamental en la formación
de ciudadanos críticos, capaces de contribuir
activamente al desarrollo económico del país y
de responder de manera ética ante los desafíos
de la globalización y la economía digital.
Dentro de este marco, la asignatura Matemática
Financiera, que forma parte del segundo
semestre de la Universidad Estatal de Milagro
(UNEMI), representa un espacio privilegiado
para la construcción de una sólida cultura
financiera. Tal como señalan Jiménez y Villacís
(2021), las matemáticas financieras no solo
permiten comprender la lógica del dinero en el
tiempo, sino también aplicar modelos y
herramientas que facilitan la evaluación de
proyectos, la planificación presupuestaria y la
administración de recursos económicos en
diferentes contextos. Los estudiantes, al
enfrentarse con contenidos como el lculo de
intereses, la amortización, la rentabilidad o las
tasas de descuento, adquieren competencias
prácticas que trascienden el aula y se proyectan
hacia la vida personal y profesional. Sin
embargo, para que este aprendizaje sea
realmente significativo, es necesario que el
docente adopte metodologías activas que
relacionen los contenidos teóricos con
situaciones cotidianas, como el manejo de
tarjetas de crédito, la solicitud de préstamos o la
toma de decisiones de inversión. De esta
manera, la Matemática Financiera no se reduce
a una asignatura técnica, sino que se convierte
en una herramienta para el fortalecimiento de la
autonomía y la responsabilidad económica.
La educación financiera, en términos
pedagógicos, requiere de un enfoque
constructivista que promueva la participación
activa del estudiante en la construcción de su
conocimiento. De acuerdo con González y
Ortega (2020) los métodos tradicionales
basados en la transmisión pasiva de
información resultan insuficientes para
desarrollar competencias financieras duraderas.
En contraste, las estrategias didácticas basadas
en la resolución de problemas, el aprendizaje
cooperativo, los estudios de caso o la
gamificación han demostrado ser altamente
efectivas en la formación de la cultura
financiera. Estas metodologías permiten al
estudiante comprender la relevancia de los
conceptos financieros a través de su aplicación
en contextos reales y dinámicos. Además,
fomentan la toma de decisiones, la reflexión
crítica y la capacidad de evaluar consecuencias
a corto y largo plazo, elementos indispensables
para el desarrollo de una conciencia económica
responsable. En este sentido, el rol del docente
como mediador del aprendizaje adquiere una
importancia central, ya que debe guiar al
estudiante en la interpretación y análisis de los
fenómenos financieros, contextualizándolos en
su entorno social y cultural.
La relación entre cultura financiera y desarrollo
económico ha sido ampliamente destacada por
diversos autores. Martínez y Cruz (2023)
sostienen que una población universitaria con
altos niveles de alfabetización financiera
contribuye directamente al fortalecimiento de
las economías locales y nacionales, pues los
individuos son capaces de tomar decisiones de
inversión más acertadas, evitar el
endeudamiento excesivo y participar
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activamente en actividades productivas. En el
contexto ecuatoriano, donde persisten bajos
niveles de educación financiera, las
universidades tienen la responsabilidad social
de integrar en sus programas formativos
contenidos que permitan a los jóvenes
comprender las dinámicas del mercado
financiero. En este sentido, la UNEMI se
posiciona como una institución comprometida
con la transformación educativa, al promover
una formación integral que no solo abarca
aspectos técnicos, sino también valores éticos,
sociales y económicos. La cultura financiera, en
este marco, deja de ser una competencia aislada
para convertirse en un componente transversal
del perfil de egreso de todo profesional
universitario. Un aspecto que merece especial
atención es la influencia de la tecnología en la
educación financiera moderna. López (2022)
advierte que la digitalización de los sistemas
financieros ha modificado profundamente las
formas en que los individuos gestionan su
economía. Hoy en día, las plataformas de banca
digital, las billeteras electrónicas y las
criptomonedas forman parte del ecosistema
financiero cotidiano, lo cual exige que los
estudiantes universitarios comprendan tanto las
oportunidades como los riesgos asociados a
estas herramientas. Por ello, la cultura
financiera contemporánea debe incluir una
dimensión tecnológica que capacite al
estudiante para operar de manera segura y
eficiente en entornos digitales. La asignatura
Matemática Financiera, en este sentido, tiene el
reto de actualizar sus contenidos para
incorporar temas emergentes como la economía
digital, el comercio electrónico y la seguridad
financiera en línea, fortaleciendo así el
pensamiento analítico y la capacidad de
adaptación de los futuros profesionales.
La cultura financiera también se vincula
estrechamente con la formación ética y
ciudadana, ya que involucra la toma de
decisiones que impactan no solo a nivel
individual, sino también en la comunidad. Pérez
(2023) afirma que educar financieramente a los
jóvenes universitarios implica enseñarles a ser
responsables con sus recursos, a valorar la
importancia del ahorro, a evitar prácticas de
consumo desmedido y a promover la equidad en
el acceso a oportunidades económicas. En este
sentido, la educación superior debe adoptar un
enfoque humanista que integre la racionalidad
económica con valores de solidaridad y
sostenibilidad. Los programas académicos
orientados a la formación financiera deben, por
tanto, promover un pensamiento reflexivo que
considere las implicaciones sociales y
ambientales de las decisiones económicas. Así,
la cultura financiera se convierte en un medio
para alcanzar una ciudadanía más consciente,
informada y comprometida con el bienestar
colectivo.
La consolidación de una cultura financiera en la
educación superior requiere de una visión
institucional articulada y sostenida en el tiempo.
Las universidades deben asumir el desafío de
crear políticas curriculares que integren la
educación financiera en todas las carreras y
semestres, garantizando una formación
coherente y progresiva. Según Castro y Medina
(2022), los programas educativos más exitosos
en el ámbito financiero son aquellos que
combinan teoría, práctica y reflexión,
permitiendo a los estudiantes adquirir
competencias aplicables en su vida personal y
profesional. En este sentido, la UNEMI, a través
de la asignatura Matemática Financiera, tiene la
oportunidad de liderar procesos de innovación
educativa que potencien la alfabetización
financiera de sus estudiantes. De esta forma, la
institución no solo contribuye al desarrollo
académico, sino también al fortalecimiento del
tejido económico y social del país,
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consolidando su compromiso con una
educación transformadora, inclusiva y
orientada al desarrollo sostenible.
Materiales y Métodos
La presente investigación se desarrolló bajo un
enfoque cuantitativo, sustentado en el análisis
descriptivo de los factores que intervienen en la
formación de la cultura financiera en los
estudiantes universitarios. Según Hernández,
Fernández y Baptista (2022), el enfoque
cuantitativo permite obtener información
objetiva y verificable a través de la medición de
variables específicas, lo cual facilita establecer
relaciones entre los conocimientos financieros,
las actitudes y las prácticas de los individuos.
En este estudio, se consideró pertinente utilizar
este enfoque debido a la necesidad de
diagnosticar el nivel de cultura financiera en el
segundo semestre de la asignatura Matemática
Financiera de la Universidad Estatal de Milagro
(UNEMI), con el propósito de analizar la
efectividad de las estrategias pedagógicas
implementadas en el aula.
El tipo de investigación adoptado fue
descriptivo con diseño no experimental, dado
que no se manipularon variables, sino que se
observaron y analizaron los fenómenos tal
como se presentan en su contexto natural. De
acuerdo con Tamayo (2020), los estudios
descriptivos buscan caracterizar los rasgos de
una población o fenómeno, permitiendo
identificar patrones y relaciones entre las
variables estudiadas. Este tipo de diseño fue
seleccionado porque proporciona una
comprensión detallada del nivel de
conocimientos, habilidades y comportamientos
financieros de los estudiantes. La investigación
se desarrolló durante el período académico
2024-2025 CI, dentro del contexto educativo de
la Facultad de Ciencias de la Educación, en el
segundo semestre de la asignatura Matemática
Financiera, donde los estudiantes cursan
contenidos relacionados con el valor del dinero
en el tiempo, tasas de interés y amortización de
préstamos.
La población estuvo conformada por los
estudiantes matriculados en el segundo
semestre de la asignatura Matemática
Financiera en la UNEMI, correspondientes a las
carreras del área de Educación y Ciencias
Administrativas. La muestra fue de 120
estudiantes, seleccionados mediante un
muestreo intencional no probabilístico, ya que
se consideró pertinente trabajar con los grupos
que actualmente cursan la asignatura en la
modalidad presencial. Según Arias (2021) este
tipo de muestreo es apropiado en
investigaciones educativas, cuando se busca
obtener información relevante y específica de
una población con características homogéneas.
Los participantes fueron informados
previamente sobre los objetivos del estudio y
dieron su consentimiento para la utilización
anónima de sus respuestas con fines académicos
e investigativos. Para la recolección de datos, se
utilizó como instrumento un cuestionario
estructurado, diseñado con base en estudios
previos sobre alfabetización y cultura
financiera. Dicho instrumento estuvo
compuesto por 25 ítems distribuidos en tres
dimensiones: conocimientos financieros,
actitudes hacia el ahorro y prácticas de gestión
económica personal. Cada ítem se evaluó
mediante una escala tipo Likert de cinco puntos,
que iba desde “nunca” hasta “siempre”. Este
tipo de escala, según Likert (1932, citado por
Hernández et al., 2022), permite cuantificar
percepciones, actitudes y comportamientos,
generando datos comparables y
estadísticamente analizables. El cuestionario
fue validado mediante juicio de expertos en
educación financiera y docencia universitaria,
asegurando su pertinencia, claridad y
coherencia con los objetivos del estudio.
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En cuanto al procedimiento, se realizaron tres
fases metodológicas. En la primera fase se llevó
a cabo una revisión documental de
investigaciones y teorías relacionadas con la
educación financiera y la enseñanza de la
matemática financiera, con el propósito de
construir el marco teórico y contextualizar el
problema de estudio. En la segunda fase, se
aplicó el cuestionario de manera presencial a los
estudiantes, en coordinación con los docentes
responsables de la asignatura. En la tercera fase
se efectuó el procesamiento y análisis de los
datos utilizando estadística descriptiva. Se
calcularon frecuencias, porcentajes y medias
aritméticas con el fin de identificar tendencias y
niveles de conocimiento financiero. Estos datos
se procesaron mediante el software SPSS
versión 26, garantizando la fiabilidad del
análisis y la precisión en la interpretación de los
resultados. El estudio cumplió con los
principios éticos de la investigación educativa,
garantizando la confidencialidad, el anonimato
y el respeto hacia los participantes. De acuerdo
con la Declaración de Helsinki (Asociación
Médica Mundial, 2013), toda investigación con
seres humanos debe regirse por los principios de
beneficencia, justicia y autonomía. Por esta
razón, se explicó a los estudiantes la naturaleza
del estudio, su carácter académico y la
importancia de su participación voluntaria.
Asimismo, los datos obtenidos fueron utilizados
exclusivamente con fines de análisis científico,
evitando cualquier tipo de sesgo o vulneración
de la privacidad. Esta práctica ética es
fundamental en el contexto universitario, donde
la investigación educativa contribuye no solo al
conocimiento académico, sino también al
fortalecimiento de valores institucionales como
la responsabilidad y la transparencia.
Instrumento de recolección de datos:
Cuestionario sobre Cultura Financiera
El objetivo del instrumento se centró en evaluar
el nivel de cultura financiera de los estudiantes
del segundo semestre de la asignatura
Matemática Financiera de la Universidad
Estatal de Milagro (UNEMI), considerando tres
dimensiones: conocimientos financieros,
actitudes hacia el ahorro y prácticas de gestión
económica personal. El tipo de instrumento
corresponde al cuestionario estructurado, a
través de la escala tipo Likert (1 a 5).
Aplicación: Individual, presencial o virtual.
Tiempo estimado de respuesta: 20 minutos.
Escala de valoración:
1 = Nunca
2 = Rara vez
3 = A veces
4 = Casi siempre
5 = Siempre
Evalúa la comprensión conceptual de los
estudiantes sobre principios y procesos básicos
de las finanzas personales y académicas.
Tabla 1. Conocimientos financieros
Ítem
Escala (15)
Comprendo el concepto de interés simple y sé aplicarlo en ejercicios prácticos.
1 2 3 4 5
Reconozco las diferencias entre interés simple e interés compuesto.
1 2 3 4 5
Entiendo el valor del dinero en el tiempo y su importancia en las decisiones económicas.
1 2 3 4 5
Puedo calcular la tasa de interés de un préstamo o inversión.
1 2 3 4 5
Sé identificar los elementos que intervienen en una operación financiera.
1 2 3 4 5
Comprendo cómo se realiza una tabla de amortización de créditos.
1 2 3 4 5
Puedo analizar la rentabilidad de una inversión a partir de sus datos financieros.
1 2 3 4 5
Considero que mis conocimientos financieros son suficientes para tomar decisiones económicas personales.
1 2 3 4 5
Fuente: elaboración propia
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Tabla 2. Actitudes hacia el ahorro
Ítem
Escala (15)
Considero importante destinar parte de mis ingresos al ahorro.
1 2 3 4 5
Planifico mis gastos antes de realizar compras personales.
1 2 3 4 5
Me esfuerzo por evitar gastos innecesarios o impulsivos.
1 2 3 4 5
El ahorro me permite alcanzar metas académicas o personales.
1 2 3 4 5
Me siento motivado/a a mantener hábitos de ahorro constantes.
1 2 3 4 5
Prefiero ahorrar antes que endeudarme para adquirir bienes.
1 2 3 4 5
Soy consciente de las consecuencias de no administrar correctamente mi dinero.
1 2 3 4 5
Considero que el ahorro debe formar parte de la educación financiera en la universidad.
1 2 3 4 5
Fuente: elaboración propia
Tabla 3. Prácticas de gestión económica personal
Ítem
Escala (15)
Elaboro un presupuesto mensual para organizar mis ingresos y gastos.
1 2 3 4 5
Registro de forma ordenada mis gastos para tener control de mis finanzas.
1 2 3 4 5
Comparo precios y evalúo alternativas antes de comprar un producto o servicio.
1 2 3 4 5
Analizo los beneficios y riesgos antes de solicitar un préstamo o crédito.
1 2 3 4 5
Procuro no gastar más de lo que gano o recibo mensualmente.
1 2 3 4 5
Utilizo herramientas digitales para controlar mis finanzas personales.
1 2 3 4 5
Mantengo un fondo de emergencia para gastos imprevistos.
1 2 3 4 5
Evalúo mis hábitos financieros periódicamente para mejorarlos.
1 2 3 4 5
Aplico los conocimientos adquiridos en Matemática Financiera en mi vida cotidiana.
1 2 3 4 5
Fuente: elaboración propia
Tabla 4. Criterios de interpretación
Nivel de desarrollo
Bajo
Medio
Alto
Fuente: elaboración propia
La metodología aplicada permitió obtener una
visión integral sobre la formación de la cultura
financiera en los estudiantes del segundo
semestre de la UNEMI, posibilitando identificar
tanto las fortalezas del proceso de enseñanza-
aprendizaje como las áreas que requieren
intervención pedagógica. Este enfoque
metodológico, al combinar rigurosidad
científica con una aplicación práctica en el
contexto educativo, proporciona las bases para
proponer estrategias innovadoras que potencien
la educación financiera universitaria. La
coherencia entre los métodos utilizados, los
objetivos planteados y el análisis de los datos
garantiza la validez del estudio, reforzando la
pertinencia de los resultados en el desarrollo de
propuestas formativas que contribuyan a la
construcción de una sociedad económicamente
más consciente y preparada.
Resultados y Discusión
Los resultados obtenidos se organizaron en
función de las tres dimensiones evaluadas
mediante el cuestionario: conocimientos
financieros, actitudes hacia el ahorro y prácticas
de gestión económica personal. El
procesamiento estadístico permitió identificar
tendencias, frecuencias y porcentajes
representativos de la población estudiada,
conformada por 120 estudiantes del segundo
semestre de la asignatura Matemática
Financiera de la Universidad Estatal de Milagro
(UNEMI). El análisis de los datos posibilitó una
comprensión integral del nivel de cultura
financiera, permitiendo establecer un
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diagnóstico sobre las fortalezas y debilidades
formativas de los participantes.
Tabla 5. Nivel de conocimientos financieros de
los estudiantes
Nivel de conocimiento
Frecuencia
Porcentaje (%)
Alto
29
24.2
Medio
64
53.3
Bajo
27
22.5
Total
120
100
Fuente: elaboración propia
El análisis de la tabla 5 revela que más de la
mitad de los estudiantes (53,3 %) se ubican en
un nivel medio de conocimiento financiero, lo
cual evidencia que poseen una comprensión
general sobre conceptos como el interés simple
y compuesto, valor presente, amortización y
rentabilidad. Sin embargo, el 22,5 % de los
encuestados presenta un nivel bajo, lo que
indica vacíos en la comprensión de operaciones
financieras aplicadas y en la interpretación de
problemas contextualizados. Por otro lado, el
24,2 % alcanza un nivel alto, lo que representa
un grupo con dominio conceptual sólido y
capacidad de aplicación práctica. Estos
resultados sugieren que, aunque el proceso de
enseñanza de la asignatura Matemática
Financiera ha contribuido positivamente a la
alfabetización económica, aún persiste la
necesidad de fortalecer la vinculación entre
teoría y práctica mediante ejercicios de
simulación, análisis de casos reales y resolución
de problemas económicos adaptados a la
realidad universitaria.
Tabla 6. Actitudes hacia el ahorro de los
estudiantes
Actitud hacia el ahorro
Frecuencia
Porcentaje (%)
Positiva
78
65.0
Neutral
26
21.7
Negativa
16
13.3
Total
120
100
Fuente: elaboración propia
Los resultados de la tabla 6 muestran que el 65
% de los estudiantes manifiesta una actitud
positiva hacia el ahorro, lo que refleja una
disposición favorable a la planificación
económica y a la responsabilidad en la
administración del dinero. Este grupo considera
el ahorro como una práctica necesaria para
alcanzar metas personales, mantener estabilidad
financiera y prevenir riesgos futuros. No
obstante, un 21,7 % mantiene una actitud
neutral, lo que puede interpretarse como una
falta de compromiso con la práctica constante
del ahorro, posiblemente asociada a la escasez
de recursos o a una débil orientación hacia la
planificación económica. Por su parte, el 13,3 %
expresa actitudes negativas, evidenciando poca
conciencia sobre la importancia del ahorro y
una tendencia hacia el consumo impulsivo.
Estos resultados ponen de manifiesto que,
aunque existe una base actitudinal favorable, se
requiere un trabajo educativo s profundo
orientado al fortalecimiento de la motivación
financiera y la construcción de hábitos
sostenibles a través de la educación formal.
Tabla 7. Prácticas de gestión económica
personal
Práctica financiera
Frecuencia
Porcentaje (%)
Adecuada
51
42.5
Regular
47
39.2
Inadecuada
22
18.3
Total
120
100
Fuente: elaboración propia
De acuerdo con los resultados de la tabla 7, el
42,5 % de los estudiantes presenta prácticas
adecuadas de gestión económica, lo que implica
una correcta planificación de gastos, control
presupuestario y toma de decisiones financieras
basadas en criterios racionales. Sin embargo, un
39,2 % de los encuestados reporta prácticas
regulares, lo que sugiere que aplican
parcialmente los principios financieros, pero sin
un control constante o una metodología definida
para administrar sus recursos. Un 18,3 %
mantiene prácticas inadecuadas, caracterizadas
por la falta de planificación, endeudamiento
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frecuente y desconocimiento de las
herramientas de control económico. Estos datos
reflejan que la formación financiera
universitaria debe incorporar espacios
experienciales donde los estudiantes aprendan a
aplicar los conocimientos adquiridos a través de
la simulación de presupuestos personales, la
elaboración de planes de ahorro y la gestión
responsable de recursos.
Tabla 8. Nivel global de cultura financiera
Nivel global
Frecuencia
Porcentaje (%)
Alto
30
25.0
Medio
68
56.7
Bajo
22
18.3
Total
120
100
Fuente: elaboración propia
La tabla 4 sintetiza el nivel general de cultura
financiera considerando las tres dimensiones
analizadas. El 56,7 % de los estudiantes se
encuentra en un nivel medio, lo que sugiere un
avance significativo en la comprensión
conceptual y actitudinal, aunque aún
insuficiente para alcanzar un dominio integral
de las competencias financieras. El 25 %
alcanza un nivel alto, demostrando un
conocimiento sólido, hábitos de ahorro
consolidados y prácticas de gestión
responsable. Sin embargo, el 18,3 % mantiene
un nivel bajo, lo que implica deficiencias tanto
en el conocimiento teórico como en las
prácticas cotidianas. En conjunto, estos
resultados evidencian la necesidad de fortalecer
el componente pedagógico de la asignatura
Matemática Financiera, incorporando
metodologías activas, herramientas digitales y
proyectos prácticos que favorezcan la
formación de una cultura financiera sostenible
en los estudiantes universitarios. El análisis
integral de los datos obtenidos permite concluir
que la cultura financiera de los estudiantes de la
UNEMI se encuentra en una etapa de desarrollo
progresivo, caracterizada por una sólida
disposición actitudinal hacia la gestión
responsable del dinero, pero limitada por una
aplicación práctica aún incipiente. Si bien los
conocimientos financieros son adecuados en su
mayoría, la falta de experiencias vivenciales
restringe la consolidación de habilidades
financieras a largo plazo. Se evidencia la
necesidad de fortalecer los espacios
pedagógicos orientados a la práctica, utilizando
recursos digitales, estrategias de simulación
económica y actividades interdisciplinarias que
integren la teoría con la realidad económica de
los estudiantes. En síntesis, la formación
financiera universitaria debe concebirse como
un proceso dinámico, participativo y transversal
que no solo enseñe a comprender los fenómenos
económicos, sino que forme ciudadanos
responsables, críticos y competentes en la
administración de sus recursos.
Los resultados obtenidos en esta investigación
confirman la importancia que tiene la formación
de la cultura financiera dentro de la educación
superior, especialmente en el contexto
universitario ecuatoriano. El hecho de que la
mayoría de los estudiantes del segundo
semestre de la Universidad Estatal de Milagro
(UNEMI) presente un nivel medio de cultura
financiera demuestra que existen avances en la
comprensión de los conceptos teóricos, pero
aún se requiere una profundización en la
aplicación práctica de los mismos. Este hallazgo
coincide con lo expuesto por Hernández y
Vargas (2021), quienes señalan que la
educación financiera universitaria suele
centrarse en los contenidos matemáticos,
dejando de lado el componente vivencial y
contextual. Por tanto, los programas
académicos deben incorporar metodologías que
promuevan la transferencia del conocimiento a
la vida cotidiana, fomentando la toma de
decisiones informadas sobre el ahorro, la
inversión y el uso responsable del crédito.
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En cuanto a los resultados sobre las actitudes
hacia el ahorro, se evidencia una tendencia
positiva entre los estudiantes, lo cual refleja una
disposición favorable hacia la planificación
económica y la responsabilidad en el manejo de
recursos. Este aspecto es alentador, ya que
indica que la formación recibida en la
asignatura Matemática Financiera no solo
contribuye al desarrollo cognitivo, sino también
a la construcción de valores financieros. No
obstante, el grupo que mantiene actitudes
neutrales o negativas revela la necesidad de
fortalecer las estrategias de sensibilización
sobre la importancia del ahorro como
herramienta de estabilidad personal y
profesional. Pérez y González (2022) sostienen
que la actitud hacia el ahorro no depende
únicamente del conocimiento, sino también de
factores emocionales, culturales y familiares
que influyen en el comportamiento financiero.
Por ello, las instituciones de educación superior
deben implementar acciones complementarias,
como talleres de planificación financiera,
proyectos de emprendimiento y simuladores
económicos, que incentiven la práctica del
ahorro y la gestión consciente de los recursos.
En relación con las prácticas de gestión
económica personal, los resultados muestran
una dualidad entre quienes aplican de manera
adecuada los principios financieros y aquellos
que mantienen hábitos poco saludables en la
administración del dinero. El 43,3 % de los
estudiantes presenta una gestión adecuada de
sus recursos, lo cual es un indicio del impacto
positivo de la asignatura en su formación
práctica. Sin embargo, el 18,3 % que muestra
prácticas inadecuadas representa una alerta
sobre la necesidad de vincular la educación
financiera con la experiencia directa. Según
García y Torres (2021), la enseñanza financiera
debe combinar teoría, simulación y práctica
para que los estudiantes logren internalizar
hábitos económicos responsables. En este
sentido, se recomienda que la UNEMI potencie
espacios de aprendizaje experiencial donde los
estudiantes puedan aplicar los conceptos
financieros en situaciones reales o simuladas,
fortaleciendo así su autonomía económica.
El análisis global del nivel de cultura financiera
demuestra que la mayoría de los estudiantes se
ubica en un nivel medio, lo cual indica un
proceso formativo en desarrollo, pero todavía
insuficiente para alcanzar una alfabetización
financiera plena. Este resultado se asemeja a los
hallazgos de Cedeño y Pérez (2023), quienes
destacan que la educación financiera en
Ecuador ha avanzado en la última década, pero
aún enfrenta limitaciones metodológicas y
curriculares. El desafío radica en convertir la
Matemática Financiera en una asignatura
verdaderamente formativa, que integre el
pensamiento analítico con la reflexión ética y
social sobre el uso del dinero. De acuerdo con
Mora y Pacheco (2024), la cultura financiera no
solo se construye desde el conocimiento, sino
también desde la vivencia de valores como la
prudencia, la equidad y la solidaridad
económica, los cuales deben formar parte de la
práctica educativa universitaria.
Los hallazgos de este estudio también permiten
reflexionar sobre el papel que desempeñan las
tecnologías digitales en la consolidación de la
cultura financiera. En un entorno globalizado
donde los sistemas financieros se encuentran
digitalizados, es imprescindible que los
estudiantes comprendan las dinámicas de la
banca en línea, las plataformas de inversión y
las herramientas tecnológicas que facilitan la
planificación económica. López (2022) advierte
que la educación financiera contemporánea
debe incorporar la dimensión tecnológica para
garantizar que los jóvenes sean capaces de
desenvolverse con seguridad y criterio en
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entornos digitales. En este sentido, la UNEMI
puede fortalecer su propuesta educativa
incorporando recursos digitales, aplicaciones de
simulación financiera y entornos virtuales de
aprendizaje que permitan a los estudiantes
experimentar situaciones financieras
controladas, elevando así el nivel de
alfabetización digital y financiera.
Los resultados de esta investigación ratifican
que la formación de la cultura financiera en la
educación superior debe concebirse como un
proceso continuo, transversal y humanista. No
se trata únicamente de enseñar conceptos
técnicos, sino de formar ciudadanos con
conciencia económica, capaces de gestionar sus
recursos con ética, responsabilidad y visión de
futuro. El rol del docente universitario resulta
determinante, ya que de su mediación depende
que la enseñanza se transforme en una
experiencia significativa para el estudiante.
Vélez (2023) enfatiza que la educación
financiera universitaria debe vincularse con la
vida real y responder a las necesidades sociales
del entorno. En consecuencia, la UNEMI tiene
el reto y la oportunidad de consolidar un modelo
pedagógico innovador que integre la
Matemática Financiera con valores humanos y
competencias digitales, garantizando la
formación de profesionales críticos,
emprendedores y comprometidos con el
desarrollo sostenible del Ecuador.
Conclusiones
Los hallazgos de esta investigación permiten
afirmar que la formación de la cultura financiera
en la educación superior constituye un proceso
fundamental para la consolidación integral del
estudiante como ser racional, crítico y
responsable. La cultura financiera no se reduce
a la simple comprensión de conceptos teóricos
sobre economía o finanzas, sino que abarca el
desarrollo de capacidades analíticas, hábitos de
planificación, sentido de previsión y disciplina
en la administración de los recursos. Estos
elementos se convierten en competencias
esenciales para el desempeño profesional y para
la vida cotidiana, ya que posibilitan una mejor
organización económica personal, familiar y
social. La universidad, como espacio de
construcción del conocimiento y de formación
ciudadana, tiene la responsabilidad de orientar
al estudiante hacia la comprensión del valor del
dinero, la optimización de los recursos y la toma
de decisiones sostenibles que contribuyan al
bienestar individual y al desarrollo colectivo.
Por ello, fortalecer la educación financiera
universitaria representa un paso indispensable
para formar ciudadanos conscientes, críticos y
comprometidos con el progreso económico del
país.
La asignatura Matemática Financiera
desempeña un papel relevante en este proceso
formativo, ya que constituye el principal
vehículo académico para el desarrollo del
pensamiento financiero lógico, analítico y
aplicado. No obstante, los resultados
demuestran que el aprendizaje obtenido por los
estudiantes se encuentra aún en un nivel
intermedio, lo que revela la necesidad de revisar
las estrategias pedagógicas empleadas. Para que
el aprendizaje sea significativo, no basta con
enseñar fórmulas o realizar ejercicios
mecánicos; es necesario promover la
comprensión contextual de los conceptos,
vinculándolos con las experiencias reales del
estudiante y con los problemas económicos que
enfrenta en su entorno. La enseñanza debe
propiciar la reflexión, la creatividad y la
autonomía, convirtiendo el aula en un
laboratorio de experiencias donde los
estudiantes aprendan a gestionar sus recursos,
interpretar datos financieros y proyectar
escenarios económicos. De esta manera, la
Matemática Financiera puede transformarse en
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una asignatura de formación integral, capaz de
despertar la conciencia crítica y el pensamiento
económico responsable.
El análisis de las actitudes hacia el ahorro refleja
un aspecto positivo dentro del proceso
educativo, pues evidencia que la mayoría de los
estudiantes presenta una predisposición
favorable hacia la administración responsable
del dinero. Esta tendencia demuestra que los
jóvenes universitarios reconocen la importancia
del ahorro como medio para alcanzar metas
personales, mantener estabilidad económica y
prever eventualidades. Sin embargo, la
presencia de un grupo con comportamientos
financieros poco sostenibles indica que aún
existen vacíos en la formación de hábitos
financieros saludables. Es necesario que la
universidad implemente programas
complementarios de educación financiera que
incluyan talleres, simulaciones y actividades
prácticas que estimulen el compromiso con la
gestión consciente del dinero. Promover la
cultura del ahorro desde la educación superior
no solo contribuye al bienestar económico
individual, sino que también fortalece valores
como la disciplina, la prudencia, la solidaridad
y la responsabilidad social, que son pilares del
desarrollo sostenible y del equilibrio financiero
dentro de una comunidad.
En lo referente a las prácticas de gestión
económica personal, los resultados ponen de
manifiesto que, si bien una parte de los
estudiantes demuestra dominio en la
planificación y el control de sus finanzas, otro
grupo evidencia debilidades en la aplicación
práctica de los conocimientos adquiridos. Esto
pone en relieve la necesidad de promover
experiencias de aprendizaje que integren la
teoría con la práctica, permitiendo que los
estudiantes experimenten la administración de
recursos reales o simulados bajo un enfoque
pedagógico participativo. La práctica constante
de la gestión económica contribuye a fortalecer
la toma de decisiones, el pensamiento crítico y
la capacidad de análisis frente a escenarios
financieros diversos. Asimismo, fomenta la
autonomía y la autorregulación, cualidades
esenciales para enfrentar los desafíos de la vida
profesional y personal. La educación superior
debe, por tanto, crear espacios de aprendizaje
vivencial donde los estudiantes puedan
planificar presupuestos, evaluar inversiones o
diseñar estrategias de ahorro, consolidando así
una auténtica cultura financiera universitaria.
La incorporación de las tecnologías de la
información y la comunicación dentro de la
formación financiera representa una
oportunidad significativa para modernizar los
procesos de enseñanza y aprendizaje. Las
herramientas digitales permiten simular
operaciones financieras, analizar datos
económicos y visualizar de manera práctica las
consecuencias de diferentes decisiones
monetarias. Su utilización en la educación
universitaria fomenta la alfabetización digital y
mejora la capacidad de análisis crítico de los
estudiantes frente a los nuevos escenarios
tecnológicos que dominan el sistema financiero
global. Al integrar recursos digitales como
simuladores de inversión, hojas de cálculo
interactivas y plataformas educativas, los
docentes pueden diseñar experiencias de
aprendizaje más dinámicas y personalizadas.
Esta innovación no solo favorece la
comprensión de los contenidos, sino que
también potencia la creatividad, la autonomía y
la resolución de problemas. La tecnología,
aplicada con un sentido pedagógico adecuado,
se convierte así en una herramienta que amplía
las posibilidades del aprendizaje financiero,
preparando a los estudiantes para desenvolverse
con éxito en un mundo económico cada vez más
digitalizado.
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La formación de la cultura financiera en la
educación superior debe entenderse como un
proceso continuo, transversal y profundamente
humanista. No se trata únicamente de enseñar
conceptos o habilidades técnicas, sino de
cultivar valores, actitudes y comportamientos
que permitan al estudiante desenvolverse con
responsabilidad en su entorno económico y
social. La universidad debe asumir un rol
transformador, orientando su labor pedagógica
hacia la creación de una conciencia económica
colectiva que promueva la equidad, la justicia y
la sostenibilidad. Formar estudiantes con una
sólida cultura financiera significa preparar
ciudadanos capaces de tomar decisiones
racionales, administrar sus recursos de manera
eficiente y contribuir al desarrollo armónico de
su comunidad. La Universidad Estatal de
Milagro, a través de la asignatura Matemática
Financiera, tiene la oportunidad de consolidar
un modelo educativo innovador y
comprometido, que vincule el conocimiento
científico con la ética, la práctica con la
reflexión y la economía con el desarrollo
humano integral.
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