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que se desenvuelve el individuo”. Victoria
García-Viniegras CR. Construcción y
validación de una técnica para evaluar bienestar
psicológico.
El envejecimiento es un proceso normal o
fisiológico, que comienza prácticamente con el
nacimiento, pero se hace más evidente después
de la edad reproductiva. Al ser un proceso, ha
de tenerse claro que no se empieza a envejecer
a los 60 años, sino mucho antes y por tanto para
tener una vejez saludable hay que tener un
envejecimiento saludable y que las actitudes,
acciones y medidas para lograrlo han de
tomarse durante toda la vida, incluyendo
también la vejez. El envejecimiento no es una
enfermedad y no produce enfermedades, por
tanto, cuando se envejece disminuyen muchas
capacidades tanto físicas como psíquicas.
Dentro de las limitaciones físicas se pueden
encontrar avanzados procesos de involución,
disminución de todos los procesos fisiológicos
del organismo, alteraciones bioquímicas de los
tejidos, que se manifiestan por: piel seca,
arrugada, que tarda en cicatrizar, disminución
de la agudeza visual, auditiva, y el tacto a la
sensibilidad, al calor y al frío, cambios en la
constitución del tejido óseo que tiende a
fracturar con facilidad, trastornos de equilibrio
durante la marcha e incluso inestabilidad y
mareo al cambiar de posición, disminución del
tono y la fuerza muscular, disminución de los
reflejos, aumenta el cansancio y mayor
sensibilidad a fatiga, así como, un mecanismo
de defensa más limitado.
Se producen también importantes cambios o
limitaciones en el orden psíquico como son:
deterioro en los mecanismos de fijación,
disminución de la atención, sentimientos de
soledad, temor a la muerte, entorpecimiento de
la comprensión, disminución de poder de
razonamiento, irritabilidad e impaciencia,
sentimientos de rechazo porque piensa que su
familia no lo quiere y no lo respeta suficiente y
se considera un estorbo porque ya no sirve para
nada.
Desarrollo
La actividad física es esencial para la salud de
las personas ancianas. Desde la antigüedad se
ha demostrado que la práctica del ejercicio
habitual puede ayudar emocionalmente a los
ancianos de salud delicada sin causarles dolor.
Estos resultados se suman a la evidencia de que
la actividad puede ofrecer beneficios más allá
del bienestar físico. La utilización de ejercicios
físicos para el adulto mayor tiene abundantes
antecedentes en la literatura especializada,
Matsudo, (1997). Cantero, J. y López, M. A.
(2002), Estos autores coinciden en que la
actividad física es de gran importancia para
favorecer la calidad de vida del adulto mayor.
Esta etapa de la existencia humana,
generalmente caracterizada por la inactividad y
la aparición de deterioro físico y mental, puede
ser una etapa enriquecedora si se interviene
oportunamente a través de las actividades
físicas y recreativas adaptadas que retarden el
proceso de envejecimiento.
Este tipo de actividades son básicas para
preservar la capacidad funcional del anciano, a
medida que envejecemos nos volvemos más
sedentarios y un menor nivel de actividades
hace que perdamos capacidades y habilidades
físicas, la principal estrategia para disminuir los
efectos del envejecimiento está por tanto en las
actividades físicas.
El envejecimiento no es solamente la pérdida de
las funciones, al mismo tiempo en el organismo
se desarrollan mecanismos compensatorios que
se oponen a este fenómeno, por lo que la
actividad física, incorpora normas y hábitos de
vida que contribuyen a su bienestar, aumentan
sus conocimientos sobre técnicas que permiten