Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 5
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ESTRATEGIAS DIDÁCTICAS INNOVADORAS PARA EL FORTALECIMIENTO DEL
APRENDIZAJE EN LA EDUCACIÓN BÁSICA ECUATORIANA
INNOVATIVE TEACHING STRATEGIES TO STRENGTHEN LEARNING IN
ECUADORIAN BASIC EDUCATION
Autores: ¹María Magdalena Pallango Espín, ²Marco Vinicio Pilatuña Toscano, ³Tania Marcela
ñez Betún y 4Gloria Margoth Gallardo Tirado
¹ORCID ID: https://orcid.org/0009-0001-2459-5219
²ORCID ID: https://orcid.org/0009-0004-6654-6863
³ORCID ID: https://orcid.org/0009-0004-2109-2984
4ORCID ID: https://orcid.org/0009-0003-5626-1031
¹E-mail de contacto: maria.pallango@educacion.gob.ec
²E-mail de contacto: marco.pilatuna@educacion.gob.ec
³E-mail de contacto: marce.nunezb@educacion.gob.ec
4E-mail de contacto: gloria.gallardo@educacion.gob.ec
Afiliación: ¹*3*4*Unidad Educativa Comunitaria Intercultural Bilingüe PCEI “El Chaquiñan”, (Ecuador). 2*Unidad Educativa “Mulaló”,
(Ecuador).
Articulo recibido: 19 de abril del 2025
Articulo revisado: 22 de abril del 2025
Articulo aprobado: 22 de mayo del 2025
¹Licenciada en Ciencias de la Educación Especialización Informática y Computación graduada en la Universidad Técnica De Ambato,
(Ecuador) con 15 años de experiencia. Magíster en Educación Básica graduada en la Universidad Técnica De Cotopaxi, (Ecuador).
²Licenciado en Ciencias de la Educación Especialización Informática y Computación graduado en la Universidad Técnica De Ambato,
(Ecuador) con 18 años de experiencia. Magíster en Pedagogía mención en Docencia e Innovación Educativa graduado en la Universidad
UTE, (Ecuador).
³Ingeniera en Contabilidad y Auditoría CPA graduada en la Universidad Técnica de Cotopaxi, (Ecuador) con 8 os de experiencia.
Magíster en Educación mención Pedagogía graduada en la Universidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil, (Ecuador).
4Ingeniera en Ciencias Administrativas Especialización Contabilidad y Auditoria CPA graduada en la Universidad Técnica De Cotopaxi,
(Ecuador) con 18 años de experiencia. Magíster en Educación Básica graduada en la Universidad Técnica De Cotopaxi, (Ecuador).
Resumen
El presente estudio tiene como objetivo
analizar el impacto de las estrategias didácticas
innovadoras en el proceso de enseñanza-
aprendizaje en la educación básica ecuatoriana,
a través de una revisión sistemática de
literatura. Se aplicó el protocolo PRISMA para
seleccionar, evaluar y sintetizar 25 estudios
relevantes publicados entre 2014 y 2024,
extraídos de bases de datos científicas como
Scopus, Redalyc, SciELO y ERIC. Los
resultados evidencian que metodologías como
el aprendizaje basado en proyectos, el aula
invertida, la gamificación, el uso pedagógico
de tecnologías digitales y la evaluación
formativa generan mejoras significativas en el
rendimiento académico, la motivación y la
participación estudiantil. Asimismo, se
identificaron condiciones institucionales y
contextuales que facilitan o dificultan la
implementación sostenida de estas estrategias,
como el liderazgo pedagógico, la formación
docente y la disponibilidad de recursos
tecnológicos. Se destaca que dichas
metodologías tienen un efecto aún más
relevante en contextos vulnerables, donde
contribuyen a reducir las brechas de
aprendizaje y promover la equidad educativa.
Las conclusiones subrayan que la innovación
didáctica no debe entenderse como un conjunto
de técnicas aisladas, sino como un proceso
sistémico que requiere voluntad institucional,
políticas educativas coherentes y una
formación docente transformadora. Se propone
que estas estrategias sean incorporadas de
manera contextualizada y reflexiva, como parte
de una pedagogía centrada en el estudiante,
orientada al desarrollo de competencias y
comprometida con una educación de calidad,
inclusiva y equitativa.
Palabras clave: Didáctica innovadora,
Educación básica, Estrategias activas.
Abstract
This study aims to analyze the impact of
innovative teaching strategies on the teaching-
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learning process in Ecuadorian basic education
through a systematic literature review. The
PRISMA protocol was applied to select,
evaluate, and synthesize 25 relevant studies
published between 2014 and 2024, extracted
from scientific databases such as Scopus,
Redalyc, SciELO, and ERIC. The results show
that methodologies such as project-based
learning, the flipped classroom, gamification,
the pedagogical use of digital technologies, and
formative assessment generate significant
improvements in academic performance,
motivation, and student participation.
Likewise, institutional and contextual
conditions that facilitate or hinder the sustained
implementation of these strategies were
identified, such as pedagogical leadership,
teacher training, and the availability of
technological resources. It is emphasized that
these methodologies have an even more
significant impact in vulnerable contexts,
where they contribute to reducing learning gaps
and promoting educational equity. The
conclusions emphasize that didactic innovation
should not be understood as a set of isolated
techniques, but rather as a systemic process that
requires institutional commitment, coherent
educational policies, and transformative
teacher training. It is proposed that these
strategies be incorporated in a contextualized
and reflective manner, as part of a student-
centered pedagogy oriented toward
competency development and committed to
quality, inclusive, and equitable education.
Keywords: Innovative teaching, Basic
education, Active strategies.
Sumário
O presente estudo tem como objetivo analisar o
impacto das estratégias didáticas inovadoras no
processo de aprendizagem-aprendizagem na
educação básica equatoriana, através de uma
revisão sistemática da literatura. Se aplicou o
protocolo PRISMA para selecionar, avaliar e
sintetizar 25 estudos relevantes publicados
entre 2014 e 2024, extraídos de bases de dados
científicos como Scopus, Redalyc, SciELO e
ERIC. Os resultados evidenciam que
metodologias como a aprendizagem baseada
em projetos, a aula invertida, a gamificação, o
uso pedagógico de tecnologias digitais e a
avaliação formativa geram melhores resultados
no desempenho acadêmico, na motivação e na
participação estudantil. Além disso, identifica
condições institucionais e contextuais que
facilitam ou dificultam a implementação sólida
dessas estratégias, como a liderança
pedagógica, a formação docente e a
disponibilidade de recursos tecnológicos.
Destaca-se que estas metodologias têm um
efeito ainda mais relevante em contextos
vulneráveis, onde contribuem para reduzir as
brechas de aprendizagem e promover a
equidade educativa. As conclusões sugerem
que a inovação didática não deve ser entendida
como um conjunto de técnicas isoladas, mas
também como um processo sistêmico que
requer voluntariado institucional, políticas
educativas coerentes e uma formação docente
transformadora. Se propõe que essas
estratégias sejam incorporadas de maneira
contextualizada e reflexiva, como parte de uma
pedagogia centrada no estudante, orientada ao
desenvolvimento de competências e
comprometida com uma educação de
qualidade, inclusiva e equitativa.
Palavras-chave: Didática inovadora,
Educação básica, Estratégias ativas.
Introducción
La educación básica constituye la etapa
fundacional del sistema educativo ecuatoriano,
en la cual se configuran los aprendizajes
esenciales que determinan el desarrollo integral
del ser humano. Esta fase comprende un
periodo crítico de maduración cognitiva,
afectiva, motriz y social, por lo que representa
un eje vertebral en la formación ciudadana y
académica de la niñez. En este nivel se forjan no
solo habilidades instrumentales como la lectura,
la escritura y el cálculo, sino también valores
éticos, actitudes colaborativas y competencias
para la vida. Por tanto, el proceso educativo en
este ciclo debe estar guiado por criterios de
calidad, pertinencia, equidad y participación.
No obstante, en el contexto ecuatoriano, aún
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persisten prácticas pedagógicas tradicionales
que limitan el desarrollo de una educación
integral, inclusiva y transformadora.
Investigaciones recientes han demostrado que
los métodos centrados exclusivamente en la
transmisión de contenidos dificultan la
participación activa de los estudiantes, generan
desmotivación y reducen la posibilidad de
desarrollar competencias complejas que exige
la sociedad contemporánea (Alexandra y
Esmeralda, 2024). Esta situación pone en
evidencia la necesidad urgente de replantear las
estrategias didácticas utilizadas en las aulas de
educación básica, promoviendo enfoques que
privilegien el aprendizaje activo, reflexivo y
significativo. La didáctica, como campo
disciplinar dentro de las ciencias de la
educación, se encarga del estudio sistemático de
los procesos de enseñanza y aprendizaje, con el
objetivo de optimizar las prácticas pedagógicas
en función de los contextos socioculturales en
los que se desarrollan. A lo largo de las últimas
décadas, la didáctica ha experimentado una
evolución sustancial, transitando de modelos
instructivos y mecanicistas hacia enfoques más
integradores, humanistas y constructivistas.
Esta transformación ha sido impulsada por los
avances de la psicología del aprendizaje, la
pedagogía crítica, la sociología de la educación
y la tecnología educativa, los cuales han
contribuido a comprender que la enseñanza no
debe concebirse como un simple acto de
transmisión, sino como un proceso complejo de
mediación, construcción, interacción y
transformación del conocimiento. En este
marco, las estrategias didácticas innovadoras
como el aprendizaje basado en proyectos, la
resolución de problemas, el aprendizaje
cooperativo, la gamificación, el aula invertida y
el uso de plataformas digitales han adquirido
gran protagonismo, al permitir diseñar
experiencias educativas más dinámicas,
contextualizadas y motivadoras (Escobar y
Moreno, 2020). No obstante, la aplicación de
estas metodologías exige un profundo cambio
en la cultura escolar y en el rol del docente,
quien deja de ser un transmisor de saber para
convertirse en un facilitador del aprendizaje. En
Ecuador, el marco normativo establece
lineamientos claros que orientan la
transformación de la práctica pedagógica. La
Ley Orgánica de Educación Intercultural
(LOEI) y el currículo nacional proponen una
educación basada en competencias, centrada en
el desarrollo integral de los estudiantes, la
interculturalidad, la inclusión y la participación
democrática.
Este enfoque requiere que los procesos
didácticos se fundamenten en principios como
la significatividad del aprendizaje, la
contextualización de los contenidos, la
transversalización de valores, la evaluación
formativa y la adaptación a las características
individuales del alumnado. Sin embargo, la
implementación real de estas propuestas
enfrenta obstáculos estructurales,
organizacionales y culturales. Numerosos
estudios han revelado que, en la práctica
cotidiana, prevalecen enfoques tradicionales
que priorizan el cumplimiento mecánico de
programas, el uso acrítico de textos escolares y
la evaluación memorística. Esta tensión entre el
currículo prescrito y el currículo real genera
inconsistencias que afectan directamente el
proceso de aprendizaje de los estudiantes,
quienes muchas veces no logran construir
significados relevantes ni establecer vínculos
entre el conocimiento escolar y su experiencia
vital (Cálcena y Ortiz, 2024).
Las limitaciones en la implementación de
estrategias didácticas activas están relacionadas
con múltiples factores que interactúan de
manera compleja. En primer lugar, la formación
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inicial de los docentes no siempre brinda
herramientas suficientes para planificar, aplicar
y evaluar metodologías innovadoras,
especialmente aquellas que requieren una
transformación del rol del maestro, del uso del
tiempo y de la organización del aula. En
segundo lugar, la escasa oferta de formación
continua en servicio, la falta de
acompañamiento técnico y la ausencia de
comunidades de aprendizaje entre docentes
dificultan la consolidación de una cultura
profesional orientada a la mejora continua. A
ello se suma la sobrecarga laboral que enfrentan
muchos educadores, la presión por cumplir con
estándares administrativos y la falta de
incentivos institucionales para la innovación.
En el caso de las instituciones fiscales,
particularmente en zonas rurales o de difícil
acceso, estas problemáticas se ven agravadas
por la precariedad en infraestructura, la limitada
conectividad y la escasa disponibilidad de
recursos tecnológicos (Sáenz et al., 2023). Esta
realidad genera un escenario en el que el
compromiso y la creatividad docente se ven
muchas veces restringidos por condiciones
materiales y organizativas adversas.
Pese a estas dificultades, existen experiencias
educativas exitosas que demuestran la
viabilidad y pertinencia de aplicar estrategias
didácticas innovadoras en contextos diversos.
Estudios realizados en América Latina han
evidenciado que prácticas como el aprendizaje
basado en problemas, los proyectos
interdisciplinarios, el uso pedagógico de
tecnologías, las metodologías activas y la
evaluación auténtica contribuyen de forma
significativa al desarrollo de competencias
cognitivas, comunicativas, socioemocionales y
ciudadanas. Estas experiencias ponen de
manifiesto que la innovación didáctica no
depende exclusivamente de los recursos
disponibles, sino también de la actitud
profesional del docente, de su disposición al
cambio y de su capacidad para reflexionar
críticamente sobre su práctica. Asimismo,
evidencian que cuando los estudiantes son
protagonistas de su proceso de aprendizaje, se
incrementa su motivación, se fortalece su
autoestima, se generan vínculos colaborativos
más sólidos y se mejora el rendimiento
académico en múltiples áreas (Auquilla et al.,
2020). Estas evidencias son un llamado a
transformar las prácticas pedagógicas
tradicionales, considerando que una enseñanza
innovadora puede ser implementada de forma
progresiva, flexible y contextualizada,
adaptándose a las realidades concretas de cada
escuela y comunidad. El presente estudio tiene
como objetivo general analizar el uso de
estrategias didácticas innovadoras en
instituciones de educación básica fiscal en
Ecuador, particularmente en el ámbito de la
provincia del Guayas. A través de un enfoque
metodológico mixto, se busca identificar las
metodologías pedagógicas más empleadas por
los docentes, examinar sus niveles de
apropiación conceptual y práctica, explorar las
percepciones del estudiantado sobre el proceso
de enseñanza-aprendizaje y establecer
relaciones entre el tipo de estrategia aplicada y
los niveles de rendimiento, motivación y
participación estudiantil. Esta investigación se
justifica no solo por la necesidad de generar
conocimiento científico sobre la práctica
educativa actual, sino también por el
compromiso ético de contribuir a la mejora de
la calidad educativa mediante propuestas que
articulen teoría y práctica en función de la
equidad y la justicia social.
Además de su aporte académico, este trabajo
pretende incidir en los procesos de formación
docente, diseño curricular y planificación
institucional. Al identificar las fortalezas y
debilidades en el uso de estrategias didácticas,
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se podrá orientar de forma más precisa la
capacitación de los docentes, el
acompañamiento pedagógico y la asignación de
recursos educativos. Asimismo, se podrá
generar un diálogo más informado entre los
distintos actores del sistema educativo;
docentes, autoridades, padres de familia,
estudiantes, para construir una visión
compartida sobre la necesidad de innovar en la
enseñanza. Este artículo, por tanto, se inscribe
en una perspectiva crítica y propositiva que
reconoce el papel transformador de la
educación y la centralidad del trabajo docente
como motor del cambio social.
La didáctica, como campo epistemológico de
las ciencias de la educación, se ocupa del
estudio de los procesos de enseñanza y
aprendizaje en su complejidad, proponiendo
marcos teóricos, metodológicos y prácticos para
orientar la acción docente. Desde sus orígenes,
ha sido influenciada por diversas corrientes
filosóficas y psicológicas que han configurado
distintas maneras de entender el acto educativo.
Tradicionalmente, la didáctica se fundamentó
en un modelo transmisivo, donde el docente era
el eje del proceso y el estudiante ocupaba un rol
pasivo, limitado a la recepción y memorización
de contenidos. No obstante, el giro hacia
paradigmas constructivistas, socioculturales y
críticos ha permitido concebir el aprendizaje
como una construcción activa, situada y
mediada por el lenguaje, la interacción social y
la experiencia (Guaita, 2024). En este contexto,
el rol del docente se redefine como mediador
del conocimiento, diseñador de situaciones de
aprendizaje y facilitador del desarrollo integral
del educando. La educación sica, en tanto
etapa formativa fundamental, exige estrategias
didácticas que no solo transmitan contenidos
curriculares, sino que desarrollen habilidades
cognitivas, sociales, emocionales y éticas en los
estudiantes. Según el enfoque por
competencias, adoptado en el currículo
ecuatoriano, el objetivo de la educación básica
es formar ciudadanos críticos, reflexivos,
creativos y comprometidos con su entorno, lo
cual demanda metodologías centradas en el
estudiante, en la resolución de problemas reales
y en la contextualización del aprendizaje. Tal
como señalan Tobón, Pimienta y García Fraile
(Calderón, 2021), las competencias se
desarrollan cuando se movilizan
conocimientos, habilidades, actitudes y valores
para enfrentar situaciones significativas. Por
tanto, las estrategias didácticas deben diseñarse
considerando los contextos socioculturales de
los estudiantes, sus estilos de aprendizaje y las
posibilidades de generar experiencias que
articulen la teoría con la práctica.
Uno de los enfoques metodológicos más
difundidos en la actualidad es el aprendizaje
basado en proyectos (ABP), el cual permite a
los estudiantes investigar, diseñar y ejecutar
tareas complejas que tienen aplicación en su
vida cotidiana. Esta metodología fomenta la
autonomía, el pensamiento crítico, el trabajo
colaborativo y la toma de decisiones,
habilidades esenciales en el siglo XXI. Según
Hernández (2024) el ABP contribuye
significativamente al aprendizaje significativo
porque parte de intereses genuinos del
alumnado y los compromete con productos
concretos. En el ámbito de la educación básica,
esta estrategia permite articular áreas del
conocimiento, integrar a la comunidad en los
procesos de aprendizaje y reforzar la
motivación intrínseca del estudiante. No
obstante, su implementación requiere una
planificación cuidadosa, un cambio en la
organización del tiempo escolar y un
compromiso institucional para su
sostenibilidad. Otra estrategia emergente en los
procesos de innovación didáctica es el uso del
aula invertida o flipped classroom, un modelo
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pedagógico en el que los contenidos teóricos se
estudian fuera del aula mediante recursos
digitales, y el tiempo en clase se dedica a
actividades prácticas, colaborativas y de
profundización. Este enfoque rompe con la
estructura tradicional de la clase magistral,
permitiendo un mayor aprovechamiento del
tiempo escolar para la resolución de dudas,
debates, experimentos, proyectos o tutorías
personalizadas. Bergmann y Sams, creadores
del modelo, destacan que esta metodología
promueve la autonomía del estudiante y el
desarrollo de habilidades de autoaprendizaje.
En el contexto ecuatoriano, su aplicación se ha
visto limitada por las brechas digitales y la falta
de formación docente en tecnologías
educativas, aunque instituciones que la han
implementado reportan mejoras en la
participación estudiantil y en los resultados
académicos (Muñoz et al., 2024).
La gamificación constituye otra estrategia
didáctica relevante para la educación básica, al
incorporar dinámicas y elementos propios del
juego en entornos de aprendizaje formal. Esta
metodología aprovecha la motivación lúdica
natural de los niños para fomentar la
participación activa, la sana competencia, el
logro de metas y el trabajo en equipo. Según
Zichermann y Cunningham la gamificación
mejora la experiencia de aprendizaje al
introducir desafíos, recompensas y
retroalimentación inmediata. En el contexto
escolar, puede aplicarse a través de plataformas
digitales, juegos didácticos físicos, narrativas
interactivas o sistemas de puntuación y niveles
(Padilla, 2023). Diversos estudios han
demostrado que la gamificación potencia el
compromiso estudiantil, la atención sostenida y
la memorización de contenidos, especialmente
en áreas como matemáticas, lenguaje y ciencias
naturales (Martínez y Gómez, 2020). Sin
embargo, se requiere una aplicación
intencionada, con objetivos pedagógicos claros
y una evaluación formativa que vaya más allá
del simple entretenimiento.
El uso pedagógico de las Tecnologías de la
Información y Comunicación (TIC) ha sido
ampliamente promovido como un factor clave
en la modernización de la enseñanza. Las TIC
ofrecen múltiples oportunidades para
diversificar los recursos didácticos, facilitar el
acceso a información actualizada, personalizar
el aprendizaje y fomentar nuevas formas de
comunicación entre docentes y estudiantes. No
obstante, su incorporación en la educación
básica ecuatoriana ha sido desigual, debido a las
brechas de conectividad, el bajo equipamiento
de las instituciones y la escasa formación
docente en competencias digitales. Según datos
del INEC solo el 46% de los hogares rurales del
país cuenta con acceso estable a internet, lo cual
limita la continuidad de estrategias como las
clases híbridas o el uso de plataformas
educativas. A pesar de ello, experiencias locales
han demostrado que, incluso con recursos
limitados, es posible utilizar las TIC de forma
creativa y significativa, siempre que exista una
intención pedagógica clara (Flores y Pimentel,
2023).
La evaluación formativa, como componente
clave de toda estrategia didáctica innovadora,
permite retroalimentar el proceso de
aprendizaje y ajustar la enseñanza a las
necesidades reales de los estudiantes. A
diferencia de la evaluación sumativa, que se
centra en medir resultados finales, la evaluación
formativa se orienta a acompañar el desarrollo
de las competencias mediante la observación
continua, el diálogo reflexivo, el uso de
rúbricas, portafolios, autoevaluaciones y
coevaluaciones. Black y Wiliam afirman que la
evaluación formativa mejora sustancialmente el
rendimiento académico, sobre todo en
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estudiantes con dificultades de aprendizaje, ya
que les permite comprender sus errores,
identificar sus fortalezas y construir una actitud
positiva hacia el aprendizaje. En el contexto de
la educación básica, esta práctica resulta
esencial para crear ambientes de aprendizaje
seguros, equitativos y motivadores (López y
Alcalá, 2023).
Es necesario reconocer que la implementación
de estrategias didácticas innovadoras no puede
entenderse como un acto individual del docente,
sino como un proceso colectivo que requiere de
condiciones institucionales adecuadas. Para que
estas metodologías sean sostenibles, se necesita
una cultura escolar que valore la
experimentación pedagógica, políticas
educativas que respalden la innovación,
recursos suficientes y una comunidad educativa
comprometida. En este sentido, la formación
continua del profesorado, el liderazgo
pedagógico de los directivos y la participación
activa de las familias se configuran como
elementos fundamentales. La innovación
didáctica debe entenderse como una práctica
situada, flexible y coherente con las
características del contexto, y no como la
aplicación mecánica de modas educativas
(Bonafé y Anaya, 2021). Solo así será posible
construir una educación básica ecuatoriana que
responda a las exigencias del siglo XXI, sin
perder de vista la equidad, la inclusión y el
derecho a una educación de calidad para todos.
Materiales y Métodos
El presente estudio se fundamentó en una
metodología de tipo cualitativo con enfoque
documental, a través de una revisión sistemática
de literatura que tiene como objetivo identificar,
analizar e interpretar de manera rigurosa la
evidencia científica existente sobre el uso de
estrategias didácticas innovadoras en la
educación básica. Esta modalidad investigativa
se justifica por la necesidad de construir un
cuerpo teórico sólido y actualizado que permita
comprender las prácticas pedagógicas
emergentes, sus fundamentos teóricos y sus
implicaciones en contextos educativos reales,
particularmente en el ámbito ecuatoriano. Se
optó por una revisión sistemática debido a su
carácter exhaustivo, objetivo y replicable,
siguiendo los lineamientos metodológicos del
protocolo PRISMA (Preferred Reporting Items
for Systematic Reviews and Meta-Analyses),
que establece etapas claramente definidas para
garantizar la transparencia del proceso:
identificación, selección, elegibilidad e
inclusión de documentos. La aplicación de esta
metodología permite no solo compilar
información relevante, sino también contrastar
enfoques, evaluar niveles de evidencia y
proponer nuevas líneas de reflexión e
intervención pedagógica fundamentadas en la
literatura científica (Morales, 2022).
La búsqueda bibliográfica se desarrolló entre
los meses de enero y marzo de 2025, utilizando
bases de datos académicas de reconocido
prestigio como Scopus, Redalyc, SciELO,
ERIC y Google Scholar. Para ello, se definieron
palabras clave en español e inglés, tales como
“estrategias didácticas innovadoras”,
“educación básica”, “metodologías activas”,
“aprendizaje basado en proyectos”, “aula
invertida” y “revisión sistemática”. Se
establecieron criterios de inclusión que
contemplaban estudios publicados entre 2014 y
2024, investigaciones empíricas y teóricas con
revisión por pares, estudios centrados en
contextos de educación básica y en el uso o
evaluación de metodologías activas. Por el
contrario, se excluyeron trabajos duplicados,
estudios de niveles educativos distintos (inicial,
secundaria o superior), artículos de opinión sin
respaldo metodológico, y aquellos con
limitaciones de acceso al texto completo. En
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total, se identificaron inicialmente 146
documentos, de los cuales 67 fueron
seleccionados para revisión a texto completo, y
finalmente se incluyeron 25 estudios que
cumplían rigurosamente con los criterios
establecidos. Estos documentos fueron
analizados mediante una matriz categorial que
permitió sistematizar información sobre
enfoques metodológicos, objetivos, resultados,
limitaciones y relevancia contextual.
El análisis de los documentos seleccionados se
realizó de forma cualitativa, mediante un
proceso de codificación abierta e interpretación
reflexiva que permitió identificar patrones
comunes, divergencias teóricas, vacíos de
conocimiento y buenas prácticas pedagógicas
documentadas. Esta triangulación de fuentes
permitió reducir el sesgo interpretativo y dotar
al estudio de mayor consistencia analítica. Los
estudios incluidos abordaron diversas
estrategias didácticas entre ellas, el aprendizaje
basado en proyectos, el aula invertida, la
gamificación, el uso de tecnologías digitales y
la evaluación formativa en países de América
Latina con realidades socioculturales
comparables a la ecuatoriana, lo cual aporta
pertinencia contextual a los hallazgos. En
conjunto, esta revisión sistemática proporciona
un panorama amplio, crítico y fundamentado
sobre las prácticas pedagógicas innovadoras en
educación básica, sirviendo como sustento
metodológico y teórico para las secciones
posteriores del presente artículo. Asimismo,
ofrece elementos clave para orientar procesos
de formación docente, rediseño curricular y
políticas educativas que promuevan una
didáctica transformadora, equitativa y centrada
en el estudiante.
Resultados y discusión
La revisión sistemática realizada permitió
identificar una diversidad de enfoques y
experiencias en la aplicación de estrategias
didácticas innovadoras dentro del ámbito de la
educación básica, revelando un panorama en
expansión que refleja tanto avances
significativos como desafíos estructurales. Uno
de los hallazgos más consistentes fue la
destacada presencia del aprendizaje basado en
proyectos (ABP) como estrategia metodológica
que ha ganado terreno en diversos contextos
escolares, particularmente en América Latina.
Esta estrategia demostró ser eficaz para vincular
los contenidos curriculares con la realidad
inmediata de los estudiantes, fomentando
procesos de indagación activa, solución de
problemas y generación de productos concretos
con valor social. La evidencia mostró que el
ABP potencia el desarrollo de habilidades
cognitivas superiores, como la capacidad de
análisis, síntesis y evaluación, al tiempo que
promueve actitudes de cooperación, sentido de
pertenencia y responsabilidad compartida. En
países como Colombia, México y Chile, los
estudios reportaron incrementos sostenidos en
el rendimiento académico de estudiantes de
cuarto a séptimo año, especialmente en
asignaturas como ciencias naturales, estudios
sociales y lenguaje. Esta estrategia también
contribuyó a mejorar la autoestima y la
autopercepción del estudiante como agente de
cambio dentro de su comunidad escolar y local.
Se evidenció un creciente interés en el modelo
pedagógico del aula invertida, que rompe con la
lógica tradicional de transmisión del
conocimiento y plantea una reconfiguración del
tiempo y espacio escolar. Este enfoque fue
valorado por diversos autores como una
oportunidad para optimizar el uso del aula,
destinando las horas presenciales a actividades
prácticas, colaborativas y de profundización,
mientras que los contenidos teóricos se abordan
de forma autónoma mediante materiales
digitales accesibles desde casa. La revisión
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muestra que esta metodología fomenta la
autonomía, la autorregulación del aprendizaje y
la capacidad de planificación individual del
estudiante, permitiéndole apropiarse de los
contenidos a su propio ritmo. Los estudios más
sólidos metodológicamente indicaron mejoras
notables en la comprensión conceptual y en la
participación activa, a como una reducción
significativa en los niveles de distracción y
desinterés, sobre todo en estudiantes que
presentaban dificultades de aprendizaje en
contextos escolares tradicionales. No obstante,
algunos trabajos advirtieron que la efectividad
del aula invertida depende en gran medida de
factores contextuales como el acceso a
tecnologías, la capacitación del docente y la
colaboración familiar, sin los cuales la
estrategia puede generar desigualdades
adicionales.
La gamificación emergió como otra estrategia
ampliamente documentada en los estudios
analizados. Esta metodología, que consiste en
integrar elementos propios del juego en
contextos no lúdicos, como el aula, fue
reportada como altamente motivadora y eficaz
para promover la participación activa de los
estudiantes, especialmente en los primeros años
de la educación básica. La inclusión de niveles,
puntos, recompensas simbólicas, desafíos y
retroalimentación inmediata permitió
transformar la dinámica de clases tradicional en
experiencias más interactivas y atractivas para
los niños, incrementando el tiempo de atención,
la disposición al aprendizaje y la retención de
contenidos. Los estudios que abordaron esta
estrategia desde un enfoque cuantitativo
registraron incrementos significativos en los
resultados académicos en asignaturas como
matemáticas y ciencias, así como una mejora en
la actitud hacia el aprendizaje. Asimismo, la
gamificación se mostró efectiva en el desarrollo
de habilidades sociales como la cooperación, el
respeto por normas y la resiliencia ante el error,
cuando se aplicó con criterios pedagógicos
claros. No obstante, se advierte que su
implementación requiere una planificación
didáctica rigurosa para evitar la trivialización de
los contenidos o la competitividad desmedida
que puede surgir si no se equilibran los
componentes del juego con los objetivos
formativos.
En cuanto al uso de tecnologías digitales en el
aula, los estudios revisados ofrecieron
resultados heterogéneos. Por un lado, se
documentaron experiencias exitosas donde
plataformas digitales, aplicaciones educativas,
recursos multimedia y entornos virtuales
enriquecieron el proceso de enseñanza-
aprendizaje, permitiendo una mayor
personalización y adaptabilidad. En estas
experiencias, los estudiantes desarrollaron
competencias digitales básicas y transversales
que les permitieron acceder a información
diversa, trabajar de forma autónoma y realizar
tareas más creativas. Por otro lado, varios
estudios señalaron que, en contextos con baja
conectividad o escasa infraestructura
tecnológica, la integración de las TIC en el aula
se torna superficial, limitada o nula, lo cual
agrava la brecha digital entre escuelas urbanas
y rurales. A pesar de estas limitaciones, algunos
trabajos destacaron que, con creatividad y
apoyo institucional, los docentes lograron
implementar recursos digitales alternativos de
bajo costo, como el uso educativo del teléfono
celular, software libre y herramientas de edición
audiovisual casera. Estos resultados subrayan la
necesidad de diseñar políticas públicas que
garanticen el acceso equitativo a tecnologías
educativas y una formación docente continua en
competencias digitales pedagógicas.
Otro de los aspectos centrales que emergieron
del análisis fue la relevancia de la evaluación
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formativa como estrategia integral del proceso
de enseñanza-aprendizaje. Lejos de limitarse a
la medición de resultados, esta forma de
evaluación se concibe como una práctica
continua, dialógica y participativa, que permite
al estudiante ser consciente de sus propios
avances, dificultades y procesos de mejora. Los
estudios revisados mostraron que el uso de
rúbricas, portafolios, diarios reflexivos,
autoevaluaciones y coevaluaciones contribuyó
a fortalecer la metacognición, la autonomía y el
compromiso de los estudiantes con su propio
aprendizaje. Además, cuando esta estrategia fue
acompañada por retroalimentación oportuna y
significativa por parte del docente, se observó
una mejora en el desempeño académico general,
así como una actitud más positiva hacia la
escuela. En varios casos, la evaluación
formativa también favoreció una relación más
horizontal entre docentes y estudiantes,
promoviendo el diálogo, la escucha activa y la
co-construcción del conocimiento, lo cual
fortaleció la convivencia y el clima de aula.
El análisis de los estudios seleccionados
evidenció también que las condiciones
institucionales son determinantes para la
implementación exitosa de estrategias
didácticas innovadoras. En este sentido, el
liderazgo pedagógico de las autoridades
escolares fue identificado como un factor clave
para promover una cultura de mejora continua,
formación profesional docente y trabajo
colaborativo. Las escuelas donde los directivos
fomentan el intercambio de buenas prácticas
apoyan la experimentación didáctica y priorizan
la actualización pedagógica, mostraron una
mayor propensión a integrar metodologías
activas en sus procesos educativos. Por el
contrario, aquellas instituciones centradas
exclusivamente en el cumplimiento burocrático
y en la repetición de esquemas tradicionales,
presentaron resistencia al cambio y un bajo
nivel de apropiación metodológica por parte del
profesorado. Asimismo, se observó que el
acompañamiento pedagógico sistemático y el
acceso a recursos materiales inciden de manera
directa en la calidad de las innovaciones
implementadas en el aula.
Los estudios revisados también coincidieron en
resaltar el papel crucial de la formación docente
inicial y continua en la adopción y
sostenibilidad de enfoques didácticos
innovadores. La mayoría de los docentes
incluidos en las investigaciones manifestaron
que su formación académica carecía de
suficientes experiencias prácticas sobre
metodologías activas y uso de tecnologías, lo
cual dificultaba su aplicación en el contexto real
del aula. No obstante, cuando las instituciones
brindaban oportunidades de actualización
mediante talleres, cursos en línea, círculos de
estudio y comunidades profesionales de
aprendizaje, los docentes mostraban una mayor
disposición al cambio, aumentaban su
confianza profesional y mejoraban la calidad de
sus prácticas pedagógicas. Varios estudios
destacaron la necesidad de transitar de modelos
de capacitación verticales y teóricos hacia
propuestas más participativas, basadas en la
reflexión crítica sobre la práctica, la
observación entre pares y el acompañamiento in
situ.
Respecto a las percepciones estudiantiles, se
observó un patrón consistente: los estudiantes
valoran de forma muy positiva aquellas clases
donde se sienten implicados emocional e
intelectualmente. Las investigaciones revelaron
que las estrategias activas generan un ambiente
de aula más motivador, lúdico y participativo,
donde los estudiantes se atreven a expresar sus
ideas, equivocarse sin temor y construir el
conocimiento en interacción con sus
compañeros. Esta percepción se traduce en una
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mejora en la disposición hacia el aprendizaje,
mayor permanencia en el aula y reducción de la
ansiedad académica. Asimismo, se evidenció
que los estudiantes desarrollan un sentido de
pertenencia hacia su grupo y su institución
cuando participan activamente en proyectos,
debates, juegos o actividades colaborativas.
Estos hallazgos refuerzan la idea de que el
componente emocional es inseparable del
proceso cognitivo, y que una didáctica centrada
en el estudiante implica también cuidar su
bienestar integral.
Los resultados también pusieron de manifiesto
que las estrategias didácticas innovadoras
tienen un efecto especialmente positivo en
contextos de vulnerabilidad social, donde los
estudiantes enfrentan condiciones
desfavorables como pobreza, exclusión,
desnutrición, abandono familiar o violencia. En
estos escenarios, la implementación de
metodologías activas y afectivas permitió
resignificar el espacio escolar como un entorno
protector, creativo y transformador. Los
estudios señalan que estas estrategias
contribuyen a disminuir las brechas de
aprendizaje, prevenir la deserción escolar y
promover la equidad educativa, al ofrecer
oportunidades reales de participación,
valoración de la diversidad y desarrollo de
capacidades. Asimismo, se destaca la
importancia de vincular la escuela con la
comunidad y de incluir la voz de los estudiantes
en la toma de decisiones, lo que fortalece su
sentido de agencia y empoderamiento.
La revisión sistemática permitió identificar un
conjunto de buenas prácticas educativas
transferibles al contexto ecuatoriano. Entre ellas
se encuentran la planificación de unidades
didácticas interdisciplinarias basadas en
proyectos reales, la incorporación gradual de
tecnologías accesibles, la creación de redes de
docentes para el intercambio de experiencias, y
la implementación de evaluaciones centradas en
el proceso más que en el producto. Estas
experiencias exitosas demuestran que, más allá
de las condiciones materiales, es posible
generar innovaciones significativas cuando
existe una visión pedagógica compartida,
liderazgo comprometido y voluntad de
transformación. En síntesis, los resultados
permiten sostener que las estrategias didácticas
activas constituyen una vía viable y necesaria
para mejorar la calidad, equidad y pertinencia
de la educación básica en Ecuador.
Discusión de los resultados
Los resultados obtenidos en esta revisión
sistemática confirman la pertinencia y la
eficacia de las estrategias didácticas
innovadoras en el fortalecimiento del proceso
de enseñanza-aprendizaje en la educación
básica, coincidiendo con la literatura que
plantea la necesidad de abandonar modelos
tradicionales centrados en la transmisión
unidireccional del conocimiento (Alexandra y
Esmeralda., 2024). Estrategias como el
aprendizaje basado en proyectos, el aula
invertida, la gamificación, el uso de tecnologías
y la evaluación formativa, no solo ofrecen
alternativas metodológicas más activas y
motivadoras, sino que también permiten
transformar el rol del estudiante en sujeto
activo, reflexivo y colaborativo dentro del
proceso educativo. Este cambio de paradigma
no solo responde a una exigencia pedagógica,
sino también a un imperativo ético: formar
sujetos críticos y participativos capaces de
desenvolverse en entornos complejos, diversos
y en constante transformación. En este sentido,
los resultados respaldan la idea de que la
innovación didáctica debe ser una prioridad en
los sistemas educativos que aspiran a una
educación de calidad y con equidad.
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Uno de los aportes más significativos del
estudio radica en la validación del aprendizaje
basado en proyectos como una estrategia que
articula el saber con el hacer, y que permite
conectar el currículo con los intereses del
estudiante y la realidad de su entorno. Este
enfoque, ampliamente respaldado en la
literatura internacional (Valencia, 2024), fue
identificado en múltiples estudios como una vía
efectiva para desarrollar competencias
cognitivas y socioemocionales, mejorar el
rendimiento académico y generar aprendizajes
más significativos. Su aplicación en educación
básica se muestra especialmente pertinente, ya
que favorece la integración de saberes y el
trabajo por áreas, estimula la autonomía
progresiva y fortalece la interacción social. Sin
embargo, para que este enfoque se implemente
con éxito, se requiere una planificación
rigurosa, así como condiciones institucionales
que respalden la interdisciplinariedad, la
flexibilidad curricular y el trabajo docente
colaborativo.
Asimismo, el modelo del aula invertida se
ratifica como una alternativa eficaz para
potenciar el aprendizaje autónomo y el
aprovechamiento pedagógico del tiempo en el
aula, aunque su efectividad depende de la
infraestructura tecnológica disponible y del
nivel de alfabetización digital tanto de docentes
como de estudiantes. Esta estrategia responde
adecuadamente a las exigencias de un contexto
educativo que demanda nuevas formas de
organizar el conocimiento, promover la
investigación guiada y estimular la
responsabilidad del estudiante en su propio
proceso de aprendizaje. En consonancia con
Bergmann y Sams la revisión evidencia que esta
metodología mejora los niveles de comprensión
y participación activa, siempre que sea aplicada
de manera contextualizada y acompañada de
estrategias de seguimiento personalizadas. No
obstante, se advierte que su implementación
desigual en el Ecuador actual podría reforzar
brechas preexistentes si no se acompaña de
políticas inclusivas en conectividad y acceso a
dispositivos (Muñoz et al., 224). La
gamificación, por su parte, se revela como una
estrategia particularmente efectiva para los
primeros años de la educación básica, en los que
el componente lúdico del aprendizaje tiene un
alto valor motivacional y formativo. En nea
con lo planteado por Zichermann y
Cunningham, los resultados de la revisión
confirman que el uso didáctico de juegos y
dinámicas competitivas sanas permite fortalecer
habilidades cognitivas y sociales, siempre que
exista una mediación pedagógica intencionada
que oriente el juego hacia la construcción de
aprendizajes. La gamificación no debe ser
entendida como una moda pasajera, sino como
una forma de resignificar la experiencia escolar,
haciendo del aula un espacio más inclusivo,
dinámico y participativo. La clave de su eficacia
está en el equilibrio entre el componente lúdico
y los objetivos formativos, lo que requiere del
docente una sólida formación en diseño
didáctico y evaluación formativa (Padilla,
2023).
En cuanto a la integración de tecnologías en el
aula, los hallazgos revelan tanto su potencial
transformador como sus limitaciones
contextuales. Si bien las TIC permiten
diversificar las estrategias de enseñanza,
personalizar el aprendizaje y ampliar las fuentes
de información, su implementación efectiva
depende de condiciones estructurales aún no
resueltas en el sistema educativo ecuatoriano,
como el acceso desigual a internet, la escasa
dotación de dispositivos y la baja capacitación
docente en competencias digitales. No obstante,
algunas experiencias documentadas demuestran
que incluso con recursos limitados es posible
aplicar estrategias tecnológicas efectivas, lo
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cual pone en evidencia que el factor más
determinante sigue siendo la actitud profesional
del docente y el respaldo institucional a la
innovación. Tal como sostienen autores como
Salinas, más que la tecnología en sí, lo que
transforma el aula es la intencionalidad
pedagógica con la que se utiliza (Flores y
Pimentel., 2023.
Los hallazgos de esta revisión confirman que la
implementación de estrategias didácticas
innovadoras no puede desvincularse de factores
estructurales como la formación docente, el
liderazgo pedagógico institucional y las
condiciones de equidad en el acceso al
aprendizaje. La evidencia analizada resalta la
importancia de concebir la innovación no como
un acto aislado de voluntad individual, sino
como un proceso colectivo que requiere del
compromiso de todos los actores del sistema
educativo. En el caso ecuatoriano, esto implica
avanzar en políticas públicas que prioricen la
actualización pedagógica del magisterio,
fomenten espacios colaborativos de innovación
y garanticen las condiciones necesarias para una
enseñanza activa, inclusiva y contextualizada.
En suma, los resultados del presente estudio no
solo ratifican la eficacia de las estrategias
activas, sino que exigen una respuesta
institucional coherente con los desafíos de la
educación básica del siglo XXI.
Conclusiones
Los hallazgos obtenidos a través de esta
revisión sistemática permiten afirmar con
claridad que las estrategias didácticas
innovadoras se consolidan como elementos
transformadores del proceso educativo en la
educación básica. Lejos de ser simples técnicas
aplicables de forma aislada, estas estrategias
representan un cambio de paradigma en la
manera en que se concibe la enseñanza y el
aprendizaje. El aprendizaje basado en
proyectos, el aula invertida, la gamificación, el
uso de tecnologías con fines pedagógicos y la
evaluación formativa son recursos
metodológicos que no solo enriquecen la
experiencia del estudiante, sino que revalorizan
su papel como protagonista activo del acto
educativo. A través de su implementación, se ha
observado un fortalecimiento de competencias
fundamentales como la resolución de
problemas, el pensamiento crítico, la
creatividad, la autorregulación y el trabajo
colaborativo, las cuales constituyen pilares
esenciales para enfrentar los desafíos del mundo
contemporáneo. Estas metodologías, al situar al
estudiante en el centro del proceso formativo,
favorecen la construcción de aprendizajes
duraderos, contextualizados y profundamente
significativos, que superan los mites de la
repetición mecánica y abren paso a una
educación más humanizante, participativa y
relevante.
En este sentido, resulta evidente que la
incorporación de estas estrategias en el aula no
puede depender exclusivamente de la iniciativa
individual del docente, sino que requiere de un
ecosistema institucional e interinstitucional que
respalde, fomente y sostenga procesos de
innovación pedagógica. Las experiencias
sistematizadas revelan que factores como el
liderazgo pedagógico de los directivos, la
existencia de una cultura escolar abierta al
cambio, la disponibilidad de recursos
tecnológicos y didácticos, así como la
existencia de programas de formación continua
pertinentes, inciden directamente en la
posibilidad de implementar de forma eficaz y
sostenida las estrategias activas en la práctica
diaria. En entornos donde se promueve el
trabajo colaborativo entre docentes, se genera
reflexión pedagógica colectiva y se ofrece
acompañamiento técnico, la innovación se
convierte en parte del quehacer institucional. En
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contraste, en contextos donde prevalece una
gestión educativa centrada en lo administrativo
y en la reproducción de esquemas verticales, la
introducción de metodologías innovadoras se
reduce a esfuerzos individuales, muchas veces
frustrados por la falta de condiciones materiales
o simbólicas. Esto reafirma la necesidad de
abordar la transformación pedagógica desde
una mirada sistémica que integre a todos los
actores del sistema educativo.
Otro aspecto fundamental que se desprende de
los resultados es el alto potencial de las
estrategias didácticas innovadoras para
promover la equidad educativa, especialmente
en contextos de alta vulnerabilidad social. En
las escuelas donde los estudiantes enfrentan
condiciones adversas como pobreza extrema,
entornos de violencia o desintegración familiar,
las metodologías activas han demostrado ser
herramientas poderosas para generar
oportunidades reales de aprendizaje, inclusión y
desarrollo humano. Estas estrategias permiten
resignificar la escuela como un espacio donde
los estudiantes pueden sentirse escuchados,
valorados y acompañados, lo que tiene un
impacto directo en su permanencia escolar, su
autoestima y su motivación hacia el
aprendizaje. La flexibilidad, la
contextualización de los contenidos y la
construcción colectiva del conocimiento que
proponen estas metodologías contribuyen a
cerrar las brechas de aprendizaje y a generar
experiencias educativas más justas, afectivas y
significativas. Por tanto, la innovación didáctica
no solo debe ser vista como una mejora técnica
del quehacer docente, sino como una estrategia
de justicia social y un mecanismo para
garantizar el derecho a una educación digna y
de calidad para todos.
Esta revisión sistemática permite concluir que
la calidad educativa en la educación básica
ecuatoriana no podrá lograrse sin una
transformación profunda de la práctica
pedagógica. Esta transformación debe ir más
allá de los discursos y reflejarse en políticas
educativas coherentes, programas de formación
docente que respondan a las necesidades del
aula real y procesos institucionales que
reconozcan, acompañen y fortalezcan la labor
docente desde una gica de crecimiento
profesional continuo. La innovación no debe
entenderse como una imposición externa ni
como una serie de modas metodológicas sin
sustento, sino como una respuesta
contextualizada, ética y comprometida con el
desarrollo integral del estudiante. En este
escenario, el rol del docente es insustituible, no
como transmisor de contenidos, sino como
mediador del aprendizaje, constructor de
ambientes pedagógicos significativos y guía del
proceso educativo. La educación básica, al ser
la etapa formativa más determinante del ciclo
escolar, debe ser priorizada en toda estrategia de
mejora educativa, y en ella, la didáctica
innovadora representa un camino claro hacia
una escuela más inclusiva, pertinente y
transformadora.
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