
Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 10.1
Edición Especial UNEMI 2025
Página 613
Nacional de Lectura (2012) reveló que el 56,2%
de la población no posee el hábito lector,
atribuido a metodologías poco innovadoras. En
Colombia, según el informe PISA 2015, el 47%
de los estudiantes no alcanzó un nivel aceptable
de comprensión lectora, reflejando la falta de
motivación pedagógica. De igual forma, en
Chile, el estudio ERCE 2019 mostró que el 44%
de los estudiantes no logró cumplir con los
estándares de lectura establecidos, debido al uso
continuo de métodos tradicionales. Perú
también enfrenta este problema, ya que solo el
30,8% de los escolares alcanzó niveles
superiores de comprensión lectora. En España,
el informe PISA 2022 reportó una leve
disminución en el rendimiento lector, situación
que ha motivado la búsqueda de metodologías
participativas. En conjunto, este panorama
global evidencia la necesidad urgente de
transformar las prácticas educativas e
incorporar enfoques más recreativos y
centrados en los intereses estudiantiles para
fortalecer el hábito lector. A nivel regional, en
la zona Costa del Ecuador, se detectan
deficiencias similares en el ámbito pedagógico,
especialmente en Educación General Básica,
donde la falta de estrategias lúdicas ha
debilitado el desarrollo del gusto por la lectura.
Según la Encuesta Nacional de Lectura del
INEC (2023), el 27% de la población
ecuatoriana no lee con regularidad, siendo la
falta de interés (56,8%) y los métodos poco
atractivos las causas más comunes. Provincias
como Guayas y Los Ríos presentan niveles de
comprensión lectora por debajo de la media
nacional, lo cual refleja una problemática
estructural en las prácticas educativas de la
región. Además, informes del Ministerio de
Educación destacan que muchas instituciones
públicas aún se basan en modelos de enseñanza
tradicionales, centrados en la exposición teórica
y la evaluación memorística. Esta situación ha
generado una percepción negativa de la lectura
entre los adolescentes, quienes la consideran
una actividad obligatoria, carente de atractivo y
poco conectada con su entorno. Por lo tanto, se
vuelve indispensable rediseñar los procesos de
enseñanza-aprendizaje, incorporando
dinámicas lúdicas que fortalezcan tanto la
comprensión como el placer lector.
De manera particular, en la Unidad Educativa
ubicada en el cantón Babahoyo, provincia de
Los Ríos, se ha identificado una marcada
dificultad en los estudiantes de octavo año para
desarrollar competencias lectoras,
especialmente en el área de Lengua y Literatura.
Estas deficiencias están relacionadas con la
escasa implementación de estrategias
metodológicas que estimulen el interés por la
lectura, lo cual se ha visto reflejado en el bajo
nivel de participación e interés en las
actividades lectoras. Por ello, se plantea la
necesidad de aplicar estrategias lúdicas más
innovadoras y contextualizadas, que respondan
a las características y necesidades del
estudiantado. Además, es fundamental que estas
estrategias se integren con una adecuada
retroalimentación por parte del docente, quien
cumple un rol clave en la motivación y
acompañamiento del proceso lector. La
desmotivación hacia la lectura no debe
atribuirse únicamente al estudiante, sino al
sistema educativo que requiere adaptarse y
promover entornos más participativos,
interactivos y afectivos que fortalezcan el
vínculo con la lectura desde una perspectiva
pedagógica transformadora. Las estrategias
lúdicas son concebidas como herramientas
pedagógicas que favorecen un aprendizaje
activo mediante la participación, la creatividad
y el juego. Diversos autores, como Santos,
Carneiro y Orth (2017), sostienen que; estas
estrategias impulsan el desarrollo de
habilidades cognitivas, sociales y emocionales,
esenciales para el aprendizaje integral. Además,
Sánchez, Perdomo y Matos (2016), resaltan que