Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 5 No. 8
Agosto del 2024
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EFECTOS DE LAS ACTIVIDADES LÚDICAS EN LA REDUCCIÓN DE LA
HIPERACTIVIDAD EN NIÑOS CON TDAH
EFFECTS OF PLAY ACTIVITIES IN THE REDUCTION OF HYPERACTIVITY IN
CHILDREN WITH TDAH
Autor: ¹Jonathan Alberto García Conforme y ²Elva Katherine Aguilar Morocho.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0009-0002-4809-781X
²ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-3008-7317
¹E-mail de contacto: jgarcia0964@utm.edu.ec
²E-mail de contacto: elva.aguilar@utm.edu.ec
Afiliación:
¹*
Universidad Técnica de Manabí, ²* Universidad Técnica de Manabí (Ecuador).
Articulo recibido: 23 de Junio del 2024
Articulo revisado: 27 de Junio del 2024
Articulo aprobado: 16 de Agosto del 2024
¹Estudiante de la Universidad Técnica de Manabí, (Ecuador).
²Licenciada en Administración de Empresas, obtenido en la Universidad Técnica de Machala (Ecuador), Magister en Entrenamiento
Deportivo de la Universidad de las Fuerzas Armadas, (Ecuador) Doctora en Educación Física y Entrenamiento Deportivo, Beijing Sport
University, (China). con 14 años de experiencia laboral, actualmente Docente Titular Principal 1 docente de pregrado y posgrado de la
Universidad Técnica de Manabí.
Resumen
El presente estudio evaluó el impacto de las
actividades lúdicas estructuradas en la
reducción de la hiperactividad y la mejora de la
atención en niños con TDAH. Participaron 50
niños, divididos en un grupo experimental que
realizó actividades dicas durante ocho
semanas y un grupo de control sin intervención.
Los resultados mostraron que el grupo
experimental experimentó una reducción
significativa del 20% en la hiperactividad y una
mejora del 37% en la atención sostenida. Estas
mejoras fueron atribuidas a la estructura de las
actividades lúdicas, que promovían
concentración y planificación, lo que también
influyó positivamente en la función ejecutiva.
En contraste, el grupo de control no mostró
cambios significativos. Estos hallazgos
sugieren que las actividades lúdicas pueden ser
una herramienta complementaria eficaz para
mejorar la atención y el comportamiento en
niños con TDAH, además de fomentar el
desarrollo de habilidades cognitivas esenciales.
Sin embargo, se requieren más estudios para
evaluar los efectos a largo plazo y su
aplicabilidad a diferentes grupos etarios.
Palabras clave: TDAH, Actividades lúdicas,
Función ejecutiva.
Abstract
The present study evaluated the impact of
structured play activities on reducing
hyperactivity and improving attention in
children with ADHD. 50 children participated,
divided into an experimental group that carried
out recreational activities for eight weeks and a
control group without intervention. The results
showed that the experimental group
experienced a significant 20% reduction in
hyperactivity and a 37% improvement in
sustained attention. These improvements were
attributed to the structure of the recreational
activities, which promoted concentration and
planning, which also positively influenced
executive function. In contrast, the control
group showed no significant changes. These
findings suggest that play activities may be an
effective complementary tool to improve
attention and behavior in children with ADHD,
in addition to promoting the development of
essential cognitive skills. However, more
studies are required to evaluate the long-term
effects and their applicability to different age
groups.
Keywords: ADHD, Recreational activities,
Executive function.
Sumário
O presente estudo avaliou o impacto de
atividades lúdicas estruturadas na redução da
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hiperatividade e na melhoria da atenção em
crianças com TDAH. Participaram 50 crianças,
divididas em grupo experimental que realizou
atividades recreativas durante oito semanas e
grupo controle sem intervenção. Os resultados
mostraram que o grupo experimental
experimentou uma redução significativa de
20% na hiperatividade e uma melhoria de 37%
na atenção sustentada. Essas melhorias foram
atribuídas à estrutura das atividades recreativas,
que promoveu concentração e planejamento, o
que também influenciou positivamente a função
executiva. Em contraste, o grupo controle não
apresentou alterações significativas. Esses
achados sugerem que as atividades lúdicas
podem ser uma ferramenta complementar eficaz
para melhorar a atenção e o comportamento de
crianças com TDAH, além de promover o
desenvolvimento de habilidades cognitivas
essenciais. No entanto, mais estudos são
necessários para avaliar os efeitos a longo prazo
e sua aplicabilidade em diferentes faixas etárias.
Palavras-chave: TDAH, atividades
recreativas, função executiva.
Introducción
El Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad (TDAH) es una condición
neurológica crónica que afecta a entre el 5% y
el 7% de los niños en edad escolar a nivel
mundial (Álvarez et al., 2021) Se caracteriza
por un patrón persistente de falta de atención,
hiperactividad e impulsividad, lo cual interfiere
significativamente en el funcionamiento social,
académico y familiar de los niños que lo
padecen. Estos síntomas suelen aparecer antes
de los 12 años de edad y pueden manifestarse de
manera diferente en cada niño, lo que dificulta
tanto el diagnóstico como la intervención
(Aquino, 2024). En Ecuador, aunque las
estadísticas locales aún son limitadas, se estima
que el TDAH afecta a una proporción similar de
niños en edad escolar, generando preocupación
en los sistemas de salud y educación debido a
su impacto a largo plazo (Balderamo et al.,
2023)
Las intervenciones tradicionales para el manejo
del TDAH incluyen el tratamiento
farmacológico, principalmente con
estimulantes como el Metilfenidato, y la terapia
cognitivo-conductual (Bermejo, 2024). Sin
embargo, cada vez hay más interés en explorar
intervenciones no farmacológicas que puedan
complementar o incluso sustituir en algunos
casos a los medicamentos, dado que estos
pueden tener efectos secundarios y no son
siempre efectivos para todos los niños (Faraone
et al., 2021). En este contexto, las actividades
lúdicas han surgido como una alternativa
prometedora, ya que ofrecen una forma natural
y atractiva de canalizar la energía de los niños,
mejorar su concentración y promover
habilidades sociales (Pellegrini & Smith, 1998).
Las actividades lúdicas, o juegos, son una parte
integral del desarrollo infantil. Diversas teorías
del desarrollo, como las propuestas por Piaget
(1972) y Vygotsky (1986), han destacado la
importancia del juego en el aprendizaje y en el
desarrollo cognitivo y social de los niños. Según
Piaget, el juego permite a los niños explorar y
entender el mundo que los rodea, desarrollando
habilidades cognitivas clave como la atención,
la memoria y la resolución de problemas. Por su
parte, Vygotsky subraya que el juego es
fundamental para el desarrollo del lenguaje y las
habilidades sociales, ya que brinda a los niños
la oportunidad de interactuar con sus pares en
un entorno estructurado pero flexible (Bodrova
& Leong, 2003).
En el contexto del TDAH, las actividades
lúdicas ofrecen un enfoque novedoso y
potencialmente eficaz para la intervención.
Varios estudios recientes han señalado que el
juego puede tener un efecto positivo en la
reducción de los síntomas de hiperactividad y
en la mejora de la atención en niños con TDAH
(Gordon et al., 2016; Shaffer et al., 2017). Estos
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estudios sugieren que el juego, especialmente
cuando está estructurado y dirigido, puede
ayudar a los niños a canalizar su energía de
manera positiva y a desarrollar habilidades de
autocontrol, lo que puede contribuir a la
reducción de la impulsividad y la
hiperactividad, dos de los principales síntomas
del TDAH.
A pesar de la evidencia positiva, el uso de
actividades lúdicas como intervención para el
TDAH en Ecuador aún es limitado. El sistema
educativo ecuatoriano, al igual que en muchos
otros países de América Latina, está
fuertemente orientado hacia un enfoque
tradicional de enseñanza, donde el aprendizaje
se centra en la memorización y el trabajo
individual (Castillo et al., 2023). Este enfoque
puede no ser el más adecuado para niños con
TDAH, quienes a menudo se benefician más de
métodos de enseñanza más dinámicos y
participativos (Coelho et al., 2023). Las
actividades lúdicas pueden proporcionar una vía
alternativa para el aprendizaje, que no solo es
más atractiva para los niños, sino que también
puede adaptarse mejor a sus necesidades
específicas de atención y comportamiento.
El juego no solo tiene el potencial de mejorar
los síntomas del TDAH, sino que también
puede tener un impacto positivo en otras áreas
del desarrollo infantil. Varios estudios han
demostrado que las actividades lúdicas pueden
mejorar las habilidades sociales, la autoestima y
el bienestar emocional de los niños con TDAH
(De La Cruz, et al., 2020). Estas actividades
permiten a los niños interactuar con sus
compañeros en un entorno menos estructurado
que el aula, lo que puede reducir los niveles de
estrés y ansiedad asociados con las demandas
académicas y sociales que a menudo enfrentan
los niños con TDAH (Del Rocío & Cárdenas
2023).
La relación entre el juego y la reducción de la
hiperactividad en niños con TDAH también
puede explicarse desde una perspectiva
neurobiológica. Se ha sugerido que las
actividades físicas y lúdicas pueden ayudar a
regular la actividad dopaminérgica en el
cerebro, lo que a su vez puede mejorar la &
Gallardo, 2023). Los estudios neurocientíficos
han demostrado que el ejercicio físico puede
aumentar la liberación de dopamina y
norepinefrina, neurotransmisores clave en la
regulación de la atención y el comportamiento,
que suelen estar disfuncionales en los niños con
TDAH (García & Briones, 2023). Esto sugiere
que las actividades lúdicas que implican
movimiento físico podrían tener un efecto
terapéutico similar al de algunos medicamentos
estimulantes.
A nivel práctico, la implementación de
actividades lúdicas en entornos educativos y
terapéuticos presenta varios desafíos. En primer
lugar, se requiere una formación adecuada para
los educadores y terapeutas en el uso de estas
técnicas, así como en la adaptación de las
actividades a las necesidades individuales de
cada niño (Hidalgo, 2023). Además, las
actividades deben estar diseñadas de manera
que no solo sean divertidas, sino que también
promuevan el desarrollo de habilidades
específicas, como la atención sostenida, la
planificación y la regulación emocional
(Lojano, & Carchi, 2023).
Otra consideración importante es el papel de los
padres en la implementación de actividades
lúdicas. Los estudios han mostrado que la
participación de los padres en el juego puede
potenciar sus efectos beneficiosos, ya que los
padres actúan como modelos y guías en el
proceso de aprendizaje (López et al., 2023). En
Ecuador, donde las familias a menudo enfrentan
desafíos económicos y sociales significativos,
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puede ser difícil para los padres dedicar tiempo
y recursos a participar en actividades lúdicas
con sus hijos. Por lo tanto, es fundamental que
las intervenciones basadas en el juego sean
accesibles y que se incluyan en programas
escolares o comunitarios que puedan
proporcionar apoyo adicional a las familias
(Moraleda et al., 2020).
Es importante reconocer que el juego no debe
considerarse como una "cura" para el TDAH,
sino como una herramienta más dentro de un
enfoque integral de tratamiento. Aunque las
actividades lúdicas pueden ofrecer beneficios
significativos, es probable que sean más
efectivas cuando se combinan con otras formas
de intervención, como la terapia conductual y el
apoyo educativo (Moreira & Arteaga, 2021). La
investigación futura debería centrarse en
determinar las mejores formas de integrar el
juego en los planes de tratamiento
individualizados para niños con TDAH, y en
evaluar su efectividad a largo plazo en
comparación con otros tipos de intervención.
Las actividades lúdicas presentan una
oportunidad prometedora para abordar algunos
de los desafíos más importantes en el manejo
del TDAH en niños. Al ofrecer una forma
atractiva y accesible de canalizar la energía y
mejorar la atención, estas actividades pueden
complementar otras formas de tratamiento y
mejorar la calidad de vida de los niños con
TDAH y sus familias. No obstante, se requieren
más estudios en contextos locales, como
Ecuador, para evaluar su efectividad y adaptar
las intervenciones a las realidades culturales y
educativas del país.
Desarrollo
El Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad (TDAH) ha sido objeto de
estudio desde varias disciplinas, incluyendo la
neurociencia, la psicología y la educación. Este
trastorno neurobiológico, que afecta entre el 5%
y el 7% de los niños en edad escolar a nivel
mundial (American Psychiatric Association
[APA], 2013), se caracteriza por la presencia de
síntomas persistentes de falta de atención,
hiperactividad e impulsividad. La comprensión
del TDAH ha evolucionado con el tiempo,
desde considerarse una simple falta de control
conductual hasta entenderse como un complejo
trastorno neurocognitivo con implicaciones
significativas en el desarrollo emocional y
social de los niños afectados (Paredes & Mera,
2022). En este marco teórico, se analizan
diferentes perspectivas sobre el TDAH,
incluyendo teorías neurobiológicas,
psicológicas y educativas, así como el papel
potencial de las actividades lúdicas en la
reducción de los síntomas de hiperactividad en
niños con TDAH.
Desde una perspectiva neurobiológica, se ha
demostrado que los niños con TDAH presentan
alteraciones en la función y estructura de varias
áreas cerebrales, particularmente en las
regiones prefrontales, que están involucradas en
la regulación de la atención, el comportamiento
y las emociones (Rivera & González, 2024).
Estudios de neuroimagen han mostrado
diferencias en la actividad dopaminérgica y en
la conectividad neuronal en estas regiones, lo
que explica en parte las dificultades de los niños
con TDAH para regular su comportamiento
impulsivo y mantener la atención en tareas
prolongadas (Roldán & Villao, 2023). Estos
hallazgos sugieren que el TDAH es un trastorno
biológico que requiere intervenciones que
aborden no solo el comportamiento observable,
sino también los procesos cerebrales
subyacentes.
Por otro lado, la perspectiva psicológica del
TDAH ha resaltado la importancia de las
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influencias ambientales en la manifestación y el
manejo del trastorno. Las teorías del desarrollo
cognitivo, como las de Piaget y Vygotsky, han
proporcionado un marco conceptual para
entender cómo el entorno, incluyendo las
actividades lúdicas, puede influir en el
desarrollo de habilidades cognitivas y sociales
en los niños con TDAH (Sánchez, 2023).
Vygotsky, en particular, subrayó la importancia
del juego en el desarrollo infantil, afirmando
que el juego no solo es un reflejo del desarrollo,
sino también un motor del mismo (Villalba &
Moreno, 2024).). A través del juego, los niños
pueden practicar habilidades de autocontrol,
resolver problemas y desarrollar la capacidad de
planificación, lo que es especialmente relevante
para los niños con TDAH, quienes a menudo
carecen de estas habilidades.
En términos educativos, el TDAH presenta un
desafío significativo para los sistemas escolares
tradicionales, que a menudo están diseñados
para recompensar la capacidad de los
estudiantes para sentarse quietos, prestar
atención por largos períodos y completar tareas
académicas de manera autónoma (Zayas, et al.,
2024). Los niños con TDAH, debido a su
tendencia a la hiperactividad e impulsividad, a
menudo luchan por cumplir con estas
expectativas, lo que resulta en bajo rendimiento
académico, dificultades de comportamiento en
el aula y relaciones tensas con los maestros y
compañeros (Aquino, 2024). Sin embargo, se ha
demostrado que los entornos educativos que
incorporan métodos más activos y
participativos, como el uso de actividades
lúdicas, pueden ser más efectivos para captar la
atención de los niños con TDAH y mejorar su
desempeño académico y social (Balderamo et
al., 2023)
Las actividades lúdicas se definen como
aquellas que incluyen juego, recreación y
actividades físicas estructuradas, que tienen el
potencial de influir positivamente en el
comportamiento y desarrollo de los niños
Bermejo, 2024). Según la teoría del juego de
Piaget, el juego es una forma de asimilación, a
través de la cual los niños incorporan nuevas
experiencias y conocimientos en sus esquemas
mentales existentes (Castillo et al., 2023). Esta
teoría sugiere que las actividades lúdicas no
solo son una forma de entretenimiento, sino que
también pueden facilitar el aprendizaje y el
desarrollo cognitivo al proporcionar un
contexto para la exploración y la
experimentación. Para los niños con TDAH,
estas actividades pueden ofrecer una
oportunidad para desarrollar habilidades de
autorregulación, que son deficientes en esta
población.
Vygotsky, por su parte, argumentaba que el
juego es fundamental para el desarrollo de la
función simbólica y la capacidad de autocontrol
en los niños (Coelho et al., 2023). En el juego,
los niños asumen roles, crean reglas y normas,
y aprenden a regular su comportamiento en
función de esas reglas. Este proceso es
especialmente relevante para los niños con
TDAH, quienes a menudo luchan con la
regulación del comportamiento impulsivo y la
adherencia a las normas sociales (Falcón &
Gallardo, 2023). Las actividades lúdicas que
requieren cooperación y atención sostenida,
como los juegos de mesa o las actividades
físicas en grupo, pueden proporcionar un
entorno seguro en el cual los niños con TDAH
practiquen y refuercen estas habilidades.
En términos de intervención, varios estudios
han explorado la efectividad de las actividades
lúdicas como una estrategia terapéutica para los
niños con TDAH. Un estudio realizado por
Zayas, et al. (2024) encontraron que los
programas de ejercicio físico estructurado, que
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incluían actividades lúdicas, tenían un efecto
positivo en la reducción de los síntomas de
hiperactividad y mejoraban la atención en niños
con TDAH. Estos resultados se atribuyen en
parte a los efectos neurobiológicos del ejercicio,
que se ha demostrado que aumenta la liberación
de neurotransmisores como la dopamina y la
norepinefrina, que están implicados en la
regulación de la atención y el comportamiento.
Además, el ejercicio físico y el juego permiten
a los niños canalizar su energía de manera
positiva, lo que puede reducir la impulsividad y
mejorar su capacidad para concentrarse en
tareas académicas y sociales.
El juego también tiene implicaciones
significativas para el desarrollo emocional de
los niños con TDAH. Las actividades lúdicas,
particularmente aquellas que se realizan en
grupo, pueden mejorar las habilidades sociales
y la autoestima de los niños al proporcionar
oportunidades para la interacción positiva con
sus compañeros (Hidalgo, 2023). Estas
actividades fomentan la cooperación, el respeto
por las reglas y la resolución de conflictos, todas
habilidades que son esenciales para el
desarrollo social y emocional, pero que a
menudo son deficientes en los niños con TDAH
(Moraleda et al., 2020). A medida que los niños
participan en juegos estructurados, aprenden a
manejar la frustración, a esperar su turno y a
regular sus emociones, habilidades que son
transferibles a otros contextos, como el aula y el
hogar.
Otro aspecto importante del marco teórico sobre
el TDAH y las actividades lúdicas es la idea de
la neuroplasticidad. La neuroplasticidad se
refiere a la capacidad del cerebro para
reorganizarse y adaptarse en respuesta a nuevas
experiencias y estímulos (Moreira & Arteaga,
2021). Se ha demostrado que las intervenciones
basadas en el juego pueden estimular la
neuroplasticidad, particularmente en áreas del
cerebro relacionadas con la atención y el control
de impulsos (Paredes & Mera, 2022). Esto
sugiere que las actividades lúdicas no solo
pueden mejorar los síntomas del TDAH a corto
plazo, sino que también pueden tener efectos
duraderos en el desarrollo neurológico de los
niños.
Además, la investigación sobre el TDAH ha
comenzado a explorar la interacción entre
factores genéticos y ambientales en la
manifestación y manejo del trastorno. Estudios
recientes sugieren que el ambiente en el que
crecen los niños, incluyendo la disponibilidad
de actividades lúdicas y recreativas, puede
influir significativamente en la gravedad de los
síntomas del TDAH y en la capacidad de los
niños para manejarlos (Sánchez, 2023). Esto
subraya la importancia de crear entornos que
sean estimulantes, pero también estructurados,
en los cuales los niños con TDAH puedan
aprender a controlar su comportamiento y
mejorar su capacidad de atención.
El papel de los padres y educadores en la
implementación de actividades lúdicas como
intervención para el TDAH es crucial. La
participación activa de los adultos en el juego
no solo puede potenciar los efectos beneficiosos
del juego en los niños, sino que también puede
proporcionar un apoyo emocional adicional y
fomentar una relación más positiva entre el niño
y el adulto (Hidalgo, 2023). Los programas de
intervención que involucran tanto a los niños
como a sus padres y maestros en actividades
lúdicas pueden ser más efectivos en la
reducción de los síntomas del TDAH y en la
mejora del bienestar general del niño.
El marco teórico sobre el TDAH y las
actividades lúdicas sugiere que estas
actividades pueden ser una intervención
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efectiva para reducir los síntomas de
hiperactividad y mejorar las habilidades
sociales y cognitivas en los niños con TDAH.
Desde una perspectiva neurobiológica,
psicológica y educativa, el juego proporciona
un entorno en el que los niños pueden
desarrollar habilidades cruciales para el manejo
de su trastorno, al tiempo que mejoran su
bienestar emocional y social. Sin embargo, se
necesitan más estudios para determinar las
mejores formas de integrar las actividades
lúdicas en los planes de tratamiento para niños
con TDAH, y para adaptar estas intervenciones
a diferentes contextos culturales y educativos,
como el de Ecuador.
Metodología
El diseño de esta investigación es cuasi-
experimental con grupo de control, y busca
evaluar el impacto de las actividades lúdicas en
la reducción de la hiperactividad en niños
diagnosticados con TDAH. El estudio fue
realizado en un entorno educativo en Quito,
Ecuador, con una muestra de niños entre 6 y 12
años de edad. Esta metodología fue elegida
debido a su capacidad para medir los efectos de
una intervención sobre un grupo experimental,
comparándolo con un grupo de control que no
recibe la intervención, lo que permite observar
los cambios atribuibles específicamente a las
actividades lúdicas (Balderamo et al., 2023).
Participantes
La muestra estuvo compuesta por 50 niños
diagnosticados con TDAH, seleccionados a
través de un muestreo no probabilístico por
conveniencia. Los criterios de inclusión
incluyeron un diagnóstico confirmado de
TDAH por un profesional de la salud mental, la
autorización de los padres o tutores, y la
disposición de los niños a participar en
actividades lúdicas supervisadas. Los niños
fueron asignados aleatoriamente a dos grupos:
un grupo experimental (n=25) que participó en
actividades lúdicas estructuradas durante un
período de ocho semanas, y un grupo de control
(n=25) que continuó con su rutina habitual sin
ninguna intervención adicional. La
aleatorización permitió asegurar que cualquier
diferencia observada en los resultados pudiera
atribuirse a la intervención y no a otros factores
externos (Rivera & González, 2024)
Diseño de la intervención
El programa de intervención consistió en
sesiones de actividades lúdicas estructuradas de
45 minutos, realizadas tres veces por semana
durante ocho semanas. Las actividades fueron
diseñadas para promover el autocontrol, la
cooperación y la atención sostenida. Entre las
actividades seleccionadas se incluyeron juegos
de coordinación motora, juegos de mesa,
actividades físicas como juegos grupales de
movimiento y ejercicios que requerían
planificación y control de impulsos. Las
sesiones fueron dirigidas por terapeutas
ocupacionales especializados en el tratamiento
de niños con TDAH, quienes adaptaron las
actividades a las capacidades y necesidades
individuales de cada niño (Castillo et al., 2023).
El diseño de la intervención se basó en estudios
previos que sugieren que las actividades
lúdicas, especialmente aquellas que implican
movimiento físico, pueden tener efectos
positivos en la regulación de la atención y el
comportamiento (Lojano & Carchi, 2023).
Instrumentos de medición
Para evaluar los niveles de hiperactividad y
atención de los participantes, se utilizó la Escala
de Conners para padres y maestros (Hidalgo,
2023) que es un instrumento ampliamente
validado y utilizado en investigaciones sobre
TDAH. Esta escala mide la frecuencia y
severidad de los síntomas de TDAH,
incluyendo la hiperactividad, la impulsividad y
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los problemas de atención, desde la perspectiva
de los padres y maestros de los niños. Se
aplicaron las escalas antes y después de la
intervención, tanto en el grupo experimental
como en el grupo de control, con el fin de
comparar los cambios en los síntomas. Además,
se realizaron observaciones directas de los
niños durante las sesiones de intervención para
evaluar su comportamiento en tiempo real, lo
que permitió obtener datos cualitativos
complementarios sobre su respuesta a las
actividades lúdicas (Moreira & Arteaga, 2021).
Procedimiento
El estudio se desarrolló en varias fases. En la
fase inicial, se realizó una evaluación
preintervención para obtener datos de línea base
sobre los niveles de hiperactividad y atención de
los niños en ambos grupos, utilizando la Escala
de Conners. Posteriormente, el grupo
experimental participó en las sesiones de
actividades lúdicas, mientras que el grupo de
control continuó con su rutina habitual. Durante
las ocho semanas de intervención, los terapeutas
documentaron el progreso de los niños y
realizaron ajustes en las actividades según las
necesidades observadas. Al finalizar el
programa, se llevó a cabo una evaluación
postintervención utilizando nuevamente la
Escala de Conners, lo que permitió comparar
los resultados pre y postintervención en ambos
grupos (Roldán & Villao, 2023). Este
procedimiento garantizó que los datos
recogidos fueran consistentes y comparables.
Análisis de datos
Para analizar los datos, se utilizó un enfoque
cuantitativo, realizando análisis estadísticos
comparativos entre el grupo experimental y el
grupo de control. Se emplearon pruebas t de
muestras relacionadas para comparar los
cambios pre y postintervención en los niveles de
hiperactividad y atención dentro de cada grupo,
y pruebas t de muestras independientes para
comparar los resultados entre los dos grupos.
También se realizaron análisis de varianza
(ANOVA) para evaluar si las diferencias
observadas entre los grupos eran
estadísticamente significativas. Se consideraron
significativos los valores de p inferiores a 0.05.
Además, se realizó un análisis cualitativo de las
observaciones directas de los niños durante las
sesiones de intervención, con el fin de
identificar patrones de comportamiento y
respuestas específicas a las actividades lúdicas
(Villalba, & Moreno, 2024).
La combinación de métodos cuantitativos y
cualitativos permitió obtener una visión más
completa del impacto de las actividades lúdicas
en la hiperactividad de los niños con TDAH.
Los análisis estadísticos proporcionaron una
evaluación objetiva de los cambios en los
síntomas, mientras que las observaciones
cualitativas ofrecieron una perspectiva más rica
y detallada sobre cómo los niños respondieron a
la intervención y cómo las actividades lúdicas
influyeron en su comportamiento diario. Este
enfoque mixto permitió una triangulación de
datos, aumentando la validez y confiabilidad de
los resultados del estudio (Coelho et al., 2023).
Resultados
Los resultados del presente estudio muestran
mejoras significativas en los niveles de atención
sostenida y una reducción en los niveles de
hiperactividad en el grupo experimental tras la
intervención con actividades lúdicas
estructuradas. A continuación, se presentan
cinco tablas que comparan los puntajes de
atención, hiperactividad, función ejecutiva y
análisis comparativo entre los grupos
experimental y de control.
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Tabla 1. Cambios en la atención (Grupo experimental vs Control)
Grupo
Momento de Medición
Atención (Promedio)
Cambio (%)
Experimental
Preintervención
45
N/A
Experimental
Postintervención
62
+37%
Control
Preintervención
46
N/A
Control
Postintervención
48
+4%
Fuente: Elaboración propia
El grupo experimental mostró una mejora
significativa del 37% en la atención después de
la intervención, mientras que el grupo de
control presentó solo un incremento mínimo del
4%.
Tabla 2. Cambios en la hiperactividad (Grupo Experimental vs Control)
Grupo
Momento de Medición
Hiperactividad (Promedio)
Cambio (%)
Experimental
Preintervención
75
N/A
Experimental
Postintervención
60
-20%
Control
Preintervención
74
N/A
Control
Postintervención
73
-1%
Fuente: Elaboración propia
El grupo experimental mostró una reducción
significativa del 20% en la hiperactividad,
mientras que el grupo de control solo presentó
una disminución insignificante del 1%.
Tabla 3. Cambios en la función ejecutiva (Grupo Experimental vs Control)
Grupo
Momento de Medición
Hiperactividad (Promedio)
Cambio (%)
Experimental
Preintervención
40
N/A
Experimental
Postintervención
55
+37.5%
Control
Preintervención
41
N/A
Control
Postintervención
42
+2.4%
Fuente: Elaboración propia
El grupo experimental experimentó una mejora
significativa del 37.5% en la función ejecutiva
tras la intervención, mientras el grupo de
control mostró solo un incremento mínimo del
2.4%.
Tabla 4. Comparación de resultados (Atención e Hiperactividad)
Grupo Experimental
(Promedio Post)
Grupo Control
(Promedio Post)
Diferencia (%)
62
48
+14%
60
73
-13%
Fuente: Elaboración propia
El grupo experimental presentó mejores
resultados tanto en la mejora de la atención
(+14%) como en la reducción de la
hiperactividad (-13%) en comparación con el
grupo de control
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Tabla 5. Análisis estadístico comparativo (Valores t y p)
Grupo
t (valor)
p (valor)
Significancia
Experimental
3.45
< 0.01
Significativo
Experimental
4.32
< 0.001
Muy significativo
Control
0.58
0.56
No significativo
Control
0.97
0.34
No significativo
Fuente: Elaboración propia
Los valores de t y p indican una mejora
significativa en la atención y una reducción en
la hiperactividad en el grupo experimental (p <
0.01 para la atención y p < 0.001 para la
hiperactividad), mientras que en el grupo de
control no se observaron cambios
significativos.
Discusión
Los resultados del presente estudio sugieren que
las actividades lúdicas estructuradas pueden ser
una intervención efectiva para mejorar la
atención y reducir la hiperactividad en niños
con TDAH. En particular, el grupo
experimental, que participó en actividades
lúdicas durante ocho semanas, mostró mejoras
significativas tanto en la atención sostenida
como en la función ejecutiva, en comparación
con el grupo de control. Estos hallazgos
concuerdan con investigaciones previas que
destacan los efectos positivos del juego en el
desarrollo cognitivo y social de los niños, y
subrayan la importancia de incluir enfoques
dinámicos y participativos en el tratamiento del
TDAH (Roldán & Villao, 2023)
El incremento significativo en la atención
sostenida en el grupo experimental puede
atribuirse a la naturaleza estructurada de las
actividades lúdicas, que exigían altos niveles de
concentración y planificación. Actividades
como los juegos de mesa, los ejercicios físicos
grupales y las dinámicas que implicaban la
planificación de movimientos proporcionaron
un entorno propicio para que los niños
practicaran la regulación de su atención. Estos
resultados coinciden con la literatura existente
que sugiere que el juego estructurado,
particularmente cuando se combina con
componentes físicos y sociales, puede mejorar
las funciones ejecutivas en niños con TDAH
(García & Briones, 2023)
Un hallazgo clave de este estudio es la mejora
en la función ejecutiva, que incluye habilidades
como el autocontrol, la planificación y la
capacidad de enfocarse en tareas prolongadas.
Estas habilidades suelen estar deterioradas en
niños con TDAH, lo que contribuye a sus
dificultades en el entorno escolar y social
(Moraleda et al., 2020). Los niños que
participaron en las actividades lúdicas no solo
mejoraron en su capacidad de atención, sino que
también mostraron una mayor capacidad para
seguir reglas, tomar decisiones y manejar la
frustración, aspectos esenciales del
funcionamiento ejecutivo. Estas mejoras
reflejan la idea de que el juego no solo
proporciona un contexto para la diversión, sino
también una oportunidad para el desarrollo de
habilidades críticas.
El impacto positivo de las actividades lúdicas en
la atención y la función ejecutiva se puede
explicar en parte por la neuroplasticidad, la
capacidad del cerebro para reorganizarse en
respuesta a nuevas experiencias (Castillo et al.,
2023). Se ha demostrado que el juego,
especialmente cuando involucra componentes
físicos, puede estimular áreas del cerebro
relacionadas con la atención, el control de
impulsos y la toma de decisiones (Álvarez et al.,
2021). Los niños del grupo experimental, al
participar en actividades que requerían tanto
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movimiento como planificación cognitiva,
pudieron haber experimentado cambios
positivos en la estructura y función de las áreas
del cerebro responsables del control de la
atención y el comportamiento.
Es importante destacar que, aunque se
observaron mejoras significativas en el grupo
experimental, el grupo de control no
experimentó cambios relevantes en los niveles
de atención o hiperactividad. Esto sugiere que
la falta de intervención no contribuyó a una
mejora espontánea de los síntomas del TDAH,
lo que refuerza la necesidad de intervenciones
activas para abordar este trastorno (Zayas, et al.,
2024). Si bien algunos niños con TDAH pueden
experimentar fluctuaciones naturales en sus
síntomas, los resultados de este estudio indican
que las mejoras observadas en el grupo
experimental fueron producto directo de la
intervención lúdica.
Otro aspecto relevante del estudio es el impacto
positivo de las actividades lúdicas en el
comportamiento social de los niños. Los
maestros y padres del grupo experimental
informaron mejoras en la conducta general de
los niños en el aula, incluyendo una mayor
capacidad para interactuar positivamente con
sus compañeros y seguir las instrucciones del
maestro. Esto sugiere que las actividades
lúdicas no solo influyeron en la atención y la
función ejecutiva, sino también en las
habilidades sociales de los niños, lo que
coincide con investigaciones que subrayan el
papel del juego en el desarrollo de la empatía y
la cooperación (Roldán & Villao, 2023)
A pesar de los resultados prometedores, este
estudio presenta algunas limitaciones que deben
tenerse en cuenta. En primer lugar, la muestra
fue relativamente pequeña y se centró
únicamente en niños de una franja de edad
específica (6 a 12 años), lo que limita la
generalización de los hallazgos a otras
poblaciones de niños con TDAH, como
adolescentes o niños más pequeños. Además, la
duración del estudio fue de solo ocho semanas,
por lo que no se pueden hacer inferencias sobre
los efectos a largo plazo de las actividades
lúdicas en los síntomas del TDAH.
Investigaciones futuras deberían incluir
muestras más grandes y diversificadas, así
como un seguimiento a largo plazo para evaluar
la durabilidad de los efectos observados (Del
Rocío & Cárdenas, 2023)
Otra limitación importante es que el estudio no
midió directamente el impacto de las
actividades lúdicas en el rendimiento
académico de los niños. Si bien los maestros
informaron mejoras en el comportamiento y la
capacidad de los niños para participar en las
tareas académicas, sería útil realizar un análisis
más detallado de cómo las actividades lúdicas
influyen en aspectos específicos del
rendimiento académico, como las habilidades
matemáticas o la comprensión lectora. La
investigación futura podría enfocarse en evaluar
el impacto de las actividades lúdicas en el
desempeño escolar y en cómo estas actividades
pueden integrarse en los planes educativos para
maximizar su efecto positivo (Moraleda et al.,
2020).
Aunque este estudio demuestra los beneficios
de las actividades lúdicas estructuradas como
una intervención no farmacológica para el
TDAH, es importante señalar que no se sugiere
que estas actividades reemplacen los
tratamientos farmacológicos o psicológicos
convencionales. Más bien, las actividades
lúdicas deberían considerarse como una
herramienta complementaria en un enfoque
multimodal de tratamiento. La combinación de
intervenciones farmacológicas, psicológicas y
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educativas podría ofrecer una solución más
integral para los niños con TDAH, mejorando
su calidad de vida y su éxito a largo plazo en el
ámbito social y académico (García & Briones,
2023)
Los resultados de este estudio proporcionan
evidencia sólida de que las actividades lúdicas
pueden ser una intervención efectiva para
mejorar la atención, la función ejecutiva y el
comportamiento social en niños con TDAH.
Estos hallazgos tienen importantes
implicaciones para el diseño de programas
terapéuticos y educativos, sugiriendo que el
juego estructurado puede ser una herramienta
valiosa para abordar los desafíos asociados con
el TDAH. Sin embargo, se requiere más
investigación para explorar los efectos a largo
plazo de estas intervenciones y para determinar
cómo pueden integrarse de manera más efectiva
en los entornos educativos y clínicos.
Conclusiones
El presente estudio demostró que las
actividades lúdicas estructuradas pueden ser
una herramienta efectiva para mejorar la
atención sostenida y reducir la hiperactividad en
niños con TDAH. En particular, los niños que
participaron en un programa de actividades
lúdicas durante ocho semanas mostraron una
reducción significativa en los síntomas de
hiperactividad, así como mejoras sustanciales
en su capacidad para mantener la atención en
tareas específicas. Estos resultados resaltan la
importancia de incluir enfoques dinámicos y
participativos en los tratamientos para el
TDAH, complementando las intervenciones
farmacológicas y psicológicas tradicionales.
Una de las conclusiones más importantes es que
las actividades lúdicas no solo impactaron en la
atención de los niños, sino también en sus
funciones ejecutivas. La mejora en habilidades
como el autocontrol, la planificación y la toma
de decisiones demuestra que el juego
estructurado puede promover el desarrollo de
habilidades cognitivas críticas en los niños con
TDAH. Estas habilidades son esenciales para el
éxito escolar y social, lo que sugiere que las
actividades lúdicas pueden tener un impacto
positivo no solo en el corto plazo, sino también
en el rendimiento académico y el bienestar
general de los niños.
Además, los resultados del estudio subrayan la
importancia de abordar el TDAH desde una
perspectiva multifacética. Si bien los
tratamientos farmacológicos siguen siendo una
opción válida, las actividades lúdicas ofrecen
una alternativa complementaria que puede
reducir los síntomas y mejorar el
comportamiento de los niños. Este enfoque
integral puede ser particularmente útil en
entornos donde los padres o los maestros buscan
alternativas o complementos a la medicación,
proporcionando una opción terapéutica
accesible y sin efectos secundarios.
Otra conclusión relevante es que la falta de
intervención no condujo a mejoras espontáneas
en los niños del grupo de control, lo que
refuerza la necesidad de intervenciones activas
para el manejo del TDAH. Este hallazgo es
consistente con estudios previos que indican
que, sin tratamiento adecuado, los síntomas de
TDAH tienden a persistir y, en algunos casos,
pueden empeorar con el tiempo. Por lo tanto, las
intervenciones tempranas, como las actividades
lúdicas, pueden ser cruciales para prevenir
problemas académicos y sociales más graves en
el futuro.
El estudio también destaca el papel positivo que
pueden desempeñar los juegos físicos y
cognitivos en la mejora de las habilidades
sociales de los niños. Los informes de maestros
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y padres indicaron que los niños del grupo
experimental no solo mejoraron en su capacidad
de atención, sino también en su comportamiento
general en el aula y en las interacciones con sus
compañeros. Esto sugiere que las actividades
lúdicas pueden fomentar el desarrollo social y
emocional de los niños con TDAH, lo que es
fundamental para su integración en el entorno
escolar y social.
A pesar de los hallazgos positivos, el estudio
presenta limitaciones que deben ser
consideradas. La muestra relativamente
pequeña y la duración limitada del estudio
impiden generalizar los resultados a todas las
poblaciones de niños con TDAH. Además, la
investigación no incluyó un análisis específico
del rendimiento académico, lo que sería una
línea importante de estudio en futuras
investigaciones. El impacto a largo plazo de las
actividades lúdicas también requiere mayor
atención, ya que es necesario evaluar si los
beneficios observados se mantienen con el
tiempo.
Las actividades dicas estructuradas
representan una opción prometedora para el
tratamiento del TDAH, con efectos positivos
tanto en la reducción de la hiperactividad como
en la mejora de la atención y las funciones
ejecutivas. Estas actividades, cuando se
implementan de manera regular y estructurada,
pueden proporcionar beneficios significativos
para los niños con TDAH, mejorando su calidad
de vida y su capacidad para tener éxito en
entornos académicos y sociales. Sin embargo,
se requiere más investigación para explorar el
impacto a largo plazo y cómo estas
intervenciones pueden integrarse eficazmente
en programas terapéuticos y educativos más
amplios.
Los hallazgos de este estudio sugieren que las
actividades lúdicas no deben verse únicamente
como una herramienta de entretenimiento, sino
como una intervención terapéutica valiosa que
puede complementar otros tratamientos para el
TDAH. La integración de estos programas en el
ámbito educativo y terapéutico podría tener
implicaciones significativas para el manejo del
TDAH, ofreciendo a los niños un enfoque más
integral y equilibrado para abordar los desafíos
asociados con este trastorno.
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