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certeza se conoce que cada docente utiliza la
comunicación oral y escrita para expresar
elementos necesarios en esta forma de
organización docente, la obra de arte constituye
el medio más efectivo en esta primera parte; esta
habla por sí sola, cada ejemplo a utilizar en
correspondencia con las manifestaciones
artísticas brinda la posibilidad de ser aceptada a
un nivel deseado por parte de los sujetos.
Otro momento de transición respecto a la
utilización de la obra de arte es el desarrollo de
la actividad, es decir, en el tratamiento de los
contenidos y en el logro de los propósitos. La
presentación de una obra artística resulta un
elemento imprescindible para el desarrollo de la
apreciación artística; la familiarización del
preceptor con cada una de las obras que ilustran
el contenido formal y conceptual garantiza el
logro de los objetivos; en este sentido, cada
preceptor puede comprender elementos tales
como medios expresivos, materiales, estilo y
otras características.
Otro aspecto a tener en cuenta para la
asimilación de los contenidos a través del
empleo de obras es la reafirmación, es decir,
volver nuevamente a la obra; ello propicia no
solo descubrir nuevos elementos, sino que, al
regresar por segunda o tercera vez a una
determinada obra, el estado emocional y la
emisión de criterios al respecto se hace cada vez
más creciente, como resultado de un tránsito de
la adquisición de contenidos diversos.
Con la presencia responsable del instructor de
arte en la institución educativa se enriquece el
sistema de trabajo con los niños, adolescentes y
jóvenes. El camino que abren hacia la
formación de la sensibilidad, la apreciación y la
creación de las artes entre los más jóvenes,
coincide con el propósito de crear una cultura
general integral masiva en el pueblo cubano.
Al referirse a los contenidos de sus disciplinas
formativas, se afirma que integran una cultura
no solo artística, sino también histórica,
ambiental y en los más diversos campos del
conocimiento, con profundo sentido humanista.
La creación constituye una especial garantía en
la formación continua, la disciplina, la
organización y la responsabilidad de los jóvenes
instructores de arte, que se concreta en la
impartición y desarrollo de los talleres en las
instituciones educativas. Teniendo en cuenta las
peculiaridades del trabajo de los instructores de
arte, estos evidencian su responsabilidad
también en la institución educativa en la que
cursan la Licenciatura en Educación de su
especialidad, en las condiciones de
universalización de la Educación Superior.
Como se aprecia, el rol protagónico del
Instructor de Arte en la institución educativa
demanda de este joven profesional la
responsabilidad cotidiana en el cumplimiento
de sus deberes. Si se tiene en cuenta que los
estudios de la carrera permiten la
profundización en la formación humanista y
pedagógica, además de perfeccionar las
habilidades artísticas en la especialidad de la
que se gradúan en la Escuela de Instructores de
Arte, entonces se entiende, de manera
sistemática, la sede, como institución educativa,
significa en la práctica académica e
investigativa la responsabilidad, por la
naturaleza de las tareas que allí realizan.
La identificación de los contenidos de su
responsabilidad y de sus deberes profesionales
asociados a las acciones concretas, facilitan la
solución del dilema de si son artistas o no, en
tanto que, como se plantea en sus documentos
normativos, ellos son artistas de la hermosa
profesión de enseñar arte al pueblo, que
descubren en el trabajo con los estudiantes un
campo enriquecedor de la pedagogía, sin
contradicción esencial entre una función y otra