Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 10.2
Edición Especial IV 2025
Página 728
EDUCACIÓN AMBIENTAL Y COMPETENCIA SOCIOEMOCIONALES: REVISIÓN DE
SU INTEGRACIÓN EN CONTEXTOS EDUCATIVOS
ENVIRONMENTAL EDUCATION AND SOCIAL-EMOTIONAL COMPETENCIES: A
REVIEW OF THEIR INTEGRATION IN EDUCATIONAL CONTEXTS
Autores: ¹Ana Cecilia Tacuri Alulema, ²Susana Haydee Calderón Rodríguez, ³Meri Fabiola
Cuadrado Parra, ⁴Mayra Alexandra Huilcapi Jara y ⁵Santiago Rodrigo Almeida
Navarro.
¹ORCID ID:
https://orcid.org/0009-0000-3708-4015
²ORCID ID: https://orcid.org/0009-0009-6506-1131
3
ORCID ID:
https://orcid.org/0009-0007-3874-9235
4
ORCID ID:
https://orcid.org/0009-0003-0941-2175
5
ORCID ID:
https://orcid.org/0009-0003-9322-4811
¹E-mail de contacto: tacurialulema@gmail.com
²E-mail de contacto: susys111@hotmail.com
³E-mail de contacto: cmerifabiola@yahoo.com
4
E-mail de contacto:
alexita2009_2010@hotmail.com
5
E-mail de contacto:
santiagorodrigoa73@gmail.com
Afiliación:
1*2*3*4*5*
Investigador independiente, (Ecuador).
Artículo recibido: 1 de Noviembre del 2025
Artículo revisado: 3 de Noviembre del 2025
Artículo aprobado: 11 de Noviembre del 2025
¹Licenciada en Ciencias de la Educación con especialidad en Biología y Química, graduada en la Universidad Nacional de Chimborazo,
(Ecuador). Magíster en Proyectos Educativos y Sociales. Docente con 23 años de experiencia.
²Licenciada en Química, Biología y Laboratorio, graduada en la Universidad Nacional de Chimborazo, (Ecuador). Magíster en Educación
de Bachillerato con mención en Pedagogía de las Ciencias Naturales. Docente de Química con 17 años de experiencia.
³Licenciada en Ciencias de la Educación, profesora de enseñanza media con especialidad de Psicología Educativa y Orientación, graduada
en la Universidad Central del Ecuador, (Ecuador). Magíster en Educación de Bachillerato con Mención en Pedagogía de las Ciencias
Naturales. Docente con 22 años de experiencia.
⁴Licenciada en Ciencias de la Educación, Profesora de Enseñanza Media con especialización en Biología y Química, graduada en la
Universidad Central del Ecuador, (Ecuador). Magíster en Educación de Bachillerato con Mención en Pedagogía de las Ciencias Naturales.
Docente con 33 años de experiencia.
Licenciado en Ciencias de la Educación con especialidad en Biología y Química, graduado en la Universidad Central del Ecuador,
(Ecuador). Magíster en Educación de Bachillerato con mención en Pedagogía de las Ciencias Naturales. Docente de Biología con 30 años
de experiencia.
Resumen
El estudio aborda la integración entre la
educación ambiental y las competencias
socioemocionales como una alternativa
pedagógica orientada al fortalecimiento de la
conciencia ecológica, la empatía y la
sostenibilidad en contextos educativos. Para tal
fin, el objetivo fue analizar la integración entre
la educación ambiental y las competencias
socioemocionales en los contextos educativos.
Se empleó un enfoque cualitativo de tipo
bibliográfico y descriptivo, sustentado en la
revisión y análisis interpretativo de fuentes
científicas recientes. Los métodos teóricos,
inductivo-deductivo y analítico-sintético
permitieron estructurar una comprensión
integral del fenómeno y proponer estrategias de
intervención educativa. Los resultados
identificaron que la integración entre la
educación ambiental y las competencias
socioemocionales permite consolidar una
pedagogía transformadora sustentada en la
conciencia ecológica, la empatía y la acción
ética, sin embargo, aún se observa que la falta
de formación docente, la escasa transversalidad
curricular y la ausencia de reflexión afectiva
limitan esta conexión. En conclusión, la
convergencia entre educación ambiental y
competencias socioemocionales constituye un
modelo formativo holístico que transforma la
educación tradicional en una práctica
humanizadora, ética y sostenible, orientada al
bienestar colectivo y al equilibrio con el entorno
natural.
Palabras clave: Educación ambiental,
Competencias socioemocionales,
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Aprendizaje vivencial, Sostenibilidad,
Empatía ecológica.
Abstract
The study addresses the integration of
environmental education and social-emotional
skills as a pedagogical alternative aimed at
strengthening ecological awareness, empathy,
and sustainability in educational contexts. To
this end, the objective was to analyze the
integration of environmental education and
social-emotional skills in educational contexts.
A qualitative, bibliographic, and descriptive
approach was used, based on the review and
interpretive analysis of recent scientific
sources. Theoretical, inductive-deductive, and
analytical-synthetic methods were used to
structure a comprehensive understanding of the
phenomenon and propose educational
intervention strategies. The results identified
that the integration of environmental education
and social-emotional skills allows for the
consolidation of a transformative pedagogy
based on ecological awareness, empathy, and
ethical action. However, it was also observed
that the lack of teacher training, the limited
cross-curricularity, and the absence of affective
reflection limit this connection. In conclusion,
the convergence between environmental
education and social-emotional skills
constitutes a holistic training model that
transforms traditional education into a
humanizing, ethical, and sustainable practice,
oriented toward collective well-being and
balance with the natural environment.
Keywords: Environmental education,
Social-emotional skills, Experiential
learning, Sustainability, Ecological
empathy.
Sumário
O estudo aborda a integração entre a educação
ambiental e as competências socioemocionais
como uma alternativa pedagógica orientada
para o fortalecimento da consciência ecológica,
da empatia e da sustentabilidade em contextos
educativos. Para tal, o objetivo foi analisar a
integração entre a educação ambiental e as
competências socioemocionais nos contextos
educativos. Foi utilizada uma abordagem
qualitativa de tipo bibliográfico e descritivo,
baseada na revisão e análise interpretativa de
fontes científicas recentes. Os métodos teórico,
indutivo-dedutivo e analítico-sintético
permitiram estruturar uma compreensão
integral do fenómeno e propor estratégias de
intervenção educativa. Os resultados
identificaram que a integração entre a educação
ambiental e as competências socioemocionais
permite consolidar uma pedagogia
transformadora baseada na consciência
ecológica, na empatia e na ação ética. No
entanto, ainda se observa que a falta de
formação docente, a escassa transversalidade
curricular e a ausência de reflexão afetiva
limitam essa conexão. Em conclusão, a
convergência entre educação ambiental e
competências socioemocionais constitui um
modelo formativo holístico que transforma a
educação tradicional numa prática
humanizadora, ética e sustentável, orientada
para o bem-estar coletivo e o equilíbrio com o
ambiente natural.
Palavras-chave: Educação ambiental,
Competências socioemocionais, Aprendizagem
experiencial, Sustentabilidade, Empatia
ecológica.
Introducción
La educación ambiental y las competencias
socioemocionales constituyen dos pilares
esenciales en la formación integral del
individuo contemporáneo, su integración en los
contextos educativos responde a la necesidad de
construir una ciudadanía crítica, empática y
comprometida con la sostenibilidad planetaria
(Triviño et al., 2024). La educación ambiental,
entendida como proceso formativo orientado a
la comprensión de la interdependencia entre las
dinámicas humanas y los ecosistemas, se ha
consolidado como un eje transversal del
desarrollo sostenible. En el ámbito escolar, esta
se manifiesta en prácticas pedagógicas que
promueven el pensamiento reflexivo, la toma de
decisiones responsables y la acción
transformadora ante los problemas ecológicos
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globales, como el cambio climático y la pérdida
de biodiversidad (Rincón, 2025).
Paralelamente, las competencias
socioemocionales fortalecen la capacidad del
estudiante para gestionar emociones, construir
relaciones colaborativas y desarrollar una
conciencia ética que favorezca la armonía entre
los seres humanos y su entorno (Visa, 2022). El
problema que emerge radica en la limitada
integración de ambas dimensiones dentro de los
programas escolares, donde prevalece una
enseñanza fragmentada y aun centrada en
contenidos conceptuales, sin promover
aprendizajes vivenciales que conecten la
sensibilidad ambiental con el desarrollo
emocional (Merizalde et al., 2025).
Esta carencia plantea la necesidad de
cuestionar: ¿Cómo puede la articulación entre la
educación ambiental y las competencias
socioemocionales potenciar una cultura escolar
sostenible y empática en los estudiantes?
Abordar esta problemática se justifica por la
urgencia de redefinir los procesos educativos
hacia modelos que conjuguen la conciencia
ecológica con la inteligencia emocional. Una
educación que promueva la sostenibilidad
requiere no solo de conocimientos científicos,
sino también de empatía, responsabilidad y
resiliencia emocional frente a los desafíos
planetarios (Vallejos y Callao, 2022). En este
sentido, la articulación entre ambas áreas ofrece
beneficios pedagógicos y sociales: mejora la
convivencia escolar, impulsa la acción
ambiental colectiva y fomenta la formación de
ciudadanos comprometidos con el bienestar
común. Por lo tanto, el objetivo general del
estudio se enfoca en analizar la integración
entre la educación ambiental y las competencias
socioemocionales en los contextos educativos,
identificando su incidencia en la formación de
estudiantes conscientes, éticos y
comprometidos con la sostenibilidad ambiental
y humana.
En consecuencia, este estudio se orienta, por
tanto, a generar un marco interpretativo que
contribuya a la transformación de la práctica
educativa, fortaleciendo el vínculo entre el
equilibrio ecológico y el desarrollo emocional
del ser humano. La educación ambiental se
concibe como un proceso continuo orientado al
desarrollo de conocimientos, actitudes y valores
que promueven la comprensión crítica del
entorno natural y social, su propósito esencial es
formar ciudadanos capaces de participar
activamente en la resolución de problemas
ecológicos desde una perspectiva ética y
transformadora (Sosa et al., 2025). Asimismo,
las competencias socioemocionales se
estructuran en un conjunto de dimensiones
interrelacionadas que configuran la base del
desarrollo personal y social del individuo, cada
una contribuye de manera complementaria a la
autorregulación emocional, la convivencia
armónica y la toma de decisiones éticas,
favoreciendo procesos educativos más
humanos, empáticos y sostenibles.
La dimensión cognitiva constituye la base del
pensamiento ambiental crítico, centrado en la
comprensión de los sistemas ecológicos y las
relaciones de interdependencia entre el ser
humano y la naturaleza, implica la adquisición
de conocimientos científicos y la capacidad de
analizar los impactos socioambientales de las
acciones humanas (Martínez et al., 2025). La
dimensión afectiva favorece la conexión
emocional con el entorno, promoviendo la
empatía hacia todos los seres vivos, este vínculo
emocional impulsa la motivación para la
conservación y la acción ambiental consciente.
La dimensión ética involucra la reflexión moral
sobre la responsabilidad del ser humano frente
al planeta, promueve valores como justicia
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ecológica, equidad intergeneracional y respeto
a la biodiversidad (Sosa et al., 2021). La
dimensión práctica orienta la aplicación de los
saberes adquiridos mediante acciones
sostenibles en contextos reales, fortaleciendo la
participación ciudadana y el compromiso
colectivo con el equilibrio ambiental. Además,
la educación ambiental, en coherencia con los
Objetivos de Desarrollo Sostenible, se sustenta
en principios de integralidad, participación y
transformación social, propone una visión que
articula el conocimiento científico con la acción
comunitaria, orientando al individuo hacia la
construcción de una cultura ecológica
responsable (Manrique et al., 2025). Entre sus
fines se encuentra el desarrollo de una
conciencia ambiental crítica, capaz de
cuestionar los modelos de consumo y
producción que generan desequilibrio
ecológico, promueve la corresponsabilidad, la
cooperación interinstitucional y la justicia
ambiental como ejes para alcanzar un bienestar
colectivo sostenible.
Desde el enfoque del pensamiento complejo, su
propósito no se limita a conservar el medio
natural, sino a regenerar la relación armónica
entre sociedad y naturaleza, fomentando un
aprendizaje significativo que contribuya a la
sostenibilidad del planeta. Por su parte, los
enfoques teóricos de la educación ambiental
constituyen los fundamentos conceptuales que
orientan la comprensión y la práctica educativa
hacia la sostenibilidad, estos permiten
interpretar la relación entre el ser humano y la
naturaleza desde una visión integral,
participativa y transformadora, favoreciendo la
formación de una conciencia ecológica crítica y
comprometida (Condori et al., 2025). El
enfoque sistémico concibe el ambiente como un
sistema interdependiente donde los factores
naturales, sociales y culturales interactúan de
forma dinámica, promueve la comprensión
holística de los problemas ecológicos y la
búsqueda de soluciones integradas basadas en la
coevolución de los sistemas humanos y
naturales (Calderón, 2024). El enfoque
interdisciplinario articula saberes de diferentes
campos del conocimiento como la biología,
ética, sociología, economía, para abordar la
complejidad ambiental desde perspectivas
múltiples, este enfoque genera una comprensión
más completa de las interacciones entre
naturaleza y sociedad, favoreciendo la acción
educativa interdisciplinaria. El enfoque
comunitario reconoce a la comunidad como
núcleo de transformación ecológica, estimula la
participación ciudadana en proyectos
ambientales, integrando el saber local con el
conocimiento científico para promover la
sostenibilidad desde la acción colectiva
(Vallejos y Callao, 2022).
De igual manera, la inclusión de la educación
ambiental en el currículo escolar constituye un
eje transversal que articula las áreas del
conocimiento con la formación ética y
ciudadanos programas educativos
contemporáneos la integran como componente
esencial de la educación para la sostenibilidad,
buscando que el aprendizaje ambiental
impregne todas las asignaturas. Este enfoque
transversal promueve en los estudiantes la
comprensión de los problemas ambientales
desde una mirada interdisciplinaria y
contextualizada. Además, impulsa la
responsabilidad individual y colectiva frente a
la conservación del entorno, favoreciendo la
transición hacia un modelo educativo
comprometido con la sostenibilidad ecológica
(Triviño et al., 2024). En este proceso
educativo, el docente se configura como
mediador del aprendizaje ecológico,
responsable de crear experiencias educativas
que despierten la conciencia ambiental del
estudiante, su labor exige competencias
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científicas, éticas y socioemocionales que le
permitan guiar procesos reflexivos sobre la
interacción humano-naturaleza.
Desde esta perspectiva, el educador no solo
transmite conocimientos, sino que modela
comportamientos sostenibles mediante la
práctica cotidiana, la función docente implica
fomentar el pensamiento crítico, la
participación comunitaria y la responsabilidad
ecológica, generando entornos de aprendizaje
que fortalezcan la sensibilidad ambiental y la
acción transformadora en la escuela y la
comunidad (Sosa et al., 2025). Por su parte, las
estrategias didácticas en educación ambiental
constituyen herramientas pedagógicas que
permiten operacionalizar los principios de
sostenibilidad dentro del proceso formativo, su
aplicación favorece la construcción de
aprendizajes significativos basados en la
experiencia, la reflexión y la acción,
promoviendo en los estudiantes una conciencia
crítica orientada al cuidado responsable del
entorno. El aprendizaje experiencial constituye
una estrategia clave para vincular la teoría con
la acción ambiental, a través de la observación
directa, el trabajo de campo y la
experimentación, los estudiantes desarrollan
comprensión significativa sobre los ecosistemas
y su preservación (Rodríguez, 2018).
Los proyectos ecológicos, en tanto, promueven
la participación activa en iniciativas
comunitarias de reciclaje, reforestación o
gestión de residuos, fortaleciendo el sentido de
corresponsabilidad ambiental. La educación
basada en problemas ambientales fomenta la
investigación, el análisis crítico y la toma de
decisiones fundamentadas ante desafíos reales,
integrando el pensamiento científico con la
ética ambiental (Gómez y Pérez, 2023). Estas
estrategias generan aprendizajes
transformadores y duraderos, consolidando la
educación ambiental como práctica
emancipadora que conecta la escuela con su
entorno natural y social. Las competencias
socioemocionales constituyen un conjunto de
capacidades cognitivas, emocionales y
conductuales que posibilitan al individuo
comprender, expresar y regular sus emociones
en interacción con los demás, su desarrollo
integra procesos de autoconocimiento, empatía,
autorregulación y toma de decisiones
responsables (Gómez y Pérez, 2023). Desde una
perspectiva educativa, representan un
componente esencial en la formación integral,
pues fortalecen la convivencia, el bienestar
emocional y la resiliencia frente a los desafíos
sociales, su dominio incide directamente en la
construcción de entornos escolares
colaborativos y empáticos, generando
aprendizajes duraderos y éticamente orientados.
Por su parte, las dimensiones de las
competencias socioemocionales constituyen los
pilares sobre los cuales se estructura el
desarrollo integral del individuo dentro del
ámbito educativo y social (Barragán et al.,
2024). Cada dimensión contribuye a la
formación de una identidad emocional
equilibrada, al fortalecimiento de la
convivencia ética y al ejercicio consciente de la
responsabilidad personal y colectiva.
Autoconciencia. Implica el reconocimiento
consciente de las propias emociones, fortalezas
y limitaciones, permite identificar cómo los
estados emocionales influyen en el pensamiento
y la conducta, favoreciendo la toma de
decisiones éticas y reflexivas (Jiménez et al.,
2025). Autorregulación. Representa la
capacidad de manejar impulsos, tolerar la
frustración y mantener la calma ante situaciones
de conflicto, su desarrollo propicia el equilibrio
emocional necesario para el aprendizaje.
Motivación. Comprende la orientación interna
hacia metas significativas, sustentada en la
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perseverancia y la autoconfianza, la motivación
intrínseca se asocia con el compromiso y la
autonomía en el proceso educativo. Empatía.
Consiste en comprender y valorar las
emociones ajenas, promoviendo vínculos
respetuosos y cooperación social, es el
fundamento ético de la convivencia y la
solidaridad (Jiménez et al., 2025). Habilidades
sociales. Integran conductas comunicativas,
asertivas y colaborativas que facilitan la
interacción positiva y el trabajo en equipo,
esenciales para la dinámica escolar inclusiva.
La educación emocional se configura como un
eje transformador de la formación integral, al
promover la comprensión y gestión consciente
de las emociones dentro del proceso educativo.
Este enfoque reconoce al estudiante como
sujeto biopsicosocial, capaz de construir su
equilibrio emocional y ético mediante
experiencias de aprendizaje significativas.
Desde la perspectiva de Valencia y Flórez
(2024), la educación emocional trasciende la
instrucción cognitiva, incorporando la
dimensión afectiva como parte del desarrollo
humano integral. En consecuencia, el aula se
convierte en un espacio de autorreflexión,
empatía y convivencia, que potencia la salud
mental y la responsabilidad social del
estudiante. El desarrollo de competencias
socioemocionales requiere estrategias
pedagógicas que integren la reflexión
emocional con la acción educativa. Entre las
más efectivas se destacan el aprendizaje
cooperativo, la mediación de conflictos y las
prácticas de mindfulness, que fortalecen la
atención plena y la autorregulación emocional.
Los proyectos colaborativos y el aprendizaje
basado en experiencias permiten al estudiante
aplicar habilidades de empatía y cooperación en
contextos reales. Asimismo, las metodologías
activas favorecen la expresión emocional y la
comunicación asertiva dentro del aula. La
implementación sistemática de estas estrategias
fomenta climas escolares saludables,
incrementa la resiliencia y consolida la
formación de ciudadanos emocionalmente
competentes, comprometidos con el respeto, la
diversidad y el bienestar colectivo (Portilla et
al., 2025).
Por otra parte, la regulación emocional ejerce
una influencia directa sobre el rendimiento
académico, al facilitar la concentración, la
memoria y la persistencia ante tareas complejas.
Estudiantes con adecuado control emocional
presentan mayor capacidad para afrontar la
frustración y mantener el esfuerzo cognitivo
prolongado. Según Proaño et al. (2024), la
autorregulación actúa como mediadora entre el
equilibrio afectivo y la eficacia del aprendizaje,
permitiendo una mejor adaptación al entorno
escolar. Este vínculo demuestra que el éxito
educativo no depende exclusivamente del
dominio cognitivo, sino también del manejo de
las emociones, las cuales modulan la
motivación y la disposición para aprender de
manera significativa. En este caso, la empatía y
la cooperación constituyen factores
determinantes en la construcción de climas
escolares armónicos, su presencia favorece la
resolución pacífica de conflictos, la inclusión
social y la cohesión grupal. En contextos
educativos, la práctica empática promueve la
comprensión de la diversidad emocional,
mientras la cooperación fortalece la solidaridad
y la participación activa en la comunidad
escolar. Zarache (2024) afirman que ambas
dimensiones contribuyen al sentido de
pertenencia y a la responsabilidad colectiva,
aspectos fundamentales para el bienestar
institucional. El desarrollo simultáneo de estas
competencias transforma el aula en un espacio
de respeto mutuo, confianza y aprendizaje
compartido.
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La conciencia ambiental y la conciencia
emocional conforman dimensiones
complementarias del desarrollo humano, donde
la comprensión ecológica se vincula con la
autorreflexión afectiva. Hurtado (2024), señala
que el aprendizaje ambiental transformador
emerge cuando el sujeto reconoce su conexión
con el territorio desde la empatía y la
responsabilidad. De igual modo, Jiménez et al.
(2025), argumentan que la regulación
emocional fortalece la sensibilidad ética hacia
el entorno, consolidando la base de una
educación socioambiental integral. Esta
interrelación potencia la construcción de una
identidad ecológica consciente, capaz de
transformar la relación ser humano-naturaleza
mediante la interiorización de valores
sostenibles, la práctica del autocuidado y la
acción colectiva orientada al bienestar común y
a la regeneración ecosistémica. Entonces, el
aprendizaje significativo en la educación
ambiental socioemocional se fundamenta en la
articulación entre experiencia, emoción y
reflexión. Hurtado (2024), explica que la
comprensión profunda del entorno requiere
procesos cognitivos que integren los saberes
locales y las vivencias personales, generando
sentido ecológico y emocional. Desde una
perspectiva holística, la educación
socioambiental trasciende la instrucción
informativa y busca la transformación interior
del estudiante mediante la conciencia crítica y
la acción responsable. Este enfoque unifica
pensamiento, sentimiento y práctica en una
totalidad interdependiente que promueve
aprendizajes duraderos y la internalización de
valores éticos hacia la sostenibilidad social y
natural.
También, la integración de lo ambiental y lo
emocional demanda estrategias
interdisciplinarias que combinen ciencias
naturales, psicología educativa y pedagogía
transformadora. Jiménez et al. (2025), plantean
que la autorregulación emocional y la empatía
son herramientas pedagógicas que fortalecen la
conciencia ambiental crítica. Hurtado (2024)
sostiene que los proyectos de aprendizaje
basados en el territorio y la resolución de
problemas ambientales desde la experiencia
comunitaria permiten conectar las emociones
con la acción ecológica. Estas estrategias
consolidan la educación como proceso
dialógico, donde la emoción se convierte en
catalizadora del conocimiento y la acción
ambiental adquiere una dimensión ética y
humana. En función a lo mencionado, el
“ecociudadano emocionalmente competente”
representa un sujeto capaz de integrar la
conciencia ecológica con la madurez
emocional. Hurtado (2024) concibe esta figura
como agente de cambio social, comprometido
con la sostenibilidad territorial y el bienestar
colectivo. Jiménez et al. (2025), afirman que
dicha competencia implica autoconciencia,
empatía planetaria y autorregulación afectiva
para enfrentar los retos ambientales.
Este perfil ciudadano emerge de un proceso
educativo que vincula el conocimiento
científico con la práctica emocional reflexiva,
orientando al individuo hacia decisiones éticas
y solidarias que fomentan la resiliencia
socioambiental y el equilibrio entre humanidad
y naturaleza. En consecuencia, las aplicaciones
prácticas de la educación ambiental
socioemocional en contextos escolares
requieren experiencias participativas centradas
en la acción y la reflexión. Hurtado (2024),
resalta la eficacia de proyectos ambientales
integrados con programas de educación
emocional, donde los estudiantes identifican
problemas locales, gestionan soluciones y
reflexionan sobre su impacto personal y
comunitario. Jiménez et al. (2025), destacan que
la mediación docente, el aprendizaje
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colaborativo y la práctica de mindfulness
ecológico fomentan la empatía y la
autorregulación en entornos educativos. Estas
experiencias promueven la formación de
comunidades escolares resilientes, capaces de
actuar con sensibilidad ética frente a los
desafíos socioambientales contemporáneos.
Materiales y Métodos
El estudio se caracterizó por un enfoque
cualitativo, sustentado en fundamentos
epistemológicos interpretativos y
constructivistas, orientados a la comprensión de
los fenómenos educativos desde la experiencia
y el significado otorgado por los actores
implicados (Vizcaíno et al., 2023). El enfoque
cualitativo se vinculó directamente con la
naturaleza del tema investigado, dado que el
propósito fue comprender cómo la integración
de ambas dimensiones promueve aprendizajes
significativos, sostenibles y éticamente
orientados. El enfoque descriptivo se aplicó
para detallar, caracterizar y sistematizar las
particularidades del vínculo entre educación
ambiental y competencias socioemocionales.
Este enfoque permitió identificar los elementos
conceptuales, teóricos y metodológicos que
definen dicha relación en la literatura científica
(Hurtado, 2020). Ambos enfoques se
complementaron al ofrecer una comprensión
amplia y profunda del fenómeno, el carácter
descriptivo facilitó la organización de la
información en torno a las variables principales,
mientras que el componente exploratorio
posibilitó descubrir tendencias emergentes y
vacíos de investigación.
Esta combinación permitió analizar un
fenómeno complejo y multifactorial, abriendo
la posibilidad de futuras investigaciones
aplicadas a contextos educativos específicos. La
investigación también se sustentó en la revisión
bibliográfica como estrategia central de
indagación, este tipo de investigación se basó en
la recopilación, análisis y síntesis de fuentes
secundarias que abordaron la educación
ambiental, la educación emocional y su
convergencia en la práctica educativa (Romero
et al., 2021). A través de la revisión crítica de la
literatura, se identificaron antecedentes
relevantes, modelos pedagógicos y perspectivas
contemporáneas sobre educación ambiental y
desarrollo emocional. Esta metodología
aseguró la validez del estudio al contrastar
fuentes académicas de alto rigor científico. En
cambio, el método teórico se aplicó para
estructurar las categorías conceptuales y revisar
críticamente las bases epistemológicas del tema
(Silador, 2023). El método inductivo-deductivo
permitió derivar generalizaciones a partir de
hallazgos particulares y, a su vez, contrastar los
principios teóricos generales con casos
específicos documentados.
El método analítico-sintético se utili para
descomponer los contenidos en sus
componentes esenciales y luego integrarlos en
una comprensión global. La articulación de
estos métodos posibilitó organizar, comparar e
interpretar la información con coherencia
teórica y relevancia científica. Se empleó la
técnica de análisis documental como
procedimiento central de interpretación. Esta
técnica cualitativa permitió examinar de manera
crítica y sistemática los documentos
seleccionados, identificando patrones,
categorías conceptuales y perspectivas
convergentes o divergentes entre los autores
(Cortés y Iglesias, 2004). A través de la
codificación temática y el análisis
interpretativo, se obtuvo información lida,
relevante y contextualizada sobre la integración
de la educación ambiental y las competencias
socioemocionales en los entornos educativos.
estudiantil, integrándolas luego en una visión
holística del fenómeno. La articulación de estos
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métodos permitió organizar e interpretar
coherentemente los hallazgos documentales
dentro de las categorías conceptuales
establecidas.
Resultados y Discusión
Los hallazgos evidencian una convergencia
teórica en torno a la necesidad de integrar la
educación ambiental con las competencias
socioemocionales para fortalecer la conciencia
ecológica y la empatía en contextos
educativos.Los autores coinciden en que la falta
de formación docente, la ausencia de
transversalidad curricular y la limitada
incorporación de la dimensión emocional
constituyen los principales obstáculos.
Asimismo, destacan que la articulación entre lo
ambiental y lo emocional favorece aprendizajes
vivenciales, éticos y sostenibles, basados en la
experiencia, la reflexión y la acción. En
conjunto, estos estudios proponen un modelo
educativo holístico centrado en la sensibilidad
ecológica y el bienestar socioemocional.
Tabla 1. Integración de educación ambiental y competencias socioemocionales
Autor y
año
Factores que dificultan la conexión entre la
sensibilidad ambiental y el desarrollo
emocional
Articulación entre la educación
ambiental y las competencias
socioemocionales
Relación entre educación ambiental y
competencias socioemocionales
favorecimiento el aprendizaje vivencial
(Visa,
2022)
Identificó como obstáculos la falta de
formación docente en educación ambiental,
la escasa transversalidad curricular y la
ausencia de prácticas emocionales que
fortalezcan la empatía ecológica. Estos
factores impiden que el estudiante
experimente un vínculo afectivo y ético con
el entorno natural.
Señaló que la educación ambiental, al
ser un proceso formativo continuo,
puede integrarse con la dimensión
socioemocional a través de valores,
actitudes y prácticas cooperativas
orientadas al cuidado del ambiente
desde la escuela y la comunidad
educativa.
Argumentó que los proyectos
ambientales escolares generan
aprendizajes vivenciales cuando se
involucra la emoción como motor de
acción; la experiencia directa con la
naturaleza estimula la empatía, la
autorreflexión y la comprensión
ecológica profunda.
(Vallejos
& Callao,
2022)
Reconocieron la débil conexión emocional
entre los estudiantes y su entorno natural
debido a enfoques pedagógicos centrados en
la teoría y a la carencia de actividades
vivenciales que promuevan la sensibilidad
ambiental.
Plantearon que la integración
ambiental-socioemocional implica un
enfoque transversal donde la empatía,
la cooperación y la autorregulación
emocional sustentan prácticas
sostenibles y valores de ciudadanía
ecológica.
Expusieron que los aprendizajes
significativos surgen cuando la
educación ambiental incorpora procesos
reflexivos y colaborativos que permiten
a los estudiantes vivenciar los efectos de
sus acciones sobre el entorno,
favoreciendo la autoconciencia
ecológica.
(López &
Aguirre,
2026)
Determinaron que la desvinculación entre
emoción y ecología surge por la ausencia de
metodologías lúdicas y de formación
docente en educación emocional aplicada a
temas ambientales.
Propusieron un modelo de integración
que vincula la alfabetización emocional
con estrategias ambientales, como
huertos escolares y proyectos
participativos, que fortalecen el sentido
de pertenencia y la conciencia
ecológica.
Demostraron que la educación
ambiental basada en experiencias
sensoriales y colectivas fortalece la
motivación intrínseca y la regulación
emocional, permitiendo aprendizajes
sostenibles y vivenciales que
transforman la actitud del estudiante
frente a su entorno.
(C.
Hurtado,
2024)
Identificó como limitante la ausencia de
procesos de reflexión afectiva en las
propuestas educativas ambientales, lo cual
genera un aprendizaje fragmentado sin
interiorización ética del cuidado ambiental.
Sostuvo que la articulación entre ambas
dimensiones exige integrar emoción,
cognición y acción en un proceso de
aprendizaje holístico que promueva el
equilibrio entre el bienestar personal y
el ecológico.
Afirmó que los aprendizajes vivenciales
se consolidan mediante proyectos de
acción ecológica y reflexión emocional,
donde los estudiantes reconocen su
interdependencia con los sistemas
naturales y desarrollan una conciencia
planetaria.
(Jiménez
et al.,
2025)
Señaló la falta de competencias
socioemocionales en docentes como un
obstáculo para la educación ambiental
efectiva, destacando la necesidad de formar
maestros con empatía y autorregulación
emocional.
Explicó que la educación emocional
potencia la sostenibilidad educativa al
fomentar empatía, responsabilidad
social y autorregulación, pilares de una
cultura ambiental ética y colaborativa.
Indicó que la experiencia emocional
positiva dentro del aprendizaje
ecológico favorece la comprensión de
los problemas ambientales desde la
vivencia personal, generando
aprendizajes significativos y conductas
proambientales duraderas.
Fuente: elaboración propia
La interpretación de los hallazgos revela que la
convergencia entre la educación ambiental y las
competencias socioemocionales trasciende la
mera relación conceptual para configurarse
como un eje estructurante de una pedagogía
transformadora orientada al desarrollo integral
del ser humano y su entorno. Los estudios
analizados indican que esta integración no solo
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responde a la urgencia de enfrentar la crisis
ecológica, sino también a la necesidad de
formar sujetos capaces de sentir, comprender y
actuar de manera ética ante los desafíos
socioambientales contemporáneos. El análisis
permite inferir que el nculo entre emoción y
sostenibilidad potencia la dimensión afectiva
del aprendizaje, convirtiéndola en un
mecanismo de interiorización de valores
ecológicos, responsabilidad compartida y
conciencia planetaria. La evidencia sugiere que
los entornos educativos que promueven
experiencias sensoriales, reflexivas y
colaborativas logran no solo una comprensión
cognitiva del ambiente, sino también un
compromiso emocional con su cuidado.
De este modo, el aprendizaje ambiental se
redefine como una experiencia vivencial que
fusiona la inteligencia emocional con la acción
ecológica, generando cambios de
comportamiento sostenibles y una ciudadanía
crítica orientada al bien común. Esta sinergia
implica repensar los currículos, las prácticas
pedagógicas y la formación docente hacia una
educación que eduque la mente, el corazón y la
conciencia ambiental simultáneamente.
Tabla 2. Estrategias para la integración de la educación ambiental y las competencias
socioemocionales en contextos educativos
Nombre de la
Estrategia
Objetivo
Descripción
Indicador de Seguimiento
Recursos
Ecoemociones
en Acción
Fomentar la
autorregulación emocional
y la empatía ambiental
mediante experiencias
sensoriales y reflexivas con
el entorno natural.
Promueve la conexión
emocional con la naturaleza a
través de caminatas ecológicas
guiadas, dinámicas de expresión
emocional y reflexión grupal
sobre el impacto de las acciones
humanas en los ecosistemas.
Incremento en la
frecuencia de actitudes
proambientales y
conductas empáticas
observadas en el aula y
comunidad.
Espacios naturales,
guías de campo,
bitácoras reflexivas,
material audiovisual
sobre biodiversidad.
Aula Verde
Desarrollar la conciencia
ecológica y la cooperación
a través del diseño
colectivo de huertos
escolares con enfoque
socioemocional.
Involucra a los estudiantes en el
cultivo y cuidado de un huerto
escolar donde aprenden a
gestionar emociones, resolver
conflictos y trabajar
colaborativamente para
mantener el equilibrio del
ecosistema.
Mantenimiento sostenido
del huerto y generación de
iniciativas ecológicas
independientes.
Semillas, herramientas
de jardinería,
materiales reciclables,
registro de
observaciones y
sesiones de mediación
emocional.
Círculos de
Ecoempatía
Fortalecer la empatía, la
escucha activa y la
responsabilidad ambiental
mediante el diálogo
reflexivo y la mediación de
emociones en contextos
naturales.
Espacios de conversación donde
los estudiantes analizan
problemáticas ambientales
locales, expresan emociones
relacionadas con el deterioro
ecológico y proponen soluciones
colectivas desde la ética
emocional.
Consolidación de
compromisos ambientales
grupales y continuidad de
los círculos en distintos
niveles escolares.
Guías de debate,
materiales
audiovisuales, fichas
de reflexión y
herramientas digitales
colaborativas.
Proyecto Sentir
y Sustentar
Integrar el aprendizaje
vivencial con el
pensamiento crítico y la
acción emocionalmente
responsable frente a los
retos ambientales escolares.
Se basa en el aprendizaje basado
en proyectos donde los
estudiantes investigan un
problema ambiental de su
entorno, aplican estrategias
socioemocionales para abordarlo
y diseñan acciones sostenibles.
Retroalimentaciones
periódicas y registro de
mejoras en la actitud y
compromiso de los
estudiantes.
Computadoras,
materiales de campo,
guías de investigación,
recursos digitales y
espacios para
exposición de
proyectos.
Laboratorio de
Conciencia
Planetaria
Desarrollar habilidades de
autoconciencia y
pensamiento ecológico
crítico mediante
experimentos
socioemocionales y
simulaciones interactivas.
Implementa talleres en los que
los estudiantes exploran
interacciones entre emociones
humanas y procesos naturales
mediante dramatizaciones,
juegos de roles y dinámicas
digitales de simulación
ambiental.
Repetición autónoma de
prácticas conscientes y
transferencia de
aprendizajes a contextos
familiares o comunitarios.
Plataforma digital
interactiva, materiales
didácticos, juegos de
rol, proyector
multimedia y guía de
facilitador.
Fuente: elaboración propia
La aplicación de estas cinco estrategias en
instituciones educativas permite transformar los
espacios escolares en escenarios de aprendizaje
vivencial, emocional y sostenible, en las
escuelas, Ecoemociones en Acción y Aula
Verde Consciente fortalecen la conexión
temprana con la naturaleza, estimulando la
empatía ecológica y el trabajo colaborativo
desde experiencias tangibles. El Proyecto Sentir
y Sustentar y el Laboratorio de Conciencia
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Planetaria favorecen el pensamiento crítico, la
autoconciencia y la investigación aplicada,
generando una comprensión profunda del
impacto socioambiental de las decisiones
humanas. Círculos de Ecoempatía funciona
como puente entre ambos niveles, promoviendo
la reflexión ética y la comunicación emocional,
no obstante, los principales desafíos radican en
la escasa formación docente en competencias
socioemocionales, la falta de recursos
sostenibles y la rigidez curricular, su
implementación requiere una gestión
institucional comprometida que articule la
pedagogía ambiental con políticas educativas
inclusivas y transversales para consolidar una
cultura ecológica integral.
Conclusiones
La revisión teórica y la construcción
metodológica de estrategias para integrar la
educación ambiental y las competencias
socioemocionales permiten reconocer que el
desafío actual de los sistemas educativos no
reside únicamente en transmitir conocimiento,
sino en reconfigurar la forma en que las
instituciones comprenden la formación humana
en relación con el entorno. Este proceso
demanda trascender las prácticas tradicionales
centradas en la instrucción cognitiva para
incorporar modelos pedagógicos que valoren la
sensibilidad, la cooperación y la ética ecológica
como dimensiones constitutivas del
aprendizaje. La articulación entre lo ambiental
y lo emocional posibilita una educación que no
solo informa, sino que transforma, pues
estimula la reflexión crítica sobre la
responsabilidad individual y colectiva frente a
la crisis socio - ecológica contemporánea.
Desde una perspectiva analítica, estas
estrategias no deben entenderse como acciones
aisladas o complementarias, sino como parte de
un entramado sistémico que redefine el sentido
de la educación hacia un paradigma de
sostenibilidad integral.
En este marco, las instituciones educativas se
convierten en laboratorios de conciencia ética y
ecológica, donde la emoción y el conocimiento
se funden en experiencias que generan
compromiso real con la vida y el entorno, sin
embargo, alcanzar este propósito requiere
superar resistencias institucionales, revisar los
currículos fragmentados y fortalecer la
formación docente para garantizar una
implementación coherente y sostenida. En
términos argumentativos, la integración de la
educación ambiental con las competencias
socioemocionales constituye un acto de
innovación educativa y de justicia ambiental,
pues promueve la equidad intergeneracional y
la corresponsabilidad planetaria. Este enfoque
propone un giro epistemológico hacia una
pedagogía del cuidado, donde la racionalidad
técnica se equilibre con la conciencia ética y la
sensibilidad afectiva. De tal modo, la educación
deja de concebirse como un proceso meramente
instrumental para erigirse en una práctica
humanizadora, capaz de reconstruir vínculos
armónicos entre el ser humano, la sociedad y la
naturaleza.
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