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sostenibles (UNICEF, 2023). En Ecuador, la
desnutrición crónica infantil (DCI) es una de las
principales problemáticas de salud pública, que
afecta al 20,1 % de los niños menores de 2 años
(UNICEF, 2023), ubicándolo como el cuarto
país con mayor índice de DCI, siendo la sierra
rural la región mayormente afectada, según el
Instituto Nacional de Estadística y Censos
(INEC) (INEC, 2023). Aunque entre 1993 y
2021 se implementaron cerca de 12 programas
enfocados en salud y nutrición, la prevalencia
de DCI en menores de 5 años no se redujo
(UNICEF, 2023).
A su vez, las cifras de sobrepeso y obesidad han
incrementado. Según la última encuesta de
ENSANUT del 2012, 1 de cada 10 niños
menores de 5 años padecen estas condiciones.
(MSP, 2014). La triple carga nutricional
(coexistencia de desnutrición,
sobrepeso/obesidad y déficit de
micronutrientes) que queja al país representa
una problemática social y económica alarmante
(Rivera, 2019). Para comprender la magnitud de
esto, es fundamental identificar las múltiples
causas de malnutrición. Entre ellas destacan una
alimentación inadecuada o insuficiente,
enfermedades recurrentes durante los primeros
dos años de vida y otras carencias, como la falta
de acceso a agua potable, saneamiento e
higiene, así como dificultades para recibir
atención en los servicios de salud (UNICEF;
2023). Como efecto de ello, la malnutrición trae
consigo consecuencia a corto, mediano y largo
plazo, que limitan las capacidades y
funcionamientos de quien lo padezca. En el
país, las intervenciones públicas contra la
malnutrición se han incrementado en las últimas
décadas, si bien en un principio las políticas se
centraban en la reducción de la desnutrición
infantil, tan solo en las últimas dos décadas
aproximadamente se dio enfoque al sobrepeso y
la obesidad en infantes (Rivera, 2019).
Es así que, la combinación de estrategias
primarias y secundarias es fundamental para
combatir la malnutrición infantil como país y no
tan solo como política de gobierno. Entre las
estrategias primarias, centradas en la
prevención, se incluyen la promoción de la
lactancia materna exclusiva, la implementación
de políticas públicas alimentarias, el
mejoramiento del acceso a alimentos saludables
y el control de agua y saneamiento. Por otro
lado, las estrategias secundarias se enfocan en
la intervención temprana, que abarca la
detección y el monitoreo nutricional, el uso de
suplementos y tratamientos específicos, los
programas de alimentación escolar, la
rehabilitación nutricional e intervención
comunitaria focalizada. En este contexto, es
fundamental adoptar un enfoque integral que
combine la prevención y el tratamiento,
respaldado por políticas públicas inclusivas,
educación comunitaria y acceso a servicios de
calidad. Como país, se han implementado
diversas políticas públicas orientadas a
erradicar la desnutrición, complementadas por
un esfuerzo intersectorial liderado por varios
ministerios. Estas iniciativas han promovido el
fortalecimiento, desarrollo, planificación y
ejecución de estrategias específicas, entre las
que destacan el Plan Nacional de Desarrollo, el
Plan Nacional para el Buen Vivir en sus dos
períodos, y la Estrategia Ecuador Crece Sin
Desnutrición Infantil, entre otros. A pesar de los
avances, persisten importantes desafíos, como
las brechas en la cobertura de programas en
áreas rurales y el creciente problema del
sobrepeso y la obesidad, relacionados con los
cambios en los hábitos alimentarios. En este
contexto, el presente estudio se enfoca en
analizar los objetivos y estrategias primarias y
secundarias, así como el papel de las
instituciones encargadas de erradicar la
desnutrición infantil. Este esfuerzo tiene como
propósito contribuir a mejorar la calidad de vida