Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 12.1
Edición Especial V 2025
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MÁS ALLÁ DE UN TÍTULO: DECIDIR CON PROPÓSITO EN TIEMPOS DE
INCERTIDUMBRE Y TRANSFORMACIÓN EDUCATIVA
BEYOND A DEGREE: PURPOSEFUL DECISION-MAKING IN TIMES OF
UNCERTAINTY AND EDUCATIONAL TRANSFORMATION
Autores: ¹Barbie Ninoska Chávez Benítez, ²Amira Jacqueline Benítez Rumazo, ³Jorge Adrián
Peralta Rubianes y
4
Elena Deyanira Núñez Mosquera.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0009-0009-9635-0112
²ORCID ID: https://orcid.org/0009-0002-4863-8911
3
ORCID ID:
https://orcid.org/0009-0000-5041-6926
4
ORCID ID:
https://orcid.org/0009-0001-0896-7713
¹E-mail de contacto: barbieninoska@gmail.com
²E-mail de contacto: amira.benitez@docentes.educacion.edu.ec
³E-mail de contacto: joperalt@ucm.es
4
E-mail de contacto:
deyanira_ele@hotmail.com
Afiliación: ¹*
4*
Investigador Independiente, (Ecuador). ²*Ministerio de Educación, (Ecuador). ³*Universidad Complutense de Madrid,
(España).
Artículo recibido: 29 de Noviembre del 2025
Artículo revisado: 31 de Noviembre del 2025
Artículo aprobado: 2 de Diciembre del 2025
¹Ingeniera en Gestión Empresarial, Universidad de Guayaquil, (Ecuador). Máster en Administración y Dirección de Empresas (MBA) en
la especialidad en Dirección de Negocios Digitales de la Universidad Internacional de Valencia, (España).
²Profesora en Educación Primaria-Nivel Técnico Superior, Instituto Superior Pedagógico Los Ríos, (Ecuador). Licenciada en Ciencias de
la Educación, mención Educación Básica por la Universidad Técnica de Babahoyo, (Ecuador).
³Odontólogo, Universidad de Guayaquil, (Ecuador), Máster en Ciencias Odontológicas, título por obtener de la Universidad Complutense
de Madrid, (España).
4
Ingeniera en Comercio y Finanzas Internacionales Bilingüe, Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, (Ecuador).
Resumen
El presente escrito propone una reflexión
estratégica sobre la construcción de una
trayectoria profesional con propósito, en
tiempos donde elegir ya no basta. La
motivación nace ante la necesidad de superar la
rutina educativa y promover una experiencia
formativa consciente. El objetivo es acompañar
a estudiantes y profesionales en la construcción
de una trayectoria profesional que conecte
identidad, propósito y estrategia vocacional. La
metodología combina fundamentos teóricos,
recursos estratégicos y prácticos, referencias
vivenciales, esquemas de diagnóstico
vocacional y una guía visual del proceso,
protagonizada por Anita y Juanito. Cada
apartado recorre las fases más importantes del
trayecto, desde la semilla del propósito
sembrada en la infancia hasta el fruto de una
elección profesional con raíz y dirección. Los
resultados indican que es viable leer la
incertidumbre como una orientación
estratégica y fortalecer la autonomía
profesional. Las conclusiones trazan un puente
entre aprender, elegir y enseñar como actos
conectados por el propósito, mientras Anita y
Juanito recuerdan que toda decisión con
propósito nace de una pregunta que revela una
dirección.
Palabras clave: Identidad, Propósito,
Estrategia vocacional.
Abstract
This paper offers a strategic reflection on
building a purposeful professional trajectory in
times when choosing is no longer enough. The
motivation arises from the need to transcend
educational routine and foster a conscious
formative experience. It aims to support
students and professionals in shaping a career
path that aligns identity, purpose, and
vocational strategy. The methodology
integrates theoretical foundations, strategic and
practical resources, experiential references,
vocational diagnostic frameworks, and a visual
guide to the process, led by the narrative figures
Anita and Juanito. Each section explores key
phases of the journey from the seed of purpose
planted in childhood to the fruit of a
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professional choice rooted in meaning and
direction. The findings suggest that uncertainty
can be read as strategic orientation and that
professional autonomy can be strengthened.
The conclusions build a bridge between
learning, choosing, and teaching as acts
connected by purpose, while Anita and Juanito
remind us that every purposeful decision
begins with a question that reveals a direction.
Keywords: Identity, Purpose, Vocational
strategy.
Sumário
Este artigo propõe uma reflexão estratégica
sobre a construção de uma trajetória
profissional com propósito em tempos nos quais
a simples escolha já não basta. A motivação
surge da necessidade de superar a rotina
educacional e promover uma experiência de
aprendizagem consciente. O objetivo é apoiar
estudantes e profissionais na construção de uma
trajetória profissional que conecte identidade,
propósito e estratégia vocacional. A
metodologia combina fundamentos teóricos,
recursos estratégicos e práticos, referências
experienciais, quadros de diagnóstico
vocacional e um guia visual do processo, com a
participação de Anita e Juanito. Cada seção
aborda as fases mais importantes da jornada,
desde a semente do propósito plantada na
infância até o fruto de uma escolha de carreira
com raízes e direção. Os resultados indicam que
é possível encarar a incerteza como uma
orientação estratégica e fortalecer a autonomia
profissional. As conclusões estabelecem uma
ponte entre aprender, escolher e ensinar como
atos conectados por um propósito, enquanto
Anita e Juanito nos lembram que toda decisão
com propósito se origina de uma pergunta que
revela uma direção.
Palavras-chave: Identidade, Propósito,
Estratégia vocacional.
Introducción
En un entorno laboral cada vez más
competitivo, donde la imagen profesional y
contar una historia con honestidad resultan
esenciales para acceder a oportunidades
laborales. Por eso, el artículo propone una
reflexión estratégica sobre el proceso de
construir una trayectoria con propósito. La
educación ha dejado de ser una vitrina de títulos
coleccionados para convertirse en un proceso de
elección consciente, diferenciarse en el camino
formativo y comunicar de una manera efectiva
el valor personal. La relevancia de esa reflexión
está en la necesidad de formar personas capaces
de elegir, proyectarse y contribuir desde lo que
realmente las define. En su desarrollo, el texto
busca acompañar a estudiantes y profesionales
en la construcción de una trayectoria
profesional que conecte identidad, propósito y
estrategia vocacional. Los focos de aprendizajes
son: reconocer el autoconocimiento como punto
de partida para diferenciarse en el ámbito
profesional; aplicar herramientas de
autoevaluación para tomar decisiones
informadas; y fortalecer el rol docente como
una guía formativa desde una vocación vivida
con propósito.
En los tiempos modernos, los profesionales
enfrentan una forma diferente para acceder a
oportunidades laborales. Los títulos académicos
o certificados ya no garantizan el conocimiento
adquirido en el aula. Ahora, la capacidad de
exponerse, posicionarse y proyectar ¿quiénes
somos? y ¿qué sabemos hacer? se ha convertido
en una variable decisiva para destacar en el
mercado laboral. Es aquí donde surge la
educación en vitrina, una perspectiva que
propone a la formación no limitarse únicamente
al aprendizaje teórico, la observación y la
práctica, sino también incorporar la capacidad
de dar a conocer talentos, habilidades y
experiencia de forma estratégica. La educación
en vitrina responde a la evolución de la
inserción laboral, donde los profesionales ya no
esperan a ser descubiertos en los procesos
tradicionales de selección, sino que pueden
crear sus propias oportunidades gracias a la
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capacidad de mostrarse y comunicar su valor
profesional. En esa realidad, la marca personal
o la forma en que te posicionas en la mente de
los demás juega un papel muy importante.
De acuerdo con Tsaur et al. (2025) una marca
personal es una representación fiable de la
identidad externa, moldeada por la
personalidad, las habilidades y los valores
propios. Sin embargo, no basta solo con poseer
las habilidades y los conocimientos, sino saber
comunicarlos con claridad y propósito para
generar un impacto real. Las empresas y
clientes buscan talentos que hayan conocido y/o
demostrado su capacidad para generar valor en
escenarios accesibles, así como su aporte y la
resolución efectiva de problemas. Una marca
personal cobra fuerza cuando se construye
sobre la autenticidad del propósito personal, que
es el cimiento sobre el cual se la edifica. Previo
a buscar reconocimientos o desarrollar
estrategias de posicionamiento, es necesario
que los profesionales se realicen preguntas
fundamentales sobre su identidad y sus
objetivos. Reconocer aquello que les apasiona,
identificar el impacto que desean generar y
definir la imagen que buscan construir frente a
los demás. Esas reflexiones no solo ayudan a los
profesionales a comunicar un mensaje claro
sobre lo que hacen, sino también a actuar de
manera coherente en el ámbito laboral,
alineando las decisiones con sus valores
personales.
El primer paso para construir una identidad
profesional fuerte y diferenciadora es muy
importante, porque se trata de conocerse a sí
mismo. El autoconocimiento consiste en
reconocer lo que se sabe hacer bien y lo que se
puede mejorar, desde los talentos naturales
hasta las áreas que se pueden cultivar,
permitiendo a las personas proyectarse con
autenticidad en su campo profesional. Además,
el entenderse a sí mismo ayuda a tomar
decisiones más conscientes sobre el camino que
se elige para hacerse visible. Más allá de tener
presencia digital o de compartir contenido, se
trata de expresar con claridad aquello que
sustenta ese aporte único dentro de su
especialidad. Los siguientes apartados ayudan a
las personas a construir una narrativa
profesional que conecte esa identidad con el
propósito y la visibilidad estratégica para
generar autonomía laboral. Aunque el título
certifica lo aprendido y sigue siendo un respaldo
académico, eso dejó de ser una credencial
colgada en la pared; ahora, en lugar de centrase
en eso, el nuevo enfoque promueve demostrar
las habilidades y posicionarse, logrando que las
oportunidades lleguen no solo a través de la
empleabilidad tradicional, sino por la
apreciación que el entorno tiene del talento y
compromiso dentro de una comunidad
profesional.
El cimiento de una marca personal no se
construye en la adultez ni en la fase final de la
universidad, sino desde los primeros años de la
educación. Desde la infancia, las personas
aprenden a expresarse, tomar decisiones y
explorar lo que les gusta. Por ello, integrar
prácticas emprendedoras en el aula va más allá
de enseñar a crear negocios; implica formar
estudiantes capaces de autodefinirse, actuar con
iniciativa y comunicar con realidad su identidad
y el valor que pueden aportar. En esa realidad,
emprender es sinónimo de dar los primeros
pasos para forjar esa identidad a través de una
narrativa personal que luego sostendrá una
marca sólida. En ese proceso, es necesario
aprender a “vendernos”, es decir, presentarse
con claridad y propósito, una competencia
profesional cada vez más urgente en la
educación. En el entorno laboral actual, los
profesionales no se diferencian porque depende
únicamente de sus habilidades técnicas o años
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de experiencia. La marca personal se ha
convertido en un factor decisivo para sobresalir
en un entorno cada vez más competitivo, y su
cimiento se construye con las siguientes
preguntas: ¿Quién soy? y ¿Qué quiero aportar?
La definición de la identidad profesional
requiere una exploración profunda sobre
valores, talentos y sentido de propósito. No se
reduce solo a lo que se hace, sino de por qué se
lo hace y qué efecto se desea generar en el
entorno. En ese sentido, la autenticidad
constituye el cimiento de una marca personal
que está alineada con sus valores y transmite
confianza. Quienes tienen una identidad
definida, logran expresar con claridad su
propuesta de valor, conquistando las
oportunidades alineadas con sus intereses y
capacidades.
Desde ese enfoque, el propósito profesional no
se improvisa, sino que surge del punto de
encuentro entre aquello que apasiona, las
habilidades que se dominan y lo que el mundo
necesita. Esa conexión conduce a un proyecto
laboral con sentido, que no solo busca generar
ingresos, sino también el crecimiento personal.
La pasión es el motor del crecimiento, el talento
lo respalda, y la diferenciación profesional
permite sobresalir al ofrecer soluciones únicas.
Cuando esos tres elementos se alinean, la marca
personal no solo comunica lo que es capaz de
hacer, sino también lo que se compromete a
construir. No obstante, la pasión se canaliza
como una fuente de propósito y crecimiento,
porque se convierte en un deseo profundo que,
para generar frutos verdaderos, requiere estar
acompañada de disciplina y constancia. De
modo que se la redime y canaliza para que sea
fuente de vida y no de destrucción. Diferentes
investigaciones respaldan esa visión formativa
a través de prácticas que fomentan el
emprendimiento con propósito. Por ejemplo,
Yu et al. (2024) comprobaron que el vínculo de
la pasión emprendedora con la percepción
fortalecida del valor de la innovación, potencia
significativamente el desempeño. Eso significa
que, cuando los estudiantes emprenden desde
aquello que los inspira, les importa y lo hacen
en entornos donde valoran la innovación y
estimulan la creatividad, ellos logran un
desarrollo más sólido y sostenible. Por tanto,
eso refuerza la necesidad de integrar prácticas
formativas con el descubrimiento del propósito
personal.
Además, Slade et al.(2024) experimentaron que
resulta más efectivo enseñar prácticas usando
ejemplos de la vida diaria, porque están más
dispuestos a adoptarlas y la idea de relacionarlas
con algo familiar hace que sean más fáciles de
entender y aceptar. En contextos donde las
costumbres están muy arraigadas, es mejor usar
ejemplos que los estudiantes ya conocen y
entiendan de su vida diaria. En otras palabras,
explorar lo cercano, como actividades que
disfrutan, lo que les importa o problemas que les
interesa resolver. En el mismo sentido, se
necesita iniciativa personal para emprender en
ese camino. Rosado et al. (2024) identifican que
la iniciativa personal (IP) es una de las
cualidades más determinantes en
emprendedores jóvenes. En cambio, entre los
mayores de 35 años se destaca la perseverancia,
ya que la toma de riesgos generalmente
disminuye con las generaciones mayores.
Fomentar la IP desde las primeras etapas
formativas ayuda al estudiante a tomar
decisiones, pero también a equivocarse,
aprender de sus errores, adaptarse y asumir la
responsabilidad de su propio camino. A partir
de esas experiencias no solo se promueve la
autonomía en el estudiante, sino también se
brinda la posibilidad de forjar su identidad
desde la acción y no solo desde teorías o ideales.
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Por otro lado, el desarrollo del propósito no
emerge en el vacío. Como advierten Barrero et
al. (2024), las normas sociales y culturales
ejercen una influencia significativa en la
intención emprendedora, sobre todo en países
donde la autoridad se concentra en pocos y se
acepta sin cuestionamiento y culturas donde se
predomina el sentido comunitario por encima
del desarrollo individual. Por eso, las aulas
deben convertirse en espacios donde se
cuestione lo establecido y se valore la expresión
desde la autenticidad, permitiendo que los
estudiantes construyan su relato desde lo que
realmente son, y no desde lo que se espera que
sean. Incluso desde los hallazgos de la
neurociencia, esa visión cobra más sentido.
Como lo plantean Dong et al. (2025) las
neuronas espejo son las células que leen la
mente, comprenden el comportamiento social y
moldearon a la civilización. Son células
cerebrales que se activan tanto al realizar una
acción como al observarla en otro, permitiendo
comprender y simular internamente lo que
hacen los demás. Desempeñan un papel
fundamental para comprender e imitar
conductas observadas y relacionarse con los
demás. Asimismo, puede modificarse por
experiencia para interpretar acciones en
contextos y fortalecer la cognición social. Las
neuronas espejo al activarse en la acción como
en su observación, estimulan circuitos
cerebrales que pueden modificarse con la
experiencia, ese proceso revela su vínculo con
la neuroplasticidad. En consonancia con la
teoría de Gazerani (2025) la neuroplasticidad se
define como la capacidad del cerebro para
reorganizarse mediante la formación de nuevas
conexiones neuronales. Una vez que se cree que
ocurre solo durante el desarrollo temprano, la
investigación ahora muestra que la plasticidad
continúa durante toda la vida, apoyando el
aprendizaje, la memoria y la recuperación de
lesiones o enfermedades.
Según Kaur (2024) las neuronas espejo y la
neuroplasticidad contribuyen al desarrollo de
habilidades sociales, fomentan la empatía y
facilitan la flexibilidad cognitiva. Esas
capacidades son fundamentales para construir
una identidad profesional con capacidad de
adaptación, disposición al aprendizaje continuo
sensible y orientada al cambio y al crecimiento,
abriendo paso a la posibilidad de convertir el
potencial humano en contribuciones
significativas. De acuerdo con Torres y Otondo
(2025), la identidad profesional es la
consecuencia de un proceso dialógico entre lo
vivido, lo reflexionado y lo aprendido. Desde la
perspectiva de Biggie (2025) la práctica
reflexiva y las experiencias escolares se
convierten en un vector importante en la
conformación de la identidad profesional. Eso
se debe a la reflexión sobre diversas situaciones
vividas, tanto en la escolaridad como en el
ejercicio profesional, que permiten vincular
aspectos emocionales, vivenciales,
vocacionales, entre otros, con los procesos de
identificación profesional. De igual manera, las
prácticas pedagógicas experimentadas por el
estudiantado se convierten en un escenario
primordial para la reflexión sobre su rol
profesional y la realidad educativa. Es
importante entender que, la identidad no es el
reflejo de una esencia, sino el resultado de una
función. Identidad es la capacidad de sostener
una narrativa coherente y adaptativa en el
tiempo, y se trata de una forma de existencia
estructurada, aunque sea sintética, porque
permite orientar la acción, mantener la
coherencia social y sostener la responsabilidad.
La continuidad narrativa tiene un valor
adaptativo, porque un organismo que puede
proyectarse en el futuro a partir de su pasado
tiene mayor capacidad para planificar, evitar
errores y establecer vínculos duraderos. En ese
sentido, la memoria no solo construye la
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identidad, sino que la hace funcional dentro de
un entorno complejo y cambiante.
Materiales y Métodos
La metodología integra revisión teórica, análisis
de referentes vivenciales y diseño de procesos
prácticos, acompañados de recursos
estratégicos como matrices de decisión, análisis
de fortalezas, oportunidades, debilidades y
amenazas (FODA) y esquemas de diagnóstico
vocacional. Cada apartado desarrolla una etapa
significativa del recorrido profesional: desde la
educación como una vitrina y el descubrimiento
del propósito, hasta la elección consciente de
una carrera profesional, la especialización con
una planificación estratégica y el ejercicio
docente con propósito. A lo largo del texto, se
desarrolla una perspectiva que entiende que
elegir no es solo decidir, sino construir un
camino que conecta valores, talentos y
aspiraciones personales. Esa narrativa se
presenta junto a Anita y Juanito, personajes
diseñados con apoyo de ChatGPT (OpenAI,
2025).
Resultados y Discusión
La figura 1, bajo el título “Descubriendo mi
propósito”, presenta los ejercicios prácticos que
revelan el propósito personal y lo acompañan en
cada etapa formativa. El proceso no solo
favorece el descubrimiento de su propósito, sino
también su integración en el recorrido
formativo y profesional. De ese modo, su marca
personal nace de la autenticidad y se proyecta
con claridad, promoviendo una integración
laboral autónoma y alineada con sus valores,
intereses y proyección personal.
El camino de la elección
Elegir un camino profesional es una de las
decisiones más determinantes que una persona
puede tomar, no solo por su impacto en el
presente, sino por las huellas duraderas que deja
en su identidad y en su planificación de vida.
Frente a un entorno saturado por la sobreoferta
de opciones e influencia de factores externos, la
toma de decisiones se vuelve un proceso
complejo, especialmente cuando se idealiza la
vocación como un llamado intuitivo.
Figura 1. Descubriendo mi propósito
El apartado busca iluminar el camino de quienes
se enfrentan a la decisión de elegir una carrera
profesional, promoviendo un proceso racional,
consciente y alineado con el propósito personal.
Lo que equivale a proponer un enfoque más
consciente para sustituir la decisión emocional
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y desinformada por un proceso racional que
articule el autoconocimiento profundo con
estrategias prácticas para tomar decisiones
informadas. Se aplicarán metodologías como
matrices de decisión y análisis FODA personal
con el fin de alinear las opciones que definen el
proyecto de vida con lo que realmente importa,
y así tomar decisiones conscientes y coherentes
con los objetivos personales. En el siguiente
texto se abordarán los riesgos de elegir bajo la
influencia de lo visible, pero vacío, la
importancia de construir trayectorias que se
adapten al cambio y una elección guiada por el
propósito para abrir la puerta a un camino
laboral coherente, que responde a los propios
sueños y se adapta al futuro. Desde la infancia,
se promueve la creencia de que la persona tiene
un llamado único, y que basta con sentirlo en el
corazón para descubrirlo. Aunque suena bonito,
es una versión idealizada que suele omitir un
proceso más complejo en la realidad. Lo cierto
es que una parte significativa de las personas
eligen su camino profesional sin haber
explorado y comprendido lo que realmente les
apasiona, lo que los motiva o el tipo de vida que
desean construir a largo plazo.
En vez de sentir culpa por sentir ese llamado
desde un inicio, es importante entender que el
deseo profesional no siempre surge como una
revelación intuitiva, sino que se construye con
el tiempo, a través de experiencias, reflexiones
y exposición a distintas realidades. Por eso,
conviene dejar atrás el mito de la vocación
revelada por un proceso consciente de búsqueda
y experimentación. Adquirir experiencia a
través de prácticas o pasantías, interactuar con
profesionales, participar en talleres o
actividades extracurriculares para conocer
mejor los intereses, las habilidades y los límites.
La intuición se convierte en un faro orientador
solo cuando se nutre de conocimiento y
experiencia. Además, se debe considerar
factores que a menudo se omiten como el
entorno familiar y socioeconómico, la presión
de expectativas propias y externas, y el tipo de
vida que se desea tener. Si se desea una vida
laboral estable o una vida profesional con
diferentes experiencias y cambios, si se inclina
por ayudar a los demás o contar con una fuente
de ingresos segura. Esas reflexiones son
incómodas, porque no son simples dudas, sino
llamados a pensar con honestidad. No se busca
eliminar la emoción del proceso, sino de
acompañarla con un pensamiento crítico, la
misma que pasa de ser la simple corazonada a
toda una hipótesis que necesita validarse. Una
vez que se ha logrado identificar las primeras
intuiciones conscientes, es necesario apoyarse
en herramientas para organizarlas y comprender
su significado. Aquí es cuando la mente
analítica asume su rol de guía organizadora. Sin
apagar la voz del corazón o ignorar lo
emocional, facilita la organización del
pensamiento.
Frente a un abanico de opciones profesionales,
cuando se toma decisiones basadas en
información, reduce los niveles de ansiedad y
estrés que suelen acompañar la incertidumbre.
Cáceres y Garrido (2025) demostraron que
recibir información clara y confiable reduce la
incertidumbre, la cual activa áreas más
relacionadas con las emociones en el cerebro.
Eso permite, a su vez, comprender las
alternativas y fortalecer la convicción sobre la
ruta elegida. La matriz de decisión es una
herramienta fundamental en el proceso. La
práctica consiste en identificar criterios que se
consideran esenciales como empleabilidad,
impacto, duración de la formación, afinidad
personal o proyección internacional. Una vez
identificados, es momento de ponderarlas según
la prioridad que adquieren dentro del proceso
decisorio. Cada carrera se valora en función de
esos criterios establecidos, obteniendo así un
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resultado cuantitativo. El ejercicio conserva el
componente emocional, pero ahora
acompañado de una lectura más clara de las
ventajas y limitaciones de cada opción. Otra
herramienta útil es el análisis FODA personal,
que conecta las fortalezas y debilidades
personales con las oportunidades y amenazas en
el entorno. Explorar esas dimensiones ayuda a
identificar aspectos destacados, aquello en lo
que se debe mejorar, desafíos que podrían surgir
en el entorno profesional al que se aspira, y las
oportunidades que ofrecen las tendencias
recientes que emergen del mercado laboral. Esa
herramienta es especialmente útil para
anticiparse a los retos y diseñar estrategias de
adaptación o crecimiento.
Al aplicar esas metodologías, se puede
comprender que elegir una carrera no implica
apostar por el futuro, sino construirlo a partir de
un análisis informado, respaldado por una base
de datos, pensamiento crítico, reflexión
profunda y proyección estratégica. Aunque la
decisión está sustentada en el razonamiento no
garantiza la certeza total, pero sí ofrece un
marco claro para adaptarse a los cambios sin
sentirse perdidos. En los últimos años, la
percepción del éxito se ha asociado de forma
poco saludable con la idea de exposición.
Carreras con alta presencia mediática,
profesiones con títulos diseñados para
impresionar o trayectorias que aparentan ser
exitosas en redes sociales son vistas como la
mejor ruta. Sin embargo, tomar decisiones
guiadas por la vitrina del reconocimiento puede
llevar a perderse uno mismo, porque la
satisfacción personal no se mide en aplausos.
Con el tiempo, tras años de formación o
ejercicio profesional, algunos profesionales
reconocen que eligieron una carrera por
prestigio, influencia del entorno familiar o por
responder a ideales que no surgieron de su
propia convicción. Ese tipo de elección suele
generar insatisfacción, frustración o incluso
abandono del camino elegido. Es justo aquí
donde se debe distinguir la diferencia entre la
exposición superficial y la exposición
estratégica. Es como trazar una línea entre el
brillo decorativo y la estrategia con sentido.
La exposición estratégica se construye cuando
existe coherencia entre lo que una persona es, lo
que hace y lo que comunica. No se pretende
desaparecer o pasar desapercibido, sino de
mostrarse con autenticidad. Las personas que
eligen su profesión alineando lo que les
apasiona y saben hacer, tienen más
posibilidades de sobresalir con autenticidad en
su campo. Buscar validación externa no es
esencial porque su trayectoria ya construyó el
valor que necesita. Además, el contexto laboral
a nivel mundial cambia a un ritmo acelerado
tanto que algunas profesiones más demandadas
quedaron atrás sin que la gente lo perciba.
Apostar por lo que parece atractivo hoy, sin
atender la evolución del mercado laboral puede
representar un riesgo estratégico. Lo esencial
está en elegir desde el propósito, y luego
construir lo visible como reflejo de esa elección
consciente, no como el objetivo principal.
Detrás de la ansiedad en la elección de carrera
suele esconderse la creencia de que se trata de
una decisión definitiva. Como si el punto de
partida determinara el destino, como si tomar
una decisión significara renunciar al resto del
mapa. Esa mirada rígida genera miedo a
equivocarse y muchas veces impide avanzar
más de lo que motiva. Sin embargo, decidir no
significa bloquear futuros proyectos. El mundo
profesional actual propicia el cruce de saberes y
experiencias, reorientación de objetivos o
enfoques, actualización vocacional e incluso
sinergia de saberes. Los modelos profesionales
tradicionales ahora se pueden adaptar a
contextos híbridos, interdisciplinarios y
digitales. El punto central está en comprender
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que ser flexible no es dejarse llevar, sino saber
con criterio el espacio donde mejor se adapta su
paso.
Es frecuente encontrar perfiles de profesionales
que comenzaron en una carrera y luego
reorientaron su camino sin perder el sentido del
propósito. Un diseñador UX que estudió
psicología para comprender el comportamiento
del usuario y aplicar los principios
neurocientíficos en el diseño con el fin de
generar una experiencia de usuario positiva
(García y López de la Torre, 2025); una
odontóloga que se especializó en salud pública
para articular técnica, bioética y confianza en
favor del bienestar general de los pacientes
(Alfaro, 2024); un economista o una
administradora que se convierten en educadores
en entornos rurales para trabajar en la creación
de oportunidades de empleo en esas áreas e
incentivar la permanencia y la proyección
profesional de los jóvenes en sus comunidades
de origen (Jiménez y Campoverde, 2024).
Según Pérez et. al. (2025) descubren que los
docentes rurales provienen de diferentes
formaciones como economía y ciencias sociales
e identifican que la docencia rural se convierte
en un espacio donde cambian su rumbo
profesional para responder a las necesidades del
territorio. Esos ejemplos no representan
fracasos, sino confirman que la primera
decisión no determina el punto de llegada. Lo
importante es tomar decisiones bien
informadas, entendiendo que pueden florecer de
forma distintas a partir de nuevas experiencias,
intereses o necesidades. Construir sobre la
verdad bien comprendida le da sentido y
dirección a cualquier cambio venidero.
De la titulación a la estrategia: El segundo
cruce vocacional
Elegir una especialidad o continuar con un
máster no debería ser una continuación
automática. Es el paso en que el perfil
profesional empieza a diferenciarse: ya no se
trata de ser un profesional, sino de que la praxis
vocacional encuentra sentido en el cómo y
dónde ejercer con propósito. En esa etapa el
joven debe haber reunido recursos y
conocimientos, pero el desafío está en definir el
uso estratégico de las herramientas adquiridas.
La carrera profesional es solo el comienzo,
porque la dirección real aparece cuando se elige
la forma de contribuir al mundo. En las redes
sociales como en el entorno académico, el
mensaje se susurra con voz insistente: “haz un
máster, te abrirá puertas”. Lo que se suele omitir
es que hay puertas que se abren sin conducir a
destinos que transformen. Por lo tanto, hay rutas
que distraen más que encaminan. En ocasiones,
hay programas que lucen bien, pero no
responden al camino con sentido. Lo que
representa el título pesa más que lo que permite
hacer o la influencia colectiva silencia el
discernimiento propio. Elegir avanzar al
siguiente nivel por moda es como tomar un tren
sin saber hacia dónde va, puede llevar lejos,
pero no necesariamente a donde se quiere
llegar. Una diferencia clave que suele pasar
desapercibida en el momento de la
investigación es la cartografía conceptual de las
categorías dentro del postgrado.
Tabla 1. Tipos de formación avanzada
Tipo
Características
¿Cuándo es
conveniente?
Máster oficial
Reconocido por el
Estado y
homologable en
otros países.
Si se quiere acceder a
doctorado o ejercer
internacionalmente.
Máster propio
Diseñado por
universidades con
enfoque práctico o
específico.
Si se tiene experiencia y
se busca actualización
dirigida.
Especialidad
académica
Formación
práctica, a veces
más técnica que
teórica.
Si el campo requiere
destreza aplicada más que
reflexión teórica.
Fuente: elaboración propia
La tabla 1 desmonta el mito de que todo máster
sirve. Los postgrados son estudios superiores
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que se cursan después del grado universitario y
pueden ser un máster oficial, un máster propio,
una especialidad, un doctorado, un diploma de
experto/a o un curso de especialización. Sin
embargo, no todo título permite acceder al
siguiente nivel o a la homologación en otro país.
Por eso, el valor no está en acumular títulos o
certificaciones, sino en ejercer con dirección.
Figura 2. Construyendo mi camino
El avance profesional requiere tomar decisiones
estratégicas en momentos clave. La siguiente
figura 2 denominada “Construyendo mi
camino”, sintetiza los pasos importantes a
seguir para orientar en la elección de la
siguiente ruta académica o profesional. El
análisis de opciones y sus factores críticos
facilita una planificación alineada con la
identidad profesional y vocacional. El esquema
de diagnóstico promueve una organización
prospectiva resiliente, capaz de responder y
adaptarse a contextos cambiantes.
Discusión: Boca que enseña vs. vocación que
guía
La investigación desarrollada por Juárez y
Sánchez (2025) demuestran que los estudiantes
en proceso de elegir carreras como la docencia
de nivel básica, se encuentran con dificultades
económicas y problemas familiares, lo que
condiciona su decisión por cercanía geográfica
y estabilidad económica. Además, los
estudiantes que están por egresar del nivel
medio superior no reciben orientación por parte
de sus padres o familiares cercanos, lo que
determina una falta de orientación vocacional.
Las dificultades económicas y familiares
influyen en su elección profesional, haciendo
que la docencia deje de ser una elección
vocacional para convertirse en una salida
laboral. El estudio de Olmedo et al. (2025)
afirma que la motivación docente es un
componente esencial para alcanzar una
educación de calidad. Los resultados del estudio
indican que factores como el apoyo
administrativo, el reconocimiento profesional, y
las oportunidades de desarrollo profesional y
personal son cruciales para mejorar la
motivación de los docentes. Asimismo, se
observa que los estudios avanzados son
valorados, pero no son tan prioritarios para los
docentes como las otras opciones de desarrollo
profesional más inmediatas y prácticas.
Los factores previamente expuestos conducen a
que los docentes enseñen sin una convicción
profesional, lo que puede impactar directamente
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en la calidad y el sentido de la enseñanza. La
enseñanza pierde su esencia cuando se elige por
necesidad y no por un deseo real de educar.
Dicha realidad puede generar un aprendizaje
mecánico con una práctica pedagógica
automatizada, desvinculada del propósito
esencial que debería tener la educación:
inspirar, transformar y acompañar. Cuando la
enseñanza no nace del propósito, se convierte
en una palabra sin destino, no guía, no inspira y
no acompaña. Por lo tanto, difícilmente podrá
despertar en los estudiantes el deseo genuino de
hacer realidad lo que sueñan, con propósito y
dirección. Es como sembrar sin saber lo que se
quiere cosechar y la semilla puede crecer, pero
sin dirección. Educar con propósito significa
reconocer en cada alumno una oportunidad
única de evolución personal y social,
ayudándole a adquirir conocimientos, pero
también a descubrir su utilidad, su contribución,
y el vínculo que puede establecer con sus
aspiraciones. Eso no es un lujo pedagógico ni
una innovación decorativa, sino una necesidad
que emana del corazón mismo de lo que
significa educar con el compromiso de formar
seres humanos con conciencia social. La
siguiente figura refleja una estructura de
aprendizaje con propósito acompañada de
verbos que representan los niveles cognitivos
propuestos por la Taxonomía de Bloom, una
herramienta clave en la educación con
propósito. Según Gamboa et al. (2023) esa
taxonomía tuvo su origen en el trabajo de
Benjamín Bloom, quien se interesó en elaborar
especificaciones mediante las cuales se
pudieran organizar los objetivos educativos
según su complejidad cognitiva; de manera que
les permitiera al personal docente contar con un
procedimiento para evaluar a la población
estudiantil y los resultados de la práctica
educativa. En la figura 3, titulada
“Emprendiendo con propósito”, se observa a un
docente que guía, pero que también desafía y
enseña al estudiante a recordar, comprender,
aplicar, analizar, evaluar y crear. El estudiante y
la docente se proyectan en un ecosistema
exigente que ofrece ascensos o
recategorización, y títulos que ya se han
integrado a la lógica del mercado, porque
actúan como activos simbólicos que habilitan
acceso, posicionamiento y competitividad. La
escalera cognitiva de los verbos apunta a una
educación que no solo informa, sino que
también transforma.
Figura 3. Emprendiendo con propósito
Tabla 2. Niveles cognitivos propuestos por la
Taxonomía Bloom
Verbo
Nivel de pensamiento
¿Para qué sirve?
Recordar
Básico
Recuperar información
para construir nuevo saber.
Comprender
Intermedio
Traducir y reformular para
lograr una apropiación.
Aplicar
Transferencia
Utilizar lo aprendido en
contextos reales.
Analizar
Crítico
Identificar patrones,
relaciones y significados.
Evaluar
Reflexivo
Tomar decisiones
fundamentadas y valorar
procesos.
Crear
Generativo
Dar forma a ideas,
proyectos y soluciones
originales.
Fuente: elaboración propia
La tabla 2 presenta los niveles cognitivos
propuestos por la Taxonomía Bloom. Las
taxonomías son una guía que propone una
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clasificación jerárquica de los niveles de
desarrollo de los procesos cognitivos y de
conocimiento. Su uso debe pasar de ser una
tarea mecánica a un proceso de reflexión sobre
el objeto de estudio de una disciplina
académica. Frente a un mundo cambiante, el
entorno desafía a la persona a responder con
más habilidades prácticas, inteligencia
emocional y pensamiento crítico. Si desde
edades tempranas se aprende a utilizar las
herramientas cotidianas como libros, palabras,
emociones y tecnologías para construir el
camino personal, entonces la educación deja de
ser una rutina por obligación y se convierte en
una puerta hacia el descubrimiento. Si la
enseñanza desde los primeros años es una
semilla con dirección, se enciende la curiosidad
como motor del conocimiento; se fomenta el
uso del lenguaje que invita a pensar, elegir y
transformar, más allá de una repetición
mecánica; se refuerzan habilidades como la
autonomía decisional y la creatividad; y se
aprende no solo para crecer, sino para
transformar realidades en la sociedad. Con el
tiempo, quien hoy transita la infancia se formará
como una persona que emprende con propósito.
En otras palabras, será el adulto que aprende
desde la esencia, porque educarse con propósito
es volver a ser como niños, abiertos, curiosos,
dispuestos a asombrarse y a crecer con
humildad. Al final, lo esencial no es acumular
saberes, sino nunca dejar de ser niños en el
corazón, para seguir aprendiendo con fe,
propósito y verdad.
Conclusiones
A lo largo del proceso, se logró estructurar un
mapa interior que conecta identidad, propósito
y estrategia vocacional, cumpliendo el objetivo
general de acompañar a estudiantes y
profesionales en la construcción de su
trayectoria profesional. El autoconocimiento se
presentó como compás decisional, los recursos
metodológicos transformaron la incertidumbre
en acción informada, y el rol docente fue
revalorizado como agente de orientación y
acompañante estratégico. Cada apartado ofreció
recursos que nutren la acción profesional desde
la autonomía y la toma de decisiones con
propósito. Desde lo cotidiano y simbólico, la
presencia de Anita y Juanito permitió ilustrar
los desafíos como preguntas y descubrimientos
que habitan en todo el proceso vocacional. Sus
intervenciones facilitaron la traducción de
nociones abstractas en experiencias vivas. Así,
mostraron que elegir va más allá de decidir,
porque implica construir el trayecto que se
elige, en coherencia con lo que se es y lo que se
aspira a ser. Como quien deja una puerta
entreabierta, se extiende una invitación a seguir
eligiendo con propósito, enseñando con
propósito y escribiendo con propósito. Incluso
cuando el mapa aún esté en boceto, el acto de
tocar la puerta ya responde a una dirección
elegida con propósito.
Agradecimientos
Los autores expresan su gratitud a Jehová y a
Jesucristo, fuente de inspiración, fortaleza y
guía durante la elaboración del presente trabajo.
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