Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 12.1
Edición Especial V 2025
Página 672
ANTICUERPOS MONOCLONALES EN EL TRATAMIENTO DEL ASMA
MONOCLONAL ANTIBODIES IN THE TREATMENT OF ASTHMA
Autores: ¹Zaida Brigitte Guevara Frutos, ²Josué Acosta Acosta.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0009-0008-3220-7248
²ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-8489-0279
¹E-mail de contacto: zguevara7478@uta.edu.ec
²E-mail de contacto: josueacosta@uta.edu.ec
Afiliación: ¹*²*Universidad Técnica de Ambato, (Ecuador).
Articulo recibido: 11 de Diciembre del año
Articulo revisado: 14 de Diciembre del año
Articulo aprobado: 18 de Diciembre del año
¹Estudiante de Medicina de la Universidad Técnica de Ambato (Ecuador).
²Médico, egresado de la Universidad Médica de la Habana (Cuba), con 43 años de experiencia laboral. Especialista en Inmunología,
egresado de la Universidad Médica de la Habana (Cuba).
Resumen
El objetivo del trabajo presentado fue analizar
de manera integral el uso de anticuerpos
monoclonales en el tratamiento del asma
moderada a severa. Se realizó una revisión
bibliográfica de literatura científica publicada
entre 2021 y 2025, la búsqueda se desarrolló en
bases de datos biomédicas como PubMed,
SciELO, Elsevier, Google Académico, Ciencia
Latina y el tesauro DeCS, utilizando términos
MeSH y DeCS, seleccionando estudios
clínicos, revisiones sistemáticas que evaluaron
resultados clínicos, reducción de
exacerbaciones, mejoría de la función
pulmonar y presencia de eventos adversos
asociados a estos fármacos. Los hallazgos
revelan que los anticuerpos monoclonales
ofrecen beneficios significativos en el control
del asma, especialmente en pacientes con
características inflamatorias específicas, estos
medicamentos disminuyen de forma
consistente la frecuencia de exacerbaciones,
mejoran la calidad de vida y reducen la
necesidad de corticosteroides sistémicos.
Asimismo, se observaron diferencias
relevantes en el perfil de respuesta según
biomarcadores clínicos, comorbilidades y
fenotipos inflamatorios. En conclusión, los
resultados de esta revisión indican que el uso
de anticuerpos monoclonales representa una
estrategia terapéutica eficaz y segura para
pacientes con asma moderada y severa no
controlada, siempre que su indicación se base
en biomarcadores adecuados y en la evaluación
individual de cada paciente para optimizar los
beneficios clínicos y favorecer un abordaje más
preciso y personalizado.
Palabras clave: Asma, Anticuerpos
monoclonales, Omalizumab, Terapia
biológica, Inmunoterapia, Quimioterapia
adyuvante.
Abstract
The objective of this study was to
comprehensively analyze the use of
monoclonal antibodies in the treatment of
moderate to severe asthma. A literature review
was conducted using scientific publications
from 2021 to 2025. The search was performed
in biomedical databases such as PubMed,
SciELO, Elsevier, Google Scholar, Ciencia
Latina, and the DeCS thesaurus, using MeSH
and DeCS terms. Clinical studies and
systematic reviews that evaluated clinical
outcomes, reduction of exacerbations,
improvement in lung function, and the presence
of adverse events associated with these drugs
were selected. The findings reveal that
monoclonal antibodies offer significant
benefits in asthma control, especially in
patients with specific inflammatory
characteristics. These medications consistently
decrease the frequency of exacerbations,
improve quality of life, and reduce the need for
systemic corticosteroids. Furthermore, relevant
differences were observed in the response
profile according to clinical biomarkers,
comorbidities, and inflammatory phenotypes.
In conclusion, the results of this review indicate
that the use of monoclonal antibodies
represents an effective and safe therapeutic
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strategy for patients with moderate and severe
uncontrolled asthma, provided that its
indication is based on appropriate biomarkers
and on the individual assessment of each
patient to optimize clinical benefits and
promote a more precise and personalized
approach.
Keywords: Asthma, Antibodies monoclonal,
Omalizumab, Biological therapy,
Immunotherapy, Chemotherapy adjuvant.
Sumário
O objetivo deste estudo foi analisar de forma
abrangente o uso de anticorpos monoclonais no
tratamento da asma moderada a grave. Foi
realizada uma revisão da literatura utilizando
publicações científicas de 2021 a 2025. A busca
foi feita em bases de dados biomédicas como
PubMed, SciELO, Elsevier, Google Scholar,
Ciencia Latina e o tesauro DeCS, utilizando os
termos MeSH e DeCS. Foram selecionados
estudos clínicos e revisões sistemáticas que
avaliaram desfechos clínicos, redução de
exacerbações, melhora da função pulmonar e a
presença de eventos adversos associados a esses
medicamentos. Os resultados revelam que os
anticorpos monoclonais oferecem benefícios
significativos no controle da asma,
especialmente em pacientes com características
inflamatórias específicas. Esses medicamentos
diminuem consistentemente a frequência de
exacerbações, melhoram a qualidade de vida e
reduzem a necessidade de corticosteroides
sistêmicos. Além disso, foram observadas
diferenças relevantes no perfil de resposta de
acordo com biomarcadores clínicos,
comorbidades e fenótipos inflamatórios. Em
conclusão, os resultados desta revisão indicam
que o uso de anticorpos monoclonais representa
uma estratégia terapêutica eficaz e segura para
pacientes com asma moderada a grave não
controlada, desde que sua indicação seja
baseada em biomarcadores apropriados e na
avaliação individual de cada paciente para
otimizar os benefícios clínicos e promover uma
abordagem mais precisa e personalizada.
Palavras-chave: Asma, Anticorpos
monoclonais, Omalizumab, Terapia
biológica, Imunoterapia, Quimioterapia
adjuvante.
Introducción
El asma es una enfermedad inflamatoria crónica
y heterogénea de la vía aérea que se manifiesta
mediante disnea, tos, opresión torácica,
sibilancias y variabilidad del flujo aéreo, dentro
de su abordaje clínico destacan dos variables
fundamentales: la severidad y los fenotipos
inflamatorios. La severidad, según la guía
GINA, se clasifica como asma moderada
cuando requiere tratamiento en los pasos 3 y 4,
y como asma severa en el paso 5.
Paralelamente, los fenotipos inflamatorios tipo
2 comprenden el asma alérgica y la inflamación
eosinofílica, caracterizadas por IgE elevada,
eosinofilia periférica, niveles aumentados de
FeNO y, en algunos casos, la presencia de
rinosinusitis crónica con pólipos; estos
parámetros condicionan la respuesta terapéutica
y permiten seleccionar tratamientos biológicos
dirigidos (Hoque, F., & Nayak, R. 2025).
En el ámbito global, el asma representa una
carga sanitaria significativa, con
aproximadamente 262 millones de personas
afectadas y más de 455 000 muertes registradas
en 2019. En Latinoamérica, la información
epidemiológica es limitada; no obstante, el
World Health Survey reportó para Ecuador una
prevalencia de 3,8 % para sibilancias recientes
y 2,03 % para diagnóstico de asma. En el
subgrupo de pacientes con asma moderada a
severa especialmente aquellos catalogados
como “asma difícil de tratar” persisten
síntomas, exacerbaciones frecuentes y una
marcada dependencia de corticosteroides
inhalados u orales, lo que refleja una necesidad
clínica aún no resuelta (Bourdin, A., et al.
2024).
La problemática se intensifica debido a la
heterogeneidad de la enfermedad: la
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coexistencia de distintos fenotipos
inflamatorios, variaciones en la expresión de la
inflamación tipo 2 y diferencias en la respuesta
a los tratamientos convencionales dificultan
alcanzar un control adecuado. Aunque en la
última década se han desarrollado terapias
biológicas dirigidas que han mejorado el
pronóstico de estos pacientes, la evidencia
disponible es variable, con poblaciones,
desenlaces y criterios de inclusión
heterogéneos. Esta diversidad metodológica
limita la posibilidad de establecer con claridad
qué anticuerpo monoclonal ofrece mayores
beneficios clínicos según el perfil individual del
paciente (González, F., et al. 2025).
Frente a esta realidad, se busca sintetizar y
comparar la información reciente sobre los
anticuerpos monoclonales empleados en el
manejo del asma moderada a severa, analiza las
diferencias entre omalizumab, mepolizumab,
benralizumab y dupilumab para optimizar la
selección terapéutica, disminuir el uso de
corticosteroides sistémicos, mejorar la calidad
de vida de los pacientes y comprender las
implicaciones económicas de su incorporación
frente a los tratamientos estándar (Akenroye,
A., et al. 2023). Por todo ello, la presente
revisión bibliográfica tiene como objetivo
analizar de manera integral el uso de
anticuerpos monoclonales en el tratamiento del
asma moderada a severa, se propone comparar
su eficacia en la reducción de exacerbaciones y
en la mejora de la función pulmonar; evaluar su
seguridad y perfil de eventos adversos; y
examinar la relación costobeneficio de cada
biológico, con el fin de identificar cuál de ellos
ofrece mayores ventajas clínicas y se adapta
mejor a las necesidades terapéuticas de los
pacientes.
Materiales y Métodos
Para la elaboración de este trabajo se realizó una
investigación cualitativa, basada en una
revisión bibliográfica sobre el uso de
anticuerpos monoclonales en el tratamiento del
asma moderada y severa. La población estuvo
constituida por la literatura científica publicada
entre 2021 y 2025, de la cual se seleccionó una
muestra dirigida de 44 estudios, incluyendo
ensayos clínicos, estudios observacionales,
metaanálisis y revisiones sistemáticas, elegidos
por su relevancia, calidad metodológica y
pertinencia temática. La búsqueda se desarrolló
en bases de datos biomédicas como PubMed,
SciELO, Elsevier, Google Académico, Ciencia
Latina y el tesauro DeCS, utilizando términos
MeSH y DeCS junto con la estrategia:
(((monoclonal antibodies) AND (severe
asthma)) AND (treatment)) AND (omalizumab
OR mepolizumab OR benralizumab OR
dupilumab).
Se aplicaron criterios de inclusión
(publicaciones de los últimos cinco años,
estudios clínicos y revisiones con metodología
sólida) y exclusión (editoriales, cartas al lector,
opiniones, actas de congresos, libros y artículos
duplicados o inconclusos), lo que redujo los
3.200 registros iniciales a los 44 estudios
finales. El análisis se efectuó mediante una
evaluación cualitativa comparativa de los
hallazgos, organizando la información en
matrices temáticas para sintetizar la eficacia,
seguridad, ventajas, desventajas e
implicaciones costobeneficio de omalizumab,
mepolizumab, benralizumab y dupilumab en el
manejo del asma no controlada.
Desarrollo
Omalizumab
Omalizumab es el primer anticuerpo
monoclonal, aprobado en el 2003, el cual se
desarrolló para neutralizar la inmunoglobulina
E (IgE). Su mecanismo de acción se basa en la
unión selectiva al dominio Cε3 de la IgE libre,
evitando su acoplamiento al receptor de alta
afinidad FcεRI en mastocitos y basófilos, lo que
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bloquea la liberación subsecuente de
mediadores inflamatorios (Domingo, C., et al.
2024). Este fármaco ejerce efectos beneficiosos
en las vías respiratorias periféricas, zonas
menos alcanzadas por las terapias
convencionales, especialmente en casos de
asma difícil de controlar por lo que su eficacia
clínica se manifiesta en el aumento significativo
del FEV₁, así como en la disminución de la
inflamación eosinofílica y de la respuesta
inmunitaria mediada por citocinas Th2 (King,
G., et al. 2024).
La efectividad y seguridad de omalizumab en
condiciones de práctica clínica real ha sido
confirmada en distintos contextos
poblacionales, se evaluó el comportamiento
clínico del fármaco fuera del entorno controlado
de los ensayos clínicos, en un estudio
posautorización, multicéntrico y no
intervencional en China con la participación de
1528 pacientes mayores de 6 años con AA
moderada o grave no controlada con
corticosteroides inhalados (ICS) y LABA. Los
participantes recibieron omalizumab durante 24
semanas y fueron evaluados en seguridad,
control del asma, calidad de vida y función
pulmonar. Los resultados demostraron una
buena tolerancia, con solo 23.6% de eventos
adversos y 4.5% graves, sin señales nuevas de
riesgo. La mayoría de los pacientes mostró una
clara mejoría clínica: más del 77% respondió
favorablemente al tratamiento, las
exacerbaciones asmáticas se redujeron más del
60%, y la calidad de vida mejoró con
incrementos notables en los cuestionarios Mini-
AQLQ y PAQLQ, no se presentaron efectos
secundarios que comprometieran al paciente
(Su, N., et al. 2023).
Variables demográficas
Diversas variables han sido objeto de análisis
por su posible influencia en la eficacia
terapéutica, entre ellas se incluyen la edad de
inicio del asma, el índice de masa corporal
(IMC), el número de sensibilizaciones
alérgicas, la presencia de obstrucción fija al
flujo aéreo, el grado de reversibilidad
broncodilatadora (BDR), acomo la cantidad y
el tipo de comorbilidades asociadas. Por ello, se
determinó si la edad al comienzo del asma
influye en la eficacia del tratamiento en
pacientes de 12 a 75 años con AA moderada a
grave mal controlada, clasificándolos según
inicio <18, 18-40 o >40 años; se analizó un total
de aproximadamente 1 070 pacientes incluidos
en dos ensayos fase III que recibieron
Omalizumab o placebo, midiendo el número de
exacerbaciones, la función pulmonar (FEV₁) y
la reducción del uso de ICS; los resultados
mostraron que en todos los subgrupos la tasa de
exacerbaciones disminuyó frente a placebo (
53,1 % en <18 años; 68,3 % en 18-40 años;
38,4 % en >40 años), la FEV₁ se incrementó en
todos aunque de forma sostenida en los grupos
más jóvenes, y la reducción del ICS fue mayor
sin diferencia significativa entre edades de
inicio (Rogers, L., et al. 2023).
Por otro lado, un análisis post hoc que combinó
los datos de los ensayos clínicos aleatorizados,
doble ciego y controlados con placebo 008 y
009, evaluó la influencia del ICM en la
respuesta al tratamiento, se incluyeron 995
pacientes mayores de 18 años, clasificados en
tres categorías de IMC: normal o bajo (<25
kg/m², n=397), sobrepeso (25<30 kg/m²,
n=330) y obesidad (≥30 kg/m², n=268), todos
con síntomas persistentes pese al uso de ICS.
Los participantes recibieron omalizumab o
placebo por 28 semanas, se revelo reducción de
las exacerbaciones en todos los grupos, con un
efecto más pronunciado en los pacientes obesos
(reducción relativa de exacerbaciones: -37.4%,
-52.7% y -71.9% respectivamente). La mejoría
del FEV₁ fue similar entre los grupos (69 a 98
mL), la reducción en la dosis de ICS aunque una
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menor proporción de obesos logró suspender
completamente. Sumado a esto, se manifiesto
una mejoría en los puntajes de síntomas del
asma (TASS) y calidad de vida (AQLQ) en
todos los grupos, con tendencia a menor
ganancia en obesos (Geng, B., et al. 2022).
Un análisis post hoc del estudio observacional
PROSPERO, que incluyó 478 pacientes adultos
tratados con omalizumab durante 48 semanas,
se clasificaron según el número de
sensibilizaciones alérgicas (ninguna, 1, 24 o
≥5 alérgenos) y el tipo de alérgeno
predominante (estacional, perenne o ambos), se
compararon entre los subgrupos las mejoras tras
un año, en donde se constató que las tasas de
exacerbaciones disminuyeron de
aproximadamente 3.0 por año a 0.8,
observándose una mayor reducción en los
pacientes polisensibilizados, quienes
alcanzaron el porcentaje más alto de pacientes
sin nuevas exacerbaciones (68%). El FEV₁
mejoró entre 0.03 y 0.09 L a los 6 meses en
todos los grupos, y la calidad de vida aumentó
de 1.0 a 1.4 puntos en el AQLQ (Soong, W., et
al. 2021).
Un análisis post hoc del ensayo clínico
aleatorizado EXTRA, que incluyó 848 adultos
con AA grave mal controlada, fueron asignados
a recibir omalizumab o placebo durante 48
semanas, para evaluar cómo la presencia de
obstrucción fija al flujo aéreo (definida como
FEV₁/FVC < 0,7) y el grado de reversibilidad
broncodilatadora (BDR) influían en la respuesta
al tratamiento. Los resultados demostraron
reducción de la tasa anual de exacerbaciones
clínicas en un 43 % en pacientes con alta
reversibilidad broncodilatadora (≥12%),
independientemente de la presencia de
obstrucción fija. En cuanto a la función
pulmonar, se revelo una mejoría media del
FEV₁ de +220 mL en los pacientes sin
obstrucción fija y con alta BDR, mientras que
aquellos con baja reversibilidad no mostraron
cambios clínicamente relevantes. Las
puntuaciones del ACQ mejoraron en el grupo
con alta reversibilidad, reflejando un mejor
control sintomático (Hanania, N., et al. 2022).
Un análisis post hoc basado en cuatro estudios
previos: los ensayos clínicos aleatorizados
008/009, EXTRA e INNOVATE, y
PROSPERO, que en conjunto incluyeron 3139
participantes recibieron omalizumab o placebo,
se evaluaron las tasas de exacerbaciones y los
cambios FEV₁. Se demostró que la eficacia fue
similar sin importar el número o tipo de
comorbilidades, como rinitis alérgica o reflujo
gastroesofágico. Las tasas de exacerbación en
PROSPERO fueron de 0.68 a 0.80 según el
número de comorbilidades, y las mejoras en
FEV₁ al mes 12 oscilaron entre 0.00 y 0.08 L,
sin diferencias significativas (Chen, M., et al.
2021).
Predictores de respuesta clínica
Para predecir la respuesta clínica del biológico,
216 adultos con asma grave atópica y
tratamiento con dosis altas de ICS + LABA ±
mOCS. Los participantes fueron evaluados en
dos fases: hasta 16 semanas para respuesta
temprana (GETE) y hasta 52 semanas para
respuesta tardía (reducción ≥50 % de
exacerbaciones o de dosis de mOCS). De los
191 que completaron la fase temprana, el 63 %
mejoró; de los 173 en la fase tardía, el 69 %
redujo exacerbaciones ≥50 % y el 57 % de
quienes estaban en mOCS redujo su dosis ≥50
%. Los biomarcadores convencionales
(eosinófilos, FENO, IgE) no lograron predecir
la respuesta, mientras que mediante un enfoque
ómico se identificaron cinco compuestos
orgánicos volátiles en aliento y cinco lípidos en
plasma con una capacidad predictiva notable
(AUC hasta 0,949) para determinar quién
respondería al tratamiento (Djukanović, R. et
al., 2024).
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Mepolizumab
Mepolizumab aprobado en el año 2015, dirigido
contra la interleucina-5 (IL-5), citocina clave en
la diferenciación, activación y supervivencia de
los eosinófilos, se une de forma específica a la
IL-5 e impedir su interacción con el receptor de
membrana, se reduce la eosinofilia periférica y
tisular, modulando así la respuesta inflamatoria
tipo II característica de ciertos fenotipos de
asma (Sun, N., et al. 2023). Su incorporación
como terapia complementaria ha demostrado
ser eficaz en pacientes con asma grave
eosinofílica, un subgrupo clínico asmático
definido por la persistencia de síntomas, la
elevada carga de eosinófilos en sangre y vía
aérea, y la presencia de exacerbaciones
recurrentes a pesar del uso de dosis altas de ICS
y otros controladores (Maglione, M., et al.
2024).
La eficacia en el asma eosinofílica grave ha sido
evaluada en diversas poblaciones. Un ensayo
clínico fase III, multicéntrico, aleatorizado,
doble ciego y controlado con placebo en 300
pacientes de 12 años o más con ≥2
exacerbaciones en el año previo, evidencio
reducción en un 65 % de la tasa anualizada de
exacerbaciones, disminuyó los episodios que
requirieron hospitalización o atención en
urgencias (razón 0,30), mejoría en la calidad de
vida, con una reducción de −7,10 puntos en el
cuestionario SGRQ, junto con un incremento en
el FEV₁ pre-broncodilatador de 137 mL (Chen,
R., et al. 2024).
MUPPITS-2, un ensayo estado unidense,
aleatorizado, doble ciego y controlado con
placebo, dirigido a pacientes de 6 a 17 años que
residían en zonas socioeconómicamente
desfavorecidas, tratados durante 52 semanas
(n=248). En este grupo, la reducción de la tasa
de exacerbaciones fue 0,96 por paciente/año
frente a 1,30 en el grupo placebo (reducción
relativa 27 %). El perfil de seguridad fue
favorable, con eventos adversos emergentes en
29 % de los pacientes tratados frente a 11 % en
placebo, sin reportarse muertes atribuibles al
fármaco (Jackson, D., et al. 2022).
Un estudio observacional retrospectivo y
autocontrolado en 377 pacientes con asma
alérgica grave, comparando los 12 meses
previos y posteriores al inicio del tratamiento.
Existió una reducción del 40,6 % en la tasa
global de exacerbaciones, una disminución en la
proporción de pacientes con al menos un
episodio (del 84,4 % al 57,8 %), el uso de
corticosteroides orales (OCS) descendió en un
44,6 % en la dosis diaria promedio. Estos
cambios se acompañaron de una menor
utilización de recursos sanitarios y una
reducción significativa en los costos médicos
totales, con un descenso aproximado del 32 %
en los gastos globales y del 38 % en los costos
asociados al tratamiento de exacerbaciones
(Nagase, H., et al. 2022).
Un estudio observacional retrospectivo en 275
pacientes que actuaron como su propio control,
al comparar también los 12 meses previos y
posteriores a la terapia, se documentó una
reducción del 46,1 % en la tasa anual de
exacerbaciones, descensos en las consultas a
médicos generales (−40,2 %), especialistas
(−27,2 %), visitas a emergencias (−52,1 %) y
hospitalizaciones por asma (Chapman, K., et al.
2024).
Un ensayo intervencional fase IV,
multicéntrico, abierto y de un solo brazo, que
incluyó a 100 pacientes (18 a 65 años) con
diagnóstico confirmado de asma eosinofílica
grave. Los participantes recibieron seis dosis de
mepolizumab cada cuatro semanas, se evaluó
cuatro semanas después de la última aplicación,
y se mostró una mejoría significativa en el flujo
espiratorio máximo (PEF), con un incremento
de 13,67 L/min, junto con un beneficio
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relevante en el control del asma, reflejado en
una reducción de 0,69 puntos en el cuestionario
ACQ-5, se reportó efectos adversos leves
(Meshram, P., et al. 2025).
En cuanto a el efecto ahorrador de OCS, una
revisión narrativa que en el ensayo SIRIUS
(n=135), la dosis diaria de OCS se redujo de 10
mg a 3,1 mg en 24 semanas (69 % ), una mayor
proporción de pacientes alcanzaron reducciones
≥50 %, menos exacerbaciones y mejor calidad
de vida, dichos resultados fueron respaldados
por estudios del mundo real, como el nATU en
Francia (n=146), donde el 62 % suspendió el
OCS a los 24 meses, y en REALITI-A (n=368),
que reportó reducciones del 50 % al año y hasta
del 93 % en pacientes con dosis iniciales bajas,
con casi la mitad discontinuando
completamente el tratamiento con OCS. Italia,
España y Canadá reforzaron estos hallazgos,
mostrando descensos sostenidos en el uso de
OCS, reducciones de exacerbaciones de hasta
77,5 % sanitarios (Casale, T., et al. 2022).
Variables demográficas
La eficacia del tratamiento no se debió
únicamente a su acción farmacológica, sino que
también estuvo influenciada por factores
clínicos relevantes, como el año de diagnóstico
del asma y la presencia de comorbilidades
asociadas que pudieron modificar la respuesta
terapéutica. Por ello, el análisis post hoc del
estudio REDES, que incluyó 301 pacientes con
asma grave tratados con mepolizumab durante
12 meses, evaluó cómo la duración del asma
influía en la preservación de la función
pulmonar, clasificando a los pacientes en
cuartiles según los años desde el diagnóstico
hasta el inicio del biológico: Q1 ≤10 años, Q2
entre 1120 años, Q3 entre 2133 años y Q4
≥34 años. Se demostró que quienes iniciaron
mepolizumab más tempranamente presentaron
una función pulmonar basal y final mejor (FEV₁
pre-BD 74.7% vs. 66.3%), una mayor
proporción de FEV₁ 80%, las mejoras se
asociaron con un menor FEV₁. Todos los grupos
mostraron mejoría en el control del asma (ACT:
+8 puntos), reducción del uso de OCS, con
descensos promedio de 7 a 8 mg/día y hasta un
50% de los pacientes suspendiendo
completamente la terapia de mantenimiento con
prednisona (González, F., et al. 2025). Otro
enfoque en REDES, revelo recuentos elevados
de eosinófilos, mejor función pulmonar y un
menor número de exacerbaciones previas se
asociaron con mayor probabilidad de éxito, en
contraste depresión, atopia y reflujo
gastroesofágico se relacionaron con peores
resultados (Pavord, I., et al. 2023).
Predictores de respuesta clínica y factores a
largo plazo
Un análisis post hoc combinando los ensayos
clínicos fase III DREAM y MENSA para
evaluar si las características clínicas y
biomarcadores pueden predecir la respuesta en
el asma eosinofílica grave. En un total de 634
pacientes con diagnóstico confirmado y al
menos dos exacerbaciones previas, se analizó la
reducción de exacerbaciones y la mejora en el
control del asma. El estudio demostró una
disminución promedio de 0,9 exacerbaciones
anuales y una mejoría de 0,18 puntos en el
ACQ5, destacando como predictores
principales el recuento de eosinófilos
sanguíneos elevados (>300 cél/μL), la historia
de múltiples exacerbaciones en el último año, el
puntaje basal alto en el ACQ5 (>2,0) y la
presencia de pólipos nasales, los cuales se
asociaron con una mayor probabilidad de
respuesta al tratamiento, la combinación de
múltiples características clínicas y
biomarcadores permitió una discriminación
superior (índice de Gini = 0,35 para control
sintomático y 0,24 para exacerbaciones) en
comparación con el uso de un solo marcador,
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como el recuento de eosinófilos por solo
(índice de Gini = 0,10) (Chen, R., et al. 2024).
A largo plazo, un análisis post hoc del estudio
REALITI-A, un ensayo internacional,
prospectivo y observacional que evaluó durante
un año a 822 adultos con asma grave, diversas
comorbilidades, se compararon los resultados
de los 12 meses previos y posteriores al
tratamiento y se presentó reducción en el 63%
de las exacerbaciones, disminución de la dosis
de OCS a la mitad, mejora del control de los
síntomas (disminución ≥0.63 puntos en ACQ-
5) e incremento de la función pulmonar (FEV₁
>74 mL). Los mayores beneficios fueron en
quienes presentaban rinosinusitis crónica con
pólipos nasales, con una reducción del 75% en
las exacerbaciones (Liu, M., et al. 2023). Un
estudio de extensión abierto, multicéntrico y de
fase IIIb evaluó la seguridad a largo plazo en
514 pacientes con asma grave eosinofílica. Los
participantes (>6 años) recibieron mepolizumab
cada cuatro semanas, tras una exposición
acumulada de más de 1500 años-paciente y
hasta 10 años de seguimiento, el 7 % presentó
eventos adversos graves, siendo los más
frecuentes asma y neumonía, no hubo muertes
ni señales nuevas de toxicidad, y las infecciones
fueron el evento especial más reportado (2 %)
(Pavord, I., Chan, R., et al. 2024).
Finalmente, la relevancia de la continuidad
terapéutica fue evaluada por el impacto de
suspender mepolizumab tras más de tres años de
uso continuo en 295 pacientes previamente
incluidos en los estudios COLUMBA o
COSMEX, en este ensayo clínico aleatorizado,
doble ciego y controlado con placebo, los
pacientes que interrumpieron el tratamiento
presentaron un incremento más rápido y
frecuente de exacerbaciones (59 % frente a 46
% en quienes continuaron), un mayor deterioro
del control clínico medido con el ACQ-5 y un
aumento marcado de eosinófilos en sangre (270
células/µL frente a 40 células/µL) (Moore, W.,
et al. 2022).
Benralizumab
Benralizumab aprobado en el 2017, se une con
alta afinidad a la subunidad α del receptor de la
interleucina-5 (IL-5Rα) en eosinófilos y
basófilos, bloqueando la señalización de IL-5 y
promoviendo la apoptosis de estas células a
través de citotoxicidad dependiente las células
naturales killer (NK), se ha observado que
puede inducir la fagocitosis, con un papel
adicional del factor de necrosis tumoral (TNF)
y del IFN-γ. Se utiliza como tratamiento de
mantenimiento adicional en pacientes con asma
eosinofílica grave que no logran control
adecuado con ICS y LABA, especialmente en
quienes presentan niveles elevados de
eosinófilos (Faria, N., et al. 2025).
La evidencia demuestra eficacia, seguridad y
capacidad para inducir remisión clínica, al
tiempo que reduce de manera significativa la
necesidad de corticosteroides. En Europa, un
estudio observacional, retrospectivo y
multicéntrico en 204 adultos con asma
eosinofílica grave no controlada pese a ICS a
dosis altas y LABA, con al menos tres dosis de
benralizumab y seguimiento ≥12 meses. El
81,4% permaneció libre de exacerbaciones al
año, el 66,7% alcanzó una mejoría del FEV₁
≥100 mL y el 46,3% logró un FEV₁ ≥80% del
predicho; el ACT aumentó en promedio 6,6
puntos con 73,8% de pacientes alcanzando ACT
≥20. En cuanto al ahorro esteroideo, el 52,8%
suspendió OCS y la dosis global se redujo en un
70,5%, mientras que el 43,7% alcanzó remisión
clínica completa (Padilla, A., et al. 2023).
En el estudio SHAMAL, un ensayo clínico fase
IV, multicéntrico, aleatorizado y abierto que
evaluó la posibilidad de reducir de forma segura
la dosis diaria de ICS en pacientes adultos con
asma eosinofílica grave controlados con
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benralizumab. Se incluyeron 168 pacientes,
todos con diagnóstico confirmado de asma
eosinofílica grave, control adecuado de la
enfermedad (ACQ-5 <1,5) y al menos tres dosis
previas del biológico. Los participantes fueron
asignados aleatoriamente (3:1) a un grupo de
reducción progresiva de budesonida-formoterol
(de alta a media, baja y finalmente uso “según
necesidad”) o a un grupo de mantenimiento sin
cambios. El seguimiento duró 48 semanas, con
32 semanas de reducción y 16 de
mantenimiento, se demostró que el 92 % de los
pacientes del grupo de reducción logró
disminuir su dosis de ICS sin pérdida del
control del asma, y un 61 % llegó a utilizar el
tratamiento solo “según necesidad”. El 96 %
mantuvo la nueva dosis hasta la semana 48, con
un 91 % libre de exacerbaciones. Los valores de
ACQ-5 y FEV₁ se mantuvieron estables, el
perfil de seguridad fue favorable, sin muertes
registradas y con eventos adversos leves a
moderados (Jackson, D., et al. 2024).
Variables demográficas
Diversos estudios han evaluado cómo
características demográficas modulan los
desenlaces clínicos, el estudio ANANKE, un
estudio multicéntrico y retrospectivo en 205
pacientes adultos con asma eosinofílica grave
no controlada que habían iniciado benralizumab
para determinar la efectividad en pacientes que
presentaban un fenotipo severo, con eosinofilia
elevada (mediana 580 células/mm³), pobre
control del asma, 93% con ≥1 exacerbación
(AER 4.03) y 26% en OCS. Tras una mediana
de 9.8 meses de tratamiento, benralizumab
logró la reducción del 93% en la tasa anualizada
de exacerbaciones, aumento al 81% la
proporción de pacientes libres de crisis. Entre
los usuarios de esteroides sistémicos, 43%
suspendió y 50% redujo la dosis, con una
disminución global del 56%, las mejoras en
FEV₁ (+300 mL) y en el control del asma (ACT
14→22) (Menzella, F., et al. 2022).
El análisis de fenotipos y farmacocinética
poblacional aportan información relevante
sobre la heterogeneidad en la respuesta. En un
análisis post hoc de SIROCCO y CALIMA,
clasificaron a 2.281 pacientes en cuatro
clústeres: Cluster 2 (n = 393; inicio temprano,
severidad moderada), Cluster 4 (n = 386; inicio
temprano, severidad alta), Cluster 3 (n = 641;
inicio tardío, severa) y Cluster 5 (n = 861; inicio
tardío, severa con obstrucción fija). Los
fenotipos con mayor inflamación y obstrucción
persistente, particularmente el Cluster 5,
alcanzaron la mayor reducción en la tasa anual
de exacerbaciones (63 % vs. placebo), mientras
que los Clusters 2, 3 y 4 mostraron reducciones
más moderadas (4555 %), aunque con
mejorías funcionales en todos los grupos (Li,
X., et al. 2024). MIRACLE, un ensayo fase 3,
multicéntrico, aleatorizado, doble ciego y
controlado con placebo en 695 pacientes de 12
a 75 años, tras 48 semanas de tratamiento,
aquellos con eosinofilia ≥300/μL presentaron
una reducción del 74% en la tasa anual de
exacerbaciones, las mejoras significativas en
FEV₁, disminución de la carga sintomática
(TASS) mientras que en pacientes con
eosinofilia <300/μL los efectos fueron limitados
(Lai, K., et al. 2024).
En paralelo, datos de 12 ensayos clínicos fase I
III, incluyendo 17.465 concentraciones
plasmáticas de 2855 participantes con
diagnóstico de asma eosinofílica grave o
exposición a benralizumab en protocolos
previos; ≥12 años con asma no controlada en los
estudios fase III, y en los estudios fase I
voluntarios sanos, demostrando una
disminución consistente en la tasa anualizada de
exacerbaciones en diferentes subgrupos; los
asiáticos mostraron un estimado de 0,38 frente
a 0,64 en los no asiáticos, sin diferencias
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sustanciales en eficacia por edad y con cambios
mínimos en FEV₁ prebroncodilatador (Jin, Y.,
et al. 2025).
De forma complementaria, un estudio
retrospectivo y observacional, evaluó a 1002
adultos con asma eosinofílica grave tratados
durante 48 semanas, utilizó un período basal de
12 meses para comparar la evolución clínica
tras el inicio del biológico y, analizó la
respuesta en subgrupos clínicos
preespecificados (como recuento de
eosinófilos, niveles de FENO, atopia, presencia
de CRSwNP, uso previo de biológicos,
dependencia de OCS y número de
exacerbaciones previas) con el fin de
determinar si influían en la efectividad del
tratamiento. Los resultados mostraron que la
tasa anualizada de exacerbaciones se redujo un
82.7%, el 71.3% de los pacientes se mantuvo
libre de exacerbaciones al año, y casi la mitad
de quienes utilizaban OCS eliminó su uso. La
función pulmonar aumentó de forma
consistente y los beneficios se mantuvieron en
todos los subgrupos clínicos (Jackson, D.,
Pelaia, G., et al. 2024).
Dupilumab
Dupilumab, aprobado en 2018, actúa
bloqueando específicamente la subunidad alfa
del receptor de la interleucina-4 (IL-4Rα), que
inhibe la señalización de las vías mediadas por
IL-4 e IL-13, disminuye la producción de IgE,
la expresión de moléculas de adhesión, la
quimiotaxis de eosinófilos, y los niveles de
FeNO, modulando la respuesta inflamatoria del
asma tipo 2. Su incorporación como terapia
biológica complementaria ha demostrado ser
altamente eficaz en pacientes con asma
moderada a grave no controlada, especialmente
en aquellos con elevación de eosinófilos en
sangre o niveles altos de FeNO y ha mostrado
reducir las exacerbaciones graves, mejorar la
función pulmonar y el control clínico del asma,
incluso en pacientes con pobre respuesta a ICS
u otras terapias biológicas dirigidas (Camela,
E., et al. 2024).
La eficacia y seguridad en pacientes con asma
se evaluó mediante un ensayo clínico fase 3,
multicéntrico, aleatorizado, doble ciego y
controlado con placebo, con la participación de
486 pacientes mayores de 12 años, de los cuales
414 presentaban asma tipo 2 sin uso de OCS y
35 estaban en tratamiento con estos fármacos.
Los participantes recibieron dupilumab o
placebo cada dos semanas durante 24 semanas,
lo que provocó una mejoría significativa en la
función pulmonar, con un aumento del FEV₁ de
0.37 L frente a 0.06 L con placebo, una
reducción del 62 % en las exacerbaciones
graves, un mejor control del asma (ACQ-5
0.20 puntos) y una disminución del 69.5 % en
los eventos de pérdida de control, fue bien
tolerado, sin muertes ni reacciones
anafilácticas, y con efectos adversos leves
(Zhang, Q., et al. 2025).
Variables demográficas
El análisis post hoc LIBERTY ASTHMA
QUEST, un ensayo de fase III, multicéntrico,
aleatorizado, doble ciego y controlado con
placebo, con 1,582 pacientes con asma tipo II
moderada a grave no controlada, tratado durante
52 semanas para determinar efectividad en
pacientes con niveles normales como elevados
de neutrófilos en sangre (<4,000 y ≥4,000
células/µL). El tratamiento redujo las
exacerbaciones graves entre un 68 % frente a
placebo, mejoró el FEV₁ hasta en 0.31 L desde
las primeras semanas, sin diferencias por nivel
de neutrófilos, y mantuvo un perfil de seguridad
similar al del placebo (Bleecker, E. et al., 2023).
La eficacia prolongada en la reducción de las
exacerbaciones según las diferentes estaciones
del año, con y sin características de asma
alérgica. Este análisis post hoc combinó los
datos de los ensayos QUEST y TRAVERSE. En
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total se analizaron 1,227 pacientes (803 con
dupilumab y 424 con placebo). Los
participantes cumplían con criterios de asma
tipo 2 (eosinófilos ≥150 células/mL o FeNO
≥25 ppb) y algunos presentaban fenotipo
asmático alérgico, definido por niveles de IgE
total ≥30 IU/mL y sensibilización a alérgenos
perennes. Dupilumab redujo las exacerbaciones
graves en todas las estaciones, con porcentajes
consistentemente inferiores a los del placebo,
primavera: 10.0 % vs. 20.8 %; verano: 7.3 % vs.
18.2 %; otoño: 12.6 % vs. 22.2 %; invierno:
12.0 % vs. 26.4 %, sin variaciones estacionales
relevantes. Los beneficios se mantuvieron
durante TRAVERSE, con tasas de exacerbación
de 0.25 a 0.45 eventos por año (Peters, A., et al.
2024).
Una evaluación entre las variaciones en los
biomarcadores inflamatorios tipo 2, FeNO, el
conteo de eosinófilos en sangre periférica (Eos)
y la eficacia clínica del tratamiento con
dupilumab, así como la dependencia de las
respuestas clínicas respecto a dichas
variaciones. Se trató de un análisis del ensayo
QUEST, se evaluaron los cambios en FeNO a la
semana 52 y en Eos entre las semanas 0 y 12,
analizando su asociación con la tasa anualizada
de exacerbaciones graves (AER) y con las
variaciones en el FEV₁ prebroncodilatador
mediante modelos estadísticos no lineales
ajustados por variables basales. Dupilumab
indujo una reducción temprana y sostenida del
FeNO, mientras que el Eos presentó un aumento
transitorio seguido de una normalización
progresiva, y redujo la frecuencia de
exacerbaciones graves independientemente de
los cambios en los biomarcadores, aunque la
mejoría en FEV₁ fue más marcada en los
pacientes con mayores reducciones de FeNO
(Pavord, I., Casale, T., et al. 2024).
Predictores de respuesta clínica y factores a
largo plazo
Se exploró si las reducciones tempranas del
FeNO durante las dos primeras semanas de
tratamiento podían predecir la eficacia clínica
del dupilumab y su impacto a largo plazo sobre
la función pulmonar, el control del asma y la
calidad de vida, analizando también el ensayo
QUEST además de la extensión abierta
TRAVERSE (4896 semanas adicionales),
incluyendo 727 pacientes con niveles basales de
FeNO ≥25 ppb. Los sujetos fueron clasificados
como respondedores (reducción ≥20 % si FeNO
≥50 ppb o ≥10 ppb si <50 ppb) y no
respondedores. En QUEST, se redujo las
exacerbaciones graves en un 59 % frente a
placebo y mejoró el FEV₁ tanto en
respondedores (±0.53L) como en no
respondedores (±0.65L). Estos beneficios se
mantuvieron durante la extensión TRAVERSE
hasta las 96 semanas, también se observaron
mejoras clínicas relevantes en el control del
asma (ACQ-5: −1.5 puntos) y en la calidad de
vida (AQLQ: +1.4 puntos), siendo las
reducciones de FeNO más pronunciadas en los
respondedores que en los no respondedores
(Pavord, I., Wechsler, M., et al. 2025).
La evidencia sobre la eficacia a largo plazo y la
persistencia del beneficio clínico, en la
extensión abierta TRAVERSE del ensayo
QUEST evaluó los cambios a largo plazo en
distintos parámetros de la función pulmonar
definida por niveles de eosinófilos ≥150
células/μL o FeNO ≥25 ppb que recibieron
tratamiento continuo hasta por tres años ,549
conformaron el grupo principal de análisis: 185
que habían recibido placebo en QUEST e
iniciaron dupilumab en TRAVERSE, y 364 que
continuaron con el tratamiento. Todos los
pacientes recibieron dupilumab cada dos
semanas, evaluándose los cambios en FEV₁,
FVC, FEF25–75 % y en la relación FEV₁/FVC,
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se constató mejoras rápidas y sostenidas en la
función pulmonar, con incrementos promedio
de 0.45 L en FEV₁ y 0.35 L en FVC en los
pacientes tratados de forma continua, además de
un aumento de 0.42 L/s en FEF2575 %. El
análisis de la pendiente del FEV₁ mostró una
estabilización del deterioro pulmonar, con una
diferencia significativa de 60 mL/año (Papi, A.,
et al. 2024).
Finalmente, el análisis basado en QUEST y
TRAVERSE evaluó si el tratamiento podía
inducir y mantener la remisión clínica definida
como un periodo de al menos 12 meses sin
exacerbaciones graves, sin uso de OCS, con
función pulmonar estable o mejorada y buen
control de los síntomas, así como evaluar su
durabilidad hasta dos años. Se analizaron más
de 1,500 pacientes con asma tipo 2 sin
tratamiento de mantenimiento con OCS. En
QUEST, el 37.2 % alcanzó remisión clínica
frente al 22.2 % con placebo; tras dos años en
TRAVERSE, la mantuvieron el 42.8 % del
grupo dupilumab/dupilumab y el 33.4 % del
grupo placebo/dupilumab, con un 29.5 % que
conservó la remisión de forma continua durante
ambos estudios. El 71.7 % de los pacientes
tratados permaneció libre de exacerbaciones y
de uso de OCS, el 89.8 % presentó función
pulmonar estable o mejorada y el 66.2 % logró
un buen control sintomático (ACQ-5 < 1.5),
junto con una reducción significativa de los
niveles de FeNO (Pavord, I., Rabe, K., et al.
2025).
Comparativa entre biológicos
Los anticuerpos monoclonales disponibles para
el tratamiento del asma moderada a severa
presentan mecanismos de acción distintos,
perfiles de eficacia heterogéneos y variaciones
importantes en seguridad, ahorro de
corticosteroides y beneficios económicos,
resulta imprescindible un análisis comparativo
estructurado que permita identificar las
diferencias y similitudes más relevantes entre
ellos. La comparación directa de omalizumab,
mepolizumab, benralizumab y dupilumab
facilita evaluar su impacto relativo sobre la
reducción de exacerbaciones, la mejoría de la
función pulmonar, la capacidad ahorradora de
corticosteroides orales, así como los efectos
adversos y su relación costobeneficio asociado
con una menor necesidad de consultas
especializadas y una reducción en el uso
concomitante de medicamentos (Tabla 1).
Tabla 1. Comparación entre los anticuerpos monoclonales
Biológico
Reducción de
exacerbaciones (estimada)
Mejora en FEV₁
(estimada)
Ahorro / suspensión
OCS
Perfil de efectos
adversos
Implicaciones costo
beneficio
Omalizumab
4070% (mayor en obesos;
mejor en polisensibilizados).
+70 a +220 mL
Ahorro moderado;
menos suspensión
completa de OCS
respecto a anti-IL-5.
EA totales leves y
moderados, no se
reportan graves.
Coste alto; buena relación en
fenotipo alérgico; menos
rentable si no es atópico.
Mepolizumab
4077% ; hasta 75% en
CRSwNP;
+130 a +150 mL.
Reducciones de OCS
5062%; porcentajes
relevantes de
suspensión.
EA graves bajos en
seguimiento extendido;
perfil estable.
Coste elevado; coste-efectivo
en eosinofílico por ahorro en
OCS y hospitalizaciones.
Benralizumab
7093%; altas proporciones
libres de exacerbaciones
+250300 mL
(mayor ganancia
funcional).
4353% suspenden
OCS
EA generalmente leves;
muy baja tasa de graves;
perfil seguro.
Muy buen rendimiento
clínico; rentable por
reducción de exacerbaciones
y suspensión de OCS;
ventaja logística.
Dupilumab
5975% (adultos); 5974%
(niños), beneficios sostenidos
estacionales.
+300530 mL
Reduce dependencia
de OCS,
Eosinofilia transitoria en
0.24% (generalmente
leve); EA mayormente
leves/moderados.
Muy costoso; coste-efectivo
en fenotipos tipo II con
comorbilidades
multisistémicas (dermatitis,
pólipos).
Fuente: Elaboración propia
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Con el objetivo de sintetizar rigurosamente la
información sobre la efectividad clínica de los
principales anticuerpos monoclonales en el
asma moderada a severa, se presenta una
comparativa que integra biomarcadores de
mejor respuesta terapéutica, tiempo de
evolución, características clínicas y perfiles de
pacientes con mayor beneficio, destacando
además las situaciones clínicas,
comorbilidades, hallazgos diferenciales y
predictores descritos en la literatura reciente.
(Tabla 2).
Tabla 2. Hallazgos especiales y diferenciales entre anticuerpos monoclonales en asma moderada
severa
Biomarcadores con mejor
respuesta
Tiempo de evolución /
Características clínicas
Pacientes donde
funcionó mejor
Situaciones / comorbilidades
donde destaca
-IgE elevada dentro de rango
terapéutico
- Polisensibilización
-FeNO moderadamente
elevado
- Asma de inicio alérgico
-Respuesta broncodilatadora
presente
-Obesidad reduce beneficio,
pero no lo elimina
- Pacientes con asma
alérgica
-Sensibilizaciones
múltiples
-Rinitis alérgica -Dermatitis leve
-Exacerbaciones inducidas por
alergia
- Eosinófilos ≥300–500/μL
-FeNO moderadamente
elevado
- IgE NO es requisito
- Asma eosinofílica de larga
evolución
-Pacientes con múltiples
exacerbaciones en el último año
- Adultos con asma
eosinofílica refractaria
-Pacientes con historia
prolongada de
corticosteroides
-Pólipos nasales (CRSwNP)
excelente respuesta
-Sinusitis crónica
- Dependencia a OCS
- Eosinófilos ≥300–500/μL
- FeNO alto amplifica respuesta
- Asma eosinofílica severa con
larga evolución
- Pacientes con ≥2–3
exacerbaciones/año
- Dependencia de OCS
- Adultos con Eos
altos, exacerbadores
frecuentes y
obstrucción fija
- CRSwNP severo
- Poliposis persistente
-Enfermedad eosinofílica
multiorgánica
- FeNO alto (>2550 ppb) =
predictor más fuerte
-Eosinofilia NO obligatoria
(respuesta incluso con Eos
bajos)
- IgE no es requisito
- Inflamación Tipo 2
multimodal
- Asma con predominio
inflamatorio más reciente o
estable
- Pacientes con asma
T2 con FeNO alto
- Niños y adultos con
exacerbaciones
estacionales
- Dermatitis atópica
-CRSwNP severo
-Sinusitis crónica
- Enfermedades alérgicas
multisistémicas
Fuente: Elaboración propia
Discusión
La comparación integral entre omalizumab,
mepolizumab, benralizumab y dupilumab
constata contrastes relevantes en eficacia,
seguridad y predictibilidad clínica. En relación
con omalizumab, Su, N. et al. (2023) mencionan
que este biológico continúa siendo un
componente fundamental en el manejo del asma
alérgica moderada a grave debido a su
capacidad para disminuir exacerbaciones y
sostener un perfil de seguridad estable en
escenarios reales, asimismo, Rogers, L. et al.
(2023) señalan que la edad no modifica de
forma significativa su desempeño clínico,
Geng, B. et al. (2022) describen respuestas
heterogéneas en pacientes con obesidad, Soong
W. et al. (2021) reportan que la
polisensibilización tiende a potenciar la
magnitud de la mejoría, y Hanania, N. et al.
(2022) destacan que una mayor reversibilidad
broncodilatadora predice mejor evolución. En
contraste, Chen, R. et al. (2024) y Jackson, D.
et al. (2022) indican que mepolizumab ofrece
una eficacia sólida en fenotipos eosinofílicos,
con mejoras consistentes en FEV₁, reducción de
exacerbaciones y ganancia funcional. Nagase,
H. et al. (2022) y Chapman, K. et al. (2024)
añaden que este biológico disminuye el uso de
recursos sanitarios, mientras que Casale, T. et
al. (2022) subrayan su impacto favorable en la
reducción de corticosteroides orales. En el caso
de benralizumab, Jackson, D., Heaney, L. et al.
(2024) sostienen que su beneficio es
particularmente marcado en pacientes con
eosinofilia elevada y obstrucción persistente,
permitiendo incluso reducir corticosteroides
inhalados sin comprometer el control del asma;
sin embargo, Lai, K. et al. (2024) advierten que
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su eficacia disminuye notablemente cuando los
niveles de eosinófilos son bajos. Finalmente,
respecto a dupilumab, Zhang, Q. et al. (2025),
Bleecker, E. et al. (2023) y Peters, A. et al.
(2024) mencionan que este agente mejora de
manera consistente la función pulmonar y
reduce exacerbaciones en múltiples perfiles
clínicos, diferenciándose además por la
estabilidad prolongada en la función pulmonar
señalada por Papi, A. et al. (2024) y por la
inducción de remisiones clínicas sostenidas
documentadas por Pavord, I., Rabe, K. et al.
(2025).
En cuanto a la influencia de las variables
clínicas sobre la respuesta terapéutica, Chen, M.
et al. (2021) mencionan que en omalizumab las
comorbilidades no modifican
significativamente la eficacia, aunque
características como la polisensibilización, la
reversibilidad broncodilatadora y la obesidad
parecen modular la magnitud de la respuesta.
En mepolizumab, Chen, R. et al. (2024)
destacan que la eosinofilia elevada, la carga
exacerbadora y la presencia de pólipos nasales
actúan como predictores sólidos de buena
respuesta, mientras que González, F. et al.
(2025) señalan que un inicio temprano del
tratamiento prolonga la preservación del FEV₁
y facilita la reducción o suspensión de
corticosteroides orales. Por otra parte, Li, X. et
al. (2024) y Menzella, F. et al. (2022)
mencionan que el rendimiento clínico de
benralizumab depende en gran medida del
fenotipo inflamatorio y de la correcta
interpretación de biomarcadores, siendo
especialmente útil en pacientes con obstrucción
fija y enfermedad más severa. En dupilumab,
Pavord, I., Wechsler, M. et al. (2025) resaltan
que, aunque su eficacia en la reducción de
exacerbaciones no depende estrictamente de
biomarcadores tipo 2, la caída temprana del
FeNO se asocia con mejores incrementos en
FEV₁ y mayor estabilidad a largo plazo, lo que
lo posiciona como un agente clínicamente
versátil.
Respecto a la sostenibilidad terapéutica, Liu, M.
et al. (2023) mencionan que los beneficios de
mepolizumab se mantienen de forma más
marcada en pacientes con rinosinusitis crónica
con pólipos nasales, mientras que Moore, W. et
al. (2022) advierten que su suspensión puede
generar deterioro rápido y rebote eosinofílico,
lo que enfatiza la necesidad de continuidad en
la terapia. Jackson, D., Heaney, L. et al. (2024)
indican que benralizumab preserva el control
clínico aun con estrategias de reducción de
corticosteroides inhalados, permitiendo
optimizar los esquemas sin comprometer
seguridad. En el caso de omalizumab,
Djukanović, R. et al. (2024) mencionan que,
aunque mantiene eficacia consistente en
distintos grupos etarios, aún persisten
limitaciones por la ausencia de biomarcadores
capaces de anticipar la respuesta a largo plazo,
subrayando la necesidad de herramientas
ómicas más robustas. Por otra parte, Pavord, I.,
Rabe, K. et al. (2025) detallan que dupilumab
ofrece una de las remisiones clínicas más
estables del grupo, con efectos superiores a 96
semanas cuando existe una respuesta temprana
en FeNO.
Finalmente, al analizar el rol de biomarcadores,
Djukanović, R. et al. (2024) mencionan que
omalizumab presenta baja utilidad de los
indicadores clásicos para la predicción de
respuesta, mepolizumab depende
estrechamente de la eosinofilia y del historial de
exacerbaciones. Lai, K. et al. (2024) señalan
que benralizumab mantiene esta misma
dependencia, con marcada pérdida de eficacia
cuando la eosinofilia es reducida. En contraste,
Pavord, I., Casale, T. et al (2024) afirman que
en dupilumab la relación con biomarcadores
tipo 2 es más flexible, aunque la reducción
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pronunciada del FeNO continúa siendo un
indicador confiable de mejora funcional. En
conjunto, estos hallazgos sugieren que la
selección del biológico adecuado requiere
integración del fenotipo inflamatorio, la
trayectoria clínica del paciente y la capacidad de
cada agente para sostener beneficios
predecibles y clínicamente significativos en el
largo plazo.
Entre las principales limitaciones de este
estudio se reconoce la naturaleza retrospectiva
de la revisión, lo que implica dependencia de la
calidad metodológica y heterogeneidad de los
artículos incluidos. La disponibilidad desigual
de exploración entre los distintos biológicos
también condicionó la profundidad del análisis
comparativo, puesto que algunos fármacos
como dupilumab cuentan con investigaciones
más recientes y sólidas, mientras que otros
presentan menor número de estudios o
poblaciones menos representadas. Del mismo
modo, la variabilidad en los criterios de
selección, definición de fenotipos, uso de
biomarcadores y metodologías de medición del
control del asma limitó la posibilidad de
establecer comparaciones directas y
conclusiones completamente estandarizadas. A
ello se suma el riesgo de sesgo derivado de
estudios financiados por la industria
farmacéutica, así como la ausencia de ensayos
clínicos que evalúen de manera simultánea de
los principales anticuerpos monoclonales.
Finalmente, la falta de datos provenientes de
regiones latinoamericanas impide extrapolar
con total certeza los hallazgos a situaciones
locales, lo que subraya la necesidad de
investigaciones futuras más homogéneas,
independientes y con mayor representatividad
poblacional.
A futuro, la integración de biomarcadores más
precisos y accesibles representa una de las
principales oportunidades para optimizar la
selección de anticuerpos monoclonales y
predecir de manera más confiable la respuesta
terapéutica. El desarrollo de enfoques ómicos,
así como la incorporación de inteligencia
artificial para el análisis de grandes bases de
datos clínicos, podría permitir modelos
individualizados de predicción que mejoren la
toma de decisiones en tiempo real. En términos
clínicos, se prevé un avance hacia estrategias
personalizadas que combinen fenotipos,
endotipos y características dinámicas del
paciente, incluyendo variaciones estacionales,
cambios en FeNO y patrones de inflamación
mixta, se requieren también estudios
comparativos directos entre biológicos y
evaluaciones de costoefectividad en diferentes
sistemas de salud, con el fin de definir con
mayor claridad el lugar terapéutico de cada
agente. Estas líneas de investigación
emergentes podrían transformar la práctica
clínica y consolidar un modelo de tratamiento
más eficiente, predictivo y centrado en el
paciente.
Conclusiones
La eficacia de los anticuerpos monoclonales
revela que cada agente ofrece beneficios
diferenciales que no son intercambiables y
dependen de mecanismos biológicos
particulares, algunos destacan por su capacidad
para disminuir exacerbaciones incluso en
escenarios inflamatorios complejos, otros
muestran mayor impacto en la función
pulmonar o en la reducción del uso de
corticosteroides. Esta diversidad constata que
no existe un “biológico universalmente
superior”, sino moléculas que deben ser
seleccionadas según la fisiopatología
predominante, reforzando la importancia de un
enfoque terapéutico individualizado.
El análisis de los predictores de respuesta
clínica confirma que los biomarcadores, las
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características fenotípicas y ciertos elementos
clínicos dinámicos influyen de manera decisiva
en el rendimiento terapéutico de los biológicos.
La eosinofilia, la presencia de pólipos nasales,
la variabilidad bronquial o el comportamiento
del FeNO, permiten anticipar tanto el grado de
mejoría como la durabilidad del beneficio, este
hallazgo subraya la necesidad de incorporar la
evaluación sistemática de predictores como
parte rutinaria del proceso de selección, con el
fin de maximizar la probabilidad de éxito
terapéutico.
La comparación del balance entre ventajas y
desventajas de los diferentes biológicos muestra
que, aunque todos comparten un perfil de
seguridad favorable, existen diferencias claras
en cuanto a accesibilidad, requerimientos de
seguimiento, respuesta en subgrupos clínicos y
sostenibilidad del tratamiento, las limitaciones
asociadas a la duración del efecto, la
dependencia de ciertos biomarcadores o la
variabilidad interindividual obligan a sopesar
cuidadosamente el costo terapéutico frente al
beneficio clínico.
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