Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 9.2
Edición Especial III 2025
Página 285
EL LIDERAZGO TRANSFORMACIONAL COMO ESTRATEGIA PARA POTENCIAR LA
INNOVACIÓN PEDAGÓGICA Y EL RENDIMIENTO ACADÉMICO EN INSTITUCIONES
DE EDUCACIÓN SUPERIOR: UN ANÁLISIS EN EL CONTEXTO ECUATORIANO
TRANSFORMATIONAL LEADERSHIP AS A STRATEGY TO ENHANCE PEDAGOGICAL
INNOVATION AND ACADEMIC PERFORMANCE IN HIGHER EDUCATION
INSTITUTIONS: AN ANALYSIS IN THE ECUADORIAN CONTEXT
Autores: ¹Fernanda Maricela Chicaiza Balseca, ²Edgar Javier Reinoso Albán, ³Boris Sebastián
Toapanta Jiménez y
4
Lilian Matilde Ortiz Bejarano.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0009-0001-5830-6585
²ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-3140-9322
³ORCID ID: https://orcid.org/0009-0001-5361-1142
4
ORCID ID: https://orcid.org/0009-0004-4993-9104
¹E-mail de contacto: maricela.chicaiza@educacion.gob.ec
²E-mail de contacto: ejreinosoa@istx.edu.ec
³E-mail de contacto: boris.toapanta@educacion.gob.ec
4
E-mail de contacto: lilian.ortiz@educacion.gob.ec
Afiliación: ¹*Unidad Educativa “Pastocalle”, (Ecuador). ²*Instituto Superior Universitario “Cotopaxi”, (Ecuador). ³*Unidad Educativa
“19 de Septiembre”, (Ecuador).
4
*Unidad Educativa “Carlota Jaramillo”, (Ecuador)
Artículo recibido: 25 de Julio del 2025
Artículo revisado: 29 de Agosto del 2025
Artículo aprobado: 1 de Septiembre del 2025
¹Ingeniera en Contabilidad y Auditoría CPA, graduada de la Universidad Técnica de Cotopaxi, (Ecuador). Magíster en Educación,
mención en Innovación y Liderazgo Educativo, otorgado por la Universidad Tecnológica Indoamérica, (Ecuador).
²Ingeniero Automotriz, graduado de la Escuela Politécnica del Ejercito, (Ecuador). Magíster en Pedagogía, mención en Formación Técnica
y Profesional, otorgado por la Universidad Bolivariana del Ecuador, (Ecuador).
³Ingeniero Eléctrico en Sistemas Eléctricos de Potencia, graduado de la Universidad Técnica de Cotopaxi, (Ecuador). Maestrante de la
Maestría en Educación, mención en Matemática, en la Universidad Bolivariana del Ecuador, (Ecuador).
4
Licenciada en Ciencias de la Educación, especialización Educadores de Párvulos, graduada de la Universidad Guayaquil, (Ecuador).
Magíster en Gestión Educativa, en la Universidad Particular de Especialidades Espíritu Santo, (Ecuador).
Resumen
El presente estudio analiza el liderazgo
transformacional como una estrategia clave
para potenciar la calidad de la educación
superior en Ecuador, con especial énfasis en su
impacto en la innovación pedagógica, el
desarrollo profesional docente, el bienestar
estudiantil y la inclusión educativa. Se adoptó
un enfoque de análisis bibliográfico, revisando
investigaciones publicadas entre 2023 y 2025
en bases de datos de alta calidad, lo que
permitió sintetizar hallazgos recientes y
contextualizados. La metodología se centró en
la revisión sistemática de literatura, con
criterios de inclusión que garantizaron la
actualidad y pertinencia de las fuentes,
abordando categorías como cultura
organizacional, gestión del cambio, integración
de tecnologías emergentes y equidad. Los
resultados evidencian que las cuatro
dimensiones del liderazgo transformacional,
influencia idealizada, motivación inspiradora,
estimulación intelectual y consideración
individualizada, inciden directamente en la
mejora de los procesos educativos, favorecen la
cohesión de los equipos de trabajo y fortalecen
la capacidad de las instituciones para adaptarse
a escenarios complejos. Asimismo, se
identificaron desafíos importantes, como la
falta de formación específica en liderazgo, la
resistencia cultural al cambio y la necesidad de
indicadores claros para evaluar su efectividad.
El estudio concluye que este enfoque de
liderazgo es esencial para impulsar
instituciones más flexibles, inclusivas y
orientadas a la excelencia, y que su
implementación requiere políticas claras,
programas de formación y apoyo estructural.
Estos hallazgos ofrecen insumos valiosos para
la toma de decisiones y el diseño de estrategias
que fortalezcan el liderazgo educativo en la
región.
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Palabras clave: Liderazgo
transformacional, Educación Superior,
Innovación pedagógica.
Abstract
This study analyzes transformational
leadership as a key strategy for enhancing the
quality of higher education in Ecuador, with a
special emphasis on its impact on pedagogical
innovation, teacher professional development,
student well-being, and educational inclusion.
A bibliographic analysis approach was
adopted, reviewing research published between
2023 and 2025 in high-quality databases,
which allowed for the synthesis of recent and
contextualized findings. The methodology
focused on a systematic literature review, with
inclusion criteria that ensured the relevance and
currency of the sources, addressing categories
such as organizational culture, change
management, integration of emerging
technologies, and equity. The results show that
the four dimensions of transformational
leadershipidealized influence, inspirational
motivation, intellectual stimulation, and
individualized considerationdirectly impact
the improvement of educational processes,
foster team cohesion, and strengthen
institutions' capacity to adapt to complex
scenarios. Significant challenges were also
identified, such as the lack of specific
leadership training, cultural resistance to
change, and the need for clear indicators to
evaluate its effectiveness. The study concludes
that this leadership approach is essential for
fostering more flexible, inclusive, and
excellence-oriented institutions, and that its
implementation requires clear policies, training
programs, and structural support. These
findings offer valuable input for decision-
making and the design of strategies to
strengthen educational leadership in the region.
Keywords: Transformational leadership,
Higher education, Pedagogical innovation.
Sumário
Este estudo analisa a liderança
transformacional como uma estratégia-chave
para melhorar a qualidade do ensino superior
no Equador, com ênfase especial em seu
impacto na inovação pedagógica, no
desenvolvimento profissional dos professores,
no bem-estar dos alunos e na inclusão
educacional. Adotou-se uma abordagem de
análise bibliográfica, revisando pesquisas
publicadas entre 2023 e 2025 em bases de
dados de alta qualidade, o que permitiu a
síntese de achados recentes e contextualizados.
A metodologia focou em uma revisão
sistemática da literatura, com critérios de
inclusão que garantiram a relevância e a
atualidade das fontes, abordando categorias
como cultura organizacional, gestão da
mudança, integração de tecnologias
emergentes e equidade. Os resultados mostram
que as quatro dimensões da liderança
transformacional influência idealizada,
motivação inspiradora, estímulo intelectual e
consideração individualizada impactam
diretamente na melhoria dos processos
educacionais, promovem a coesão da equipe e
fortalecem a capacidade das instituições de se
adaptarem a cenários complexos. Também
foram identificados desafios significativos,
como a falta de treinamento específico em
liderança, a resistência cultural à mudança e a
necessidade de indicadores claros para avaliar
sua eficácia. O estudo conclui que essa
abordagem de liderança é essencial para
promover instituições mais flexíveis,
inclusivas e voltadas para a excelência, e que
sua implementação requer políticas, programas
de treinamento e apoio estrutural claros. Essas
descobertas oferecem subsídios valiosos para a
tomada de decisões e a formulação de
estratégias para fortalecer a liderança
educacional na região.
Palavras-chave: Liderança
transformacional, Educação Superior;
Inovação pedagógica.
Introducción
La transformación educativa en el ámbito
universitario ecuatoriano exige liderazgos
capaces de movilizar recursos humanos,
tecnológicos y pedagógicos hacia una cultura de
innovación, calidad y equidad. En este
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escenario, el liderazgo transformacional se
posiciona como un modelo eficaz para gestionar
el cambio, motivar a los equipos docentes y
fomentar la participación activa de la
comunidad académica, gracias a componentes
como la influencia idealizada, la motivación
inspiradora, la estimulación intelectual y la
atención individualizada. Estudios recientes
destacan que este estilo de liderazgo permite
desarrollar ambientes de aprendizaje
adaptativos y resilientes, fortaleciendo
competencias institucionales clave para
enfrentar desafíos complejos en la educación
superior (Román et al., 2025). Por ejemplo, una
revisión sistemática evidenció su relación
directa con la implementación de innovaciones
pedagógicas y con la construcción de culturas
organizacionales más colaborativas (Rodríguez,
2023). Estas conclusiones resaltan que los
líderes educativos deben trascender la gestión
administrativa para convertirse en agentes de
cambio que conecten las políticas
institucionales con las demandas sociales y
tecnológicas actuales.
El impacto del liderazgo transformacional se
hizo especialmente evidente durante la
pandemia de COVID-19, donde los directivos y
docentes enfrentaron la necesidad de sostener la
calidad educativa en entornos virtuales e
híbridos. Investigaciones en Ecuador
demostraron que este enfoque contribuyó a
mantener el rendimiento académico y a mejorar
el clima institucional, promoviendo la cohesión
y el sentido de comunidad en medio de la
incertidumbre (Rosado et al., 2025).
Comparaciones con sistemas educativos
consolidados, como el finlandés, mostraron que
la aplicación de prácticas transformacionales en
tiempos de crisis favorece la innovación
metodológica, el acompañamiento emocional y
la gestión adaptativa (Andaluz, 2025). Este
escenario confirma que el liderazgo educativo
debe estar preparado para responder a
contingencias, equilibrando resultados
académicos y bienestar socioemocional. Así, el
liderazgo transformacional se reafirma como un
modelo que responde tanto a necesidades
inmediatas como a objetivos de largo plazo,
fortaleciendo la resiliencia de las instituciones.
Estos hallazgos justifican la necesidad de seguir
explorando su potencial en la educación
superior ecuatoriana.
Más allá del rendimiento académico, este estilo
de liderazgo ha sido asociado con la mejora del
bienestar estudiantil y la inclusión educativa,
dos pilares fundamentales para alcanzar una
formación integral. La literatura reciente
subraya que los deres transformacionales
promueven la equidad y la empatía,
incorporando prácticas de atención
socioemocional que impactan positivamente en
la motivación y la participación estudiantil
(Mugabekazi y Mukanziza, 2025). En Ecuador,
se ha documentado que las instituciones que
adoptan estos enfoques logran mayor retención
y compromiso del estudiantado, incluso en
escenarios de vulnerabilidad social (Quiñonez,
2025). Asimismo, el liderazgo que integra
diversidad y equidad genera entornos
educativos más colaborativos y éticos,
necesarios en sociedades cada vez más
complejas y multiculturales. Este vínculo entre
liderazgo, bienestar y equidad es especialmente
relevante para universidades y centros de
formación docente que buscan preparar
profesionales sensibles a las realidades de sus
comunidades. Por lo tanto, estudiar estas
dinámicas ofrece una oportunidad para
comprender cómo la gestión educativa puede
contribuir al desarrollo humano y social.
No obstante, la evidencia científica también
revela brechas importantes que limitan la
generalización de los resultados, especialmente
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en contextos rurales y en estudios
longitudinales. Román et al. (2025) señalan que
persisten vacíos en la comprensión de cómo este
modelo se adapta a instituciones con menos
recursos y a territorios donde las condiciones
socioeconómicas son más adversas. Estas
limitaciones impiden medir con precisión la
sostenibilidad y escalabilidad de las prácticas
transformacionales en el tiempo, lo que dificulta
diseñar políticas educativas sólidas (Castelar et
al., 2024). Además, los desafíos estructurales,
como la falta de formación pedagógica en
liderazgo, la escasa financiación y la resistencia
cultural, se constituyen en barreras para la
implementación efectiva (Rodríguez, 2023).
Estos hallazgos indican que los líderes deben
contar con apoyos institucionales y marcos
normativos claros para consolidar cambios
significativos. Ante este panorama, las
investigaciones deben priorizar la
contextualización y el estudio de variables
críticas que influyen en la efectividad del
liderazgo transformacional.
El desarrollo profesional docente constituye
otro ámbito donde este liderazgo aporta
beneficios significativos. Según un estudio
realizado en la Escuela de Educación Básica
José Ingenieros, en Loja, durante 2024-2025, el
liderazgo transformacional incrementó el
compromiso laboral, la satisfacción docente y la
mejora continua en las prácticas de enseñanza
(Velastegui et al., 2024). Este enfoque fomenta
comunidades de aprendizaje colaborativas,
impulsa la actualización profesional y
promueve un sentido de propósito entre los
educadores, factores esenciales para sostener la
calidad académica (Ortiz et al., 2025). De este
modo, el liderazgo no solo incide en los
estudiantes, sino que también revitaliza la
identidad y la motivación del profesorado,
fortaleciendo la cultura institucional desde su
núcleo. La evidencia sugiere que la inversión en
programas de liderazgo y mentoría es clave para
aumentar la efectividad de las políticas
educativas. Además, genera entornos donde los
docentes sienten mayor autonomía y confianza,
impactando directamente en la innovación
curricular. Estos resultados reafirman la
importancia de incluir al cuerpo docente como
actor central en cualquier estrategia de
liderazgo educativo.
Otro campo emergente donde el liderazgo
transformacional cobra protagonismo es la
integración de tecnologías educativas
avanzadas y la colaboración interinstitucional.
Un estudio reciente señala que la aplicación de
prácticas transformacionales facilita la
adopción de herramientas digitales, fomenta la
alfabetización tecnológica y mejora los
procesos de gestión educativa (Mao et al.,
2024). En Ecuador, algunas universidades han
comenzado a vincular estas estrategias con la
inteligencia artificial y el aprendizaje adaptativo
para optimizar la enseñanza y la evaluación, lo
que representa una oportunidad para cerrar
brechas digitales y aumentar la competitividad
(Andaluz, 2025). Este tipo de liderazgo
convierte la tecnología en un medio para
fortalecer la interacción y la innovación, en
lugar de un fin en mismo. La articulación de
competencias digitales con visión ética y
colaborativa se presenta como un desafío
urgente para la educación superior. Por ello, los
líderes transformacionales deben asumir un rol
mediador que equilibre la eficiencia tecnológica
con la inclusión y la pertinencia cultural.
Explorar estas dinámicas puede ofrecer nuevas
perspectivas para diseñar políticas educativas
digitales sostenibles.
El presente artículo tiene como propósito
analizar el liderazgo transformacional como
estrategia para fomentar la innovación
pedagógica, la equidad y el bienestar estudiantil
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en instituciones de educación superior
ecuatorianas. Esta investigación se fundamenta
en evidencia reciente, reconociendo tanto sus
beneficios como sus limitaciones, y busca
aportar elementos prácticos para el diseño de
políticas y programas de formación de líderes
educativos. Asimismo, pretende contribuir al
debate académico sobre cómo el liderazgo
puede articular las demandas de calidad,
inclusión y sostenibilidad en entornos con
desafíos particulares, como los de Ecuador. El
estudio se propone integrar perspectivas
teóricas y hallazgos empíricos para ofrecer una
visión amplia y contextualizada. Con ello, se
espera generar insumos que fortalezcan la
gestión educativa y la toma de decisiones en
universidades y centros de formación docente.
Esta aproximación ofrece una base sólida para
comprender y potenciar el liderazgo
transformacional en contextos locales, con
impacto en la mejora continua y la proyección
global de las instituciones.
El liderazgo transformacional continúa
consolidándose como una perspectiva
fundamental en la gestión educativa
contemporánea, caracterizándose por su énfasis
en inspirar motivación intrínseca, fomentar la
innovación y desarrollar el potencial individual
desde una visión compartida. Este enfoque,
basado en las dimensiones de motivación
inspiradora, influencia idealizada, estimulación
intelectual y consideración individualizada,
procura movilizar a la comunidad docente y
estudiantil hacia metas colectivas y
transformadoras. En particular, en las
instituciones de educación superior, este tipo de
liderazgo promueve ambientes de trabajo más
colaborativos, impulsa iniciativas curriculares
centradas en el estudiante y fortalece el
compromiso institucional, lo que lo convierte en
un estilo apropiado para enfrentar los desafíos
del siglo XXI (Cevallos, 2023). La construcción
de una cultura organizacional reflexiva y
proactiva requiere un liderazgo que articule
valores, objetivos y acción colectiva. Así, el
liderazgo transformacional se distingue por
trascender los enfoques meramente
instruccionales o burocráticos al incentivar la
autonomía, la innovación pedagógica y el
desarrollo humano en su núcleo.
En Ecuador, la literatura reciente aporta
evidencia empírica del impacto positivo del
liderazgo transformacional en el
fortalecimiento de la calidad educativa en la
educación superior, aunque también advierte
limitaciones en su aplicación más allá de
contextos urbanos. Román et al. (2025) señalan
que iniciativas como la motivación inspiradora
y la influencia idealizada potenciaron la
adopción de metodologías disruptivas y la
cultura innovadora en instituciones
universitarias, si bien la falta de estudios en
zonas rurales y con menor infraestructura sigue
siendo una brecha relevante. Estas limitaciones
impiden comprender cabalmente la viabilidad y
replicabilidad del enfoque en contextos diversos
del país. Por ello, este marco teórico asume la
necesidad de contextualizar las dimensiones del
liderazgo transformacional considerando
variables como equidad territorial, recursos
tecnológicos y características institucionales.
Solo así puede diseñarse una teoría aplicada
capaz de orientar estrategias de transformación
equitativa y sostenible en la educación superior
ecuatoriana.
En ámbitos más amplios, investigaciones
internacionales han subrayado la importancia de
priorizar la estimulación intelectual y la
motivación inspiradora como fuerzas
generadoras de cambio institucional profundo.
El-Hage y Sidani (2023) evidencian que, en
procesos de acreditación universitaria o
reformas académicas, estas dimensiones ejercen
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mayor impacto que el carisma personal del líder
o la atención individualizada, al promover la
generación de nuevas ideas, la participación
activa y la visión compartida. En sociedades
educativas sometidas a la presión de la
innovación y la competitividad global, estos
datos son especialmente pertinentes. La
capacidad del liderazgo transformacional para
movilizar procesos de reflexión, creatividad y
aprendizaje colectivo se presenta como
condición sine qua non para lograr
transformaciones auténticas y sostenibles. Este
hallazgo refuerza el propósito del marco teórico
para orientar intervenciones pedagógicas
centradas en el liderazgo como práctica
transformadora de la cultura institucional.
La capacidad del liderazgo transformacional
para responder eficazmente en escenarios de
crisis ha sido otra dimensión valorada en la
literatura reciente, especialmente tras la
pandemia de COVID-19. Rosado et al. (2025)
documentan que, en instituciones ecuatorianas,
la aplicación de estrategias transformacionales
contribuyó tanto a preservar el rendimiento
académico como a fortalecer el clima
institucional, gracias a prácticas que integraron
empatía, comunicación efectiva y gestión
creativa del cambio. En contextos marcados por
la incertidumbre, este tipo de liderazgo mostró
ser estratégico para sostener la cohesión, la
resiliencia y el bienestar emocional del cuerpo
docente y estudiantil. La habilidad de los líderes
para conjugar resultados académicos con
acompañamiento humano se convierte, por
tanto, en uno de los rasgos esenciales de la
transformación educativa en tiempos
complejos. Esto subraya el valor de formar
líderes con capacidades adaptativas y
sensibilidad contextual.
Una dimensión central del liderazgo
transformacional es su impacto en el desarrollo
profesional docente, elemento clave para
sostener innovaciones pedagógicas y el
fortalecimiento institucional. Velastegui et al.
(2024) reportan que en instituciones de Loja
este modelo incrementó significativamente la
satisfacción laboral, el compromiso y la
innovación en las dinámicas de enseñanza,
consolidando comunidades de práctica docente
más cohesionadas y orientadas al aprendizaje
colectivo. Este hallazgo implica que el
liderazgo no solo transforma estructuras, sino
que renueva identidades profesionales y
promueve espacios de colaboración creativa
entre educadores. En este sentido, las
estrategias de formación de liderazgo deben
incluir componentes de mentoría, reflexión
pedagógica y fortalecimiento del capital
humano, haciendo del docente un actor central
del cambio sostenible. Esto permite construir
ecosistemas institucionales más sensibles,
empoderadores y orientados a la excelencia.
El liderazgo transformacional también ha
demostrado ser una herramienta potente para
abordar dimensiones vinculadas con el
bienestar estudiantil y la equidad, aspectos
esenciales en marcos educativos inclusivos.
Mugabekazi y Mukanziza (2025) sostienen que
este estilo de liderazgo fomenta entornos que
valoran la empatía, el respeto, y promueven el
desarrollo emocional y académico de
poblaciones diversas. En el contexto
ecuatoriano, Quiñonez (2025) encontró que las
instituciones que adoptaron enfoques
transformacionales presentaron mejores tasas
de retención estudiantil y mayor compromiso en
grupos en situación de vulnerabilidad social.
Esto indica que el liderazgo puede contribuir no
solo a logros académicos, sino también a la
cohesión social y a la justicia educativa. En
sociedades caracterizadas por inequidades, esta
dimensión cobra especial relevancia y convierte
al liderazgo transformacional en una estrategia
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política y ética de inclusión. Por tanto,
incorporar esta perspectiva en el marco teórico
favorece una mirada comprensiva y
comprometida con la diversidad.
La integración de tecnologías emergentes,
como la inteligencia artificial, las plataformas
adaptativas y los entornos de aprendizaje
digital, aparece como un campo estratégico
donde el liderazgo transformacional puede
incidir fuertemente. Mena (2025) sostiene que
este enfoque facilita la alfabetización digital y
el uso crítico de herramientas innovadoras, pero
requiere que se combine con condiciones
pedagógicas sólidas y pertinencia educativa.
Ortiz (2025) complementa señalando que las
políticas digitales deben acompañarse de una
visión ética y equitativa, para convertir la
tecnología en palanca educativa real y no en una
fuente de brecha adicional. En Ecuador, ciertas
universidades han comenzado a ensayar estas
estrategias, lo cual refleja la urgencia de formar
líderes con competencias tecnológicas, visión
crítica y orientación inclusiva. Este ámbito
exige que el liderazgo sea mediador entre
innovación y justicia, promoviendo una
transformación digital educativa con sentido.
Este marco teórico reconoce la existencia de
limitaciones estructurales que amenazan la
efectividad del liderazgo transformacional,
especialmente en contextos con restricciones de
recursos humano, financiero o cultural. Castelar
et al. (2024) apuntan la falta de formación
especializada en liderazgo pedagógico, la
resistencia institucional al cambio y las
limitaciones presupuestarias como barreras
recurrentes. Ante estas condiciones, las
intervenciones formativas, políticas y
organizacionales deben diseñarse con
estrategias adaptativas, escalables y
culturalmente sensibles. La investigación
propuesta, por tanto, busca aportar evidencia
contextualizada que favorezca la construcción
de modelos de liderazgo transformacional
sostenibles y pertinentes al entorno ecuatoriano.
De esa manera, se contribuirá a visibilizar
caminos reales para consolidar liderazgos
educativos con impacto profundo y duradero.
Materiales y Métodos
La metodología de este estudio se fundamenta
en un diseño de revisión bibliográfica
sistemática, dado que el objetivo es analizar y
sintetizar el conocimiento existente sobre el
liderazgo transformacional en la educación
superior ecuatoriana y su impacto en la
innovación pedagógica, el bienestar y la
equidad. Este enfoque es pertinente porque
permite integrar hallazgos previos, identificar
tendencias, contrastar perspectivas y reconocer
vacíos en la literatura. Según Gough et al.
(2017), las revisiones sistemáticas son
herramientas fundamentales para evaluar la
solidez del conocimiento en un área
determinada, ya que aportan rigor y
transparencia al proceso de análisis. En el
marco del presente estudio, se eligió este
método porque no se busca la recolección de
datos primarios, sino la construcción de un
marco conceptual sólido a partir de fuentes
científicas confiables y recientes. De esta
manera, la metodología garantiza que el análisis
sea comprensivo y aplicable al contexto
ecuatoriano, con un enfoque crítico y reflexivo.
Para garantizar la validez y actualidad de los
resultados, se definió un criterio temporal que
abarca las publicaciones entre 2023 y 2025,
dado que en este periodo se han desarrollado
estudios clave sobre liderazgo transformacional
en entornos educativos. Esta delimitación
temporal responde a la necesidad de integrar
literatura reciente que refleje los cambios
derivados de la pandemia de COVID-19, la
adopción de tecnologías educativas y los
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nuevos retos de la educación superior en
América Latina. Además, se consideró la
relevancia de estudios internacionales que
aportan marcos teóricos y metodológicos útiles
para comprender fenómenos locales. De este
modo, se busca que los hallazgos reflejen tanto
la realidad ecuatoriana como las tendencias
globales, lo cual fortalece la aplicabilidad de los
resultados. Este criterio temporal también
permite mantener la consistencia en el análisis,
asegurando que las citas y referencias cumplan
con los estándares más recientes de calidad
científica (Creswell y Creswell, 2023).
La selección de fuentes se realizó mediante
búsquedas en bases de datos académicas de alta
calidad, incluyendo Scopus, Web of Science,
ERIC, Redalyc, Scielo y Google Scholar,
utilizando palabras clave como “liderazgo
transformacional”, “educación superior”,
“innovación pedagógica”, “bienestar
estudiantil” y “Ecuador”. Estas búsquedas se
complementaron con operadores booleanos y
filtros temáticos para identificar artículos
relevantes, revisiones sistemáticas, estudios
comparativos y documentos de política
educativa. Se incluyeron tanto investigaciones
empíricas como marcos conceptuales, siempre
que cumplieran con criterios de calidad
metodológica, pertinencia temática y acceso
completo. Además, se priorizaron artículos
publicados en revistas indexadas o de
reconocido prestigio. Este proceso de búsqueda
intencionada asegura que la revisión
bibliográfica sea exhaustiva y confiable,
reduciendo el sesgo en la selección de
información (Román et al., 2025). El proceso de
cribado y elegibilidad implicó la revisión de
títulos, resúmenes y textos completos para
verificar la adecuación de cada documento a los
objetivos de este estudio. Se aplicaron criterios
de inclusión como: relevancia directa con el
liderazgo transformacional, vinculación con
contextos educativos, publicación entre 2023 y
2025, y disponibilidad del texto completo.
Como criterios de exclusión se descartaron
documentos duplicados, literatura gris sin
revisión por pares y trabajos no relacionados
con entornos educativos. Esta fase fue realizada
de manera independiente por dos revisores, lo
que permitió aumentar la objetividad y reducir
errores de selección. Finalmente, se consolidó
una base documental de aproximadamente 40
fuentes que alimentaron el análisis. Este
proceso garantiza que los hallazgos se basen en
evidencia sólida y actualizada (Velastegui et al,
2024).
Para el análisis de la información, se utilizó la
técnica de análisis temático y la síntesis
narrativa, que permiten identificar patrones,
relaciones y vacíos en la literatura. Según Braun
y Clarke (2021), el análisis temático es útil para
organizar la información en categorías
conceptuales, mientras que la síntesis narrativa
facilita integrar hallazgos diversos en un
discurso coherente. En este estudio, las
categorías emergentes incluyeron: innovación
pedagógica, desarrollo profesional docente,
bienestar estudiantil, inclusión y equidad, y
liderazgo en contextos de crisis. Cada una de
estas categorías se abordó considerando la
evidencia más reciente y su relación con las
necesidades de la educación superior en
Ecuador. Este enfoque no solo sintetiza la
información existente, sino que también
permite construir un argumento sólido y
contextualizado para el desarrollo del artículo.
En términos de rigurosidad metodológica, se
procuró cumplir con los estándares
internacionales para revisiones bibliográficas,
incluyendo la transparencia en el proceso de
búsqueda, la descripción clara de los criterios de
inclusión y exclusión, y la trazabilidad de las
decisiones tomadas. Se aplicaron normas de
citación en formato APA (7.ª edición) para
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garantizar uniformidad y credibilidad
académica. Además, se mantuvo un registro
detallado de las fuentes consultadas, lo que
permite replicar el proceso y validar los
hallazgos. Esta rigurosidad asegura que la
revisión no solo sea descriptiva, sino también
analítica y crítica, ofreciendo una contribución
real a la literatura existente (Mugabekazi y
Mukanziza, 2025).
Un aspecto relevante de esta metodología es la
orientación crítica y contextualizada del
análisis. A diferencia de revisiones generales,
este estudio se enfoca en interpretar los
hallazgos en función de las particularidades de
la educación superior ecuatoriana, integrando
elementos como desigualdades territoriales,
diversidad cultural y brechas tecnológicas. Esto
responde a la necesidad de adaptar modelos
internacionales a realidades locales, generando
conocimiento útil y aplicable para la toma de
decisiones en política y gestión educativa. De
esta manera, el estudio busca no solo describir
el estado del arte, sino también proponer líneas
de investigación y acción contextualizadas
(Quiñonez, 2025). Esta sección metodológica
reconoce sus propias limitaciones, inherentes a
toda revisión bibliográfica, como la posible
omisión de estudios relevantes por restricciones
de acceso o idioma, y la falta de datos primarios
que permitan verificar directamente las
hipótesis planteadas. No obstante, el valor de
este análisis radica en su capacidad para integrar
información dispersa, sintetizar evidencias y
ofrecer un panorama actualizado sobre el
liderazgo transformacional en la educación
superior. Esta aproximación proporciona un
marco sólido para interpretar los resultados y
fundamentar las conclusiones del artículo. Así,
se garantiza que la discusión posterior esté
basada en un cuerpo de conocimiento confiable,
amplio y pertinente (Castelar et al., 2024).
Resultados y Discusión
Los resultados del análisis bibliográfico
evidencian que el liderazgo transformacional es
reconocido como un catalizador fundamental de
cambio en las instituciones de educación
superior ecuatorianas y latinoamericanas.
Diversos estudios coinciden en que sus cuatro
componentes centrales, influencia idealizada,
motivación inspiradora, estimulación
intelectual y consideración individualizada,
impactan significativamente en la innovación
pedagógica, la cultura organizacional y la
cohesión académica (Román et al., 2025). Esta
revisión identificó que las investigaciones más
recientes priorizan la evaluación de
competencias directivas en relación con el uso
de tecnologías, el fortalecimiento del currículo
y el clima institucional. En este sentido, los
hallazgos muestran que las instituciones que
promueven este estilo de liderazgo reportan
mejores indicadores de desempeño estudiantil y
docente, así como mayor resiliencia frente a
escenarios cambiantes. La evidencia indica
también que el liderazgo transformacional
favorece el alineamiento entre políticas
educativas y prácticas pedagógicas,
permitiendo consolidar objetivos estratégicos
en un entorno dinámico y competitivo.
En relación con la innovación pedagógica, los
resultados destacan que las universidades que
adoptan prácticas transformacionales muestran
una mayor capacidad para integrar
metodologías activas, promover entornos de
aprendizaje centrados en el estudiante e
incorporar recursos tecnológicos emergentes.
El y Sidani (2023) subrayan que este liderazgo
se asocia con una mayor disposición
institucional a experimentar, a flexibilizar el
currículo y a articular proyectos
interdisciplinares. Estas evidencias sugieren
que los líderes que fomentan la creatividad, la
reflexión y el aprendizaje colaborativo
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potencian la adopción de estrategias didácticas
más pertinentes y actualizadas. Asimismo, se
encontró que este enfoque impulsa el desarrollo
de competencias digitales en docentes y
estudiantes, consolidando una cultura de
innovación. Esto es particularmente relevante
en Ecuador, donde la educación superior
enfrenta desafíos vinculados con brechas
tecnológicas y la necesidad de adaptarse a
demandas profesionales más complejas.
Los resultados también revelan que el liderazgo
transformacional tiene efectos notables en el
desarrollo profesional docente. Estudios como
el de Velastegui et al. (2024) evidencian que
este modelo incrementa el compromiso laboral,
la satisfacción y la motivación del profesorado,
además de promover una cultura de
colaboración y actualización constante. Estos
hallazgos resaltan la importancia de líderes que
actúen como mentores y facilitadores de
procesos formativos, creando condiciones para
el aprendizaje continuo y el intercambio de
buenas prácticas. Además, la evidencia indica
que los docentes que trabajan en entornos con
liderazgo transformacional muestran mayor
disposición a adoptar estrategias innovadoras,
lo que redunda en mejores experiencias
educativas para los estudiantes. En este sentido,
el fortalecimiento del capital humano es visto
como uno de los principales beneficios de este
estilo de liderazgo, impactando de manera
directa en la calidad educativa.
Otro hallazgo clave está relacionado con el
bienestar estudiantil y la equidad educativa,
aspectos que emergen con fuerza en la literatura
reciente. Mugabekazi y Mukanziza (2025)
sostienen que los líderes transformacionales
logran crear ambientes más inclusivos,
sensibles a la diversidad y comprometidos con
la equidad, lo que se traduce en mayores tasas
de retención, participación y éxito académico.
En Ecuador, Quiñonez (2025) encontró que este
liderazgo es especialmente relevante en
contextos de vulnerabilidad social, donde la
empatía, el acompañamiento emocional y la
comunicación son factores determinantes. Estos
resultados subrayan que la función del liderazgo
no se limita a indicadores académicos, sino que
también debe abordar dimensiones
socioemocionales y culturales. Por lo tanto, el
liderazgo transformacional aparece como un
puente entre la gestión educativa y la justicia
social, un aspecto clave para instituciones
comprometidas con el desarrollo integral de sus
estudiantes.
En cuanto a la gestión de crisis y resiliencia
institucional, los resultados muestran que este
estilo de liderazgo ha sido esencial durante
situaciones complejas como la pandemia de
COVID-19. Rosado-Cantarell, Vázquez y
Morales (2025) documentan que las
instituciones dirigidas por líderes
transformacionales lograron sostener la calidad
académica y el compromiso de sus
comunidades, implementando estrategias de
comunicación, flexibilidad curricular y apoyo
emocional. La literatura revisada señala que
este liderazgo favorece la construcción de
entornos adaptativos y cooperativos, capaces de
afrontar cambios abruptos y desafíos
inesperados. Este hallazgo confirma que la
capacidad de gestión en entornos de
incertidumbre es una competencia crítica para
los líderes educativos. Así, el liderazgo
transformacional no solo gestiona la enseñanza,
sino que también actúa como un elemento
estabilizador y motivador ante escenarios
adversos.
Los resultados también destacan el papel del
liderazgo transformacional en la adopción de
tecnologías educativas y la transformación
digital. Mena (2025) plantea que este liderazgo
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facilita la alfabetización digital, la
implementación de herramientas como
inteligencia artificial y plataformas adaptativas,
y la generación de entornos de aprendizaje
innovadores. Ortiz (2025) añade que este
enfoque debe ir acompañado de políticas éticas
y equitativas para evitar que la tecnología
amplíe las brechas existentes. Las universidades
ecuatorianas que han impulsado líderes con
competencias tecnológicas muestran avances
significativos en la integración curricular y en
la personalización del aprendizaje. Este
hallazgo enfatiza que la visión transformacional
no es solo pedagógica, sino también estratégica
y digital, lo que abre posibilidades de mayor
competitividad y pertinencia.
Sin embargo, el análisis revela desafíos y
limitaciones importantes. Castelar et al. (2024)
identifican que las barreras estructurales, como
la falta de formación en liderazgo pedagógico,
la resistencia al cambio, las limitaciones
presupuestarias y las desigualdades
territoriales, pueden obstaculizar la efectividad
del liderazgo transformacional. Además, la
mayoría de los estudios revisados se concentran
en entornos urbanos, dejando vacíos sobre la
aplicabilidad en contextos rurales. Este
panorama sugiere la necesidad de adaptar
modelos teóricos y prácticos a realidades
locales, garantizando su sostenibilidad y
equidad. Así, los hallazgos invitan a futuras
investigaciones a explorar intervenciones más
flexibles, escalables y sensibles a las
condiciones socioeconómicas y culturales del
Ecuador. La síntesis de la evidencia permite
afirmar que el liderazgo transformacional, si
bien no es una solución única, se configura
como una estrategia integral para enfrentar los
desafíos educativos actuales. La literatura
revisada demuestra su potencial para mejorar la
calidad académica, fortalecer el desarrollo
humano, impulsar la innovación y garantizar
ambientes inclusivos. No obstante, su
efectividad depende de la formación de líderes
competentes, la inversión en capital humano y
el diseño de políticas institucionales coherentes
con las necesidades del contexto. Este análisis
bibliográfico ofrece un panorama amplio y
actualizado que servirá de base para la discusión
y la formulación de propuestas en el ámbito
educativo, particularmente en la educación
superior ecuatoriana.
La evidencia encontrada también resalta que el
liderazgo transformacional se vincula con
procesos de cambio cultural dentro de las
instituciones educativas, permitiendo una
mayor alineación entre valores, prácticas y
metas organizacionales. Cevallos (2023)
sostiene que cuando los deres incorporan
principios de participación y confianza, las
comunidades educativas logran mayor cohesión
y sentido de pertenencia, generando un impacto
positivo en el clima organizacional. Estos
resultados coinciden con estudios
internacionales que destacan que el cambio
cultural no puede lograrse sin un liderazgo
capaz de inspirar, motivar y guiar la reflexión
colectiva. La literatura revisada muestra que
esta transformación cultural es clave para
sostener innovaciones pedagógicas en el
tiempo, evitando que se conviertan en
iniciativas aisladas. En Ecuador, esto adquiere
relevancia especial, dado que muchas
instituciones enfrentan retos derivados de
tradiciones rígidas y prácticas jerárquicas que
limitan la apertura al cambio. Por tanto, los
hallazgos enfatizan que un liderazgo orientado
a la cultura institucional es fundamental para
asegurar la continuidad y el éxito de los
procesos educativos.
Otro hallazgo importante se relaciona con la
formación y desarrollo de líderes educativos.
Los estudios consultados indican que la
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preparación formal en liderazgo
transformacional es aún limitada, pero que
quienes acceden a programas de capacitación
muestran mejores competencias para la gestión
de equipos, la toma de decisiones y la
innovación (Andaluz, 2025). En esta revisión se
identificaron experiencias de formación en
liderazgo en universidades ecuatorianas que han
potenciado las capacidades directivas y
promovidos cambios significativos en la gestión
académica. Estos hallazgos revelan la necesidad
de establecer programas de formación continua
y actualizada para líderes educativos, con un
enfoque adaptado a las realidades locales y
alineado con estándares internacionales.
Además, se observó que la mentoría y el
acompañamiento entre pares son prácticas
altamente efectivas para consolidar las
habilidades de liderazgo. Esto evidencia que el
liderazgo no solo es un rasgo personal, sino una
competencia que puede desarrollarse y
perfeccionarse con el apoyo adecuado.
En cuanto a la evaluación del liderazgo, los
resultados muestran que las instituciones aún
carecen de indicadores claros y estandarizados
para medir el impacto de las prácticas
transformacionales. Román et al. (2025)
señalan que, aunque existen estudios sobre
percepción y resultados académicos, pocos
trabajos emplean metodologías robustas que
permitan relacionar directamente el liderazgo
con variables de desempeño institucional. Esta
ausencia de métricas dificulta establecer
comparaciones y evaluar la efectividad de las
intervenciones. Sin embargo, algunos trabajos
recientes han comenzado a utilizar instrumentos
validados, integrando encuestas, análisis de
clima organizacional y resultados de
aprendizaje para ofrecer una visión más
completa. Estos avances representan una
oportunidad para generar evidencia cuantitativa
y cualitativa más sólida en futuros estudios. Así,
el desarrollo de marcos evaluativos confiables
se perfila como una tarea prioritaria para la
educación superior ecuatoriana. También se
identificaron hallazgos relacionados con la
participación estudiantil en los procesos de
liderazgo educativo. Mugabekazi y Mukanziza
(2025) destacan que el liderazgo
transformacional no solo implica una relación
jerárquica, sino que promueve la co-
construcción de decisiones con estudiantes,
fomentando la responsabilidad y el
compromiso. En la literatura revisada, varias
experiencias señalan que cuando los estudiantes
son involucrados en la gestión académica,
aumenta su sentido de pertenencia, la
motivación y el desempeño. Esta participación
activa se refleja en la creación de comités,
proyectos colaborativos y espacios de
innovación donde los estudiantes aportan ideas
valiosas. En el contexto ecuatoriano, esta
tendencia es incipiente, pero algunos casos
reportan beneficios claros, como mejoras en la
calidad de los programas y mayor satisfacción
estudiantil. La revisión sugiere que integrar a
los estudiantes en el liderazgo es una estrategia
poderosa para fortalecer la gobernanza y la
calidad institucional.
Los resultados también resaltan el papel del
liderazgo transformacional en la equidad de
género y diversidad. Andaluz (2025) y Cevallos
(2023) apuntan que las prácticas
transformacionales favorecen entornos más
inclusivos, sensibles a las diferencias y
comprometidos con la justicia social. En varios
estudios analizados, los líderes
transformacionales promovieron políticas de
igualdad de oportunidades, impulsaron la
participación de mujeres en cargos directivos y
generaron espacios libres de discriminación.
Estas iniciativas fortalecen no solo la
diversidad, sino también la creatividad y la
innovación al incorporar perspectivas
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múltiples. En Ecuador, donde la equidad de
género sigue siendo un desafío, estos hallazgos
ofrecen pautas claras para orientar programas
institucionales y políticas educativas. Así, el
liderazgo transformacional aparece como una
herramienta crítica para cerrar brechas y
democratizar el acceso a la educación superior.
En el ámbito de la internacionalización y
cooperación académica, el liderazgo
transformacional también muestra efectos
positivos. Los estudios revisados indican que
las instituciones dirigidas por líderes
transformacionales tienen mayor capacidad
para establecer redes de colaboración, participar
en proyectos internacionales y acceder a
financiamiento externo (Rosado et al., 2025).
Esta apertura se traduce en más oportunidades
para estudiantes y docentes, intercambio de
buenas prácticas y mayor visibilidad
institucional. Además, se observa que el
liderazgo transformacional potencia el
aprendizaje organizacional, lo que facilita la
adaptación a estándares y exigencias globales.
Para Ecuador, este hallazgo es relevante, dado
que la educación superior busca integrarse en
escenarios internacionales y mejorar sus
indicadores de calidad. Por tanto, los líderes
transformacionales son claves para guiar este
proceso de apertura y competitividad.
Otro tema emergente es la sostenibilidad y
responsabilidad social universitaria, que
empieza a ser abordado en los estudios más
recientes. Mena (2025) sostiene que los líderes
transformacionales incluyen cada vez más
criterios de sostenibilidad en sus estrategias,
integrando prácticas responsables con el
entorno y la comunidad. En las investigaciones
revisadas, se destaca la implementación de
proyectos ambientales, voluntariados y
programas de vinculación social impulsados
desde el liderazgo directivo. Estos enfoques
contribuyen no solo a mejorar la reputación
institucional, sino a fortalecer el compromiso
ético de la comunidad educativa. En Ecuador,
algunas experiencias reflejan cómo el liderazgo
transformacional impulsa iniciativas que
combinan calidad educativa con
responsabilidad social, lo que amplía el impacto
de las universidades en su entorno. Los
resultados de la revisión resaltan la importancia
de vincular el liderazgo transformacional con
políticas públicas y marcos normativos.
Castelar García Quispe et al. (2024) señalan
que, para que estas prácticas sean sostenibles, es
necesario articularlas con lineamientos
nacionales, como la Ley Orgánica de Educación
Superior (LOES) y las políticas de acreditación
y evaluación de calidad. La literatura sugiere
que los líderes que comprenden y aplican estos
marcos logran mejores resultados y consolidan
cambios más profundos. Además, esta
alineación favorece la obtención de recursos, la
transparencia y la legitimidad institucional. Los
hallazgos invitan a considerar que el liderazgo
transformacional debe dialogar con las
regulaciones y adaptarse a las condiciones
normativas para maximizar su impacto. Así, las
universidades ecuatorianas pueden fortalecer su
papel en el sistema educativo y contribuir a
metas de desarrollo nacional.
Los hallazgos de esta revisión evidencian que el
liderazgo transformacional se constituye como
un eje central para promover la innovación
pedagógica en la educación superior,
especialmente en contextos como el ecuatoriano
donde las instituciones enfrentan retos de
pertinencia, calidad y equidad. Los resultados
confirman que las cuatro dimensiones de este
estilo, influencia idealizada, motivación
inspiradora, estimulación intelectual y
consideración individualizada, son elementos
que fortalecen la cultura organizacional y
facilitan la adopción de metodologías activas y
tecnologías emergentes (Román et al., 2025).
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Esta discusión coincide con las conclusiones de
investigaciones internacionales que sostienen
que los líderes capaces de inspirar y fomentar la
creatividad en sus equipos logran no solo
innovar en el currículo, sino también mejorar la
experiencia estudiantil y docente (El y Sidani,
2023). Sin embargo, este análisis también
revela la necesidad de profundizar en estudios
que midan con mayor precisión el impacto de
estas prácticas en entornos menos favorecidos,
para garantizar que los beneficios del liderazgo
transformacional no se concentren únicamente
en instituciones con mayor acceso a recursos.
Otro aspecto relevante de los resultados es la
relación entre liderazgo transformacional y
desarrollo profesional docente, que se muestra
como un factor determinante para sostener la
calidad educativa. Velastegui et al. (2024)
demostraron que este estilo de liderazgo
impulsa la formación continua, promueve la
colaboración y fortalece la identidad
profesional, elementos esenciales para que los
docentes se conviertan en agentes de cambio.
Esta evidencia coincide con investigaciones
latinoamericanas que resaltan que el docente
motivado y apoyado por un liderazgo
transformacional tiene mayor disposición para
incorporar metodologías innovadoras,
adaptarse a entornos cambiantes y atender la
diversidad en el aula (Andaluz, 2025). A la luz
de estos hallazgos, es evidente que el liderazgo
debe ser comprendido como una práctica
pedagógica que trasciende lo administrativo,
situando al profesorado como protagonista de
los procesos de mejora institucional. De esta
manera, las universidades ecuatorianas tienen la
oportunidad de consolidar comunidades de
aprendizaje que integren la reflexión y la
práctica innovadora.
La discusión también permite reconocer el
papel del liderazgo transformacional en la
equidad y el bienestar estudiantil, dimensiones
que se fortalecen cuando el liderazgo se orienta
hacia la empatía y la inclusión. Los resultados
revisados señalan que las instituciones donde se
fomenta un liderazgo transformacional
muestran mayores tasas de retención estudiantil
y mayor compromiso de grupos en situación de
vulnerabilidad, al incorporar estrategias
socioemocionales y políticas inclusivas
(Mugabekazi y Mukanziza, 2025; Quiñonez,
2025). Estos hallazgos son consistentes con la
literatura internacional que sugiere que la
equidad y el bienestar no son efectos
colaterales, sino resultados planificados de
liderazgos sensibles a las necesidades de sus
comunidades educativas. En Ecuador, esto es
particularmente importante por la diversidad
cultural y las brechas socioeconómicas que
afectan a gran parte del sistema educativo. La
discusión evidencia que, para lograr entornos
educativos justos y humanizados, los líderes
deben integrar prácticas de acompañamiento y
políticas institucionales orientadas a la
diversidad y el desarrollo humano.
Un punto crítico identificado en esta revisión es
la falta de estudios longitudinales y la ausencia
de indicadores estandarizados que permitan
evaluar la efectividad del liderazgo
transformacional de manera integral. Román et
al. (2025) señalan que muchas investigaciones
se basan en percepciones o análisis de corto
plazo, lo que dificulta establecer relaciones
causales claras entre el liderazgo y los
resultados educativos. Esta limitación coincide
con lo expuesto por Castelar et al. (2024),
quienes destacan que la medición de estas
prácticas sigue siendo un desafío en América
Latina por la falta de instrumentos adaptados a
cada contexto. La discusión, por tanto, señala la
necesidad de desarrollar marcos evaluativos que
integren datos cualitativos y cuantitativos, con
indicadores que contemplen el impacto en
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estudiantes, docentes, cultura institucional y
resultados académicos. Esta mejora en la
medición es indispensable para validar y ajustar
las estrategias de liderazgo, asegurando su
sostenibilidad y pertinencia.
Otro elemento discutido en esta revisión es el
vínculo entre liderazgo transformacional y el
uso de tecnologías emergentes en el ámbito
educativo. Los hallazgos sugieren que este
estilo de liderazgo no solo facilita la adopción
de herramientas digitales, sino que también
promueve una visión ética y crítica sobre su
utilización (Mena 2025; Ortiz, 2025). Estas
prácticas fomentan comunidades de aprendizaje
adaptativas, reducen brechas digitales y
fortalecen competencias tecnológicas en
docentes y estudiantes. En Ecuador, donde las
diferencias de acceso a infraestructura
tecnológica aún son evidentes, este hallazgo es
vital para orientar programas de formación en
liderazgo con enfoque digital. Sin embargo, la
discusión también advierte que la tecnología
por sola no garantiza cambios significativos,
sino que su éxito depende de la capacidad del
liderazgo para integrarla pedagógicamente y
con pertinencia cultural. En este sentido, se
destaca que el liderazgo transformacional debe
actuar como mediador entre innovación
tecnológica y equidad educativa.
La discusión resalta que, aunque el liderazgo
transformacional ofrece múltiples beneficios,
su implementación enfrenta barreras
estructurales, como limitaciones
presupuestarias, resistencia al cambio y falta de
formación en liderazgo pedagógico. Estos retos,
señalados por estudios recientes, implican que
para lograr impactos sostenibles es necesario
articular las prácticas de liderazgo con políticas
públicas, marcos normativos y estrategias
institucionales (Castelar et al., 2024). En este
contexto, la Ley Orgánica de Educación
Superior y las normativas de calidad y
acreditación juegan un papel esencial para
institucionalizar estas prácticas. Por ello, la
discusión plantea que la efectividad del
liderazgo transformacional no depende solo de
las competencias individuales, sino también de
condiciones sistémicas que lo apoyen. Este
enfoque sistémico es clave para que las
universidades ecuatorianas puedan capitalizar
las ventajas de este liderazgo y consolidar su
papel como agentes de cambio social.
Conclusiones
El análisis realizado permite concluir que el
liderazgo transformacional se posiciona como
un enfoque integral y estratégico para responder
a las crecientes demandas de la educación
superior. Este modelo ofrece herramientas para
impulsar procesos de cambio profundos y
sostenidos, fomentando no solo el desarrollo de
competencias en docentes y estudiantes, sino
también la consolidación de culturas
organizacionales flexibles y adaptativas. En el
contexto ecuatoriano, donde las instituciones
enfrentan retos relacionados con la equidad, la
innovación y la calidad, el liderazgo
transformacional se convierte en un recurso
clave para articular la visión institucional con
las necesidades del entorno social, económico y
cultural. La capacidad de inspirar, motivar y
guiar con propósito ha demostrado ser
fundamental para generar confianza, fortalecer
la cohesión y elevar los estándares educativos.
Además, este liderazgo, al enfocarse en el
desarrollo humano y en la construcción de
comunidades de aprendizaje, promueve
instituciones más resilientes y sostenibles,
preparadas para enfrentar escenarios complejos
y cambiantes.
Otra conclusión destacada es que este liderazgo
favorece de manera significativa la
incorporación de prácticas innovadoras y el uso
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de tecnologías en los procesos educativos. La
capacidad para estimular la creatividad, alentar
el pensamiento crítico y motivar a los equipos
docentes ha permitido que muchas instituciones
integren estrategias metodológicas activas,
recursos digitales y herramientas adaptativas.
Esto no solo mejora el aprendizaje, sino que
promueve una cultura de actualización
constante, con mayor apertura a la
experimentación y al cambio. En un mundo
cada vez más interconectado y competitivo, este
tipo de liderazgo se convierte en una ventaja
estratégica, ya que orienta a las instituciones
hacia la pertinencia, la eficiencia y la
sostenibilidad académica. Además, el liderazgo
transformacional contribuye a disminuir las
brechas tecnológicas, al guiar procesos de
formación digital tanto en docentes como en
estudiantes, lo que resulta esencial para
garantizar igualdad de oportunidades y una
educación de calidad.
El liderazgo transformacional también se
configura como un factor determinante para el
desarrollo profesional y el fortalecimiento del
cuerpo docente, situándolo en el centro de la
mejora institucional. Al promover la
capacitación continua, la reflexión crítica y el
trabajo colaborativo, este modelo impulsa la
creación de equipos motivados, competentes y
comprometidos con el cambio. Las
instituciones que respaldan a sus docentes
mediante programas de liderazgo y
acompañamiento logran mayor estabilidad,
menor rotación y mejores resultados en
términos de innovación y calidad. Además, el
liderazgo centrado en las personas genera un
ambiente de confianza y respeto que potencia la
autoestima profesional y favorece la
implementación de buenas prácticas. Así, el
docente deja de ser un ejecutor aislado para
convertirse en un agente activo en la
construcción de la identidad institucional. Este
aspecto refuerza la idea de que el verdadero
cambio en la educación superior inicia con el
fortalecimiento del capital humano.
El análisis también revela que este liderazgo
tiene un impacto directo en el bienestar
estudiantil y en la construcción de entornos
educativos más inclusivos y sensibles a la
diversidad. La empatía, la comunicación
efectiva y la capacidad de escuchar se
convierten en herramientas esenciales para
atender las necesidades emocionales, sociales y
académicas de los estudiantes. En este sentido,
las instituciones que adoptan una visión
transformacional fomentan un sentido de
pertenencia y compromiso, disminuyen la
deserción y fortalecen el rendimiento
académico. El estudiante es concebido como un
sujeto integral, y las políticas y prácticas de
liderazgo buscan potenciar sus capacidades y
acompañarlo en sus procesos de aprendizaje y
desarrollo personal. Esto genera un círculo
virtuoso donde la satisfacción estudiantil, la
calidad educativa y la reputación institucional
se ven fortalecidas, impactando positivamente
en el entorno y en la sociedad.
A pesar de sus beneficios, este estudio reconoce
que la implementación efectiva del liderazgo
transformacional enfrenta desafíos
considerables. Las limitaciones estructurales, la
falta de recursos, las resistencias culturales y las
brechas de formación en liderazgo pedagógico
pueden limitar el alcance de sus resultados.
Superar estos retos requiere estrategias
deliberadas, como la planificación institucional
a largo plazo, la inversión en programas de
desarrollo de líderes y la creación de políticas
claras que respalden la innovación y la
inclusión. También es necesario promover un
cambio cultural que valore la colaboración, la
transparencia y la rendición de cuentas como
principios fundamentales. Este proceso implica
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un compromiso colectivo que involucre a todos
los actores del sistema educativo, desde
directivos hasta estudiantes, y que transforme el
liderazgo en una práctica compartida. Así, el
liderazgo transformacional podrá consolidarse
como un motor de cambio real y sostenible.
Este estudio reafirma que el liderazgo
transformacional, aunque no es una solución
única, constituye una pieza esencial en la
construcción de instituciones educativas
sólidas, competitivas y comprometidas con el
desarrollo integral de sus comunidades. Su
impacto se multiplica cuando se combina con
políticas públicas adecuadas, recursos
suficientes y una visión estratégica que priorice
la calidad, la equidad y la innovación. Las
conclusiones obtenidas aportan elementos
valiosos para la toma de decisiones, la
formulación de programas de formación de
líderes y el diseño de estrategias educativas
adaptadas a las necesidades actuales. De este
modo, se abre un camino para que las
universidades ecuatorianas y latinoamericanas
evolucionen hacia modelos más inclusivos,
sostenibles y pertinentes, generando un impacto
positivo no solo en el ámbito académico, sino
también en el social y económico. Estas
reflexiones se convierten en la base para futuras
investigaciones y propuestas que fortalezcan el
papel del liderazgo en la educación del siglo
XXI.
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