Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 10.1
Edición Especial UNEMI 2025
Página 37
LA INFLUENCIA DE LA IMPLEMENTACIÓN DE HUERTOS ESCOLARES EN EL
DESARROLLO DE HABILIDADES CIENTÍFICAS EN ESTUDIANTES DE
PRIMARIA
THE INFLUENCE OF THE IMPLEMENTATION OF SCHOOL GARDENS ON THE
DEVELOPMENT OF SCIENTIFIC SKILLS IN ELEMENTARY SCHOOL STUDENTS
Autores: ¹Bruno David Sanchez Caicedo, ²Kerly Jomara Sanchez Manobanda ³Evelyn Nohelia
de la Cruz Intriago y
4
Milton Alfonso Criollo Turusina.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0009-0006-3289-6560
²ORCID ID: https://orcid.org/0009-0002-3526-5968
²ORCID ID: https://orcid.org/0009-0002-1362-4659
4
ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-3394-1160
¹E-mail de contacto: bsanchezc8@unemi.edu.ec
²E-mail de contacto: ksanchezm15@unemi.edu.ec
³E-mail de contacto: edelacruzintriago@unemi.edu.ec
4
E-mail de contacto: mcriollot2@unemi.edu.ec
Afiliación:
1*2*3*4*
Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
Artículo recibido: 6 de Octubre del 2025
Artículo revisado: 6 de Octubre del 2025
Artículo aprobado: 12 de Octubre del 2025
¹Estudiante de la Universidad Nacional Estatal de Milagro, (Ecuador).
²Estudiante de la Universidad Nacional Estatal de Milagro, (Ecuador).
³Estudiante de la Universidad Nacional Estatal de Milagro, (Ecuador).
4
Licenciado en Ciencias de la Educación Especialización en Arte, graduado de la Universidad de Guayaquil, (Ecuador). Magíster en
Docencia Universitaria graduado de la Universidad César Vallejo, (Perú). Doctorante en Educación en la Universidad César Vallejo,
(Perú).
Resumen
La investigación realizada en la Unidad
Educativa Ciudad de Jipijapa tuvo como
objetivo analizar la influencia de la
implementación de huertos escolares en el
desarrollo de habilidades científicas en
estudiantes de primaria. El estudio se apoyó en
un enfoque cuantitativo con diseño no
experimental y abarcó una muestra de 25
estudiantes. Se evaluaron tres dimensiones
clave: comunicativa, socioafectiva y cognitiva.
En la dimensión comunicativa, un 61% de los
estudiantes mostró un nivel alto de
participación activa durante las actividades,
mientras que en la dimensión socioafectiva el
63% demostró un fortalecimiento notable del
razonamiento científico. En cuanto a la
dimensión cognitiva, el 58% evidenció mejoras
sostenidas en la interpretación de fenómenos
científicos, aunque se observó la necesidad de
estrategias pedagógicas adicionales. Solo entre
el 1% y el 2.33% presentó bajos niveles en
alguna de estas dimensiones. Estos resultados
confirman que los huertos escolares no solo
mejoran la comprensión científica, sino que
también promueven la cooperación, la
comunicación y la conciencia ambiental desde
una perspectiva didáctica accesible, práctica y
significativa para contextos educativos con
recursos limitados.
Palabras clave: Huertos escolares,
Habilidades científicas, Educación
primaria, Aprendizaje activo,
Enseñanza de Ciencias.
Abstract
The objective of the research conducted at the
Ciudad de Jipijapa Educational Unit was to
analyze the influence of the implementation of
school gardens on the development of scientific
skills in elementary school students. The study
was based on a quantitative approach with a
non-experimental design and covered a sample
of 25 students. Three key dimensions were
evaluated: communicative, socio-affective and
cognitive. In the communicative dimension,
61% of the students showed a high level of
active participation during the activities, while
in the socio-affective dimension, 63% showed
a notable strengthening of scientific reasoning.
Regarding the cognitive dimension, 58%
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showed sustained improvements in the
interpretation of scientific phenomena,
although the need for additional pedagogical
strategies was observed. Only between 1% and
2.33% presented low levels in some of these
dimensions. These results confirm that school
gardens not only improve scientific
understanding but also promote cooperation,
communication and environmental awareness
from a didactic perspective that is accessible,
practical and meaningful for educational
contexts with limited resources.
Keywords: School gardens, Scientific skills,
Primary education, Active learning,
Science teaching.
Sumário
A investigação levada a cabo na Unidad
Educativa Ciudad de Jipijapa teve como
objetivo analisar a influência da implementação
de hortas escolares no desenvolvimento de
competências científicas em alunos do ensino
primário. O estudo baseou-se numa abordagem
quantitativa com um desenho não experimental
e abrangeu uma amostra de 25 alunos. Foram
avaliadas três dimensões-chave: comunicativa,
sócio-afectiva e cognitiva. Na dimensão
comunicativa, 61% dos alunos revelaram um
elevado nível de participação ativa durante as
actividades, enquanto na dimensão socio-
afectiva, 63% revelaram um reforço notável do
raciocínio científico. No que diz respeito à
dimensão cognitiva, 58% revelaram melhorias
sustentadas na interpretação de fenómenos
científicos, embora se tenha observado a
necessidade de estratégias pedagógicas
adicionais. Apenas entre 1% e 2,33%
apresentaram níveis baixos em qualquer uma
destas dimensões. Estes resultados confirmam
que as hortas escolares não melhoram a
compreensão científica, como também
promovem a cooperação, a comunicação e a
consciência ambiental, numa perspetiva
didática acessível, prática e significativa para
contextos educativos com recursos limitados.
Palavras-chave: Hortas escolares,
Habilidades científicas, Educação primaria,
Aprendizagem ativa, Ensino de Ciencias.
Introducción
En los últimos años, la educación ambiental y la
educación científica han buscado nuevos
métodos para promover la experiencia de los
estudiantes y el desarrollo de habilidades
científicas. A nivel mundial, alrededor de 617
millones de niños y adolescentes no alcanzan
los niveles mínimos de competencia en
ciencias, lo que refleja una crisis de aprendizaje
que amenaza el progreso de los objetivos de
desarrollo global (UNESCO, 2017). Esta
problemática se intensifica en el ámbito
científico: el 78% de los estudiantes a nivel
global no logró superar el nivel 2 en ciencias,
limitándose a reconocer temas básicos, lo que
evidencia desigualdades significativas frente a
regiones como China y Singapur (Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico,
2019). En España, se reporta que 44 millones de
profesores carecen de plaza laboral, con una
escasez crítica en áreas STEM, especialmente
en matemáticas y ciencias, cuyas plazas son
ocupadas por docentes no especializados
(Gutiérrez, 2023).
Woodwoth (2019) señala que, en contraste,
Estados Unidos registró en 2018 una
puntuación promedio de alfabetización
científica superior al promedio de la OCDE. En
Latinoamérica, el Tercer Estudio Regional
Comparativo y Explicativo, aplicado a
estudiantes de tercero a sexto grado en 15
países, reveló que el 80% se ubica en los dos
niveles más bajos de rendimiento, demostrando
un dominio limitado de conocimientos
científicos (Caribbean 2020). Según el Instituto
Nacional de Evaluaciones Educativa (2018)
indica que tan solo un 45 % de los escolares de
la educación básica a nivel nacional ha
alcanzado un nivel apto en la materia de
ciencias. Del mismo modo subrayan que urge
incluir las TIC en la educación, dado que
constituyen una opción real para la mejora de la
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enseñanza-aprendizaje, potenciando de este
modo las destrezas y habilidades del alumnado
y también del profesorado en el área de ciencia.
En línea con esta preocupación, uno de los
principales desafíos que enfrentan los docentes
de ciencias es lograr que todos los estudiantes,
sin importar su contexto social o geográfico,
accedan a una educación científica de calidad.
Según Elías Godoy et al. (2021) revelan un
rendimiento consistentemente bajo de los
estudiantes chilenos en ciencias, especialmente
en escuelas rurales y de bajos recursos, lo que
evidencia una brecha educativa que el
profesorado debe abordar mediante estrategias
pedagógicas inclusivas y contextualizadas.
Por su parte, en el caso de Perú, los resultados
de la prueba PISA 2022 muestran que solo un
28,2 % de los estudiantes alcanza el nivel 2 en
ciencias, lo que indica que son capaces de
aplicar conocimientos básicos en contextos
cotidianos. Además, apenas un 14,8 % logra
llegar al nivel 3, donde se requiere comprender
problemas científicos más complejos
(Ministerio de Educación de Perú, 2022). Estos
resultados refuerzan la necesidad de replantear
las estrategias de enseñanza y de fortalecer la
formación científica del profesorado para que
puedan acompañar de manera efectiva el
desarrollo de competencias avanzadas en el
estudiantado. De acuerdo a lo manifestado la
problemática no es diferente en el contexto de
estudio ya que la Unidad Educativa Ciudad de
Jipijapa, localizada en la comunidad Santa
Teresa, parroquia Santa María del cantón El
Carmen, en la provincia de Manabí, es una
institución fiscal que apuesta por una educación
integral. Esta institución académica, tiene una
falta de motivación en la implementación de
huertos escolares por parte del alumnado de
dicha institución, los docentes reportan no
contar con material para enseñar metodología
científica buscando así fortalecer el aprendizaje
activo y promover en los estudiantes de nivel
primario el desarrollo de competencias
científicas mediante experiencias prácticas, esta
situación refleja una urgencia por integrar
estrategias innovadoras que transformen el
aprendizaje.
La implementación de huertos escolares ha sido
reconocida como una estrategia que fortalece
tanto el aprendizaje como el desarrollo integral
del estudiante. Piñere (2022) afirma que los
huertos agrícolas escolares no solo fortalecen la
capacitación práctica de los estudiantes, sino
que también resuelven la estabilidad ambiental
y la nutrición. Desde esta perspectiva, el autor
plantea que estos espacios no solo cumplen una
función didáctica, sino también formativa, al
fomentar hábitos saludables desde los primeros
años del proceso escolar. Continuando con esta
línea de pensamiento, Benites (2020) señala que
los huertos escolares funcionan como un
recurso pedagógico que mejora el trabajo
colaborativo y genera experiencias compartidas
entre los estudiantes. Además, sostiene que este
tipo de iniciativas contribuye a valores como la
compasión y la comunicación, necesarias para
la coexistencia armoniosa en la clase y el
exterior. En consecuencia, los huertos escolares
no solo se integran en el currículo como
herramientas didácticas, sino como espacios
donde se cultivan valores humanos esenciales.
A esta visión se suma lo planteado por
Sepúlveda (2018) quien muestra que la
implementación de huertos infantiles es una
práctica efectiva para fomentar hábitos
alimenticios saludables. Desde su análisis, esta
actividad combina a los estudiantes
directamente con los principios de una dieta
estable y les proporciona las principales
herramientas para prevenir problemas como la
obesidad de los niños. De esta forma, el huerto
escolar se convierte en un medio concreto para
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promover la salud y la responsabilidad
alimentaria. En este mismo contexto, Giraldo y
Noguera (2024) proponen que "las huertas
escolares son modelos donde se aplica la figura
aprender-haciendo. Son espacios de
concientización sobre el medioambiente, donde
se aprovechan los productos cultivados y se
evidencian procesos de enseñanza
aprendizaje" (p. 1). En este contexto de
experiencias complementarias, podemos
apreciar cómo el huerto escolar opera
simultáneamente en niveles prácticos, sociales,
nutricionales y pedagógicos; esta visión integral
sienta las bases para examinar a continuación
las dimensiones comunicativas, socioafectiva,
cognitiva.
A través de experiencias compartidas, se ha
evidenciado que los huertos escolares fomentan
también la dimensión comunicativa en la
comunidad educativa. Así lo indican Armienta
et al. (2019), al expresar que los huertos
escolares representan mucho más que simples
espacios de cultivo, estos lugares se
transforman en verdaderos puntos de encuentro
donde las personas establecen conexiones
significativas y mantienen diálogos
constructivos. De esta manera, los huertos se
configuran como espacios de interacción donde
se fortalecen los vínculos y se construyen
relaciones basadas en la colaboración. Además,
los beneficios de los huertos se extienden al
aspecto socioafectivo de los estudiantes.
Sánchez et al. (2021) menciona que lo más
hermoso es cómo los huertos logran unir a toda
la comunidad educativa. Padres, maestros y
estudiantes se encuentran trabajando lado a
lado, rompiendo barreras tradicionales y
creando vínculos reales. En este entorno, los
estudiantes desarrollan habilidades
socioafectivas auténticas, mejoran su
autoestima y adquieren un sentido de
pertenencia que trasciende el espacio físico del
aula. También se ha identificado una influencia
directa en el desarrollo cognitivo.
Pandashina et al. (2024) expresa que, dentro de
la creación de huertos escolares, el aspecto
cognitivo se centra en que los alumnos
desarrollen saberes, afinen su capacidad de ver,
examinar y pensar de forma crítica. La
participación activa en el cultivo permite que
los estudiantes unan lo aprendido en clase con
experiencias prácticas, lo que refuerza el
aprendizaje significativo y contextualizado.
Para comprender esta integración entre teoría y
práctica, se retoma la propuesta de Valero
(2007) sobre la sistematización de la educación
ambiental. Según esta autora, los proyectos
escolares como los huertos son herramientas
pedagógicas efectivas para promover una
capacitación significativa, participar en la
conciencia comunitaria y ambiental. En este
enfoque, los estudiantes no solo adquieren
conocimientos, sino que interactúan con su
entorno, resuelven problemas reales y
desarrollan habilidades prácticas, siempre
articuladas al currículo escolar mediante la
combinación de teoría con experiencias
directas. En relación con el desarrollo de
habilidades científicas como objetivo
formativo, Harlen (2010) argumenta que estas
comprenden capacidades esenciales que
permiten a los estudiantes escrutar, formular
conjeturas, llevar a cabo experimentos,
desmenuzar e interpretar información, así como
difundir hallazgos de forma razonada y con ojo
crítico. Esto posiciona dichas habilidades como
elementos clave para consolidar una educación
orientada al pensamiento científico.
Desde una perspectiva complementaria, Isabel
et al. (2025) indican que fomentar estas
habilidades es fundamental para construir una
base mental sólida que impulse el aprendizaje
significativo. En su análisis, se destaca que los
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métodos de preguntas en los cursos de
aprendizaje alientan a los estudiantes a pensar
profundamente y ser curiosos, al tiempo que los
ayudan a ver la ciencia como una actividad
activa y atractiva. Con ello, la ciencia deja de
percibirse como una acumulación de datos y se
convierte en una experiencia de
descubrimiento. Asimismo, Álvarez (2021)
destaca que cada disciplina científica desarrolla
habilidades específicas. En su planteamiento se
resalta que los biólogos y otros naturalistas
fortalecen la observación, la descripción y la
inducción, mientras que los matemáticos
tienden a desarrollar más habilidades en la
deducción, la abstracción y la axiomatización.
Esto demuestra que el aprendizaje científico es
diverso y debe adaptarse a los enfoques y
necesidades de cada área del saber. A este
conjunto de ideas se añade lo expuesto por
Sepúlveda Obreque et al. (2023) afirman que "la
enseñanza de las ciencias debe apoyarse en
estrategias didácticas que enfaticen la
indagación y permitan la participación activa de
los estudiantes en la construcción y posterior
apropiación del conocimiento mediante el
desarrollo de habilidades científicas" (p. 4). En
consecuencia, se vuelve imprescindible trabajar
en torno a las dimensiones del razonamiento, la
descripción y la interpretación como base del
pensamiento científico.
Profundizando en estas dimensiones, Rodríguez
et al. (2022) explican que el razonamiento
científico se define como el deseo de resolver el
problema en una situación específica, utilizando
un conjunto de habilidades y conocimientos
científicos. Esta habilidad permite aplicar lo
aprendido en situaciones concretas y fortalece
el pensamiento lógico y autónomo. En cuanto a
la descripción, Torres et al. (2025) indica que
esta es una herramienta principal en el
desarrollo de habilidades científicas ya que
permite a los estudiantes observar con mayor
precisión, analizar fenómenos mediante el
pensamiento crítico y plantear preguntas
estimulando así su pensamiento científico. De
este modo, la descripción se convierte en un
proceso activo que estructura la observación y
fomenta la reflexión. Finalmente, Vargas et al.
(2021) sostiene que la interpretación ayuda a los
estudiantes a comprender y dar sentido a los
fenómenos del mundo natural a partir del
conocimiento científico, permitiendo a los
estudiantes explicar lo que observan y analizar
la información para así tomar decisiones
fundamentadas. Esta dimensión complementa
el razonamiento y la descripción al integrar los
conocimientos con la capacidad de toma de
decisiones.
Para cerrar esta perspectiva teórica, se adopta
como marco conceptual la teoría del paradigma
científico de Thomas Kuhn, retomada por
Briceño (2009). En esta teoría se plantea que el
conocimiento científico no es simplemente la
acumulación de aprendizajes, sino el resultado
de cambios de paradigmas, es decir, la adopción
de nuevos enfoques, conceptos y
responsabilidades por parte de la comunidad
científica. Esta visión destaca que la ciencia está
en constante evolución y que educar en
habilidades científicas implica preparar a los
estudiantes para adaptarse al cambio,
comprender nuevas realidades y participar
activamente en la construcción del
conocimiento. En este contexto se plantea la
necesidad de comprender cuál es la influencia
de la implementación de huertos escolares en el
desarrollo de habilidades científicas en
estudiantes de primaria de la Unidad Educativa
Ciudad de Jipijapa, ubicada en la provincia de
Manabí, durante el año 2025.
Desde una perspectiva social, se observa que el
huerto escolar mejora la relación entre los
estudiantes y su comunidad. Al involucrarse en
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el cultivo colectivo, los niños y niñas aprenden
a trabajar en equipo, a escuchar las ideas de los
demás y a valorar el esfuerzo compartido. En
una región como Manabí, donde la agricultura
es un componente esencial del sustento familiar,
estas actividades permiten que los estudiantes
se conecten con sus raíces culturales. Esto
facilita el desarrollo de valores como la
generosidad, el compromiso y el respeto por el
entorno natural, lo que fortalece la construcción
de ciudadanía responsable y la participación
activa de todos los miembros de la comunidad
educativa. La creación de huertos escolares en
Manabí representa entonces una oportunidad
concreta para fomentar la cooperación, el
sentido ecológico y la identidad local, en
especial en una zona marcada por su historia
agrícola. Además, estos espacios no solo
enriquecen el aprendizaje de Ciencias
Naturales, sino que también estimulan el trabajo
colaborativo y la conciencia ambiental. En este
sentido, Blair (2009), señala que los huertos
escolares fortalecen la cohesión social y
fomentan la colaboración entre estudiantes,
docentes y familias, constituyéndose como una
estrategia efectiva para la formación integral del
alumnado.
Desde el punto de vista pedagógico, se reconoce
que los huertos escolares ofrecen un enfoque
más dinámico e interactivo en comparación con
las metodologías convencionales. El contacto
directo con la tierra, las semillas y el proceso de
crecimiento de las plantas permite que los
estudiantes no solo adquieran conocimientos
científicos, sino que los vivan de manera
práctica. Esta metodología favorece la
comprensión, estimula el interés por las
asignaturas y responde a distintos estilos de
aprendizaje. Al mismo tiempo, impulsa el
desarrollo del razonamiento lógico y del
aprendizaje autónomo. Desde un enfoque
didáctico, este tipo de propuestas se relaciona
con los principios del aprendizaje vivencial y el
constructivismo, al permitir que los estudiantes
construyan su conocimiento mediante el
análisis, la manipulación y la experimentación
concreta. En respaldo de esta postura,
Zimmerman (2000), señala que el aprendizaje
práctico mejora la asimilación de conceptos y
fortalece las habilidades de razonamiento
analítico, aspectos fundamentales para el
desarrollo de competencias científicas en las
etapas educativas iniciales.
Considerando la viabilidad de esta estrategia,
los huertos escolares también se presentan
como una alternativa accesible y adecuada para
instituciones con recursos económicos
limitados. Su implementación no demanda
grandes inversiones iniciales, ya que se puede
iniciar con materiales reciclados y con el apoyo
de la comunidad cercana. Lo más relevante es
su adaptabilidad al espacio disponible y su
efectividad como medio tangible para transmitir
contenidos científicos, sin depender únicamente
de textos o laboratorios costosos. Esta
experiencia permite a los estudiantes observar
los resultados de su trabajo y comprender de
manera real los ciclos naturales, lo que genera
mayor motivación e interés por aprender. El uso
de huertos escolares como recurso formativo
también es valorado por su capacidad de
adaptarse a contextos vulnerables. Rebele y
Lehmann (2016) destacan que los huertos
escolares son estrategias costo-efectivas que
pueden implementarse con recursos limitados y
ofrecer un impacto formativo significativo, lo
cual los convierte en una alternativa ideal para
instituciones ubicadas en contextos rurales o
urbano-marginales, como la Unidad Educativa
Ciudad de Jipijapa”.
Además de ser accesibles, estos espacios
resultan pertinentes en el contexto de la
educación básica porque representan una
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herramienta pedagógica de aplicación directa
que influye positivamente en el desarrollo
integral de los estudiantes. A diferencia del
modelo tradicional, los huertos permiten que los
niños y niñas vivan el aprendizaje en
situaciones reales, fortaleciendo su compromiso
y comprensión del mundo natural mediante
experiencias tangibles. En regiones como
Manabí, donde la agricultura es parte de la
identidad económica y cultural, los huertos
permiten reforzar ese lazo con el entorno local
al tiempo que potencian habilidades científicas
como la observación, el análisis, la formulación
de hipótesis y la reflexión crítica. Así mismo,
contribuyen a fomentar valores como la
responsabilidad, el trabajo colaborativo, el
respeto por la naturaleza y el cuidado del
ambiente. La incorporación de huertos
escolares como estrategia pedagógica resulta
por tanto relevante, ya que facilita la
vinculación del aprendizaje con la experiencia
directa y con el entorno inmediato del
estudiante. En ese marco, Antonio et al. (2024)
afirman que la introducción de los huertos
escolares como estrategia pedagógica es
significativa y se produce dentro de la doble
lógica de someter el conocimiento a situaciones
de la vida real, integrar el aprendizaje con
experiencias y contextos claros garantizando
que el conocimiento científico se ajuste a la
realidad del alumnado.
Con base a esto se define como objetivo
principal determinar la influencia de la
implementación de huertos escolares en el
desarrollo de habilidades científicas en
estudiantes de primaria de la Unidad Educativa
Ciudad de Jipijapa, durante el año 2025. Para
alcanzar esta finalidad, se propone como primer
objetivo específico explorar cómo las
interacciones comunicativas derivadas de la
práctica de implementar huertos escolares
repercuten en la descripción de las habilidades
científicas en los estudiantes. Luego, se plantea
como segundo objetivo evaluar el efecto de
proponer dinámicas socioafectivas resultantes
de los huertos escolares que ayudan al
fortalecimiento del razonamiento científico.
Finalmente, se establece como tercer objetivo
determinar cómo la implementación de huertos
escolares en su componente cognitivo influye
en la interpretación de fenómenos científicos
dentro de la unidad de análisis.
Materiales y Métodos
El estudio que se presenta se enmarca dentro del
ámbito de la investigación básica, dado que
pretende entender teóricamente la influencia
que puede tener la puesta en marcha de huertos
escolares en el desarrollo de habilidades
científicas de los alumnos en educación
primaria. En términos de su alcance, el enfoque
de la investigación fue el descriptivo, ya que su
intención fue caracterizar el fenómeno que se
estudia, pero sin llegar a establecer relaciones
de causalidad, con objeto de detallar cómo cada
una de las dimensiones de la variable
independiente puede influir sobre las
dimensiones de la variable dependiente. La
metodología empleada se ubica dentro de un
enfoque de carácter cuantitativo, en tanto que se
utilizaron, en el desarrollo de esta investigación,
técnicas de recolección y análisis de datos
cuantitativos, con la intención de obtener
resultados objetivos y medibles. Y, en términos
del diseño, la investigación también fue no
experimental, de tipo transeccional, puesto que
no se manipularon de forma intencionada
ninguna de las variables, los datos fueron
recolectados en un único momento temporal, se
constataron los fenómenos en su contexto
natural.
La población estuvo conformada por
estudiantes de 10mo año de Educación Básica.
La muestra fue realizada por muestreo no
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probabilístico por juicio, la muestra estuvo
conformada por 25 estudiantes, la selección fue
realizada por criterios de pertinencia según el
objetivo de la investigación. La recolección de
información fue mediante la técnica de la
encuesta y utilizamos como instrumento un
cuestionario estructurado que estuvo
conformado por 36 ítems distribuidos en
función de las dimensiones de las variables de
estudio. La variable independiente,
implementación de huertos escolares, se evalúa
por las dimensiones comunicativa,
socioafectiva, cognitiva, según la propuesta de
Giraldo y Noruega (2024). La variable
dependiente, desarrollo de habilidades
científicas, se evalúa por las dimensiones
razonamiento cientificidad, descripción,
interpretación (Sepúlveda et al., 2023).
Mediante el software de estadística SPSS
versión 3.0 se llevó a cabo el análisis de los
datos obtenidos, la escala de medición utilizada
fue ordinal, clasificándose los resultados en tres
niveles de ejecución: alto (100% a 70%), medio
(69% a 50%) y bajo (49% a 0%), con el
propósito de determinar el nivel de desarrollo de
las habilidades científicas asociadas a la
experiencia de los huertos escolares.
Resultados y Discusión
A continuación, se presentan los principales
resultados del estudio, en base a los objetivos
planteados:
Tabla 1. Explorar cómo las interacciones comunicativas derivadas de la práctica de implementar
huertos escolares repercuten en la descripción de las habilidades científicas en alumnos de educación
primaria de la Unidad Educativa Ciudad de Jipijapa, Manabí, 2025
Dimensiones
ítem
Alto Siempre
Medio a veces
Bajo Nunca
Comunicativa
1
14
56%
10
40%
4%
2
15
60%
10
40%
0%
3
10
40%
15
60%
0%
4
17
68%
8
32%
0%
5
14
56%
11
44%
0%
6
17
68%
8
32%
0%
Descripción
25
16
64%
9
36%
0%
26
15
60%
10
40%
0%
27
15
62,5%
7
29,2%
8,3%
28
15
60%
10
40%
0%
29
16
64%
9
36%
0%
30
18
72%
7
28%
0%
T.
15,17
0,61%
9,5
0,38%
0,01%
Fuente: elaboración propia
Los resultados del estudio evidencian que el
61% de los estudiantes reporta involucrarse
sistemáticamente en intercambios
comunicativos significativos durante las
actividades del huerto escolar; este dato refleja
que la mayoría del grupo identifica un entorno
colaborativo donde el diálogo, el respeto mutuo
y la cooperación se manifiestan de manera
consistente. Un 38% de los participantes indicó
que dichas interacciones ocurren únicamente en
ocasiones, situación que podría asociarse con
factores como la dinámica específica de cada
grupo, los distintos niveles de participación
individual observados o las variaciones en el rol
facilitador ejercido por el docente durante las
sesiones. Solo un 1% manifestó no
experimentar nunca este tipo de comunicación,
cifra mínima que podría señalar casos
excepcionales relacionados con dificultades de
integración grupal o ausencia de motivación
personal. Esta distribución porcentual permite
inferir que el 99% del alumnado reconoce la
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importancia fundamental de la comunicación
activa dentro del proceso de aprendizaje
científico; tal reconocimiento valida
pedagógicamente a las huertas escolares como
recursos educativos integradores que
promueven efectivamente la construcción
colectiva del conocimiento, estimulan la
capacidad de observación crítica del entorno
natural y fomentan habilidades dialógicas
esenciales para el trabajo colaborativo. Estos los
resultados podemos corroborar con Armienta et
al. (2019) los expresan que los huertos escolares
son espacios de encuentro en donde tanto los
docentes y estudiantes forman vínculos
importantes y sostienen conversaciones
constructivas. En otro punto Antonio et al.
(2024) mencionan a los huertos escolares como
una práctica pedagógica significativa ya que
conecta el conocimiento científico con las
vivencias reales de los estudiantes. Para
finalizar Torres et al. (2025) señalan que la
descripción es fundamental para el desarrollo de
competencias científicas, ya que potencian la
observación, el análisis crítico y promueve el
razonamiento científico en los estudiantes.
Tabla 2. Evaluar el efecto de proponer dinámicas socioafectivas resultantes de los huertos escolares
que ayudan al fortalecimiento del razonamiento científico
Dimensiones
ítem
Alto Siempre
Medio a veces
Bajo Nunca
Socioafectiva
7
15
60%
10
40%
0
0%
8
18
72%
7
28%
0
0%
9
15
60%
10
40%
0
0%
10
21
84%
4
16%
0
0%
11
17
68%
7
28%
1
4%
12
10
40%
14
56%
1
4%
Razonamiento científico
19
18
72%
7
28%
0
0%
20
17
68%
8
32%
0
0%
21
14
56%
10
40%
1
4%
22
14
56%
11
44%
0
0%
23
16
64%
9
36%
0
0%
24
14
56%
11
44%
0
0%
T.
15,75
63%
9
36%
0,25
1%
Fuente: elaboración propia
Los resultados indican que el 63% del alumnado
percibe que las dinámicas socioafectivas en el
huerto escolar fortalecen consistentemente el
razonamiento científico; esta valoración
subraya la incidencia de los factores
emocionales y relacionales en el aprendizaje,
donde los estudiantes experimentan
reconocimiento, participación activa e
integración en una comunidad educativa. Un
36% de los participantes reportó que dichos
beneficios ocurren en situaciones específicas,
variabilidad que podría vincularse a diferencias
metodológicas en las actividades o a
variaciones en las experiencias afectivas
individuales durante el desarrollo de las tareas.
Solo el 1% restante manifestó no observar
contribución alguna en esta dimensión. La
distribución confirma que el 99% de los
estudiantes evidencia niveles medios o altos en
el ámbito socioafectivo; dicho patrón reafirma
el papel pedagógico de las huertas como
entornos que fusionan el desarrollo emocional
con la práctica científica, potenciando
simultáneamente la colaboración entre pares y
la aplicación de habilidades cognitivas en
escenarios cotidianos. En relación con los
resultados Sánchez et al. (2021) indica que los
huertos escolares no solo imparten
conocimientos sobre las plantas, sino que
también fomentan la unidad de la comunidad
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educativa y promueve el crecimiento emocional
y social de los estudiantes. En otro punto
Benites (2020), menciona que los huertos
escolares además de ser un recurso didáctico,
potencian el trabajo en equipo entre estudiantes
promoviendo una coexistencia armónica tanto
dentro como fuera del aula. Para finalizar
Rodríguez et al. (2022), resaltan razonamiento
científico es la capacidad y la motivación para
solucionar problemas concretos en los
estudiantes utilizando de forma consciente y
organizada las habilidades y saberes científicos
aprendidos en el aula.
Tabla 3. Determinar cómo la implementación de huertos escolares en su componente cognitivo influye
en la interpretación de fenómenos científicos en la unidad de análisis
Dimensiones
ítem
Alto Siempre
Medio Aveces
Bajo Nunca
Cognitiva
13
14
56%
11
44%
0
0%
14
14
56%
11
44%
0
0%
15
17
68%
8
32%
0
0%
16
15
60%
10
40%
0
0%
17
13
52%
10
40%
2
8%
18
18
72%
7
28%
0
0%
Interpretación
31
13
52%
11
44%
1
4%
32
13
52%
11
44%
1
4%
33
12
48%
11
44%
2
8%
34
18
72%
6
24%
1
4%
35
15
60%
10
40%
0
0%
36
12
48%
13
52%
0
0%
T.
14,50
58%
9,92
39,67%
0,58
2,33%
Fuente: elaboración propia
Los resultados evidencian que el 58% del
estudiantado percibe una mejora constante en la
comprensión de fenómenos científicos
mediante su participación en el huerto escolar;
este porcentaje, si bien mayoritario, resulta
ligeramente inferior al registrado en otras
dimensiones analizadas, lo que sugiere una
menor incidencia directa del componente
cognitivo dentro de esta experiencia
pedagógica. Un 40% de los participantes indicó
que dicha mejora ocurre ocasionalmente,
tendencia que podría asociarse a la influencia
determinante de cómo se estructuran y guían los
procesos de reflexión y análisis durante las
actividades prácticas desarrolladas en el
espacio. Solo un 2.33% del grupo manifestó no
experimentar avances cognitivos en ningún
contexto. Este conjunto de datos refleja que el
97.67% de los estudiantes presenta niveles
cognitivos medios o altos; dicha distribución
confirma que el huerto escolar funciona como
un recurso eficaz para potenciar la
interpretación de fenómenos científicos desde
vivencias contextualizadas, aunque
simultáneamente revela la necesidad de
implementar estrategias pedagógicas
complementarias que fortalezcan
sistemáticamente las habilidades de explicación
conceptual, toma de decisiones basadas en
evidencia y transferencia del conocimiento
teórico-práctico.
En relación con los resultados se indica que el
58% de los alumnos creen que la comprensión
de los conceptos científicos mejora
constantemente al participar en el huerto
escolar, mientras que el 40% nota el progreso
eventual y solo el 2.33% no hubo mejoras. Estos
resultados están alineados con lo que
Pandashina et al. (2024), quienes afirman que la
creación de huertos escolares mejora el
desarrollo del conocimiento con la capacidad de
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observar, análisis críticos en los estudiantes, lo
que les permite conectar la teoría con la
práctica. Del mismo modo, Giraldo y Noguera
(2024) señalan que los huertos escolares ayudan
a los estudiantes a comprender los eventos de la
naturaleza en entornos reales, mejorando la
importancia y el aprendizaje valioso. Sepúlveda
et al. (2023) menciona que participar en
actividades científicas, como los huertos
escolares, ayuda a los estudiantes a desarrollar
habilidades de interpretación y razonamiento
que son importantes para mejorar sus
habilidades de investigación. La información en
la mesa y las lecturas muestran que establecer
huertos escolares es un buen método de
enseñanza para mejorar el pensamiento y la
comprensión en las lecciones de ciencias para
los estudiantes.
Conclusiones
Los resultados muestran que muchos alumnos
logran esa capacidad avanzada en las
habilidades científicas mediante el uso de la
implantación en los huertos escolares. En el
área relacionada con la dimensión
comunicativa, el 61% de los alumnos estaban en
un nivel avanzado, mientras que, en el área de
la dimensión socioafectiva, que está cifrada con
el 63%, y en la dimensión cognitiva fue del
58%. Por su parte, los puntajes típicos cayeron
dentro del 38% al 40% en las distintas
dimensiones, lo que demuestra que un número
significativo de alumnos ha logrado un progreso
notable, pero todavía hay áreas que necesitan
mejoras. Finalmente, los niveles bajos fueron
mínimos, lo que representa solo entre el 1% y el
2.33% de los casos, lo que destaca la efectividad
de la estrategia, pero también la necesidad de
continuar implementando acciones pedagógicas
diferenciadas. Juntos, estos descubrimientos
verifican que los huertos escolares sirven como
un método educativo beneficioso para mejorar
la educación científica, el trabajo en equipo y el
crecimiento emocional, pero es crucial
mantener los esfuerzos de apoyo que ayudan a
fortalecerlos y ampliar estos. En definitiva, lo
que hemos podido constatar es que cuando se
implementan huertos educativos en las
escuelas, estos realmente marcan una diferencia
importante en cómo los niños de primaria
desarrollan sus habilidades científicas,
especialmente en la Unidad Educativa Ciudad
de Jipijapa. Lo que encontramos es bastante
interesante: trabajar directamente en estos
espacios de cultivo va mucho más allá de que
los estudiantes simplemente entiendan los
fenómenos naturales. En realidad, lo que sucede
es que estos estudiantes empiezan a colaborar
mejor entre ellos, se sienten más conectados con
su institución y participan de manera más activa
en todo lo que pasa en su entorno educativo. Es
realmente notable ver cómo la parte cognitiva
de estos estudiantes se beneficia enormemente.
Cuando tienen la oportunidad de observar con
cuidado, analizar lo que ven y realmente
entender su entorno natural, están aplicando los
principios básicos del método científico en
situaciones que pueden tocar y vivir. Pero hay
más: sus habilidades para comunicarse y todo
su desarrollo socioemocional también mejoran
considerablemente a través del trabajo en grupo
y esa comunicación constante que se da entre
ellos. Todo esto va cultivando valores
fundamentales como ser responsables,
respetarse mutuamente y trabajar juntos.
Finalmente, establecer huertos escolares resulta
ser una estrategia educativa realmente completa
que hace que el aprendizaje sea más auténtico,
despierta esa curiosidad por investigar y
desarrolla las competencias que estos
estudiantes necesitan para crecer de manera
integral.
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