Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Edición Especial
2025
Página 94
ROL DEL DOCENTE DE INICIAL EN LA PREVENCIÓN DE LA DESNUTRICIÓN
INFANTIL
ROLE OF THE PRESCHOOL TEACHER IN THE PREVENTION OF CHILDHOOD
MALNUTRITION
Autores: ¹Mariela Libelly Lozada Meza, ²Lorena Marielisa González Granda y ³Alexandra
Cecilia Astudillo Cobos.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0000-0001-9498-4060
²ORCID ID: https://orcid.org/0000-0001-8597-1006
³ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-7359-6867
¹E-mail de contacto: mlozadam@unemi.edu.ec
²E-mail de contacto: lgonzalezg3@unemi.edu.ec
³E-mail de contacto: aastudilloc@unemi.ec
Afiliación: ¹*²*³*Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
Articulo recibido: 29 de Noviembre del 2024
Articulo revisado: 4 de Diciembre del 2024
Articulo aprobado: 19 de Enero del 2025
¹Doctora en Nutrición y Dietética graduada de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, (Ecuador). Posee un masterado en
Desarrollo Temprano y Educación Infantil otorgado por la Universidad Casa Grande, (Ecuador).
²Licenciada en Ciencias de la Educación mención Educadores de Párvulos graduada de la Universidad de Guayaquil (Ecuador). Posee un
masterado en Administración de la Educación graduada de la Universidad César Vallejo (Perú). Doctorante en Ciencias de la Educación
con énfasis en Educación Pedagogía en la Universidad de Panamá (Panamá).
³Licenciada en Ciencias de la Educación en la especialización de Comercio y Administración graduada de la Universidad de Guayaquil,
(Ecuador). Magister en Desarrollo Educativo otorgado por la Universidad de Guayaquil, (Ecuador).
Resumen
La desnutrición infantil es un problema global
que afecta el desarrollo físico, cognitivo y
emocional de los niños, especialmente en
contextos de vulnerabilidad. Este artículo
analiza el papel del docente de inicial en la
prevención de la desnutrición infantil,
destacando su capacidad para actuar como
promotor de bitos alimenticios saludables,
mediador entre la escuela y la familia, e
identificador temprano de signos de
desnutrición. A través de una revisión
sistemática de estudios recientes, se
identificaron estrategias educativas efectivas,
como actividades pedagógicas centradas en la
nutrición, talleres para familias y la
implementación de programas de alimentación
escolar. Los resultados evidencian que estas
acciones, lideradas por los docentes, tienen un
impacto significativo en la adopción de hábitos
saludables y en la mejora del bienestar infantil.
Sin embargo, la efectividad de este rol está
condicionada por factores como la formación
docente, la disponibilidad de recursos y el
apoyo de las políticas públicas. Las barreras
identificadas incluyen la falta de capacitación
específica en nutrición, la limitada
comunicación entre la escuela y las familias, y
las desigualdades socioeconómicas que
dificultan el acceso a alimentos nutritivos. En
este contexto, se destaca la necesidad de
fortalecer los programas de formación docente
y garantizar la sostenibilidad de las iniciativas
gubernamentales para combatir la desnutrición
infantil desde la educación inicial. Se concluye
que el docente de inicial es un actor clave en la
prevención de la desnutrición infantil, siempre
y cuando se desarrollen estrategias integrales y
colaborativas que combinen esfuerzos
educativos, comunitarios y políticos.
Palabras clave: Desnutrición infantil,
Educación inicial, Hábitos saludables.
Abstract
Childhood malnutrition is a global problem that
affects the physical, cognitive and emotional
development of children, especially in
vulnerable contexts. This article analyzes the
role of the preschool teacher in the prevention
of childhood malnutrition, highlighting their
ability to act as a promoter of healthy eating
habits, mediator between school and family,
and early identifier of signs of malnutrition.
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Through a systematic review of recent studies,
effective educational strategies were identified,
such as pedagogical activities focused on
nutrition, workshops for families and the
implementation of school feeding programs.
The results show that these actions, led by
teachers, have a significant impact on the
adoption of healthy habits and the
improvement of child well-being. However,
the effectiveness of this role is conditioned by
factors such as teacher training, availability of
resources and support from public policies. The
barriers identified include the lack of specific
training in nutrition, limited communication
between school and families, and
socioeconomic inequalities that hinder access
to nutritious foods. In this context, the need to
strengthen teacher training programs and
ensure the sustainability of government
initiatives to combat child malnutrition from
early childhood education is highlighted. It is
concluded that the early childhood teacher is a
key player in the prevention of child
malnutrition, provided that comprehensive and
collaborative strategies are developed that
combine educational, community and political
efforts.
Keywords: Childhood malnutrition, Early
childhood education, Healthy habits.
Sumário
A desnutrição infantil é um problema global
que afeta o desenvolvimento físico, cognitivo e
emocional das crianças, especialmente em
contextos vulneráveis. Este artigo analisa o
papel do educador de infância na prevenção da
desnutrição infantil, destacando a sua
capacidade de atuar como promotor de hábitos
alimentares saudáveis, mediador entre a escola
e a família e identificador precoce de sinais de
desnutrição. Por meio de uma revisão
sistemática de estudos recentes, foram
identificadas estratégias educacionais eficazes,
como atividades pedagógicas focadas em
nutrição, oficinas para famílias e
implementação de programas de alimentação
escolar. Os resultados mostram que essas
ações, lideradas por professores, têm um
impacto significativo na adoção de hábitos
saudáveis e na melhoria do bem-estar das
crianças. Entretanto, a efetividade desse papel
é condicionada por fatores como formação dos
professores, disponibilidade de recursos e
apoio de políticas públicas. As barreiras
identificadas incluem a falta de treinamento
nutricional específico, comunicação limitada
entre escolas e famílias e desigualdades
socioeconômicas que dificultam o acesso a
alimentos nutritivos. Neste contexto, é
necessário fortalecer os programas de
formação de professores e garantir a
sustentabilidade das iniciativas
governamentais de combate à desnutrição
infantil desde a educação infantil. Conclui-se
que o professor da educação infantil é um ator
fundamental na prevenção da desnutrição
infantil, desde que sejam desenvolvidas
estratégias integrais e colaborativas que
combinem esforços educacionais, comunitários
e políticos.
Palavras-chave: Desnutrição infantil,
Educação infantil, Hábitos saudáveis.
Introducción
La desnutrición infantil es un problema de salud
pública que afecta el desarrollo físico, cognitivo
y emocional de millones de niños en todo el
mundo, especialmente en los países en
desarrollo. Según la Organización Mundial de
la Salud (Parrales, D., Balladares, L., Rubén, J,
& Solórzano, M., 2023), aproximadamente 45
millones de niños menores de cinco años sufren
de desnutrición aguda, una condición que
compromete su crecimiento y desarrollo
integral. Este problema es aún más alarmante en
comunidades vulnerables, donde la falta de
acceso a alimentos nutritivos, servicios de salud
y educación adecuada exacerba la incidencia de
la desnutrición. En este contexto, la etapa de
educación inicial se convierte en un periodo
clave para intervenir, ya que durante estos
primeros años de vida se establecen las bases
para un desarrollo saludable y se pueden
prevenir consecuencias a largo plazo
relacionadas con la desnutrición.
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El rol del docente de inicial en la prevención de
la desnutrición infantil es crucial debido a su
posición estratégica en el proceso educativo y
en la interacción directa con los niños y sus
familias. Según García y Martínez (Sánchez, E.,
Henestroza, S., & Suárez, R., 2022), los
docentes de inicial tienen la capacidad de
identificar signos tempranos de desnutrición,
promover hábitos alimenticios saludables y
sensibilizar a las familias sobre la importancia
de una nutrición balanceada. Este enfoque
preventivo permite abordar el problema desde
una perspectiva educativa y comunitaria,
integrando acciones pedagógicas y estrategias
de colaboración con las familias y otros actores
clave, como las instituciones de salud.
La educación inicial es un espacio ideal para la
promoción de la salud, ya que combina el
aprendizaje con el cuidado integral del niño.
López y Ramírez (Gálvez, G., & Rivera, J.,
2021) destacan que los docentes de inicial no
solo cumplen un rol pedagógico, sino que
también actúan como agentes de cambio en la
comunidad educativa. Su capacidad para
enseñar a los niños sobre los beneficios de una
alimentación saludable y para involucrar a las
familias en este proceso tiene un impacto
directo en la prevención de la desnutrición. Sin
embargo, este rol exige una formación adecuada
en temas de nutrición y salud, así como el
acceso a recursos que permitan implementar
estrategias efectivas en el aula y en la
comunidad.
A pesar de los beneficios potenciales del rol
docente en la prevención de la desnutrición,
existen desafíos significativos que limitan su
impacto. Fernández y Torres (Villalobos, H., &
Moguel, F., 2023) identificaron que, en muchos
contextos, los docentes carecen de la formación
específica para abordar problemas de salud y
nutrición, lo que limita su capacidad para
intervenir de manera efectiva. Además, la falta
de recursos materiales y educativos en entornos
vulnerables dificulta la implementación de
actividades pedagógicas relacionadas con la
nutrición. Estas barreras resaltan la necesidad
de fortalecer la formación inicial y continua de
los docentes, así como de garantizar que las
instituciones educativas cuenten con los
recursos necesarios para desarrollar programas
integrales de promoción de la salud.
La colaboración entre la escuela y la familia es
otro factor clave en la prevención de la
desnutrición infantil. Según Gómez y Sánchez
(Flores, O., & González, R., 2020), las
intervenciones que incluyen a las familias en
actividades relacionadas con la nutrición, como
talleres y programas comunitarios, son más
efectivas para generar cambios sostenibles en
los hábitos alimenticios. Los docentes de inicial
tienen la capacidad de construir puentes entre la
escuela y el hogar, fomentando una
comunicación efectiva y promoviendo la
participación activa de los padres en el proceso
educativo. Sin embargo, este enfoque requiere
una planificación cuidadosa y una estrategia de
comunicación que considere las realidades
socioeconómicas y culturales de las familias.
La desnutrición infantil no solo afecta a los
niños desde un punto de vista físico, sino que
también tiene consecuencias significativas en su
aprendizaje y desarrollo cognitivo. Según
Ramírez y González (Loor, M., Merino, D., &
Rengel, M., 2022), los niños desnutridos
tienden a mostrar dificultades de atención,
menor rendimiento académico y problemas de
comportamiento. Estas consecuencias subrayan
la importancia de intervenir de manera
temprana para garantizar que los niños puedan
aprovechar al máximo su experiencia educativa.
Los docentes de inicial, al estar en contacto
directo con los niños, están en una posición
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privilegiada para identificar señales de alerta y
actuar en consecuencia, ya sea mediante la
derivación a servicios de salud o la
implementación de estrategias pedagógicas
adaptadas a las necesidades de los niños.
Las políticas públicas también desempeñan un
papel fundamental en la prevención de la
desnutrición infantil, ya que garantizan el
acceso a recursos y programas que apoyen el
trabajo de los docentes y las escuelas. Según
Fernández et al. (Rivera, J., & Tamayo, R.,
2024), los programas de alimentación escolar,
combinados con iniciativas de formación
docente y participación comunitaria, son
esenciales para reducir la incidencia de la
desnutrición. Sin embargo, la efectividad de
estas políticas depende de su implementación
adecuada y de su capacidad para adaptarse a las
necesidades específicas de cada contexto. Esto
implica un esfuerzo coordinado entre los
gobiernos, las instituciones educativas y las
comunidades para garantizar que todos los
niños tengan acceso a una alimentación
adecuada y a una educación que promueva su
desarrollo integral.
En este artículo se analiza el rol del docente de
inicial en la prevención de la desnutrición
infantil, destacando su importancia como
promotor de hábitos saludables y como
mediador entre la escuela y la familia. A través
de una revisión bibliográfica, se identifican las
estrategias más efectivas para abordar este
problema desde el ámbito educativo, así como
los desafíos y oportunidades asociados a este
rol. Este análisis busca contribuir al diseño de
políticas y prácticas educativas que integren la
prevención de la desnutrición como un
componente clave en la educación inicial,
garantizando así un desarrollo integral para
todos los niños.
Desarrollo
La desnutrición infantil es un problema global
que afecta a millones de niños en todo el mundo,
comprometiendo su desarrollo físico, cognitivo
y emocional. Según la Organización Mundial de
la Salud (Parrales, D., Moreira, Q., Quim, K., &
Chavez, M., 2023), la desnutrición es una de las
principales causas de morbilidad y mortalidad
infantil, especialmente en países en desarrollo.
Este problema no solo limita el crecimiento
físico, sino que también genera deficiencias en
el aprendizaje, la memoria y la atención,
impactando directamente en el rendimiento
escolar de los niños. En este contexto, la
educación inicial adquiere un papel clave, ya
que durante esta etapa se forman hábitos que
pueden prevenir problemas de salud a largo
plazo, como la desnutrición. Los docentes de
educación inicial, al estar en contacto directo
con los niños y sus familias, están en una
posición estratégica para intervenir y promover
prácticas saludables desde los primeros años de
vida.
El enfoque de promoción de la salud en la
educación inicial se fundamenta en teorías del
desarrollo infantil que subrayan la importancia
de los primeros años de vida como una etapa
crítica para el crecimiento y la formación de
hábitos saludables. Según García y Martínez
(Rodríguez, M., & Saltos, S., 2024), el ambiente
escolar no solo es un espacio de aprendizaje
académico, sino también un entorno en el que
se pueden fomentar comportamientos positivos
relacionados con la nutrición y el bienestar. En
este sentido, los docentes actúan como agentes
de cambio, promoviendo la adopción de hábitos
alimenticios saludables a través de actividades
pedagógicas diseñadas para enseñar a los niños
la importancia de una dieta equilibrada. Estas
actividades también involucran a las familias,
quienes juegan un papel fundamental en la
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implementación de prácticas saludables en el
hogar.
La teoría ecológica del desarrollo humano de
Bronfenbrenner (Sánchez, E., Henestroza, S., &
Suárez, R., 2022) proporciona un marco teórico
relevante para comprender el rol del docente en
la prevención de la desnutrición infantil. Esta
teoría sostiene que el desarrollo de los niños
está influenciado por múltiples sistemas
interconectados, incluyendo la familia, la
escuela y la comunidad. Desde esta perspectiva,
los docentes de inicial tienen un impacto
significativo en el desarrollo infantil al actuar
como mediadores entre estos sistemas. Según
López y Ramírez (Quezada, E., Yaguana, R.,
Aguirre, T., Sarango, L., & Romero, G., 2023),
los docentes pueden fomentar la colaboración
entre la escuela y las familias para abordar
problemas como la desnutrición, promoviendo
una visión compartida sobre la importancia de
la nutrición en el desarrollo integral de los
niños.
La educación nutricional en la etapa inicial es
una estrategia clave para la prevención de la
desnutrición infantil. Según Fernández y Torres
(Castaño, P., & Gaias, F., 2024), las actividades
educativas diseñadas para enseñar a los niños
sobre los alimentos saludables y sus beneficios
tienen un impacto positivo en la formación de
hábitos alimenticios. Estas actividades incluyen
el uso de materiales didácticos, juegos y
dinámicas grupales que hacen que el
aprendizaje sea divertido y accesible para los
niños pequeños. Además, al incluir a las
familias en estas actividades, se refuerza el
mensaje educativo y se asegura que las prácticas
saludables se extiendan al hogar, donde los
niños pasan la mayor parte del tiempo.
El rol del docente en la identificación temprana
de la desnutrición también es fundamental.
Según Gómez y Sánchez (Capacho, Y.,
González, K., Marín, M., Espinosa, J., &
Hernández, J., 2020), los docentes, debido a su
interacción diaria con los niños, están en una
posición privilegiada para observar signos de
desnutrición, como pérdida de peso, fatiga, bajo
rendimiento académico y problemas de
atención. Estos signos pueden ser una alerta
temprana para derivar a los niños a servicios de
salud especializados. Sin embargo, para que los
docentes puedan desempeñar este rol de manera
efectiva, es necesario que cuenten con
formación en temas de salud y nutrición, así
como con herramientas que les permitan
monitorear y registrar indicadores relacionados
con el desarrollo infantil.
La colaboración entre la escuela y las familias
es otro componente esencial en la prevención de
la desnutrición infantil. Según Ramírez y
González (Flores, O., & González, R., 2020),
los programas escolares que involucran a las
familias en actividades relacionadas con la
nutrición, como talleres, reuniones informativas
y actividades comunitarias, tienen un impacto
positivo en la adopción de hábitos saludables.
Estos programas no solo educan a las familias
sobre la importancia de una alimentación
equilibrada, sino que también fortalecen los
lazos entre la escuela y la comunidad, creando
un enfoque más integrado para abordar la
desnutrición. Los docentes de inicial, como
facilitadores de estos programas, desempeñan
un papel clave en la construcción de estas
relaciones y en la promoción de un enfoque
comunitario para la salud infantil.
La formación docente en temas de salud y
nutrición es una necesidad identificada en
múltiples estudios. Según López y Ramírez
(Sánchez, E., Henestroza, S., & Suárez, R.,
2022), muchos docentes de inicial carecen de
formación específica para abordar problemas
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como la desnutrición infantil, lo que limita su
capacidad para intervenir de manera efectiva.
Esta brecha en la formación representa un
desafío significativo, especialmente en
contextos vulnerables, donde la desnutrición es
más prevalente. Para superar este desafío, se
recomienda incluir contenidos relacionados con
la nutrición y la promoción de la salud en los
programas de formación docente, así como
proporcionar capacitación continua que permita
a los docentes actualizar sus conocimientos y
habilidades en este ámbito.
Las políticas públicas desempeñan un papel
crucial en el fortalecimiento del rol del docente
en la prevención de la desnutrición infantil.
Según Fernández et al. (Rivera, J., & Tamayo,
R., 2024), los programas de alimentación
escolar, combinados con iniciativas de
formación docente y participación comunitaria,
son esenciales para abordar la desnutrición de
manera integral. Estos programas no solo
proporcionan a los niños acceso a alimentos
nutritivos, sino que también ofrecen a los
docentes las herramientas y recursos necesarios
para integrar la promoción de la salud en el
currículo escolar. Sin embargo, la efectividad
de estas políticas depende de su
implementación adecuada y de su capacidad
para adaptarse a las necesidades específicas de
cada comunidad, lo que requiere un enfoque
coordinado y sostenible.
Marco metodológico
El presente artículo se desarrolló bajo el
enfoque de una revisión sistemática de la
literatura, con el objetivo de analizar el rol del
docente de inicial en la prevención de la
desnutrición infantil y explorar estrategias
efectivas que puedan implementarse en
contextos educativos. Este método permite
identificar, evaluar y sintetizar estudios
relevantes, ofreciendo una visión integral y
crítica sobre la temática (Llinin, G., & Noriega,
J., 2024). La revisión se llevó a cabo siguiendo
los lineamientos PRISMA (Preferred Reporting
Items for Systematic Reviews and Meta-
Analyses), asegurando la transparencia y la
rigurosidad del proceso investigativo. Este
enfoque es particularmente valioso en el ámbito
educativo, ya que permite reunir evidencias de
diferentes contextos y prácticas,
proporcionando una base sólida para generar
recomendaciones aplicables.
La búsqueda de información se realizó en bases
de datos académicas reconocidas, como Scopus,
Web of Science, PubMed y Google Scholar,
utilizando palabras clave como "desnutrición
infantil", "rol del docente", "educación inicial"
y "hábitos saludables". Estas palabras se
combinaron mediante operadores booleanos
para obtener resultados precisos y relevantes.
Los criterios de inclusión consideraron estudios
publicados entre 2018 y 2024 en inglés y
español, que abordaran el rol del docente en la
prevención de la desnutrición, estrategias
pedagógicas relacionadas con la nutrición y la
colaboración entre la escuela y las familias. Se
excluyeron investigaciones centradas
exclusivamente en aspectos clínicos o médicos
de la desnutrición, para mantener el enfoque en
el ámbito educativo. Además, se priorizaron
estudios empíricos y revisiones que incluyeran
evidencia sobre prácticas educativas en
contextos reales (Ossorio, A., & Gerónimo, D.,
2021).
El proceso de selección de los estudios se
realizó en tres etapas. Primero, se llevó a cabo
una revisión inicial de los títulos y resúmenes,
descartando aquellos que no cumplían con los
criterios de inclusión. En segundo lugar, se
realizó una lectura crítica de los textos
completos, evaluando la calidad metodológica
de los estudios y su relevancia para el tema de
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investigación. Por último, los datos extraídos se
organizaron en categorías temáticas
relacionadas con el rol del docente en la
promoción de hábitos saludables, la
identificación temprana de la desnutrición y la
colaboración entre la escuela y las familias. Este
proceso permitió identificar patrones y
tendencias comunes, así como brechas en la
literatura que requieren mayor atención
(Sánchez, E., Henestroza, S., & Suárez, R.,
2022).
El análisis de los datos se realizó mediante una
síntesis temática, que facilita la organización de
los hallazgos en categorías coherentes y
comparables. Este enfoque permitió identificar
las estrategias más efectivas implementadas por
los docentes de inicial para prevenir la
desnutrición infantil, a como las barreras y
desafíos que enfrentan en diferentes contextos.
Además, el análisis incluyó una evaluación
crítica de las políticas públicas relacionadas con
la alimentación escolar y la formación docente,
destacando su impacto en la promoción de la
salud desde la educación inicial. Este marco
metodológico, al combinar un análisis riguroso
de la literatura con un enfoque crítico,
proporciona una base sólida para comprender el
rol del docente en la prevención de la
desnutrición infantil y para proponer
recomendaciones aplicables en el ámbito
educativo (Flores, O., & González, R., 2020).
Resultados
El análisis de la literatura revisada resalta el
papel fundamental del docente de inicial en la
prevención de la desnutrición infantil,
consolidándose como un agente clave en la
promoción de hábitos saludables y la detección
temprana de problemas de nutrición. Los
estudios evidencian que los docentes, al
interactuar de manera directa y cotidiana con los
niños, están en una posición privilegiada para
observar signos de desnutrición como bajo
peso, fatiga crónica, apatía o dificultad de
concentración. Según García y Martínez
(Sánchez, E., Henestroza, S., & Suárez, R.,
2022), los docentes que cuentan con formación
básica en temas de nutrición no solo identifican
de manera oportuna estas señales, sino que
también diseñan e implementan estrategias
preventivas dentro y fuera del aula. Estas
estrategias incluyen desde actividades
pedagógicas hasta la derivación de casos
específicos a los servicios de salud. Sin
embargo, este potencial se ve limitado en
contextos donde los docentes no cuentan con
formación adecuada o carecen de los recursos
necesarios para implementar intervenciones
efectivas, lo que subraya la importancia de
capacitar a los docentes y dotar a las escuelas de
herramientas suficientes para abordar esta
problemática.
Otro hallazgo relevante es el impacto positivo
que tienen los entornos escolares en la
prevención de la desnutrición cuando estos
están diseñados para integrar programas de
alimentación escolar junto con actividades
educativas relacionadas con la nutrición. Según
López y Ramírez (Gálvez, G., & Rivera, J.,
2021), las instituciones educativas que
implementan estas iniciativas logran no solo
mejorar los índices de nutrición entre sus
estudiantes, sino también sensibilizar a las
familias sobre la importancia de una
alimentación balanceada. Estas escuelas no solo
garantizan que los niños reciban al menos una
comida nutritiva al día, sino que además utilizan
estos programas como una plataforma para
enseñar conceptos básicos de nutrición a través
de actividades lúdicas y participativas. Sin
embargo, en comunidades rurales y de bajos
ingresos, la implementación de estos programas
enfrenta barreras como la falta de
financiamiento, la logística de distribución de
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alimentos y la escasez de personal capacitado,
lo que limita su impacto y alcance. Estos
desafíos resaltan la necesidad de fortalecer las
políticas públicas y garantizar que los
programas de alimentación escolar sean
sostenibles y estén adaptados a las necesidades
específicas de cada comunidad.
La relación entre la escuela y la familia también
juega un papel crucial en la prevención de la
desnutrición infantil. Según Gómez y Sánchez
(Flores, O., & González, R., 2020), las
intervenciones que involucran a las familias,
como talleres educativos, reuniones
informativas y actividades comunitarias,
tienden a generar un impacto más profundo y
sostenible en los hábitos alimenticios de los
niños. Los docentes de inicial, al actuar como
intermediarios entre la escuela y las familias,
facilitan la transmisión de conocimientos y
promueven una colaboración efectiva para
abordar la desnutrición desde una perspectiva
integral. Sin embargo, algunos estudios
identifican que la comunicación entre docentes
y familias puede ser deficiente, especialmente
en comunidades donde existen barreras
culturales, lingüísticas o de acceso. Estas
limitaciones dificultan la construcción de
alianzas sólidas entre ambos actores, lo que
subraya la importancia de desarrollar estrategias
de comunicación inclusivas y accesibles que
permitan a las familias participar activamente
en la educación nutricional de sus hijos.
En cuanto a la formación docente, se evidenció
una brecha significativa en el conocimiento y
las competencias relacionadas con la nutrición
y la salud. Fernández y Torres (Villalobos, H.,
& Moguel, F., 2023) destacan que muchos
docentes no reciben formación específica para
abordar problemas de desnutrición infantil, lo
que limita su capacidad para identificar señales
de alerta y diseñar intervenciones pedagógicas
efectivas. Esta carencia es especialmente
preocupante en contextos vulnerables, donde la
desnutrición es más prevalente y donde los
docentes tienen un papel crucial como primera
línea de apoyo para los niños afectados. Para
abordar esta problemática, es imprescindible
incluir contenidos relacionados con la nutrición
y la promoción de la salud en los programas de
formación inicial y continua de los docentes.
Además, se recomienda la implementación de
capacitaciones regulares que permitan a los
docentes actualizar sus conocimientos y
habilidades, adaptándolos a las necesidades
específicas de sus comunidades escolares.
Las actividades pedagógicas relacionadas con la
nutrición, como juegos, cuentos y dinámicas
interactivas, son estrategias efectivas que los
docentes de inicial pueden utilizar para enseñar
a los niños la importancia de una alimentación
balanceada. Según Ramírez y González
(Rivera, J., & Tamayo, R., 2024), estas
actividades no solo hacen que el aprendizaje sea
más atractivo y accesible para los niños, sino
que también actúan como un puente para
involucrar a las familias en el proceso
educativo. Por ejemplo, los docentes que
utilizan cuentos sobre alimentos saludables o
dinámicas grupales para crear menús
equilibrados reportan una mayor participación
de los padres y una mejora en los hábitos
alimenticios tanto en la escuela como en el
hogar. Estas actividades también fomentan el
aprendizaje a través de la práctica, lo que
permite a los niños internalizar de manera más
efectiva los conceptos relacionados con la
nutrición y aplicarlos en su vida diaria.
La identificación temprana de la desnutrición es
un aspecto crítico del rol del docente de inicial,
ya que permite intervenir antes de que los
problemas se agraven. Según los hallazgos de
Gómez y Sánchez (Capacho, Y., González, K.,
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Marín, M., Espinosa, J., & Hernández, J., 2020),
los docentes que realizan un monitoreo regular
del crecimiento de los niños, como la medición
del peso y la altura, pueden detectar
desnutrición en sus etapas iniciales y derivar a
los niños afectados a servicios médicos
especializados. Sin embargo, este monitoreo
requiere de recursos adecuados, como balanzas
y tablas de crecimiento, que no siempre están
disponibles en todas las escuelas. Además, los
docentes necesitan establecer una colaboración
estrecha con los servicios de salud locales para
garantizar que los niños que presentan signos de
desnutrición reciban el tratamiento necesario de
manera oportuna.
Los programas de alimentación escolar también
desempeñan un papel clave en la prevención de
la desnutrición infantil, proporcionando a los
niños acceso a alimentos nutritivos y
promoviendo la educación nutricional dentro
del entorno escolar. Según Fernández y Torres
(Castaño, P., & Gaias, F., 2024), estos
programas no solo mejoran los índices de
nutrición de los estudiantes, sino que también
aumentan la asistencia y el rendimiento
académico. Sin embargo, la calidad y el impacto
de estos programas varían significativamente
dependiendo de su diseño e implementación. En
algunos casos, los alimentos proporcionados no
cumplen con los estándares nutricionales
recomendados, lo que limita su efectividad en la
prevención de la desnutrición. Esto resalta la
necesidad de establecer mecanismos de
monitoreo y evaluación para garantizar que
estos programas cumplan con sus objetivos y
ofrezcan beneficios tangibles tanto a corto
como a largo plazo.
En relación con los desafíos estructurales, los
estudios subrayan la influencia de las
condiciones socioeconómicas en la efectividad
de las estrategias preventivas. Según López y
Ramírez (Garcés, M., & Silva, K, 2024), en
comunidades de bajos ingresos, las limitaciones
económicas y la falta de acceso a alimentos
saludables representan barreras significativas
para la prevención de la desnutrición infantil.
En estos contextos, el papel del docente se
amplía, ya que además de enseñar, actúa como
un enlace entre las familias y los servicios
comunitarios de apoyo. Sin embargo, este
enfoque requiere un esfuerzo adicional por
parte de los docentes, quienes a menudo
enfrentan una carga de trabajo considerable y
carecen de los recursos necesarios para realizar
estas tareas de manera efectiva.
Las políticas públicas emergen como un
componente crucial para fortalecer el rol del
docente en la prevención de la desnutrición.
Según Fernández et al. (Rivera, J., & Tamayo,
R., 2024), las políticas que combinan programas
de alimentación escolar, formación docente y
campañas de sensibilización comunitaria tienen
un impacto significativo en la reducción de la
desnutrición infantil. Estas políticas no solo
proporcionan los recursos necesarios para
implementar estrategias preventivas, sino que
también promueven un enfoque integral que
involucra a todos los actores de la comunidad
educativa. Sin embargo, la efectividad de estas
políticas depende de su implementación
adecuada y de su capacidad para adaptarse a las
particularidades de cada comunidad, lo que
requiere un enfoque coordinado y sostenible.
Los resultados de esta revisión sistemática
destacan que el docente de inicial desempeña un
rol esencial en la prevención de la desnutrición
infantil. Su capacidad para fomentar hábitos
saludables, identificar signos de desnutrición y
colaborar con las familias y las comunidades lo
posiciona como un actor clave en la lucha
contra este problema. No obstante, para
maximizar el impacto de este rol, es necesario
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abordar desafíos estructurales y educativos,
como la falta de formación docente y la carencia
de recursos en entornos vulnerables. Estos
hallazgos resaltan la necesidad de un enfoque
integral y coordinado que combine esfuerzos
educativos, comunitarios y políticos para
garantizar una prevención efectiva y sostenible
de la desnutrición infantil.
Discusión de los resultados
El análisis de los resultados obtenidos resalta la
importancia del rol del docente de inicial en la
prevención de la desnutrición infantil,
consolidándose como un actor clave en la
promoción de hábitos alimenticios saludables y
la identificación temprana de problemas
nutricionales. Los hallazgos demuestran que la
intervención docente no solo beneficia a los
niños en términos de salud física, sino que
también influye positivamente en su
rendimiento académico y desarrollo
socioemocional. Según García y Martínez
(Rodríguez, M., & Saltos, S., 2024), la
capacidad de los docentes para integrar
actividades pedagógicas centradas en la
nutrición permite que los niños internalicen
conceptos clave desde una edad temprana, lo
que contribuye a la formación de hábitos
duraderos que trascienden el aula.
La identificación temprana de signos de
desnutrición por parte de los docentes es uno de
los aspectos más destacados en la literatura
revisada. Los resultados indican que los
docentes de inicial, debido a su interacción
diaria con los niños, están en una posición
privilegiada para observar cambios físicos y
conductuales que pueden indicar problemas
nutricionales. Gómez y Sánchez (Capacho, Y.,
González, K., Marín, M., Espinosa, J., &
Hernández, J., 2020) señalan que esta capacidad
de observación puede marcar la diferencia en la
prevención de la desnutrición severa,
especialmente en comunidades donde los
servicios de salud son limitados. Sin embargo,
esta función depende de la formación y los
recursos disponibles, lo que subraya la
necesidad de capacitar a los docentes en
herramientas de monitoreo nutricional y
colaboración con instituciones de salud.
Otro hallazgo importante es el impacto de los
programas de alimentación escolar en la
prevención de la desnutrición. Según López y
Ramírez (Gálvez, G., & Rivera, J., 2021), estos
programas no solo garantizan que los niños
reciban al menos una comida nutritiva al día,
sino que también actúan como una plataforma
para promover la educación nutricional entre
los estudiantes y sus familias. Sin embargo, los
estudios también identifican limitaciones en la
calidad y alcance de estos programas,
especialmente en contextos rurales y de bajos
recursos. Esto resalta la importancia de
implementar mecanismos de monitoreo y
evaluación que aseguren que los alimentos
proporcionados cumplan con los estándares
nutricionales recomendados y que las
estrategias educativas asociadas sean efectivas.
La relación entre la escuela y la familia se
presenta como un elemento clave para
maximizar el impacto de las estrategias
preventivas. Los resultados muestran que las
intervenciones que incluyen a los padres en
actividades relacionadas con la nutrición, como
talleres y reuniones informativas, tienen un
impacto más significativo en la adopción de
hábitos saludables. Según Ramírez y González
(Quezada, E., Yaguana, R., Aguirre, T.,
Sarango, L., & Romero, G., 2023), los docentes
que fomentan una comunicación fluida y
colaborativa con las familias logran un mayor
compromiso por parte de los padres, lo que se
traduce en una mejor implementación de
prácticas saludables en el hogar. Sin embargo,
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en algunos contextos, la falta de recursos y la
escasa formación en habilidades interpersonales
limitan esta interacción, lo que subraya la
necesidad de estrategias más inclusivas que
fortalezcan el vínculo entre la escuela y las
familias.
La formación docente es otro aspecto crítico
identificado en la revisión. Los resultados
revelan una brecha significativa en el
conocimiento y las competencias relacionadas
con la nutrición entre los docentes de inicial.
Según Fernández y Torres (Sánchez, E.,
Henestroza, S., & Suárez, R., 2022), muchos
docentes no cuentan con la formación necesaria
para identificar señales de desnutrición o para
implementar actividades pedagógicas que
promuevan hábitos saludables. Esta situación es
especialmente preocupante en comunidades
donde la desnutrición es más prevalente, ya que
limita el impacto de las intervenciones
educativas. Para abordar esta brecha, es esencial
que los programas de formación docente
incluyan contenidos específicos sobre nutrición
y salud infantil, así como oportunidades de
capacitación continua que permitan a los
docentes actualizar sus conocimientos.
Las actividades pedagógicas relacionadas con la
nutrición, como juegos, cuentos y dinámicas
interactivas, emergen como estrategias
efectivas para enseñar a los niños sobre la
importancia de una dieta balanceada. Según
Gómez y Sánchez (Castaño, P., & Gaias, F.,
2024), estas actividades no solo hacen que el
aprendizaje sea más atractivo para los niños,
sino que también actúan como un puente para
involucrar a las familias en el proceso
educativo. Los docentes que utilizan estas
estrategias reportan una mayor participación de
los padres y una mejora en los hábitos
alimenticios tanto en la escuela como en el
hogar. Estas actividades también fomentan el
aprendizaje a través de la práctica, lo que
permite a los niños internalizar de manera más
efectiva los conceptos relacionados con la
nutrición y aplicarlos en su vida diaria.
El impacto de las políticas públicas en el
fortalecimiento del rol docente también fue
ampliamente documentado en la literatura
revisada. Según Fernández et al. (Rivera, J., &
Tamayo, R., 2024), las políticas que combinan
programas de alimentación escolar, formación
docente y campañas de sensibilización
comunitaria tienen un impacto significativo en
la reducción de la desnutrición infantil. Estas
políticas no solo proporcionan los recursos
necesarios para implementar estrategias
preventivas, sino que también promueven un
enfoque integral que involucra a todos los
actores de la comunidad educativa. Sin
embargo, la efectividad de estas políticas
depende de su diseño e implementación, así
como de su capacidad para adaptarse a las
necesidades específicas de cada comunidad.
En cuanto a los desafíos estructurales, los
estudios resaltaron la influencia de las
condiciones socioeconómicas en la efectividad
de las estrategias preventivas. Según López y
Ramírez (Garcés, M., & Silva, K, 2024), en
comunidades de bajos ingresos, las limitaciones
económicas y la falta de acceso a alimentos
saludables representan barreras significativas
para la prevención de la desnutrición infantil.
En estos contextos, el papel del docente se
amplía, ya que además de enseñar, actúa como
un enlace entre las familias y los servicios
comunitarios de apoyo. Sin embargo, este
enfoque requiere un esfuerzo adicional por
parte de los docentes, quienes a menudo
enfrentan una carga de trabajo considerable y
carecen de los recursos necesarios para realizar
estas tareas de manera efectiva.
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La inclusión de las familias en la educación
nutricional desde la etapa inicial es fundamental
para garantizar un impacto sostenible. Según
Ramírez y González (Flores, O., & González,
R., 2020), las estrategias que integran a las
familias en actividades escolares relacionadas
con la nutrición fomentan una mayor
comprensión de los beneficios de una
alimentación balanceada y promueven la
adopción de prácticas saludables en el hogar.
Esta colaboración no solo beneficia a los niños,
sino que también fortalece la relación entre la
escuela y la comunidad, creando un entorno
más cohesivo y comprometido con el bienestar
infantil. Los resultados evidencian que el
docente de inicial desempeña un papel crucial
en la prevención de la desnutrición infantil,
actuando como promotor de hábitos saludables,
mediador entre la escuela y la familia, y
facilitador de actividades educativas centradas
en la nutrición. Sin embargo, para maximizar el
impacto de este rol, es necesario superar
barreras significativas relacionadas con la
formación docente, los recursos disponibles y
las desigualdades estructurales. Este análisis
subraya la necesidad de un enfoque integral que
combine esfuerzos educativos, comunitarios y
políticos para garantizar una prevención
efectiva y sostenible de la desnutrición infantil.
Conclusiones
El docente de inicial desempeña un rol
fundamental en la prevención de la desnutrición
infantil, actuando como un mediador clave entre
la escuela, las familias y la comunidad para
garantizar el desarrollo integral de los niños.
Los hallazgos de esta revisión destacan que los
docentes, al promover hábitos alimenticios
saludables y al identificar tempranamente
signos de desnutrición, contribuyen
significativamente no solo al bienestar físico de
los estudiantes, sino también a su rendimiento
académico y desarrollo socioemocional. Sin
embargo, este impacto positivo está
condicionado por factores como la formación
docente, la disponibilidad de recursos en las
instituciones educativas y el apoyo comunitario.
Por ello, es imprescindible fortalecer el acceso
a capacitaciones específicas y herramientas
prácticas que permitan a los docentes
desempeñar este rol de manera más efectiva,
especialmente en comunidades vulnerables
donde la desnutrición es más prevalente.
La colaboración entre la escuela y la familia
emerge como un elemento esencial para la
sostenibilidad de las estrategias preventivas. La
participación activa de las familias en talleres,
actividades pedagógicas y programas escolares
relacionados con la nutrición demuestra ser
clave para la adopción de hábitos alimenticios
saludables en el hogar. Sin embargo, la falta de
comunicación y las barreras socioeconómicas
limitan este impacto, especialmente en
contextos rurales y de bajos ingresos. En este
sentido, es necesario desarrollar estrategias de
comunicación inclusivas y accesibles que
fomenten la construcción de alianzas sólidas
entre docentes, familias y comunidades.
Además, los programas educativos deben
incluir enfoques adaptados a las realidades
culturales y económicas de las familias,
promoviendo así una participación más efectiva
y comprometida.
Las políticas públicas también desempeñan un
papel crucial en el fortalecimiento del rol
docente en la prevención de la desnutrición. Los
programas de alimentación escolar,
combinados con iniciativas de formación
docente y campañas de sensibilización
comunitaria, han demostrado ser efectivos para
reducir los índices de desnutrición infantil y
mejorar el acceso a una educación integral y
equitativa. Sin embargo, la efectividad de estas
políticas depende de su implementación
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adecuada y de su capacidad para adaptarse a las
particularidades de cada comunidad. Esto
requiere un esfuerzo coordinado entre los
gobiernos, las instituciones educativas y las
comunidades para garantizar la sostenibilidad
de estas iniciativas. Asimismo, es importante
monitorear constantemente la calidad y el
impacto de estos programas, asegurando que
cumplan con los estándares nutricionales y
educativos establecidos.
La prevención de la desnutrición infantil desde
la educación inicial es un desafío que requiere
un enfoque integral y colaborativo, en el que los
docentes de inicial jueguen un papel central.
Maximizar el impacto de este rol implica
superar barreras relacionadas con la formación
docente, la disponibilidad de recursos y las
desigualdades estructurales. Además, se
requiere un compromiso colectivo para
promover una educación inclusiva y de calidad
que considere la salud y la nutrición como
pilares fundamentales del desarrollo infantil.
Este esfuerzo debe combinar la acción
educativa con políticas públicas sostenibles,
involucrando a todos los actores del sistema
educativo y comunitario, para garantizar que
todos los niños tengan la oportunidad de crecer
y aprender en condiciones óptimas.
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