Página 135
estudiante ve la preocupación o interés por parte
de sus progenitores. Con el propósito de
fundamentar conceptualmente la variable
independiente y sus dimensiones, se considera
como referente teórico el modelo propuesto por
Valdés et al. (2008). El cual proporciona un
enfoque pertinente para su análisis en el
presente estudio. La participación de los padres
en la educación de sus hijos ha sido reconocida
como un factor determinante en el desempeño
académico, social y emocional del alumnado.
Diversos estudios han mostrado que dicha
participación impacta de manera positiva en los
logros escolares de los estudiantes,
especialmente cuando se manifiesta en la
supervisión de tareas, el conocimiento del
entorno escolar y la comunicación tanto con los
hijos como con el personal docente Valdés et al.
(2008). En el contexto mexicano, sin embargo,
la implicación de los padres tiende a ser
limitada, los autores identificaron tres
dimensiones principales de participación
parental: 1) Comunicación con la escuela, 2)
Comunicación con el hijo, y 3) Conocimiento de
la escuela. Muestran una baja participación
general, particularmente en las dimensiones
relacionadas con el vínculo escuela- familia. A
continuación, se definen las dimensiones
encontradas.
Por su parte, la comunicación educativa se
denomina a todo proceso que conlleve la
interacción mutua entre los actores del proceso
educativo, en este caso, el estudiante, el padre
de familia y el docente, como también la
institución y comunidad. Esta comunicación
debe de ser intencionada, reflexiva y orientada;
esto favorece la creación de vínculos
significativos entre sus participantes, lo cual
incide en la creación de un ambiente psicológico
que favorece el diálogo y la comprensión, a su
vez se fortalece el entorno afectivo lo cual
favorece el aprendizaje y rendimiento
académico del alumno (Ojalvo, 2017). En
relación a la comunicación con el hijo, es
fundamental que los padres tengamos una
comunicación estable con los hijos para tratar de
mejorar su rendimiento académico, es
primordial cuando existe la comunicación en
familia, si existe comunicación se puede decir
que existe confianza, connivencia y un ambiente
de unión y afecto en nuestro hogar, pero sobre
todo y lo más importante, es que hay un respeto
mutuo y valores establecidos que acostumbran
el origen de unas buenas relaciones familiares.
(Zambrano et al., 2019, p. 6)
En cuanto al conocimiento de la escuela, en lo
referente a Sonora (2008); expresa que “Cuando
los padres de familia no conocen el
funcionamiento interno de la institución
educativa, sus oportunidades de participación
efectiva se ven reducidas y su involucramiento
escolar es limitado”. También el mismo estudio
nos indica que “la participación de los padres no
depende solamente de su voluntad, sino también
de la claridad con la que la escuela comunica sus
objetivos, estructura y funciones”. En este
sentido, se incorpora una teoría relevante que
permite sustentar conceptualmente la
información expuesta. La teoría del capital
social, propuesta por James Coleman (1988),
sostiene que las relaciones sociales representan
un recurso que facilita el desarrollo de los
individuos, especialmente en el ámbito
educativo. En esta teoría, la familia y la escuela
son vistas como espacios interconectados donde
las redes de comunicación, la confianza mutua y
la cooperación entre actores (padres, docentes y
alumnos) constituyen formas de capital social
que inciden directamente en los resultados
escolares de los estudiantes. Según Coleman, “el
capital social inherente a las relaciones
familiares y escolares puede ser tan importante
como el capital humano de los padres” (1988, p.
S110). Por el contrario, en relación a la