
Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 9.2
Edición Especial III 2025
Página 178
La turbidez del agua es una propiedad física que
se refiere a la presencia de partículas en
suspensión, tales como arcillas, limos, materia
orgánica, microorganismos y otros sólidos que
afectan su transparencia. Se mide en Unidades
Nefelométricas de Turbidez (NTU) mediante un
turbidímetro, y constituye un parámetro
fundamental en la evaluación de la calidad del
agua, tanto para consumo humano como para
procesos industriales. Una alta turbidez no solo
afecta la estética del agua, sino que también
dificulta la desinfección y puede ser un
indicador indirecto de contaminación
microbiológica. En este estudio, la variable
dependiente corresponde a la reducción de la
turbidez inicial del agua del río Uchusuma tras
aplicar el tratamiento con almidón de yuca
como coagulante natural. La eficiencia del
proceso se determinará mediante la
comparación entre la turbidez antes y después
del tratamiento, expresada en porcentaje de
remoción. Este parámetro permitirá comprobar
si el almidón de yuca es capaz de disminuir de
manera significativa las partículas suspendidas,
contribuyendo así a mejorar la calidad del agua
y ofreciendo una alternativa viable frente al uso
de productos químicos tradicionales.
La contaminación del agua superficial es un
problema ambiental de gran relevancia a nivel
mundial. Uno de los principales contaminantes
que afecta la calidad del agua es la turbidez, la
cual se produce por la presencia de partículas
suspendidas como arcillas, limos, materia
orgánica y microorganismos (Rivero, 2017
;
Martínez y Martínez, 2024).. Esta turbidez
dificulta los procesos de potabilización y puede
tener efectos negativos sobre los ecosistemas
acuáticos (Gae et al., 2005; Donado, 2023). La
escasez de agua potable y la contaminación en
países en vía de desarrollo de nota un problema
que se agrava diariamente, por lo que se
investigan constantemente alternativas que
brinden la posibilidad de mejorar la calidad del
agua para el consumo humano; de fácil acceso
y beneficiosa para las poblaciones que más lo
necesiten (Reyes y Guevara,2018). El
tratamiento de agua se define como un proceso
con operaciones físicas, químicas y biológicas,
cuyo objetivo es la eliminación y/o reducción de
la contaminación o de las características no
deseables. Del total de agua que hay en el
planeta, tan solo un 2,5 % es agua dulce, y de
esa cantidad tan solo el 0,4% es agua apta para
el consumo humano (Acciona, 2020; Alcocer,
2018; García y García, 2020).
Uno de los procesos sumamente importantes del
tratamiento del agua, es el de la coagulación-
floculación el cual se aplica debido a que el
agua contiene diferentes tipos de sólidos.
Pueden ser de origen mineral (arcilla, limo o
arena); o de origen orgánico (producto de
plantas, animales o contaminación
antropogénica) (Acosta et al., 2018; Cuayla y
Rodas, 2018). Estos sólidos suspendidos son los
causantes del color y la turbidez del agua y
causan problemas durante la potabilización de
esta misma (Guzmán et al.,2013; Choy et al.,
2016). Para llevar a cabo este proceso de
coagulación, se usan compuestos sintéticos
convencionales como sales de aluminio o
hierro; debido a su accesibilidad económica y la
eficiencia comprobada a diferentes rangos. No
obstante, se han comprobado efectos
secundarios como variaciones en el pH,
contaminación secundaria y acumulación de
metales (Jaramillo, 2020). Algunos compuestos
comprobados para la coagulación-floculación
natural como el almidón, taninos, pectinas, etc.
Estos se encuentran en productos 1 abundantes
como papas, maíz, yuca, arroz (Choy et al.,
2016). Además de la accesibilidad y facilidad
de obtención, se justifica la aplicación de los
coagulantes naturales que generan lodos más
amigables con el ambiente, libres de toxicidad