Página 115
De ahí se fueron incorporando otros elementos
como el radio, la TV, los cuales superaban
distancias, pero no había formas de retornar
información a través de ellos. No es sino hasta
la llegada de las computadoras y la internet que
pudieron superar con creces dicha dificultad:
“El uso de la Internet para la educación tiene
cada vez menos restricciones y se nutre, incluso
de una mayor diversidad de opiniones y
culturas. Es el comienzo de un nuevo concepto
en educación.” La idea es no retrasar aún más
las escuelas, dejando pasar adelantos
tecnológicos, sin aprender y enseñar cómo
aprovecharlos mejor, claro siempre se tendrán
obstáculos como se comentó anteriormente,
referentes a la disponibilidad de equipos e
infraestructuras. Se podría decir que la
humanidad debe superar primero la diatriba de
que, si la ciencia está al servicio del hombre o,
al contrario: de todas maneras, la ciencia la hace
el hombre, por ello la cuestión a debatir sería la
de: ¿qué parte de la humanidad se beneficia de
tan importante accionar?, y esa respuesta forma
parte reiterativa del presente estado del arte,
cuando se habla de carencias. Así se tiene que
los equipos y la internet son comercializados
por grandes corporaciones y si los gobiernos no
destinan recursos para ello las instituciones
educativas continuaran dependiendo del tablero
y la tiza, y la creatividad del docente para
mantener despiertos a sus estudiantes. Desde
esta perspectiva, Ospina (2017) subraya que se
han logrado avances significativos,
especialmente en cuanto a la penetración de
suscriptores a internet, que ha alcanzado el
32,5%. Sin embargo, la industria en general ha
enfrentado dificultades en los últimos dos años,
debido al incremento en la tasa de cambio y la
consecuente disminución del consumo.
Claro está, el comentario es del presidente de
una corporación, y solo habla de suscriptores en
forma general, quejándose de la tasa de cambio
y de la disminución del consumo que esta
produce, las escuelas están en otro espacio, en
otro plano. Un avance hacia la necesaria
democratización del servicio, también en
Colombia lo asoma el mismo autor al describir
que la opción sería posible con una alianza
público-privada. De esta forma, tanto el
Gobierno como los operadores podrían asumir
cierta parte del costo del servicio. Esto
permitiría que el costo del servicio sea menor
para que la meta de los 27 millones de
conexiones sea una realidad.
Son políticas necesarias para tratar de acercar
esos beneficios de los avances de la ciencia
hacia el ámbito educativo, pues algo de ese
subsidio podrá llegar a las escuelas públicas.
También son acciones que muchas veces se
quedan en el camino y desmotivan la buena
intención de un autor que despliega sus
recomendaciones basadas en las ventajas de
avanzar en el campo pedagógico utilizando
diversas formas de acceder al conocimiento,
pero teniendo a mano los aperos necesarios para
la integración de las nuevas tecnologías.
En esa misma línea, Garcés et al. (2011) son
más explícitos al señalar que algunas iniciativas
de integración de las TIC en la educación, como
las mencionadas en los estudios de Hernández y
Quintero (2009), destacan la necesidad de que
los docentes desarrollen diversas competencias,
tales como: aprender a seleccionar materiales
curriculares, evaluar recursos tecnológicos,
diseñar nuevos materiales y utilizar la
tecnología en los procesos formativos. Además,
deben ser capaces de diseñar situaciones de
aprendizaje con TIC, crear nuevos ambientes de
aprendizaje mediados por estas tecnologías,
utilizar las TIC para evaluar, aplicar tecnologías
para abordar la diversidad y participar en
proyectos de investigación e innovación.
Asimismo, es fundamental que consideren el