Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 5 No. 12
Diciembre del 2024
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EL IMPACTO DEL APEGO TEMPRANO EN EL DESARROLLO SOCIAL Y EMOCIONAL
EN LA PRIMERA INFANCIA
THE IMPACT OF EARLY ATTACHMENT SHOULD BE ON SOCIAL AND EMOTIONAL
DEVELOPMENT IN EARLY CHILDHOOD
Autores: ¹Diana Carolina Ortiz Delgado y ²Ruth Obdulia Baidal Tircio.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0000-0003-4011-6334
²ORCID ID: https://orcid.org/0009-0007-9420-8249
¹E-mail de contacto: dortizdl@unemi.edu.ec
²E-mail de contacto: ruthbaidal@gmail.com
Afiliación: ¹*²*Universidad Estatal de Milagro (Ecuador)
Articulo recibido: 21 de Octubre del 2024
Articulo revisado: 1 de Noviembre del 2024
Articulo aprobado: 3 de Diciembre del 2024
¹Psicóloga especializada en Rehabilitación Educativa graduada de la Universidad de Guayaquil, (Ecuador). Posee una maestría en
Psicología Educativa mención Educación Especial otorgada por la Universidad de Guayaquil, (Ecuador). Actualmente se encuentra
cursando su estudio Doctoral en la Universidad Metropolitana de Ciencia y Tecnología (UMECIT) ubicada en la ciudad de Panamá,
(Panamá).
²Psicóloga Educativa y Orientación Vocacional graduada de la Universidad de Guayaquil, (Ecuador). Posee una maestría en Psicología
Educativa mención Educación Especial otorgada por la Universidad de Guayaquil, (Ecuador).
Resumen
El apego temprano es un componente crucial
del desarrollo social y emocional en la primera
infancia, ya que influye significativamente en
la regulación emocional, la interacción social y
la capacidad para afrontar el estrés. Este
artículo analiza la relación entre los estilos de
apegoseguro, evitativo, ambivalente y
desorganizadoy el desarrollo infantil,
destacando el impacto positivo de un apego
seguro y las implicaciones negativas de los
estilos inseguros. Basado en una revisión
bibliográfica sistemática, el estudio identifica
que el apego seguro, caracterizado por la
sensibilidad y consistencia del cuidador,
favorece el desarrollo de habilidades
emocionales y sociales fundamentales. En
contraste, los estilos inseguros están asociados
con problemas conductuales y emocionales,
como ansiedad, retraimiento y agresividad,
especialmente en el caso del apego
desorganizado. Asimismo, se analizan factores
contextuales como el estrés parental, las
condiciones socioeconómicas adversas y las
diferencias culturales, que influyen en la
calidad del apego temprano. Además, se resalta
la evidencia neurocientífica que demuestra
cómo las experiencias afectivas tempranas
moldean el desarrollo cerebral, afectando la
regulación emocional y la resiliencia. Los
resultados destacan la importancia de
implementar políticas públicas y estrategias de
intervención dirigidas a fortalecer el apego
seguro, especialmente en contextos de
vulnerabilidad social. Se concluye que el apego
temprano no solo es determinante para el
desarrollo infantil, sino también para la salud
mental y el bienestar social a largo plazo.
Palabras clave: Apego temprano, Desarrollo
emocional, Primera infancia.
Abstract
Early attachment is a crucial component of
social and emotional development in early
childhood, significantly influencing emotional
regulation, social interaction, and coping with
stress. This article examines the relationship
between attachment stylessecure, avoidant,
ambivalent, and disorganizedand child
development, highlighting the positive impact
of secure attachment and the negative
implications of insecure styles. Based on a
systematic literature review, the study
identifies that secure attachment, characterized
by caregiver sensitivity and consistency,
supports the development of key emotional and
social skills. In contrast, insecure styles are
associated with behavioral and emotional
problems, such as anxiety, withdrawal, and
aggression, especially in the case of
disorganized attachment. Contextual factors
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such as parental stress, adverse socioeconomic
conditions, and cultural differences, which
influence the quality of early attachment, are
also analyzed. In addition, the neuroscientific
evidence is highlighted that demonstrates how
early emotional experiences shape brain
development, affecting emotional regulation
and resilience. The results highlight the
importance of implementing public policies
and intervention strategies aimed at
strengthening secure attachment, especially in
contexts of social vulnerability. It is concluded
that early attachment is not only decisive for
child development, but also for mental health
and social well-being in the long term.
Keywords: Early attachment, Emotional
development, Early childhood.
Sumário
O apego precoce é um componente crucial do
desenvolvimento social e emocional na
primeira infância, pois influencia
significativamente a regulação emocional, a
interação social e a capacidade de lidar com o
estresse. Este artigo analisa a relação entre
estilos de apego seguro, evitativo,
ambivalente e desorganizado e o
desenvolvimento infantil, destacando o
impacto positivo do apego seguro e as
implicações negativas dos estilos inseguros.
Com base numa revisão sistemática da
literatura, o estudo identifica que o apego
seguro, caracterizado pela sensibilidade e
consistência do cuidador, favorece o
desenvolvimento de competências emocionais
e sociais fundamentais. Em contraste, os estilos
inseguros estão associados a problemas
comportamentais e emocionais, como
ansiedade, retraimento e agressão,
especialmente no caso de apego desorganizado.
Da mesma forma, o analizados fatores
contextuais como estresse parental, condições
socioeconômicas adversas e diferenças
culturais, que influenciam a qualidade do apego
precoce. Além disso, são destacadas evidências
neurocientíficas que demonstram como as
experiências afetivas precoces moldam o
desenvolvimento do cérebro, afetando a
regulação emocional e a resiliência. Os
resultados destacam a importância da
implementação de políticas públicas e
estratégias de intervenção destinadas a
fortalecer o apego seguro, especialmente em
contextos de vulnerabilidade social. Conclui-se
que o apego precoce não é apenas decisivo para
o desenvolvimento infantil, mas também para a
saúde mental e o bem-estar social a longo
prazo.
Palavras-chave: Apego precoce,
Desenvolvimento emocional, Primeira
infância.
Introducción
El apego temprano es un constructo
fundamental dentro de la psicología del
desarrollo, que describe la relación emocional
establecida entre el infante y su cuidador
principal durante los primeros años de vida
(Milozzi, S., & Marmo, J., 2022). Este vínculo
no solo constituye la base de las interacciones
afectivas en la niñez, sino que también
determina patrones de comportamiento y
emocionalidad que persisten a lo largo de la
vida. Según la teoría del apego propuesta por
Bowlby, los seres humanos tienen una
predisposición biológica para formar lazos
emocionales con sus cuidadores, lo que asegura
tanto la supervivencia como el bienestar
emocional del infante. Este proceso es
influenciado por factores genéticos,
ambientales y contextuales que moldean las
respuestas del niño y del cuidador.
La calidad del apego se manifiesta en diferentes
estilos, que Ainsworth, Blehar, Waters y Wall
(Morales, I., & Almeida, L., 2022) clasificaron
como seguro, evitativo, ambivalente y
desorganizado. Cada estilo de apego refleja la
percepción del niño sobre la disponibilidad y
sensibilidad del cuidador en momentos de
necesidad. Un apego seguro, caracterizado por
la confianza en que las figuras de cuidado
estarán disponibles y serán receptivas, se asocia
con un desarrollo emocional equilibrado y
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habilidades sociales robustas (Baca, M., &
Quispe, L., 2024). Por el contrario, los estilos de
apego inseguros, como el evitativo y el
ambivalente, pueden resultar en dificultades
emocionales y relacionales, afectando
negativamente el desarrollo del infante
(Marimon, M., & Correa, S., 2020).
El impacto del apego temprano en la primera
infancia es amplio y multifacético, abarcando
dimensiones críticas como la regulación
emocional, la interacción social y la
construcción de la identidad. Estudios
longitudinales han demostrado que los niños
con apego seguro son más propensos a
desarrollar habilidades adaptativas en entornos
sociales y escolares, mientras que aquellos con
apego inseguro enfrentan mayores riesgos de
problemas conductuales y emocionales
(Mónaco, E., de la Barrera, U., & Montoya, I.,
2021). Estas diferencias resaltan la importancia
de evaluar y fortalecer los vínculos tempranos,
dado su papel central en la trayectoria del
desarrollo humano.
La regulación emocional, una de las áreas más
influidas por el apego temprano, es esencial
para la interacción social y la adaptación en
diferentes contextos. Según Gross (Fernández,
J., & Palacios, D., 2024) los niños que forman
un apego seguro muestran una mayor capacidad
para gestionar el estrés, lo que facilita
relaciones interpersonales positivas. Además, el
desarrollo de modelos internos de trabajo
basados en experiencias de apego temprano
permite a los niños anticipar y responder de
manera efectiva a las demandas sociales
(Olhaberry, M., & Sieverson, C., 2022). Sin
embargo, cuando el apego es inseguro, los niños
pueden desarrollar estrategias desadaptativas,
como el retraimiento o la agresividad, que
dificultan su integración social.
Por otra parte, la sensibilidad y consistencia del
cuidador juegan un papel crucial en la calidad
del apego. Según Van IJzendoorn y Bakermans-
Kranenburg (Chagray, H., & Mendoza, M.,
2024), los cuidadores que responden de manera
predecible y afectuosa a las necesidades del
infante fomentan un apego seguro. En cambio,
la negligencia, la inconsistencia o el maltrato
incrementan el riesgo de desarrollar estilos de
apego inseguros o desorganizados, con
consecuencias a largo plazo para el desarrollo
emocional y social del niño. Estas dinámicas
subrayan la importancia de intervenciones
dirigidas a mejorar las prácticas parentales y
promover un entorno de cuidado saludable.
Además, el contexto socioeconómico y cultural
también influye en la formación del apego.
Diversos estudios han señalado que la pobreza,
el estrés parental y las condiciones adversas en
el hogar pueden dificultar la construcción de un
apego seguro (Lara, Y. N., & Quintana, L.,
2022). A pesar de ello, las culturas varían en la
forma en que priorizan la independencia o la
interdependencia, lo que afecta las expectativas
sobre el apego y las prácticas de crianza
(Santiago, D., Cataño, J., Valencia, M., &
Herrera, Y., 2020). Comprender estas
diferencias es esencial para diseñar
intervenciones que sean culturalmente sensibles
y efectivas.
En este artículo se explora cómo los estilos de
apego temprano influyen en el desarrollo social
y emocional durante la primera infancia,
basándose en una revisión de la literatura
científica. Se argumenta que el apego temprano
no solo es una necesidad evolutiva para la
supervivencia, sino también una condición
esencial para un desarrollo humano saludable.
Al comprender la importancia del apego en la
primera infancia, se pueden identificar
estrategias preventivas y correctivas que
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contribuyan a mejorar el bienestar emocional y
social de los niños.
Es necesario enfatizar que, aunque el apego
temprano tiene una influencia significativa, su
impacto no es determinista. El desarrollo
humano está moldeado por múltiples factores
interactivos, como la genética, las experiencias
posteriores y el contexto cultural. Por lo tanto,
comprender la complejidad del apego temprano
ofrece una base sólida para abordar los desafíos
en el desarrollo infantil desde una perspectiva
multidimensional e interdisciplinaria. Este
enfoque es crucial para diseñar políticas y
programas que promuevan el desarrollo social y
emocional óptimo desde los primeros años de
vida.
Desarrollo
El apego temprano se fundamenta en la teoría
del apego propuesta por Bowlby (Rodríguez,
M., Figueroa, M., & Proaño, J., 2023), quien
planteó que los seres humanos tienen una
predisposición innata para establecer vínculos
afectivos con sus cuidadores principales. Este
vínculo es esencial para la supervivencia del
infante, pues asegura la proximidad a la figura
de cuidado y facilita la satisfacción de
necesidades físicas y emocionales. Según
Bowlby, el apego se desarrolla en etapas, desde
la búsqueda de proximidad hasta la
internalización de un modelo de relación que
guía las interacciones futuras. Este modelo
interno se construye con base en las
experiencias tempranas y se mantiene a lo largo
de la vida, influyendo en las relaciones sociales
y emocionales (Santana, 2022).
Ainsworth et al. (Lecannelier, F., Guajardo, H.,
& Monje, G., 2024) ampliaron esta teoría al
identificar estilos de apego mediante el diseño
de la “situación extraña”, un experimento que
evaluaba las respuestas del infante ante la
separación y el reencuentro con el cuidador. Los
estilos de apego, clasificados como seguro,
evitativo, ambivalente y desorganizado, reflejan
las expectativas del niño respecto a la
disponibilidad y sensibilidad de su cuidador. El
apego seguro, caracterizado por una
exploración activa y una búsqueda de consuelo
ante situaciones de estrés, se asocia con
relaciones interpersonales saludables y una
regulación emocional efectiva. Por el contrario,
los estilos inseguros, como el evitativo y el
ambivalente, se vinculan con patrones
desadaptativos de interacción y manejo
emocional (Marimon, M., & Correa, S., 2020).
El desarrollo del apego está influido por la
sensibilidad y consistencia del cuidador en la
respuesta a las necesidades del niño. Cuidadores
sensibles y receptivos fomentan un apego
seguro, mientras que aquellos que son
inconsistentes, negligentes o insensibles pueden
provocar estilos de apego inseguros o
desorganizados (Milozzi, S., & Marmo, J.,
2022). Por ejemplo, Main y Solomon (Gärtner,
2023) identificaron que el apego desorganizado
surge en contextos de negligencia severa o
maltrato, generando confusión y miedo en el
infante hacia la figura de cuidado. Este estilo de
apego tiene implicaciones significativas para el
desarrollo emocional y conductual, asociándose
con problemas de regulación emocional y
comportamientos desadaptativos en etapas
posteriores.
La regulación emocional, definida como la
capacidad para identificar, comprender y
manejar las emociones propias, está
intrínsecamente relacionada con la calidad del
apego temprano (Milozzi, S., & Marmo, J.,
2022). Los niños con apego seguro desarrollan
estrategias efectivas para gestionar el estrés y
adaptarse a diversas demandas sociales,
mientras que aquellos con apego inseguro
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tienden a mostrar dificultades en este ámbito.
Estudios longitudinales han demostrado que el
apego temprano influye en la capacidad del
individuo para formar relaciones saludables y
afrontar desafíos emocionales a lo largo de su
vida (Chagray, H., & Mendoza, M., 2024). Esto
refuerza la noción de que el apego no solo es
crucial para el bienestar infantil, sino también
para el desarrollo psicológico y social a largo
plazo.
El impacto del apego temprano también se
manifiesta en las habilidades sociales del niño.
Un apego seguro facilita la formación de
relaciones interpersonales basadas en la
confianza y la empatía, habilidades
fundamentales para la integración en contextos
educativos y comunitarios (Vélez, J., & Chávez,
O., 2023). Por el contrario, los niños con estilos
de apego evitativo o ambivalente pueden
enfrentar dificultades para establecer vínculos
significativos, lo que puede derivar en
aislamiento social o conductas agresivas. Estas
diferencias en las competencias sociales
reflejan la influencia del apego temprano en la
capacidad del individuo para interactuar de
manera efectiva en su entorno.
Además de los factores individuales, el contexto
socioeconómico y cultural desempeña un papel
determinante en la formación del apego. Según
Keller (Santiago, D., Cataño, J., Valencia, M.,
& Herrera, Y., 2020), las prácticas de crianza y
las expectativas respecto al apego varían entre
culturas, influenciando la percepción del niño
sobre la disponibilidad de su cuidador. Por
ejemplo, en sociedades que priorizan la
independencia, como las occidentales, es más
común observar estilos de apego evitativo,
mientras que en culturas que valoran la
interdependencia, los estilos ambivalentes
pueden ser más prevalentes. Estos hallazgos
resaltan la importancia de adoptar un enfoque
culturalmente sensible al estudiar y promover el
apego temprano.
La relación entre el apego temprano y la salud
mental es otro aspecto clave en el marco teórico.
Investigaciones recientes han vinculado los
estilos de apego inseguros con un mayor riesgo
de desarrollar trastornos emocionales, como
ansiedad y depresión, en la niñez y la adultez
(Alcindor, P., Campos, A., Morejón, F., &
Barrios, M., 2022). Estas asociaciones subrayan
la importancia de intervenir tempranamente
para identificar y abordar problemas en la
calidad del apego, promoviendo un desarrollo
emocional saludable. Las intervenciones
dirigidas a mejorar la sensibilidad del cuidador,
como los programas de educación parental, han
mostrado resultados prometedores en la
promoción de un apego seguro (Gerber, D.,
Santelices, M., Gallardo, A., & Mata, C., 2022).
Es fundamental considerar la interacción entre
los factores biológicos y ambientales en la
formación del apego. Estudios basados en la
neurociencia han demostrado que las
experiencias de apego temprano influyen en el
desarrollo de áreas cerebrales relacionadas con
la regulación emocional y la respuesta al estrés,
como el sistema límbico y la corteza prefrontal
(Cruz, J., Castañeda, L., Ramírez, A., Acuña,
A., Guerrero, N., Muñoz, K., & Castillo, N.,
2021). Estas evidencias respaldan la perspectiva
multidimensional del apego temprano,
destacando su relevancia para el bienestar
integral del niño y su influencia en el desarrollo
a lo largo del ciclo vital.
Marco metodológico
El presente estudio se desarrolló bajo un
enfoque cualitativo y se fundamentó en un
diseño de revisión bibliográfica sistemática, el
cual permite recopilar, analizar e interpretar
información científica relevante sobre el
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impacto del apego temprano en el desarrollo
social y emocional durante la primera infancia.
Este tipo de diseño metodológico es
ampliamente utilizado en ciencias sociales y de
la salud para sintetizar conocimientos previos y
establecer bases teóricas sólidas sobre un
fenómeno de interés (Espinoza, 2020). La
elección de este enfoque responde a la
necesidad de comprender de manera integral
cómo los vínculos afectivos tempranos moldean
las habilidades emocionales y sociales,
considerando diversas perspectivas teóricas y
evidencias empíricas.
Para la recopilación de información, se
consultaron bases de datos científicas de
prestigio como Scopus, PubMed, Web of
Science y Google Scholar. Se utilizaron
palabras clave relacionadas, tales como "apego
temprano", "desarrollo social", "desarrollo
emocional", "primera infancia" y "teoría del
apego", en español e inglés, para garantizar la
inclusión de estudios relevantes y actualizados.
Los criterios de inclusión consideraron artículos
publicados entre 2010 y 2023, disponibles en
texto completo, revisados por pares y que
aborden el impacto del apego en la primera
infancia. Además, se priorizó la selección de
estudios empíricos y revisiones teóricas que
incluyeran análisis de variables relacionadas
con la calidad del apego y su influencia en el
desarrollo infantil (Losada, A., & Marmo, J.,
2022). Se excluyeron documentos de baja
calidad metodológica, así como aquellos que no
se centraran en la temática específica.
El análisis de los documentos seleccionados se
realizó mediante una categorización temática
que permitió identificar patrones comunes y
divergentes en las investigaciones revisadas.
Para garantizar la fiabilidad y validez del
proceso, se utilizó un sistema de doble revisión,
donde cada artículo fue evaluado por al menos
dos investigadores para determinar su
pertinencia y rigor metodológico.
Posteriormente, se organizó la información en
torno a categorías principales, como los estilos
de apego, la regulación emocional, las
habilidades sociales y las influencias
contextuales, lo que facilitó la construcción de
un marco comprensivo sobre el tema. Este
procedimiento asegura una síntesis crítica de los
hallazgos y proporciona una base sólida para
futuras investigaciones y aplicaciones prácticas
(Díaz, 2020).
Resultados
El análisis de la literatura revisada evidenció
una relación significativa entre la calidad del
apego temprano y el desarrollo social y
emocional en la primera infancia. Los hallazgos
indican que los niños que forman un apego
seguro con sus cuidadores principales tienden a
desarrollar mejores habilidades para regular sus
emociones, lo que les permite afrontar
situaciones de estrés de manera más efectiva y
adaptarse a diversos entornos sociales. Este
grupo de niños demuestra una mayor capacidad
para gestionar el estrés y resolver conflictos
interpersonales en comparación con aquellos
que tienen estilos de apego inseguros (Baca, M.,
& Quispe, L., 2024). Estas habilidades son
esenciales no solo para la interacción social,
sino también para el rendimiento académico y
el bienestar general a medida que crecen.
En contraste, los niños que presentan estilos de
apego inseguros, como el evitativo o el
ambivalente, enfrentan mayores dificultades en
la regulación emocional, lo que puede
manifestarse en comportamientos de evitación,
ansiedad o agresividad. Estos estilos de apego
están vinculados con experiencias tempranas en
las que las respuestas de los cuidadores fueron
inconsistentes o insensibles, lo que generó una
percepción de inseguridad en el niño (Marimon,
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M., & Correa, S., 2020). Por ejemplo, los niños
con apego evitativo tienden a suprimir sus
emociones y a evitar la dependencia emocional,
mientras que aquellos con apego ambivalente
suelen exhibir una dependencia excesiva y un
miedo persistente al abandono.
Otro hallazgo relevante es la influencia del
apego temprano en las habilidades sociales. Los
niños con apego seguro tienen más
probabilidades de formar relaciones basadas en
la confianza y la empatía, lo que facilita la
construcción de vínculos afectivos sólidos con
sus pares y adultos significativos. Por el
contrario, los niños con apego evitativo o
ambivalente pueden experimentar dificultades
para establecer relaciones interpersonales
significativas, lo que a menudo conduce a
problemas de aislamiento social o
comportamientos disruptivos en contextos
grupales (Mónaco, E., de la Barrera, U., &
Montoya, I., 2021). Estas diferencias en las
competencias sociales subrayan la importancia
de las experiencias tempranas de apego como
base para las interacciones sociales futuras.
El apego desorganizado, que suele desarrollarse
en contextos de negligencia severa o maltrato,
representa uno de los estilos más perjudiciales
para el desarrollo infantil. Este tipo de apego se
caracteriza por la confusión y el temor hacia la
figura de cuidado, lo que genera un estado de
ambivalencia y desorientación en el niño. Los
estudios indican que los niños con apego
desorganizado tienen un riesgo
significativamente mayor de desarrollar
problemas conductuales graves, como
agresividad o retraimiento extremo, así como
trastornos emocionales como ansiedad y
depresión (Gärtner, 2023). Este hallazgo
destaca la urgencia de implementar
intervenciones efectivas en familias y
comunidades en situaciones de riesgo.
La sensibilidad del cuidador emergió como un
factor determinante en la formación de un apego
seguro. Los cuidadores que responden de
manera consistente, predecible y afectuosa a las
necesidades emocionales y físicas de los niños
favorecen el desarrollo de un apego seguro. Por
otro lado, las condiciones socioeconómicas
adversas, el estrés parental crónico y la falta de
recursos sociales se asocian con una menor
calidad del apego temprano, perpetuando ciclos
de vulnerabilidad emocional y social (Lara, Y.
N., & Quintana, L., 2022). Esto refuerza la
importancia de diseñar políticas públicas que
apoyen a las familias en situaciones de
vulnerabilidad.
El análisis también reveló que las diferencias
culturales influyen significativamente en los
estilos de apego. Las sociedades individualistas,
como muchas culturas occidentales, tienden a
valorar la independencia desde una edad
temprana, lo que puede correlacionarse con un
mayor predominio de estilos de apego evitativo.
En contraste, las culturas colectivistas, que
enfatizan la interdependencia y la cohesión
grupal, presentan una mayor prevalencia de
estilos de apego ambivalente (Santiago, D.,
Cataño, J., Valencia, M., & Herrera, Y., 2020).
Este hallazgo subraya la importancia de
considerar los contextos culturales al interpretar
los resultados y diseñar estrategias de
intervención.
Los avances en neurociencia respaldan la
relevancia del apego temprano, mostrando que
las experiencias afectivas en los primeros años
de vida influyen en el desarrollo de estructuras
cerebrales críticas. Estudios recientes han
señalado que las interacciones con los
cuidadores afectan el desarrollo del sistema
límbico, que regula las respuestas emocionales,
y de la corteza prefrontal, que está asociada con
la toma de decisiones y el manejo del estrés
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(Cruz, J., Castañeda, L., Ramírez, A., Acuña,
A., Guerrero, N., Muñoz, K., & Castillo, N.,
2021). Estas evidencias refuerzan la
importancia de garantizar entornos de cuidado
afectivo en la primera infancia para optimizar el
desarrollo neurológico y emocional.
Discusión de Resultados
Los resultados obtenidos confirman la hipótesis
central de la teoría del apego de Bowlby
(Rodríguez, M., Figueroa, M., & Proaño, J.,
2023), según la cual el apego temprano
constituye la base para el desarrollo emocional
y social a lo largo de la vida. Los niños con
apego seguro muestran una capacidad superior
para manejar el estrés y establecer relaciones
interpersonales saludables, lo que respalda la
importancia de un entorno de cuidado sensible
y receptivo. Como han señalado Sroufe
(Fernández, J., & Palacios, D., 2024) y otros
autores, este tipo de apego no solo favorece el
bienestar infantil, sino que también contribuye
al desarrollo de habilidades sociales esenciales
en la adultez.
Los estilos de apego inseguros, especialmente el
desorganizado, plantean desafíos significativos
para el desarrollo infantil. Los problemas
conductuales y emocionales asociados a estos
estilos refuerzan la necesidad de intervenciones
tempranas, especialmente en contextos de
maltrato o negligencia. Programas como los
diseñados por Bakermans-Kranenburg et al.
(Gerber, D., Santelices, M., Gallardo, A., &
Mata, C., 2022), que se centran en mejorar la
sensibilidad de los cuidadores, han mostrado ser
efectivos para mitigar los efectos negativos del
apego inseguro. Estas iniciativas son
fundamentales para interrumpir ciclos
intergeneracionales de disfunción familiar.
En relación con las diferencias culturales, los
resultados sugieren que las prácticas de crianza
y las expectativas sobre las relaciones de apego
deben interpretarse dentro de su contexto
cultural. Aunque los principios básicos de la
teoría del apego son universales, las expresiones
y los significados de los vínculos afectivos
varían según el entorno cultural (Santiago, D.,
Cataño, J., Valencia, M., & Herrera, Y., 2020).
Por ello, las intervenciones deben ser
culturalmente sensibles, adaptándose a las
prácticas y valores de las comunidades a las que
están dirigidas.
Los factores contextuales, como el estrés
parental y las condiciones socioeconómicas,
también desempeñan un papel crítico en la
formación del apego. Las políticas públicas que
reduzcan las desigualdades sociales y brinden
apoyo a las familias vulnerables podrían
mejorar significativamente la calidad del apego
temprano. Como sugieren Lyons-Ruth et al.
(Gerber, D., Santelices, M., Gallardo, A., &
Mata, C., 2022), las intervenciones orientadas a
aliviar el estrés parental y proporcionar recursos
de apoyo tienen un impacto positivo en el
bienestar emocional de los niños.
Los hallazgos neurocientíficos ofrecen un
respaldo adicional a la importancia del apego
temprano, destacando cómo las experiencias
afectivas tempranas moldean el cerebro en
desarrollo. Esto refuerza la necesidad de
priorizar programas de intervención en los
primeros años de vida, cuando las conexiones
neuronales son más plásticas y receptivas a los
estímulos del entorno (Cruz, J., Castañeda, L.,
Ramírez, A., Acuña, A., Guerrero, N., Muñoz,
K., & Castillo, N., 2021). Estas evidencias
subrayan la importancia de adoptar un enfoque
holístico y basado en evidencias para abordar
los desafíos en el desarrollo infantil.
La relación entre el apego temprano y el
desarrollo social y emocional en la primera
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infancia es robusta y multidimensional. La
promoción de un apego seguro no solo beneficia
al niño individualmente, sino que también tiene
implicaciones positivas para la salud mental y
el bienestar social de las comunidades en
general. Estos hallazgos destacan la necesidad
de seguir investigando y diseñando estrategias
efectivas para fomentar relaciones afectivas
saludables desde los primeros años de vida.
Conclusiones
El apego temprano constituye un componente
fundamental en el desarrollo social y emocional
de la primera infancia, y sus implicaciones
trascienden este período crítico, afectando el
bienestar emocional y la capacidad para
establecer relaciones interpersonales a lo largo
de la vida. Los resultados de este análisis
confirman que un apego seguro, caracterizado
por una relación estable y afectuosa entre el
niño y su cuidador principal, favorece el
desarrollo de habilidades esenciales como la
regulación emocional y la interacción social
positiva. Estos hallazgos refuerzan la
importancia de los primeros años de vida como
un periodo crítico en el que se establecen las
bases para la salud mental y el bienestar futuro.
Por el contrario, los estilos de apego inseguros,
como el evitativo, el ambivalente y el
desorganizado, están asociados con desafíos
significativos en la gestión emocional y la
adaptación social. Estos estilos reflejan
experiencias de cuidado inconsistentes,
insensibles o traumáticas, que generan patrones
desadaptativos en el niño. El apego
desorganizado, en particular, representa un
factor de riesgo para el desarrollo de problemas
graves como trastornos emocionales y
conductuales. Esto subraya la urgencia de
implementar estrategias de intervención
temprana dirigidas a mejorar la calidad del
cuidado en contextos familiares vulnerables y a
mitigar los efectos negativos de las experiencias
adversas en la infancia.
Un aspecto relevante identificado en este
estudio es el papel crucial que desempeña el
cuidador principal en la calidad del apego
temprano. La sensibilidad, consistencia y
disponibilidad emocional del cuidador son
factores determinantes para fomentar un apego
seguro. Sin embargo, estas capacidades pueden
estar influenciadas negativamente por factores
contextuales, como el estrés parental, las
condiciones socioeconómicas adversas y la falta
de recursos sociales. En este sentido, es
necesario desarrollar políticas públicas que
proporcionen apoyo integral a las familias,
especialmente a aquellas en situaciones de
vulnerabilidad, para promover entornos de
cuidado saludables y estables.
Además, los hallazgos destacan la importancia
de considerar las diferencias culturales en la
conceptualización y promoción del apego
temprano. Aunque los principios fundamentales
de la teoría del apego son universales, las
prácticas de crianza y las expectativas sobre las
relaciones afectivas varían significativamente
entre culturas. Estas diferencias culturales
deben ser reconocidas y respetadas en el diseño
de programas e intervenciones dirigidas a
mejorar la calidad del apego, asegurando que
sean culturalmente sensibles y adaptadas a las
necesidades específicas de las comunidades
objetivo.
El respaldo de la neurociencia a la relevancia
del apego temprano amplifica aún más la
necesidad de priorizar este aspecto en el
desarrollo infantil. Las investigaciones han
demostrado que las experiencias afectivas
tempranas no solo influyen en las conexiones
neuronales, sino también en la estructura y
función del cerebro, afectando directamente la
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capacidad del niño para regular sus emociones
y responder al estrés. Estos hallazgos refuerzan
la importancia de invertir en los primeros años
de vida a través de programas que promuevan
un entorno afectivo seguro y enriquecedor, lo
cual tendrá un impacto duradero en la salud
mental y el bienestar general.
El apego temprano no solo es esencial para el
desarrollo social y emocional de los niños, sino
que también representa una oportunidad
estratégica para prevenir problemas
emocionales y conductuales a largo plazo. Este
análisis evidencia la necesidad de una
perspectiva integral que combine enfoques
teóricos, empíricos y prácticos en el diseño de
estrategias de intervención y políticas públicas.
Invertir en el fortalecimiento del apego
temprano no solo beneficia al individuo, sino
que también contribuye al bienestar social,
mejorando la calidad de vida de las
comunidades y fomentando un desarrollo
humano sostenible.
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