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En el análisis de la tabla 3, los datos evidencian
que 58,33% de los estudiantes se ubican en un
nivel alto en cuanto al apoyo emocional,
36,86% en nivel medio, y solo 4,78% en nivel
bajo. Los ítems sobre empatía, confianza y
bienestar muestran que muchos estudiantes se
sienten motivados y apoyados emocionalmente
en su proceso lector, lo que propicia un entorno
seguro para expresarse y desarrollar
pensamiento propio. En lo que respecta a la
comprensión crítica, los resultados son
similares: más del 50% logran emitir juicios,
formar criterios y evaluar lo leído. Sin embargo,
algunos ítems muestran porcentajes menores en
el nivel alto, lo cual sugiere que aún hay
estudiantes que requieren mayor desarrollo del
pensamiento crítico. Por este motivo, Montier y
Montier (2023), destacan que el apoyo
emocional genera un entorno de confianza y
tranquilidad, necesario para que los estudiantes
asuman riesgos cognitivos como cuestionar,
criticar o emitir juicios sobre el texto. Del
mismo modo, Ramírez y Fernández (2022),
plantean que la comprensión crítica implica la
capacidad del lector de reflexionar y emitir
opiniones fundamentadas, habilidades que se
nutren del acompañamiento emocional
constante. Finalmente, según Barrios y Sevilla
(2025), en conformidad a los resultados, indica
que la dimensión emocional del entorno
familiar favorece a los estudiantes a pensar de
forma independiente, expresar opiniones y
reflexionar sobre lo que leen, fortaleciendo así
sus competencias lectoras críticas. En este
contexto, se reconoce que el componente
emocional del entorno familiar desempeña un
papel clave en el desarrollo del juicio crítico,
permitiendo que los estudiantes no solo
entiendan el texto, sino que lo analicen y lo
valoren desde su experiencia.
Conclusiones
Se concluye que, según los resultados, un
60,26% de los estudiantes se ubican en un nivel
alto respecto al apoyo social familiar, mientras
que un 37,52% están en un nivel medio y solo
un 2,23% en nivel bajo. Esta tendencia sugiere
que la mayoría de los estudiantes cuentan con
un entorno familiar socialmente activo,
caracterizado por interacciones afectivas
constantes en torno a la lectura, como diálogos,
inclusión en actividades lectoras y
acompañamiento cotidiano. Esta presencia
significativa de apoyo social sugiere que los
estudiantes fortalecen su comprensión literal al
sentirse integrados y valorados dentro de un
contexto familiar que fomenta el hábito lector.
Del mismo modo, se evidencian altos niveles de
apoyo académico, con un promedio de 58,97%
en nivel alto, 35,27% en nivel medio y apenas
un 5,76% en nivel bajo. Este resultado muestra
un alto grado de implicación académica por
parte de las familias, que se refleja en acciones
prácticas como la revisión de tareas, la
orientación sobre cómo abordar los textos y el
seguimiento del proceso lector. Este
acompañamiento académico ha influido
positivamente en el desarrollo de habilidades
inferenciales, permitiendo a los estudiantes
interpretar y deducir ideas con mayor
autonomía y comprensión. Así mismo, se revela
que el 58,33% de los estudiantes se ubican en
un nivel alto en cuanto al apoyo emocional,
36,86% en nivel medio, y solo 4,78% en nivel
bajo. Este nivel elevado de apoyo emocional
recibido por los estudiantes se traduce en un
entorno de confianza y motivación que favorece
el desarrollo de una lectura crítica. La presencia
de empatía, seguridad y bienestar familiar
impulsa a los niños a reflexionar sobre lo leído,
expresar opiniones propias y construir juicios
personales, consolidando así una comprensión
más profunda y significativa. Los resultados de
este estudio confirman que el apoyo familiar
influye directamente en el desarrollo de la