Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 4 No. 12
Diciembre del 2023
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ENSEÑAR DEMOCRACIA, EDUCAR EL PENSAMIENTO CRÍTICO, RETOS Y ESTRATEGIAS
EN LA DIDÁCTICA DISCIPLINAR.
TEACH DEMOCRACY, EDUCATE CRITICAL THINKING, CHALLENGES AND STRATEGIES
IN DISCIPLINARY DIDACTIC.
Autor: ¹Carlos Fernando Trejos García.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0000-0003-1786-6559
¹E-mail de contacto: ctrejosgarcia@gmail.com
Afiliación: ¹ Institución Educativa Técnica El Retiro (Colombia)
Articulo recibido: 27 de Septiembre del 2023
Articulo revisado: 31 de Octubre del 2023
Articulo aprobado: 27 de Noviembre del 2023
¹Licenciado en Etnoeducación y Desarrollo Comunitario; Magister en Educación de la Universidad Tecnológica de Pereira (Colombia).
Docente de aula, en el área de ciencias sociales, con 20 años de experiencia en el sector público. Actualmente ejerce la docencia en la
Institución Educativa Técnica El Retiro de la ciudad de Pereira, en el sector rural.
Resumen
El presente artículo es una reflexión y propuesta
desde la didáctica de las ciencias sociales, sobre
la democracia y sus ventajas en la enseñanza, en
la educación institucionalizada, para la
convivencia social. Se realiza una síntesis de la
educacn democrática y su curricularización en
Colombia, a partir de la constitución de 1991.
Sugiriendo la pertinencia del modelo
deliberativo, dentro del currículo, que propicie la
disertacn en la comunidad educativa. Partiendo
de las vivencias cotidianas del discente, como
estrategias disciplinar de las ciencias sociales.
Teniendo en cuenta la formacn del
pensamiento ctico como elemento dinamizador
y articulador en la enseñanza de una política
deliberativa. Sugiriendo algunas estrategias
dicticas para el desarrollo de competencias y
habilidades sociales.
Palabras claves: Currículo, Educacn
democrática, Didáctica disciplinar,
Pensamiento crítico.
Abstract
This article is a reflection and proposal from
the didactics of the social sciences, on
democracy and its advantages in teaching in
institutionalized education for social
coexistence. Suggesting the relevance of the
deliberative model, within the curriculum,
which encourages the dissertation in the
educational community. Starting from the daily
experiences of the student, as disciplinary
strategies of the social sciences. Considering
the formation of critical thinking as a dynamic
and articulating element in the teaching of a
deliberative policy. Suggesting some didactic
strategies for the development of competencies
and social skills.
Keywords: Curriculum, Democratic
education, Disciplinary didactics, Critical
thinking.
Sumário
Este artigo é uma reflexão e proposta a partir da
didática das ciências sociais, sobre a
democracia e suas vantagens no ensino na
educação institucionalizada, para a convivência
social. É realizada uma síntese da educação
democrática e sua curricularização na
Colômbia, a partir da constituição de 1991.
Sugerindo a relevância do modelo deliberativo,
dentro do currículo, que incentiva a dissertação
na comunidade educacional. Partindo das
experiências cotidianas do aluno, como
estratégias disciplinares das ciências sociais.
Levando em conta a formação do pensamento
crítico como elemento dinâmico e articulador
do ensino da política deliberativa. Sugerir
algumas estratégias didáticas para o
desenvolvimento de competências e habilidades
sociais.
Palavras chave: currículo, educação
democrática, didática disciplinar,
pensamento crítico.
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Introducción
Los horrores que han vivido seres humanos a
través de la historia han llevado a pensadores
desde diferentes disciplinas a preguntarse sobre
los fines de la educación. Adorno (2010),
plantea que el fin de esta, es evitar que
Auschwitz y otras barbaridades se repitan. Este
imperativo, no es sólo una respuesta a lo vivido
en los campos de concentración. Claramente es
un rechazo, sobre las violencias en sus
diferentes manifestaciones, que desconoce al
otro como un actor legítimo.
Sin embargo, los casos de violencias que se han
dado después de la segunda gran guerra, la
vulneración a derechos fundamentales, el
desconocimiento del otro, son una constante en
la vida de individuos y colectivos. Atendiendo
al llamado de Adorno, la educación
institucionalizada, ha de consolidar un currículo
y didácticas, que permitan el desarrollo de
habilidades democráticas, deliberativas y
sociales, para la convivencia.
Con base en lo anterior, se plantean algunos
interrogantes que guían la presente reflexión:
¿Cómo se ha dado la curricularización de la
educación democrática en Colombia? ¿Cuáles
son las competencias que permiten el desarrollo
de habilidades para una democracia en el
contexto colombiano? ¿Qué estrategias
didácticas posibilitan el desarrollo de
habilidades sociales y democráticas? Preguntas
que tienen respuestas desde diferentes enfoques
disciplinarios, existe una amplia bibliografía y
artículos electrónicos que dan cuenta sobre
estas. Sin embargo, su abordaje y reflexión no
se agota en una sociedad y escuela cambiante,
que permite reconfigurar el currículo y la
didáctica disciplinar de las ciencias sociales. Al
respecto Coll (2004), plantea que la escuela
tiene el deber de responder a los retos que la
sociedad va encontrándose en su proceso de
desarrollo.
El presente artículo tiene como propósito
reflexionar sobre el valor y las ventajas que
tiene la enseñanza de la democracia, en el marco
de la didáctica disciplinar de las ciencias
sociales. Teniendo en cuenta el enfoque y
desarrollo de la educación democrática, según
los lineamientos de las autoridades educativas.
Seguidamente se plantea aspectos de la política
deliberativa y el pensamiento crítico, como
categorías relevantes en la construcción de un
pensamiento democrático para la convivencia.
Por último, se sugieren unas estrategias
didácticas para el área de ciencias sociales que
permiten el trabajo colaborativo y el desarrollo
de competencias. Dando unas respuestas
aproximadas a los anteriores interrogantes.
Desarrollo
Abordaje y Perspectiva Educativa
El devenir en su curricularización.
Democracia, concepto que tiene aristas desde el
campo de la ciencia política. Es una palabra que
se emplea constantemente en Colombia, que
elige desde representantes estudiantiles, hasta el
presidente de la república. La tradición política
nacional, la comprende como la forma de elegir
y ser elegido. Existe una amplia bibliografía y
normatización que argumentan su práctica. No
obstante, a la suficiente información, su
abordaje no se agota, debido a su naturaleza
política y sociológica. Por lo tanto, su estudio,
desarrollo, curricularización y didactización
deben ser continuos.
La enseñanza de la democracia es el deber ser
de la educación política en Colombia. Así lo
requieren los lineamientos emitidos por las
autoridades educativas. Con la constitución de
1991, se realiza una transformación en el
sistema educativo colombiano. Se rompe con la
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centralización y se da paso a un sistema
descentralizado y autónomo. Se crea la ley
general de educación o ley 115, donde se define
el currículo, como los criterios, planes de
estudio, programas y metodologías, que
contribuyen a la formación del educando. Se
establece la enseñanza y práctica de la
democracia, en los niveles de la educación
básica y media. Promoviendo principios como
la participación, autonomía y responsabilidad
ciudadana. El gobierno nacional, asume las
directrices en el sector. Como consecuencia, se
desarrollan una serie de lineamientos, que
orientan las diferentes áreas obligatorias. Entre
ellas las ciencias sociales, impartiendo la
enseñanza de la historia, geografía, constitución
política y democracia.
Para el año de 1998, se publican los
lineamientos en la enseñanza de la constitución
política y democracia; planteando la
importancia en su construcción. Partiendo de
elementos constitucionales: derechos
fundamentales, Estado social y pluralidad. Se
plantea el desarrollo de una cultura ciudadana,
donde organizaciones juegan un papel
importante en la toma de decisiones de interés
general. Estos lineamientos tienen un enfoque
en las subjetividades democráticas,
promoviendo la autonomía y responsabilidad
del ciudadano. (lineamientos curriculares
constitución política, 1998). Posteriormente, se
publican los lineamentos en ciencias sociales,
cuyo eje es la formación de ciudadanos críticos,
democráticos y solidarios frente a los problemas
(lineamientos ciencias sociales, 2002).
Es de resaltar que áreas como la ética y valores,
en sus lineamientos (1998), destacan la
importancia del pensamiento político,
enfocando la democracia como modelo de
desarrollo, donde el ciudadano ha de tomar
actitudes democráticas, como proyecto político.
Estas directrices permiten comprender el papel
de la ética, en la construcción de ciudadanías
democráticas.
En la primera década del siglo XX, se publican
los estándares de calidad, en el cual se ponen
parámetros en la formación estudiantil,
estandarizando la enseñanza de algunas áreas.
Surgen dentro de la educación democrática los
estándares en competencias ciudadanas y
ciencias sociales. Los estándares en
competencias ciudadanas (2006), plantean
como eje los derechos humanos, para la
construcción de ambientes democráticos y
pacíficos. Promoviendo la participación,
responsabilidad y la pluralidad. Prioriza lo
actitudinal y emocional frente a situaciones de
vulneración e injusticias. De la misma manera,
los estándares en ciencia sociales (2006), busca
que el discente, reconozca las diferentes formas
que ha asumido la democracia, la comparación
de sistemas políticos con el colombiano, el
análisis del paso de una democracia
representativa a una participativa.
En el marco de las negociaciones entre gobierno
y las FARC EP, se crea la cátedra de la paz a
través de la ley 1732 reglamentado con el
decreto 1038 del 2015. Plantean la enseñanza
de una cultura para la paz, la participación
política, a través de un modelo democrático.
Dentro de este ambiente negociador, en el año
de 2016 se publican los derechos básicos de
aprendizajes (DBA) de las ciencias sociales,
con un componente en la enseñanza de la
democracia. El discente tiene el derecho de
comprender, analizar y evaluar la importancia
de la democracia y sus ciudadanías, la
protección y promoción de los derechos
fundamentales y el funcionamiento de la
división de poderes en la nación.
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Desde esta perspectiva, la enseñanza de la
democracia se hace a través del área de ciencias
sociales, se asume como un concepto acabado y
comprensible, que se debe llevar a la práctica.
Se evidencia un cambio desde los lineamientos
hasta los estándares y los DBA. Donde se
distancia de la ciudadanía critica. El estudiante
tiene un papel pasivo en su construcción.
Reduciendo los problemas a comportamientos
individuales. La educación política se centra en
aspectos cognitivos y el desarrollo moral,
despolitizando las causas de los problemas
sociales y sus debates, reduciéndolos al
comportamiento ciudadano (Santisteban y
González, 2016).
El enfoque dado, es de un modelo democrático
liberal. Las ciudadanías participan en la
elección de sus gobernantes, pero no en la
discusión o toma de decisiones que los afectan.
Una democracia pasiva, donde la educación
democrática se basa en aceptar el estado de
cosas. Donde la participación planteada no
afecta, ni desarrolla la democracia establecida.
Por ende, la didáctica de las ciencias sociales
juega un papel fundamental, en la construcción
de un currículo, que aborde principios como la
discusión y deliberación de ideas; el
planteamiento y solución de problemas.
Es de considerar que la educación democrática
tuvo asignatura en la década de los ochenta, el
decreto 0239 de 1983, reglamentó la cátedra de
la democracia, la paz y la vida social. En los
niveles de básica secundaria y la media.
Funcionando como asignatura propia, dentro
del currículo, perteneciente a los estudios
sociales. Posteriormente con las reformas
educativas de los noventa, se elimina como
asignatura y sus contenidos son delegados al
área de las ciencias sociales.
Más razones para su curricularización.
Es innegable que un modelo democrático en la
enseñanza tiene ventajas para personas y
ciudadanías que coexisten en este. Como señala
Dhal (1998), la democracia respeta las
libertades, evita la tiranía, fomenta derechos
esenciales, busca la autodeterminación, la paz y
propende por la igualdad de sus ciudadanos. Es
un sistema político viable, que vincula el
diálogo, la discusión y concertación de ideas, en
oposición a modelos autoritarios.
Evidentemente, la democracia precisa de una
educación, que enseñe sus principios para la
convivencia. Por ende, la didáctica de las
ciencias sociales ha de propender por un
currículo que posibilite la construcción de un
pensamiento deliberativo. Concordando con
Camilloni (2008), si la enseñanza y los
aprendizajes no precisaran una revisión
constante, la didáctica sobraría. Bastaría con
aplicar modelos tradicionales e
institucionalizados en la educación política. Sin
analizar los contextos, donde se da la práctica
educativa, en una Colombia plurietnica y
multicultural. Afirmando con Camilloni, no
sería necesario la reflexión y desarrollo en la
didactización disciplinar. Bastaría enseñar
acríticamente lineamientos emitidos por las
autoridades.
De esta forma, la educación para la democracia,
precisa de componentes curriculares y
didácticos específicos, que vinculen
competencias fundamentales como el
pensamiento histórico, social y crítico. Al
respecto Pagés (2009), sugiere que el fin de
estos pensamientos, es formar un ciudadano
para la democracia.
No obstante, la pertinencia de un currículo que
desarrolle competencias, donde la formación
democrática trascienda el conocimiento y
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funcionamiento del Estado, sus instituciones,
los mecanismos de participación ciudadana o el
manejo de las emociones. Se debe propender
por un currículo transversalizado, donde se
aprenda a plantear problemas. Educando para
una democrática crítica y deliberativa,
problematizadora y transformadora de las
realidades sociales.
En este sentido las estrategias didácticas son
esenciales, ya que amplían esquemas de
aprendizajes críticos, colaborativos y
democráticos. Estrategias que vinculan el
encuentro de aprendizaje entre pares y
orientadores, necesario para su desarrollo
humano. Concordado con Pagés (2019 a), que
la enseñanza para la democracia debe ayudar a
crecer como personas, construirse a mismo,
junto a los otros y no sólo a superar pruebas o
exámenes, que buscan estandarizar.
Así mismo, la democracia asume diferentes
aspectos, para su desarrollo, entre ellos la
voluntad y la opinión pública. No obstante,
Cheresky (2015), sostiene que la opinión
pública está manipulada por los medios de
comunicación. Igualmente, Camps (1999),
afirma que la opinión pública y la voluntad de
los ciudadanos es manipulada y fabricada por
grupos políticos, debido a la ausencia de crítica
racional. En tal sentido, la formación de la
voluntad y la opinión son vitales, para los
procesos libremente democráticos.
Es importante resaltar, que la democracia desde
la mirada de Touraine (2015), permite la
resistencia a la dominación, posibilita el amor a
sí mismo, desde la libertad, como fin; reconoce
a las personas, respaldando las normas que
permiten el desarrollo del sujeto. la democracia
posibilita procesos de transformación de
relaciones desiguales, en relaciones de
autoridad compartida, estas trasformaciones
deben de ocurrir en diferentes espacios como la
familia, la comunidad, el sector productivo
(Santos, 2017). Es así como la escuela como
espacio comunitario debe enseñar democracia y
a la vez democratizarse.
De la misma manera, una sociedad democrática
precisa del conocimiento. Existe una fuerte
relación entre sistemas democráticos y la
educación de sus ciudadanos. Al respecto
Picarella (2018), afirma que un sistema
democrático sólido y su nivel educativo de
calidad, al lado de niveles de desigualdad
reducidos, fortalecen el empoderamiento de sus
asociados. Es decir, cohesionan la comunidad
política.
Así mismo, la enseñanza de la democracia tiene
un valor esencial por su carácter pluralista. En
el feudalismo, renacimiento o la colonia, se
vivió cierto pluralismo. Pero no democrático,
debido a sus relaciones de poder, altamente
verticales. Bobbio (1986), considera que el
disenso es propio de sociedades pluralistas, este
hecho permite la distribución de poder y
posibilita las relaciones democráticas en la
sociedad civil. Claramente la posibilidad de
oposición o critica es vital en un modelo
democrático, pensar y actuar diferente
enriquece el pluralismo. Como señala Zuleta,
(1995/2016): “llamaremos democracia al
derecho del individuo de diferir de la mayoría;
a diferir, a pensar y a vivir distinto, en síntesis,
el derecho a la diferencia (P. 53).
Con base en lo anterior, se sustenta desde
diferentes líneas, las ventajas de la democracia.
Cobra un valor relevante en la educación. Por
ende, se reconoce la importancia de
democratizar las instituciones, pues estas
protegen derechos esenciales, como base de la
convivencia entre ciudadanos (Bobbio
1985/2022). Como afirma Nussbaum (2017), la
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educación es un terreno, donde se desarrolla la
simpatía políticamente apropiada, en la que se
desmotivará actitudes inapropiadas de
desprecio y odio hacia lo diverso.
Didáctica Disciplinar y Democracia
Deliberativa.
La teoría política ha caracterizado diferentes
modelos democráticos, no es un concepto
unívoco, por el contrario, existen diferentes
enfoques. En este apartado se plantean algunos
postulados, de la democracia deliberativa,
considerados pertinentes dentro del currículo y
la didáctica de las ciencias sociales. Sus
principios pragmáticos se encuentran inmersos
en el mundo social. En el mundo vivido por
cada discente, donde se inicia la construcción de
sus esquemas mentales y saberes.
Sosteniendo con Habermas (1998), que las
comunicaciones políticas, que se efectúan a
través de la deliberación, dependen de los
recursos del mundo de la vida. Desde esta
perspectiva, se parte de la realidad del discente,
desde su cultura, sus vivencias familiares,
comunitarias y sus subjetividades; para generar
conocimientos. Donde el saber se construye a
partir de la acción dialógica y comunicativa,
cuyos aprendizajes se inician con elementos
generadores, desde la vida diaria del estudiante
(Freire, 1969).
Con base en la anterior, se afirma que un
modelo deliberativo, desarrolla habilidades
para la participación y toma de decisiones. La
democracia tiene como principio la
deliberación, como base de su procedimiento.
Al respecto Cohen (2007), plantea que la
asociación en la que los asuntos se deciden, se
han de hacer por medio de una deliberación
pública, para dirimir temas de interés general.
En este sentido Velasco (2006), sostiene que la
deliberación implica una discusión abierta y
pública, donde el ciudadano se enfrenta a ideas
diferentes, teniendo la posibilidad de cambiar
sus posiciones. Pero también es capaz de
persuadir a otros sobre sus posturas. Esa
deliberación no se concibe sin la capacidad de
una crítica racional, para argumentar puntos de
vista, en un plano de igualdad.
El modelo de democracia deliberativa, como
procedimiento político, implica el desarrollo de
competencias. Es decir, requiere de una
didáctica específica para su dinámica. Pues se
parte del principio que la ciudadanía y la
democracia se aprenden en la interactividad,
participación escolar y escenarios diferentes a la
escuela.
En este orden de ideas, la democracia
deliberativa como procedimiento político,
precisa de la formación constructiva de
elementos fundamentales para su desarrollo,
como la opinión, voluntad y autonomía. La
opinión pública y la voluntad son esenciales en
la deliberación. Al respecto Habermas (1998),
sostiene que un cambio político en valores y
actitudes no es un procedimiento de adaptación
ciega, debe ser el resultado de la formación
constructiva de la voluntad y la opinión pública.
Así mismo, se resalta el principio de autonomía
como procedimiento deliberativo. En este
contexto ha de entenderse la autonomía desde
Held (1997), como la capacidad de las personas
de razonar conscientemente, de ser
autorreflexivos y de autodeterminarsen.
Incluyendo la capacidad de deliberar, elegir,
juzgar y actuar o no según la situación. Para la
toma de decisiones libremente.
Por ende, un modelo deliberativo presenta a sus
asociados una serie de ventajas, señaladas por
Josua Cohen y Jünger Habermas. Por un lado,
cohen (2007) afirma que una política
deliberativa, es una asociación en marcha que
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perdura. Los resultados son el producto de la
deliberación libre, entre iguales y esto es la base
de la legitimidad; es una asociación pluralista,
donde sus miembros son capaces de
deliberación. El mismo Cohen señala su
procedimiento: agenda, soluciones, es decir
razones y/o argumentación, conclusión,
exploración de alternativas. La deliberación
tiene como propósito la construcción de
consensos, sujeto a votación cuya norma es la
mayoría. Por otro lado, Habermas (1998),
sostiene que la política deliberativa forma una
red de discursos y formas de negociación, por la
vía racional de asuntos pragmáticos y éticos,
que han fracaso por otra vía.
Con base en lo anterior, es de considerar que los
fundamentos de una democracia deliberativa
cobran relevancia dentro del currículo.
Posibilita el encuentro racional con el otro, que
comparte un contexto comunitario, propio para
dirimir asuntos de interés. Democratizando el
espacio escolar, con estrategias deliberativas.
Es así, que un currículo enfocado con
procedimientos deliberativos fomenta el
desarrollo de competencias y habilidades
sociales de participación y resolución de
problemas.
La escuela, independiente de los niveles que
ofrezca, debe construir una cultura democrática
para la deliberación. Los temas que precisan de
discusión, como lo pragmático o ético, deben
estar cargadas de sentido, permeando el clima
escolar. Replicando discusiones en
comunidades diferentes a la escuela,
problematizando fenómenos sociales y
comunitarios. Como señala Habermas (1999),
la democracia es la auto organización de la
sociedad. La escuela como espacio social, ha de
saber organizarse, para educar en sociedades
cambiantes.
Colaboración y Pensamiento Crítico.
La didáctica de las ciencias sociales concuerda
con los planteamientos cognitivos de David
Ausubel, quien demostró la importancia en la
enseñanza, de relacionar el conocimiento previo
con el nuevo, para generar aprendizajes
significativos. Esto se logra desde una
perspectiva interestructurante, teniendo en
cuenta la interacción entre docente discente -
saber. Un saber que cambia por el hecho de ser
enseñado. Cambios que se han de tener en
cuenta al momento de la transposición
didáctica, para hacerlo apto (Chevallard, 1997).
Desde esta perspectiva, la construcción del
conocimiento se aborda colaborativamente. La
colaboración en el proceso de enseñanza, debe
ser clave en la didáctica disciplinar y el
pensamiento crítico. Al respecto señala
Camilloni (2008), que el aprendizaje
colaborativo, tiene un gran valor, entre las
estrategias de enseñanza. En el aprendizaje
existe un intercambio que conlleva a la
iniciación, lo que permite la transmisión de
saberes entre generaciones (Ortiz, 2014).
Es así como la didáctica de las ciencias sociales
debe propiciar un enfoque social del
conocimiento. Queriendo decir que la
interacción es necesaria en el aprendizaje,
debido a su construcción histórico-social. En el
sentido de Vigotski (1979), el desarrollo del ser
humano aparece en dos momentos: a nivel
social e individual. Primero entre personas y
luego en el interior de cada una. Señalando que
las funciones cognitivas se originan entre seres
humanos. Por ende, la importancia de la
interactividad para el aprendizaje.
Claramente en la transposición didáctica para
aprendizajes significativos, se ha de vincular el
pensamiento crítico. Este, al igual que cualquier
pensamiento o competencia, debe ser
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aprendido. Esta forma de pensar es fundamental
en el entramado didáctico, para una democracia
y escuela deliberativa. Al respecto Santisteban
(2004), señala que la educación, junto al
pensamiento crítico son interdependientes para
las sociedades democráticas.
La enseñanza para la democracia, precisa
aprender sus procedimientos. La escuela es el
espacio ideal, donde germinan los elementos
cognitivos del pensamiento crítico. El cual ha
de desarrollar habilidades como la
interpretación, análisis, evaluación, explicación
y autorregulación (Facione, 2007). Esta forma
de pensar es fundamental en las estrategias
didácticas, puesto que permite la evaluación y
análisis de ideas. Elementos básicos en la
política deliberativa. En la capacidad de
argumentar, confluyen las habilidades
cognitivas, señaladas por Facione. Al respecto
Patiño (2014), afirma que la capacidad
argumentativa es necesaria para ejercer un
espíritu crítico.
Los componentes del pensamiento crítico,
como la interpretación, evaluación, análisis,
inferencia, deducción y revisión de la
información son aprendidos. Pensar
críticamente mejoran el aprender a aprender, a
ser y hacer. A su vez Muños (2018), reconoce
que el pensar críticamente articula habilidades,
es decir competencias y disposiciones como
conocimientos.
El pensamiento crítico según Muños (2018) y
Santisteban (2010), tiene como componente la
creatividad y la acción, que se aplican en
contextos sociales. De la misma manera Saiz y
Rivas (2012) sostienen: “pensamiento crítico
debe orientarse siempre a la acción, hacia los
logros, hacia la resolución de problemas, en
definitiva, hacia la consecución del mayor
bienestar, de la mayor satisfacción o felicidad
personal o social” (P 329). Pensar críticamente
debe redundar en el mejoramiento de la calidad
de vida y bienestar de la persona y la sociedad.
Concordando con Goleman (2009/2014), los
momentos creativos son de vital importancia en
cualquier momento y espacio de la vida, a nivel
familiar, laboral o comunal.
Por ende, enseñar y aprender a pensar
críticamente, debe ser dado para la reflexión y
análisis de saberes escolares, en aras de actuar y
transformar colectivamente contextos sociales,
cuyo pensamiento sea elemento de aprendizajes
para la vida.
Estrategias Didácticas para la democracia
Con base en lo anterior, es pertinente plantear
algunas estrategias didácticas, para el desarrollo
de competencias democráticas y el pensamiento
crítico. La didáctica como ciencia aplicada, de
la enseñanza y el aprendizaje ha de recurrir a
diferentes estrategias para la construcción de
saberes significativos y colaborativamente,
teniendo en cuenta los ritmos y niveles de
aprendizajes. Se comprende por estrategias
didáctica las acciones planificadas por el
docente con el objetivo de que el estudiante
logre la construcción del aprendizaje y se
alcancen las competencias planeadas, tanto a
nivel micro como macrocurricular. Estrategias
que favorecen el desarrollo de competencias y
habilidades, entre ellas el PC, creativo y el
trabajo colaborativo (Campusano y Díaz, 2017).
Proyectos Pedagógicos de Aula
Esta estrategia se basa en la forma como el ser
humano ha construido el conocimiento, parte de
las realidades socioculturales del estudiante,
pues está inmerso en un mundo sociocultural.
En palabras de Candamil y López (2004), un
proyecto es una convocatoria a la acción, que
busca transformar una realidad identificada,
hace referencia a realidades sociales, busca por
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medio de acciones organizada, la consecución
de metas. El discente llega a la escuela con
saberes, elabora preguntas relacionada con sus
vivencias. Esta estrategia tiene varios
componentes, ideales para la construcción
social del conocimiento. Como señala Gutiérrez
et al. (2007): tema, planeación, diagnóstico,
ejecución, evaluación y sistematización. El
docente juega un papel de orientador,
propiciando un auténtico saber y saber hacer en
contextos determinados. Los proyectos de aula
permiten la discusión, el debate y la crítica
desde su planeación, ejecución y entrega del
producto, posibilita el desarrollo de habilidades
para disentir y concertar puntos de vista.
Permite el acercamiento del discente a la
comunidad, propiciando la interacción con
otros.
Aprendizajes basados en problemas (ABP).
Esta estrategia está centrada en la investigación,
reflexión y solución ante un problema
planteado. Es importante destacar que los
problemas deben de partir de la realidad del
discente. Entre las ventajas del ABP Miguel
(2005), citado en servicio de innovación
educativa (2008), afirma que el ABP desarrolla
competencias como el trabajo en grupo, toma de
decisiones, habilidades comunicativas,
desarrollo de actitudes y la resolución de
problemas. Hay que destacar que el
conocimiento empieza con la elaboración de
preguntas, que precisan ser solucionadas.
Evidentemente el ABP lleva una secuencia o
implementación de aspectos. Como lo señalan
Campusano y Díaz (2017), citando a Muños
(2006):
Fase de diseño del problema;
Fase de lectura y análisis del problema;
Fase de lluvia de ideas y formulación de
hipótesis;
Fase de establecimiento de procedimiento a
seguir;
Fase de definición del problema;
Fase de obtención de información;
Fase de generación y presentación de
resultados;
Fase de evaluación.
Esta estrategia incentiva el espíritu
investigativo, pues parte de preguntas, que
precisan ser solucionadas por medio de la
indagación y la criticidad de lo que hay que
resolver. El docente juega un papel
indispensable en el saber y los procedimientos
investigativos, orientando el proceso de
indagación.
Temas Controversiales.
Los temas que generan polémica o son
controvertidos, estimula el desarrollo del
pensamiento crítico (Santisteban, 2019). Así
mismo, López (2012) y Pagés (2019 b), señalan
la importancia de temas controversiales en la
enseñanza de las ciencias sociales. La didáctica
de las ciencias sociales para la democracia
deliberativa debe poner en relieve temas que
generen polémica, pues estos permiten la
discusión, el debate y la argumentación de
ideas. Fenómenos recientes en la historia
nacional como las ejecuciones extrajudiciales
por parte de agentes del estado (falsos
positivos), el informe de la comisión de la
verdad, la despenalización del aborto, los
derechos de la comunidad LGTBIQ+ entre
otros, requieren de una capacidad deliberativa y
critica para su análisis.
Al respecto de los temas controvertidos señala
Santisteban (2019), que la controversia permite
el análisis de problemas donde se confunden
cuestiones legales, morales, económicas y
sociales, están en la acción política. Es
indudable que el planteamiento de temas
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controvertidos, debido a sus análisis y posturas
redunda en la educación y desarrollo del
pensamiento crítico.
Análisis de Fuente.
El análisis de fuentes o documentos es una
herramienta fundamental en la estrategia
didáctica. Los usos de sistemas electrónicos
permiten acceder a la información de una forma
fácil y “económica”. El análisis de fuentes para
abordar temáticas inherentes a las ciencias
sociales, permiten la posibilidad de evaluar los
diferentes documentos, donde se adquiere la
información.
Para Santisteban (2010), las fuentes tienen un
valor epistemológico, didáctico y formativo.
Fomentan el desarrollo de competencias
sociales y promueven la autonomía del
estudiante. Esta estrategia se convierte en una
forma de investigación, pues su objetivo es
evaluar, seleccionar y sintetizar los mensajes
subyacentes en los documentos (Duzaidez y
Molina, 2004). Al respecto Duzainez y Molina
afirman que el análisis de fuentes es necesario,
pues filtra la circulación de información
irrelevante y poco seria que circula en la red.
El uso de fuentes como estrategia didáctica
desarrollan la crítica y la capacidad de
discusión, ya que permite la contrastación,
análisis y evaluación de la información, para la
deliberación contextualizada. Desde este punto
de vista, la información que circula en el
ciberespacio, precisa de ser filtrada de manera
crítica. A diario se difunde información sesgada
y parcializada, sin un análisis crítico y reflexivo,
distorsionando la realidad de los hechos,
permitiendo la manipulación de la opinión y
voluntad del público receptor. Es por ende que
el análisis, la contrastación y evaluación de la
información establecida en diferentes fuentes,
permite en el discente tomar distancia de lo que
recepciona. Tomando conciencia de los
acontecimientos que se presentan en diferentes
medios de difusión. Esto permite al educando
acceder a diferentes puntos de vistas sobre
temas o contenidos que se abordan desde la
didáctica de las disciplinas.
Las estrategias didácticas, microcurriculares,
hacen parte en la construcción de saberes, pues
vinculan al discente con la comunidad y el
mundo, permitiendo el desarrollo de
competencias y habilidades para la vida, de
forma colaborativamente. Son una herramienta
de interacción en el entramado didáctico, donde
saber, docente y discente, construyen
aprendizajes significativos. Donde el
conocimiento es elaborado de manera social,
creando andamiajes en el proceso educativo.
Por ende, las estrategias didácticas son acciones
pedagógicas, que dan paso de zonas de
desarrollo real a zonas de desarrollo próximo.
Permitiendo la deliberación y controversia
dentro y fuera de las aulas, en el proceso de
enseñanza - aprendizaje.
Conclusiones
A manera de conclusión, la enseñanza de la
democracia en Colombia tiene unos enfoques
claramente definidos. Su objetivo es insertar al
educando en el modelo liberal. No existe una
política educativa de Estado y sociedad civil,
los programas y enfoques se presentan de
acuerdo con el gobierno de turno y sus intereses.
Sin desviarse claramente de la democracia
liberal o de mercado.
Se encuentra unidad entre la educación
democrática y ciudadana. Sus reformas en los
noventa buscaban una ciudadanía crítica.
Dando un giro en siglo XX, donde los
programas emitidos por las autoridades buscan
la adaptación de un ciudadano y no el
cuestionamiento del orden social y político.
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Fenómenos como la corrupción, las diferentes
formas de violencias, la desigualdad, el
desempleo, entre otras problemáticas no se
encuentran en la agenda de las autoridades
educativas.
la didáctica de las ciencias sociales, han de
propender por la consolidación de un currículo
democrático. Generando estrategias didácticas
eficaces, que redunden en la formación de un
PC, convirtiéndolo en elemento fundamental
para la deliberación de ideas. Concordando con
Horkheimer (2003), que la crítica es el esfuerzo
intelectual, práctico por no aceptar sin reflexión
o simple hábito los modos de actuar y las
relaciones dominantes, conociendo el
fenómeno y su esencia, es conocer las cosas a
fondo.
Desde esta perspectiva, se atiende la propuesta
de Santisteban y González (2016), donde
afirman que la educación política que requiere
la nación colombiana debe tener una
perspectiva crítica, fundamentada en el
conocimiento de lo social, basada en la
comunicación, racionalidad y la acción social.
De la misma manera sustentan que la educación
política no debe estar enmarcada únicamente en
el conocimiento del Estado y sus instituciones.
Esta debe de cuestionar y transformar
fenómenos y problemáticas sociales, identificar
sus causas, que han sido naturalizadas desde las
esferas del poder.
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