
Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 10.1
Edición Especial UNEMI 2025
Página 106
en problemas para adquirir, producir o
comprender el lenguaje, afectando aspectos
como la pronunciación, la construcción de
oraciones, el uso del vocabulario, la comprensión
de indicaciones y la fluidez al hablar. Tal como
lo expone Cruz (2024), los problemas en el
control y la coordinación de los movimientos
corporales pueden presentarse en diversas áreas,
como la motricidad fina que incluye actividades
como escribir o manipular objetos pequeños, la
motricidad gruesa como correr o saltar, así como
en el equilibrio y la coordinación ojo-mano.
Sánchez (2022) argumenta que las dificultades
cognitivas implican alteraciones en habilidades
como la atención, la memoria, la percepción, el
procesamiento de información, el razonamiento
y la capacidad para resolver problemas. Estas
limitaciones pueden manifestarse en diversas
áreas del funcionamiento mental y tener como
origen trastornos del desarrollo, lesiones
cerebrales, condiciones neurológicas o
dificultades específicas del aprendizaje.
El modelo de Procesamiento de la Información,
propuesto por Robert Gagné (1985) sostiene que
los problemas de aprendizaje se deben a fallos en
cómo el cerebro recibe, procesa, almacena y
recupera la información. No implica
necesariamente un bajo coeficiente intelectual,
sino dificultades en procesos como la atención, la
percepción, la memoria o la metacognición, lo
que afecta el rendimiento académico. Esta teoría
ha servido de base para diseñar intervenciones
educativas centradas en fortalecer estas
habilidades cognitivas. Además, permite una
evaluación más específica de las necesidades del
estudiante, facilitando una enseñanza más
personalizada. La dislexia tiene un fuerte
impacto tanto en lo personal como en lo social,
ya que dificulta la formación de ideas claras y
obstaculiza la inclusión plena del individuo como
miembro activo y comprometido de la sociedad,
como lo señalan Pezo et al. (2023) la dislexia
dificulta el desarrollo mental y la integración
social de la persona, su relevancia está en las
barreras que genera para el desempeño escolar,
ya que la lectura y la escritura son esenciales para
el crecimiento emocional y social. Además, estas
dificultades pueden afectar la confianza del
estudiante y limitar sus oportunidades de
desarrollo integral. La dislexia impacta el ámbito
pedagógico al dificultar la lectura, escritura y
comprensión, habilidades clave para el
aprendizaje, y esto puede conllevar a que los
estudiantes se frustren, se sientan inseguros y no
quieran participar en clase, lo que termina
afectando su rendimiento académico. Navas y
Duran (2024), señalan la importancia de la
conciencia fonológica en la educación básica,
señalando que las dificultades en la lectura y
escritura, características de la dislexia, impactan
en el aprendizaje general de las diferentes
disciplinas. Por ello, el rol del docente es vital
para implementar estrategias que fortalezcan
estas habilidades desde las primeras etapas
educativas.
Como afirman Panta et al. (2025) a nivel
práctico, los problemas de aprendizaje enfocados
en la dislexia tienen como finalidad aportar
herramientas útiles para mejorar la práctica
educativa en el aula. La dislexia, al ser una de las
dificultades de aprendizaje más frecuentes,
requiere que los docentes desarrollen estrategias
específicas que respondan a las necesidades
particulares de los estudiantes afectados. Es muy
importante que los profesores creen un ambiente
donde los niños se sientan acompañados y
animados a seguir aprendiendo. También ayuda
mucho usar materiales que involucren varios
sentidos, como juegos, imágenes o sonidos, y
apoyarse en la tecnología, ya que todo esto puede
hacer que aprender a leer y escribir sea más fácil
y entretenido para ellos. Es pertinente abordar los
problemas de aprendizaje, con especial atención
en la dislexia, ya que es una dificultad específica