Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 6.1
Edición Especial II 2025
Página 788
NEUROPLASTICIDAD COMO BASE DEL APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO
NEUROPLASTICITY AS THE BASIS OF MEANINGFUL LEARNING
Autores: ¹Daniel Fernando Macías Aguilar, ²María Auxiliadora Palma Perero, ³Elvia Vanessa
Cando Otacoma,
4
Ruth Isabel Bustamante Morán y
5
Nilo Leonidas Anchundia Santillán.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0009-0002-7156-0104
²ORCID ID: https://orcid.org/0009-0007-7499-9338
3
ORCID ID: https://orcid.org/0009-0008-1937-9029
4
ORCID ID: https://orcid.org/0009-0002-3319-3104
5
ORCID ID: https://orcid.org/0009-0002-4404-7583
¹E-mail de contacto: dmaciasa95@icloud.com
²E-mail de contacto: mariapalma_ec@yahoo.com
³E-mail de contacto: elvia.cando@educacion.gob.ec
4
E-mail de contacto: ruthisabelbustamante@yahoo.es
5
E-mail de contacto: niloanchundia70@gmail.com
Afiliación:
1*2*3*4*5*
Investigador Independiente, (Ecuador).
Artículo recibido: 2 de Agosto del 2025
Artículo revisado: 4 de Agosto del 2025
Artículo aprobado: 7 de Agosto del 2025
¹Ingeniero Eléctrico graduado en la Universidad Politécnica Salesiana, (Ecuador) 6 años de Director Académico Área Básico Académica
Naval Fragata Guayas. 3 años de docente en la Unidad Educativa Fragata Guayas. Docente de Matemáticas avanzada. Docente de Física
avanzada. Docente de Robótica avanzada. Magíster en Telecomunicaciones graduado en Escuela Superior Politécnica del Litoral
(Ecuador). Maestrante en Neuroeducación en la Universidad ECOTEC, (Ecuador).
²Licenciada en Pedagogía graduada en la Universidad UMOV, (México) con 33 años de experiencia en el ámbito educativo, 13 años de
Maestra de Inicial 2 y grado 1 y 20 años dirigiendo la Institución Educativa Abraham Lincoln en la provincia de Santa Elena, (Ecuador).
Maestrante en Neuroeducación en la Universidad ECOTEC, (Ecuador).
³Licenciada en Ciencias de la Educación; mención Educación Básica graduada en la Universidad Estatal de Bolívar, (Ecuador) con 4 años
ejerciendo el rol de docente.
4
Licenciada en Ciencias de la Educación mención Informática Educativa graduada en la Universidad Técnica de Babahoyo, (Ecuador)
con 26 años de experiencia en el rol docente. Maestrante en Gestión Educativa en la Universidad Metropolitana, (Ecuador).
5
Licenciado en Ciencias de la Educación mención Bellas Artes graduado en la Universidad Estatal de Bolívar, (Ecuador). Maestro en
Docencia Universitaria en la Universidad César Vallejo, (Perú).
Resumen
La neuroplasticidad es la capacidad asombrosa
que tiene el cerebro para cambiar y adaptarse a
diferentes contextos, esta capacidad es la base
del aprendizaje significativo. Este estudio
explora cómo el cerebro, desde la infancia,
responde a estímulos varios en el aprendizaje,
y como esta acción permite la creación de
nuevas conexiones que fortalecen habilidades
cognitivas y emocionales. Se matiza la
relevancia de entornos educativos que respeten
la diversidad de estilos de aprendizaje y
siembren experiencias activas y
multisensoriales. Bajo un enfoque cualitativo
descriptivo, esta investigación recopiló y
analizó la visión de diferentes estudios que
relacionan la plasticidad cerebral con prácticas
pedagógicas enfocadas en el aprendizaje
significativo, como la neurodidáctica y la
estimulación multisensorial. Los resultados
describen que, la plasticidad cerebral es la
capacidad que permite crear aprendizajes
significativos y que, durante el periodo de los
niveles de educación básica, es necesario
implementar metodologías lúdicas y reflexivas
para el desarrollo completo de los estudiantes,
aprovechando la flexibilidad cerebral para
fortalecer aprendizajes duraderos.
Palabras clave: Neuroplasticidad,
Aprendizaje significativo, Educación básica,
Neurodidáctica, Estimulación
multisensorial.
Abstract
Neuroplasticity is the brain's amazing ability to
change and adapt to different contexts. This
capacity is the foundation of meaningful
learning. This study explores how the brain,
from childhood, responds to various learning
stimuli and how this action allows for the
creation of new connections that strengthen
cognitive and emotional skills. The relevance
of educational environments that respect the
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diversity of learning styles and provide active
and multisensory experiences is emphasized.
Using a descriptive qualitative approach, this
research compiled and analyzed insights from
different studies that link brain plasticity with
pedagogical practices focused on meaningful
learning, such as neurodidactics and
multisensory stimulation. The results show that
brain plasticity is the capacity that allows for
meaningful learning and that, during basic
education, it is necessary to implement playful
and reflective methodologies for the full
development of students, leveraging brain
flexibility to strengthen lasting learning.
Keywords: Neuroplasticity, Meaningful
learning, Elementary education,
Neurodidactics, Multisensory stimulation.
Sumário
A neuroplasticidade é a incrível capacidade do
cérebro se transformar e adaptar a diferentes
contextos. Esta capacidade é a base da
aprendizagem significativa. Este estudo
explora a forma como o cérebro, desde a
infância, responde a diversos estímulos de
aprendizagem e como esta ação permite a
criação de novas conexões que fortalecem as
capacidades cognitivas e emocionais. Salienta-
se a relevância de ambientes educativos que
respeitem a diversidade de estilos de
aprendizagem e proporcionem experiências
ativas e multissensoriais. Utilizando uma
abordagem qualitativa descritiva, esta
investigação compilou e analisou insights de
diferentes estudos que relacionam a
plasticidade cerebral com práticas pedagógicas
orientadas para a aprendizagem significativa,
como a neurodidática e a estimulação
multissensorial. Os resultados demonstram que
a plasticidade cerebral é a capacidade que
permite a aprendizagem significativa e que,
durante o ensino sico, é necessário
implementar metodologias lúdicas e reflexivas
para o desenvolvimento integral dos alunos,
potenciando a flexibilidade cerebral para
fortalecer a aprendizagem duradoura.
Palavras-chave: Neuroplasticidade,
Aprendizagem significativa, Ensino básico,
Neurodidática, Estimulação multissensorial.
Introducción
La plasticidad cerebral es la sorprendente
capacidad que tiene el cerebro para adaptarse y
transformarse según las experiencias vividas,
aprender cosas nuevas y es la encargada de crear
conexiones neuronales que se reorganizan
constantemente cuando interactuamos con el
entorno. Según López et al. (2024), este proceso
va más allá de ayudar a asimilar aprendizajes,
permite al cerebro recuperarse ante trastornos o
lesiones, y enfrentar condiciones como el
Parkinson, el deterioro cognitivo o el TDAH
con mayor esperanza. Este proceso desarrollado
en el sistema nervioso, de acuerdo con Rivera et
al. (2025), permite que el cerebro se reorganice
cuando experimenta nuevas experiencias.
Gracias a esto, es posible crear recuerdos,
aprender algo completamente diferente, o
incluso empezar a sanar después de una lesión.
Por lo tanto, cada experiencia significativa es el
inicio de nuevas redes neuronales para el
desarrollo y la adaptación. Asimismo, Ordóñez
et al. (2023) subrayan que la neuroplasticidad
cerebral no es proceso limitante de acuerdo a la
edad, sino que esto ocurre a lo largo de toda la
vida. No se detiene en la infancia ni en la
juventud ni en la vejez. Debido a las
circunstancias cambiantes de cada sujeto el
cerebro responde creando nuevas rutas, nuevas
formas de procesar la información. Por ejemplo,
leer un libro, resolver problemas, o incluso
movernos con intención durante una actividad
física, son oportunidades para que el cerebro se
renueve y crezca.
Así también lo explica Muñiz (2021) quien
señala que, aunque el cerebro infantil tiene una
gran capacidad para cambiar, los adultos no
pierden esa habilidad. Cuando sucede una
lesión, por ejemplo, el cerebro encuentra
caminos alternativos para recuperar funciones.
Este proceso también está relacionado con la
memoria, que se fortalece gracias a la
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formación de nuevas sinapsis y a los cambios
que acontecen dentro de la estructura cerebral.
La infancia es una etapa más activa en términos
de plasticidad, donde el cerebro se empapa
información con mayor rapidez y eficiencia.
Las experiencias sensoriales, los aprendizajes
diarios y lo que sucede en el entorno se
transforman en conexiones neuronales que
crean la base de futuros aprendizajes y del
desarrollo integral (Guadamuz et al. 2022). La
plasticidad cerebral más de ser un concepto
científico, es una expresión viva de la capacidad
que tenemos para adaptarnos, mejorar, resistir y
aprender. Cada reto, cada nueva experiencia,
representa una oportunidad para fortalecer
nuestro sistema nervioso y, con ello, nuestras
posibilidades de vivir y aprender de forma más
plena.
Estimular a un niño va más allá de ser una
técnica o un conjunto de ejercicios
programados, es un proceso natural que nace
del vínculo habitual que establecemos con él.
Cada interacción, palabra, mirada cargada de
afecto es una oportunidad para despertar su
curiosidad y fomentar su aspiración de explorar
el mundo. Cuando esta estimulación se realiza
de forma consciente y respetando las etapas del
desarrollo, se refuerza el conocimiento, la
seguridad emocional y la autoestima del niño
(García et al., 2024). Entre las formas más
activas de estimular a un niño está el juego, por
medio de él, los pequeños se divierten, y
mientras se divierten también aprenden. Jugar
es una vía natural de comprensión del entorno y
de mismos, porque les permite descubrir,
ensayar, imaginar y relacionarse. Esta acción
les permite interactuar con personas u objetos,
el niño activa regiones del cerebro vinculadas
con la atención, la memoria, el lenguaje, la
planificación o el razonamiento. A partir de
esto, cada juego se convierte en una experiencia
nueva, competente de fortalecer habilidades
cognitivas y emocionales mediante la
repetición, la experimentación y la creatividad.
Estas acciones lúdicas no son ajenas a los
procesos neurológicos más profundos. De
hecho, el juego está estrechamente relacionado
con la plasticidad cerebral, ya que al practicar
nuevas formas de resolver un problema o al
imaginar mundos distintos, el cerebro crea y
refuerza conexiones sinápticas. Cada reto
durante el juego pone en movimiento una
colección de operaciones mentales que, con el
tiempo, se consolidan y se vuelven más fuertes.
En este proceso, el rol del docente necesita
creatividad, disposición y uso sensato de
estrategias pedagógicas neuroeducativas. El
maestro es capaz de generar experiencias
significativas, despierta la creatividad de sus
estudiantes y contribuye a una formación
académica y humana de sus alumnos. En
tiempos en los que la educación afronta
invariables retos, los educadores son los
llamados a inducir cambios reales (García et al.,
2024).
Durante los primeros os de vida, el cerebro
humano experimenta etapas intensas de
transformación. Es en este tiempo cuando la
plasticidad cerebral muestra su mayor actividad
neuronal. De acuerdo con Huanca (2021), el
aprendizaje es un proceso mental que
transforma al individuo. Para que este cambio
ocurra, es necesario la interacción con el
entorno, percibirlo, interpretarlo y
transformarlo en conocimiento propio. Cuando
un niño logra construir sentido a partir de lo que
vive, estamos frente a un aprendizaje
significativo. No es aprendizaje un aprendizaje
memorizado, temporal y mecánico, es un
aprendizaje que integra lo aprendido a su
manera de pensar y actuar, y luego lo utiliza
para enfrentar nuevos retos. Esta perspectiva del
aprendizaje se entrelaza con los
descubrimientos sobre la plasticidad cerebral.
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López et al. (2024) señalan que el cerebro tiene
la capacidad de reorganizarse, compensar
deficiencias funcionales y generar nuevas
conexiones neuronales incluso después de una
lesión o ante dificultades del desarrollo. Por lo
tanto, la experiencia y el entorno inciden en el
modelado de la conducta y en la estructura del
cerebro. Bajo este enfoque, aprender no es solo
adquirir información, es modificar nuestra
biología en respuesta a lo vivido. En este
contexto, la neuroplasticidad, explica cómo
aprendemos, cómo nos recuperamos, cómo
enfrentamos desafíos y cómo seguimos
creciendo a pesar de las dificultades, y en la
enseñanza, comprender este proceso es
necesario para guiar y orientar de manera
cercana y efectiva a cada niño en su camino de
desarrollo.
Sagñay et al. (2024), en su investigación sobre
el impacto de la plasticidad cerebral en el
desarrollo de habilidades musicales y
matemáticas, destacan que la música tiene la
capacidad de activar diversas regiones del
cerebro que también participan en el
procesamiento de habilidades lógico-
matemáticas. A través de melodías, ritmos y
movimientos, los niños estimulan la memoria,
el lenguaje, la atención y la coordinación
motora. Esta interrelación favorece el
aprendizaje y demuestra cómo la estimulación
correcta a una edad temprana puede fortalecer
conexiones neuronales para el desarrollo
integral. Entonces, lo que hace posible este
fenómeno es ese mecanismo natural mediante el
cual el cerebro se reorganiza, se adapta y
responde a los desafíos del entorno. Permite que
el cerebro se transforme y cree nuevas
habilidades. Comprender este proceso ha sido
viable gracias a al desarrollo de la neurociencia.
Quintero y Domínguez (2025) indican que este
campo del conocimiento permite descifrar
cómo el cerebro aprende, siente y cambia a lo
largo de la vida. Desde los años 60, con las
propuestas del neurocientífico Paul MacLean
sobre el “cerebro triuno”, se ha buscado
entender cómo diferentes estructuras cerebrales
intervienen en nuestra evolución como especie.
Hoy se reconoce que el aprendizaje es el
resultado de la interacción entre las emociones,
el pensamiento racional y los instintos básicos,
todos ellos alojados en distintas capas del
cerebro.
La neurociencia ha revelado que no hay un solo
momento ideal para aprender. Si bien la
infancia es una etapa privilegiada por la
intensidad de las conexiones neuronales, el
cerebro mantiene su capacidad de cambio
incluso en la adultez. Cada experiencia
significativa, ya sea una conversación, una
pérdida, un descubrimiento o una nueva
habilidad, es una oportunidad para reorganizar
nuestro interior. De esa manera, la plasticidad
cerebral se convierte en la base del aprendizaje,
la adaptación y la resiliencia humana. Quintero
y Domínguez (2025) emiten un mensaje
dirigido a todos aquellos que participan en la
formación del ser humano: docentes, padres e
instructores. Comprender cómo funciona el
cerebro y cómo aprende es una herramienta
básica para enseñar con sentido, empatía y
eficacia. En definitiva, reconocer que es la
plasticidad cerebral en la educación permite
echar un vistazo al niño no como un recipiente
que debe llenarse de información, sino como
una mente en constante construcción, capaz de
transformar cada experiencia en una
oportunidad de crecimiento. Esta visión
humana y científica al mismo tiempo, abre
caminos para que el aprendizaje sea realmente
significativo y duradero. Por lo tanto, aprender
es un proceso que transforma al ser humano.
Sin dudas, cada vez que alguien aprende algo
nuevo, modifica habilidades, conductas y
destrezas que le permiten desplegarse mejor en
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su entorno. Este proceso sucede gracias a
múltiples factores como la experiencia, el
estudio, la observación y la socialización. A
medida que vivimos, el cerebro selecciona,
reorganiza y adapta esa información adquirida,
preparándonos para enfrentar nuevas
situaciones con mayor seguridad y creatividad.
Por consiguiente, algo elemental en el
aprendizaje es la conexión que se establece
entre lo nuevo y lo ya conocido. Cuando el niño
logra identificar relaciones entre conceptos
anteriores y los nuevos contenidos, se le facilita
reorganizar sus ideas y construir significados
reales. Por ello, el aprendizaje no ocurre en el
vacío, se crea en la base de estructuras mentales
previas, lo cual favorece la comprensión. En
este sentido, las escuelas han adoptado diversos
enfoques metodológicos para responder a las
distintas formas en que se aprende: desde el
aprendizaje significativo, por descubrimiento,
observacional, hasta el ensayo y error o el
diálogo reflexivo. Más allá de los métodos, es
transcendental reconocer que el aprendizaje se
produce en todo momento y en diversos
contextos, ya sea en la educación formal,
informal o no formal. La vida misma se
convierte en una fuente constante de enseñanza.
Cada situación un conflicto, una emoción
intensa, una decisión difícil representa una
oportunidad para adquirir recursos personales.
Por eso, educar implica preparar al individuo
para adaptarse a un mundo inconstante,
ofreciéndole herramientas cognitivas y
emocionales que le permitan aprender durante
toda la vida.
En el marco de comprensión integral del
aprendizaje, Saltos et al. (2025) menciona que
el diseño de los ambientes pedagógicos debe
estar alineado con la forma en que funciona el
cerebro infantil. Lejos de métodos estrictos o
descontextualizados, la neurodidáctica plantea
estrategias que respeten el ritmo, las emociones
y las necesidades del niño, partiendo de tres
pilares fundamentales: la estimulación
multisensorial, la regulación emocional y el
movimiento. Esto es importante en la enseñanza
de las matemáticas, donde cuantiosos niños
suelen enfrentar dificultades emocionales o
cognitivas. En este contexto, las propuestas
metodológicas basadas en neurociencia
proponen que las experiencias deben ser
concretas, agradables y emocionalmente
significativas. Solo de esa forma, el
conocimiento puede ser realmente comprendido
y recordado. Por lo tanto, desarrollar estrategias
pedagógicas sustentadas en principios
neuroeducativos es una necesidad real.
Especialmente en los primeros grados, donde el
cerebro está en una etapa de mayor plasticidad,
cada estímulo cuenta. Incluir el juego, la
afectividad y el movimiento mejora el
aprendizaje y fortalece las bases para el
desarrollo integral del niño. Cuando se aprende
con emoción, con el cuerpo y con sentido, el
conocimiento se convierte en parte de la vida.
El cerebro humano es un órgano complejo y
dinámico, capaz de adaptarse y cambiar en
respuesta a diversos estímulos. Su función
principal es recibir, integrar y responder a estos
estímulos, tanto internos como externos, los
cuales son percibidos a través de los sentidos
(Ordóñez et al., 2023). De acuerdo con Medina
(2023), el cerebro es popular también como
neomamífero o racional, está conformado por el
neocórtex, una estructura exclusiva del ser
humano y de ciertos primates superiores. Este
no presenta una forma homogénea, porque está
organizado en dos hemisferios diferenciados: el
derecho y el izquierdo. El cerebro es un órgano
del cuerpo que constituye el generador de la
mente humana. De su actividad nacen todos los
procesos mentales y cognitivos: la memoria, el
pensamiento, la imaginación, las emociones, las
decisiones, entre otros. Según Lozano et al.
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(2023) tener claro el funcionamiento del
cerebro permite entender científicamente al ser
humano en su esencia. Este órgano también
controla las funciones vitales del organismo. No
obstante, las enfermedades neurodegenerativas
provocan la pérdida progresiva de neuronas y
afectan funciones como la memoria, el
aprendizaje, el comportamiento y las
capacidades sensoriales y motoras (Aguilera et
al., 2025). En el cerebro habita todo lo que
amamos; se almacena todo lo que conocemos,
alegrías y tristezas, la ciencia y el arte, así como
todo el aprendizaje (Parra, 2022).
El cerebro es, sin duda, el órgano del
aprendizaje. Aprender es su actividad principal
porque desde la infancia, su desarrollo se ve
impulsado por los estímulos del entorno, las
experiencias y las conductas. Por eso, tanto
padres como docentes deben prestar atención al
desarrollo intelectual de los niños de manera
adecuada a los retos del aprendizaje. No se trata
únicamente de enseñar, sino de ofrecerles un
ambiente que fomente sus capacidades,
enriquecido con estrategias acordes a su edad y
etapa de desarrollo (Castro y Cevallos, 2021).
Más allá del contexto infantil, el cerebro sigue
siendo el motor del aprendizaje en todas las
etapas de la vida. Es el centro del sistema
nervioso y el responsable de funciones como el
pensamiento, la memoria y el análisis. En el
ámbito universitario, estas capacidades
permiten formar profesionales con pensamiento
crítico, capaces de aportar significativamente a
su entorno y al desarrollo global (Medina,
2023). Este proceso de aprender está vinculado
con la memoria, ambas funciones se
complementan: el aprendizaje genera cambios
en el cerebro, y la memoria los consolida,
permitiendo que se mantengan en el tiempo.
Estos cambios adaptativos son la base de nuevas
conductas, que se fortalecen gracias a la
plasticidad cerebral (Briones y Benavides,
2021).
Desde los primeros años, el aprendizaje inicia
con la imitación, pero con el tiempo se
diversifica a través de métodos más complejos,
donde intervienen estructuras cerebrales
especializadas. Este proceso involucra
emociones, reflexión, e incluso,
autoconocimiento, esto se coordina por medio
del sistema nervioso central, que interpreta los
estímulos del entorno y, mediante el sistema
periférico, ejecuta respuestas en el cuerpo (Lino
& Martínez, 2023). Debido al avance de la
ciencia, la tecnología y los retos sociales es
obligatorio comprender el cerebro de forma
interdisciplinaria, es necesario construir
preguntas comunes que aborden al ser humano
en todas sus dimensiones: biológicas, sociales,
emocionales y cognitivas. Alcanzar cómo
funciona el cerebro permite debatir creencias
erradas que históricamente han segmentado a
las personas por sus capacidades, eternizando
desigualdades que pueden y deben ser
superadas desde una educación consciente
(Letelier, 2020).
En su estudio, Barragán et al. (2023) señalan
que, para responder a las instancias actuales del
aula, es ineludible fusionar estrategias
didácticas junto con recursos educativos para
promover el interés de los estudiantes.
Proponen, además, un enfoque más
participativo y ajustado a las características
propias de cada grupo. De acuerdo a esto,
Guisvert y Lima (2022) exploran el uso de la
gamificación como una alternativa cercana al
mundo infantil y juvenil. Su investigación
resalta cómo esta metodología, al ser lúdica y
atractiva, permite captar la atención del
estudiante, y aquello le permite percibir nuevas
formas de aprender y de construir el
conocimiento desde experiencias que enlazan
con su realidad cotidiana. Por otra parte, el
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aprendizaje cooperativo abre paso a la
aplicación de estrategias pedagógicas que
fortalecen la comprensión de los estudiantes
dentro de un ambiente de cercanía, apoyo
mutuo, compromiso grupal y diálogo constante
sobre los logros alcanzados. Esta forma de
trabajo es implementad en diversos niveles
educativos por los beneficios que genera en la
dinámica escolar (Pérez et al., 2022). Ahora
bien, el aprendizaje personalizado respeta las
características y necesidades del estudiante, se
apoya en la tecnología para proporcionar
recursos educativos requeridos para el
aprendizaje, en esta experiencia el niño
visualiza y selecciona los temas según los
estilos de aprendizaje (Henao et al. 2023). La
retroalimentación reflexiva conecta con los
logros de aprendizaje del estudiante, identifica
los problemas académicos y los gestiona
estratégicamente en el aula. Esta acción,
fortalece el aprendizaje, aumenta la motivación
y desarrolla la metacognición (Luna et al.
2022).
Por lo tanto, la retroalimentación es un
mecanismo que permite explorar y conocer
opiniones, ideas, errores, aciertos, fortalezas y
debilidades en el aula, este método le permite al
estudiante reflexionar sobre su aprendizaje y la
toma de decisiones. Los resultados de Delgado
et al. (2023), en su trabajo investigativo titulado
“Metodología educativa basada en recursos
didácticos digitales para desarrollar el
aprendizaje significativo.”, detalló que algunos
docentes en la actualidad aun no conocen ni
implementan recursos didácticos digitales en su
enseñanza. Esta situación genera clases desde
un paradigma tradicional. Por aquello, se
concuerda con lo propuesto por Villadiego
(2025), en el que se presenta la necesidad del
conocimiento del docente, particularmente del
contexto educativo, por lo que, debe estar
comprometido en capacitarse para transformar
su práctica pedagógica y desarrollar el
aprendizaje significativo en el estudiante de
educación básica. De acuerdo con esto, la
neuroplasticidad en el contexto educativo no
solo abarca un proceso cerebral, significa
reconocer que el cerebro humano es sensible a
su entorno y que puede transformarse gracias a
la calidad de los estímulos que recibe. La
variación de estrategias metodológicas y
recursos didácticos o tecnológicos permite
cambios en el entorno pedagógico, este
escenario cambiante propicia cambios en las
conexiones neuronales, las nuevas experiencias
que el niño percibe en su alrededor conectan cos
las experiencias pasadas.
En su estudio “Neuroplasticidad y ambientes de
aprendizaje enriquecidos: implicaciones para la
educación en contextos vulnerables”, Acuña et
al. (2025) despuntan la calidad de convertir los
entornos escolares en espacios donde se
enseñen contenidos y se active y potencie el
desarrollo humano a través del cerebro. Diseñar
un entorno enriquecido no puede limitarse a
añadir recursos visuales, se trata de una
transformación con intención que toca la forma
en que el cuerpo, la emoción y el conocimiento
interactúan en el aula. Por lo tanto, el propósito
de las escuelas debe ser fortalecer las
conexiones neuronales, fomentar el
pensamiento crítico, y alimentar la autoestima
del estudiante. Para el desarrollo de esta
premisa, es necesaria la correlación entre salud,
nutrición, cultura y educación. Entender que el
aprendizaje es un proceso biopsicosocial es
fundamental para construir entornos realmente
eficaces para todos. En este sentido, la
neuroeducación es la disciplina de naturaleza
interdisciplinaria que fusiona la neurociencia, la
psicología cognitiva y la pedagogía para crear
prácticas educativas que fortalecen el
funcionamiento natural del cerebro. Una de las
estrategias eficientes desde este enfoque es la
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estimulación multisensorial, porque cuando un
estudiante puede ver, tocar, moverse, escuchar
y sentir mientras aprende, se activa una
miscelánea de canales neuronales que
fortalecen la consolidación de la memoria y
facilita una comprensión amplia de lo
aprendido. Esta estrategia, además, es eficaz
cuando se trata de estilos de aprendizaje, ya que
no todos los estudiantes procesan la
información de la misma forma. Mientras unos
aprenden mejor observando, otros lo hacen
actuando, escuchando o relacionando. En
relación a esto, la neuroplasticidad y la
imaginación también son elementos del
aprendizaje significativo (Figueroa et al. 2025).
En este contexto, la imaginación creativa es una
técnica que invita a los estudiantes a formar
imágenes mentales de conceptos abstractos o
complejos, permitiendo que internalicen ideas
que a simple vista podrían resultar difíciles de
comprender. Entonces, incluir la visualización
creativa dentro de las estrategias pedagógicas
da paso a la plasticidad cerebral, enriquece la
experiencia del estudiante, mediante la
conexión del conocimiento y las vivencias
emocionales.
Fiallos et al. (2025), en su estudio
“Neurodidáctica en el aprendizaje significativo
para la educación básica”, plantean que el
aprendizaje significativo es el proceso que se
necesita en la formación de los estudiantes,
porque de esa manera se construyen nuevos
conocimientos. Sin embargo, uno de los
grandes retos que residen en los sistemas
educativos es la insolvencia de estrategias
pedagógicas que realmente potencien la
retención, comprensión y aplicación efectiva
del conocimiento. En resolución, la
neurodidáctica es una rama de la educación
conformada por conocimientos de la
neurociencia, la psicología cognitiva y la
pedagogía, para optimizar el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Esta disciplina se
enfoca en diseñar estrategias didácticas que
estimulan el cerebro de manera adecuada para
facilitar el aprendizaje significativo. Aunque
sus beneficios son reales, la neurodidáctica aún
no se ha incorporado de manera sistemática en
las aulas, sobre todo en la educación básica.
Los modelos tradicionales han predominado el
desarrollo cognitivo a través de métodos
convencionales, dejando de lado el
conocimiento sobre cómo el cerebro procesa,
retiene y aplica la información, y la
neurodidáctica cambia esta perspectiva por
medio de un enfoque interdisciplinario que
activa las redes neuronales, estimula la
motivación y adapta la enseñanza a las
características individuales de cada estudiante.
Las estrategias que fomenten la metacognición
y la autorreflexión como elementos para
consolidar el aprendizaje significativo permiten
que los estudiantes sean conscientes de sus
propios procesos cognitivos y emocionales,
fortaleciendo su capacidad de aprender de
manera consciente y autónoma (Romero et al.
2025). En este sentido, la interacción entre
neuroplasticidad y aprendizaje significativo es
el objetivo de esta investigación, analizar la
capacidad del cerebro al adaptarse y
reorganizarse ante contextos cambiantes. De
esta forma, este estudio busca comprender y
promover prácticas educativas que optimicen el
funcionamiento cerebral y, al mismo tiempo,
favorezcan el aprendizaje significativo en los
estudiantes, acorde con sus necesidades y
características individuales.
Materiales y Métodos
La investigación se fundamenta en un enfoque
cualitativo, porque permite explorar y
comprender de manera profunda las conexiones
entre la neuroplasticidad y el aprendizaje
significativo desde la perspectiva descriptiva.
Este enfoque de investigación facilita captar
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experiencias, ideas y reflexiones presentes en la
literatura científica, sin centrarse en datos
numéricos, sino en la riqueza del contenido
teórico (Piña, 2023). El tipo de investigación es
descriptiva, porque el propósito es detallar y
explicar las la relación de la plasticidad cerebral
con el aprendizaje significativo, sin manipular
variables ni intervenir directamente en el
contexto educativo. El diseño es narrativo
descriptivo, orientado a construir una redacción
coherente basada en la recopilación y síntesis de
las contribuciones teóricas de diversos autores.
Este diseño permitió entrelazar conceptos y
evidencias para construir un resultado claro que
explique el propósito de la neuroplasticidad en
la educación. La información de esta
investigación fue obtenida mediante revisión
documental, enfocada en fuentes académicas,
artículos científicos y estudios recientes
relacionados con neurociencia, educación
básica, neurodidáctica y estrategias
pedagógicas vinculadas al aprendizaje
significativo. Se priorizaron fuentes
actualizadas de los últimos cinco años, con rigor
científico y pertinencia directa al tema central.
Además, se seleccionaron textos que abordan de
manera integral la relación entre el cerebro, el
aprendizaje y la práctica educativa, certificando
diversidad en perspectivas y enfoques.
La información recopilada fue analizada
mediante categorización temática, organizando
los contenidos en variables, dimensiones y
categorías, lo que permitió la interpretación y
síntesis de las mismas. Se realizó un análisis
narrativo que permitió construir la
investigación, resaltando las relaciones y
diferencias entre las distintas perspectivas
consultadas. Por otra parte, el alcance de este
artículo es de carácter descriptivo y analítico,
orientado a comprender y explicar cómo los
principios de la neuroplasticidad sustentan el
aprendizaje significativo en contextos
educativos reales. Por lo tanto, no se pretende
establecer relaciones causales ni generalizar los
hallazgos a toda la población, sino ofrecer una
aproximación reflexiva que se utilice como base
para futuras investigaciones y propuestas
pedagógicas. Este trabajo se enmarca en un
contexto académico, con el propósito de
informar conceptos teóricos y prácticos que
inspiren a docentes, investigadores y
profesionales de la educación a integrar
estrategias basadas en la ciencia del cerebro.
Resultados y Discusión
Por medio de la matriz de categorización, se
organiza y sintetiza de forma clara la
información obtenida a lo largo del estudio. Por
medio de este proceso, fue posible vincular la
teoría con la realidad educativa, elementos
relacionados con la neuroplasticidad, el
aprendizaje significativo y las estrategias
pedagógicas necesarias en educación básica.
Por medio de la distribución de variables,
dimensiones, categorías y los autores referentes
se presenta los resultados en la tabla 1. De
acuerdo a la variable Neuroplasticidad se
fundamenta la capacidad del cerebro para
adaptarse y reorganizarse, característica que
permite a cada persona aprender y recuperarse
de distintas situaciones, incluidas lesiones o
trastornos neurológicos. Autores como López et
al. (2024) y Rivera et al. (2025) respaldan esta
habilidad como base para el desarrollo de
nuevas conexiones neuronales, enfatizando que
la estimulación multisensorial y los ambientes
enriquecidos, como señalan Acuña et al. (2025)
y Sagñay et al. (2024) son la puerta a este
proceso. Por otro lado, la variable Aprendizaje
Significativo es el resultado de procesos
cognitivos y emocionales donde la
metacognición y la autorreflexión (Romero et
al., 2025; Fiallos et al., 2025) florecen como los
factores determinantes para consolidar lo
aprendido. La neurodidáctica se muestra como
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una propuesta pedagógica que, al entender el
funcionamiento cerebral y los estilos de
aprendizaje, ofrece estrategias para estimular
eficazmente la mente de los estudiantes. La
implementación de técnicas como la
visualización creativa (Figueroa et al., 2025)
refuerza esta aproximación, al activar áreas
cerebrales relacionadas con la emoción y la
memoria.
Tabla 1. Matriz de categorización de las variables
Variable
Dimensión
Categoría
Autores Referentes
Neuroplasticidad
Definición y fundamentos
Capacidad adaptativa y
reorganización neuronal
López et al. (2024); Rivera
et al. (2025); Ordóñez et al.
(2023); Muñiz (2021);
Guadamuz et al. (2022)
Factores que potencian la
plasticidad
Estimulación multisensorial y
ambientes enriquecidos
Acuña et al. (2025);
Sagñay et al. (2024)
Aplicación en el aprendizaje
Relación con la motivación, emoción
y memoria
Figueroa et al. (2025);
Romero et al. (2025)
Aprendizaje significativo
Bases cognitivas y emocionales
Metacognición y autorreflexión como
herramientas para consolidar el
aprendizaje
Romero et al. (2025);
Fiallos et al. (2025)
Estrategias pedagógicas
Neurodidáctica: adaptación al estilo
de aprendizaje (visual, auditivo,
kinestésico)
Fiallos et al. (2025); Pérez
et al. (2022); Barragán et
al. (2023)
Técnicas específicas
Visualización creativa para facilitar el
aprendizaje profundo
Figueroa et al. (2025)
Desarrollo de habilidades específicas
Musicales y matemáticas
Estimulación cerebral multisensorial
para fortalecer habilidades cognitivas
Sagñay et al. (2024);
Guisvert & Lima (2023)
Neurociencia y educación
Comprensión integral del
aprendizaje
Influencia de la experiencia,
plasticidad y contexto en la formación
cerebral
Quintero y Domínguez
(2025); Letelier (2020)
Educación Básica
Estrategias de enseñanza
Aprendizaje cooperativo y
gamificación para fomentar el interés
y la participación
Pérez et al. (2022);
Guisvert & Lima (2023);
Barragán et al. (2023)
Ambientes de aprendizaje
Diseño de espacios que promuevan la
estimulación cerebral y el desarrollo
integral
Acuña et al. (2025)
Retos y oportunidades
Necesidad de estrategias que
respondan a diversidad y contextos
vulnerables
Acuña et al. (2025);
Romero et al. (2025)
Fuente: elaboración propia
Respecto al desarrollo de habilidades
específicas, la música y las matemáticas son
áreas donde la plasticidad cerebral tiene un
desarrollo más amplio. Sagñay et al. (2024) y
Guisvert y Lima (2023) indican que la
activación multisensorial que provee la música
estimula áreas cerebrales también involucradas
en el procesamiento matemático. La variable
neurociencia y educación ofrece un marco que
reconoce el aprendizaje en un fenómeno
dinámico y continuo, moldeado por la
interacción entre experiencias y la capacidad
cerebral de reorganizarse (Quintero y
Domínguez, 2025; Letelier, 2020). Mientras
que en la variable educación básica se detalla
que en este periodo es necesario en el aula la
implementación de estrategias como el
aprendizaje cooperativo, la gamificación y la
creación de entornos de aprendizaje
enriquecidos (Pérez et al., 2022; Guisvert y
Lima, 2023; Barragán et al., 2023; Acuña et al.,
2025). De acuerdo con: López et al. (2024),
Rivera et al. (2025) y Ordóñez et al. (2023) la
plasticidad cerebral es la capacidad del cerebro
para adaptarse y reorganizar sus conexiones
neuronales en respuesta a estímulos y
experiencias, es un proceso continuo durante
toda la vida. Sin embargo, mientras López et al.
enfatizan la aplicación clínica de la plasticidad
para compensar déficits funcionales, Ordóñez et
al. destacan el rol activo del individuo en
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desafiar su cerebro mediante la estimulación
intelectual y física para promover este proceso.
Acuña et al. (2025) amplían la neuroplasticidad
en el contexto educativo y social, especialmente
en entornos vulnerables. Su enfoque señala que
el diseño de ambientes de aprendizaje
enriquecidos debe trascender lo meramente
técnico para convertirse en una herramienta de
justicia social. Esta propuesta guarda relación
con la visión de Quintero y Domínguez (2025),
quienes acentúan la importancia de una
comprensión interdisciplinaria que integre la
neurociencia con la educación, permitiendo
adaptar los procesos de enseñanza a las
características biológicas y sociales de los
estudiantes. Sin embargo, Acuña et al. (2025)
nuevamente, centran su énfasis en el contexto
socioeconómico, mientras Quintero y
Domínguez (2025) se enfocan más en el
desarrollo histórico y científico de la
neurociencia aplicada a la educación. Por su
parte, Fiallos et al. (2025) y Romero et al.
(2025) aportan una perspectiva pedagógica.
Mientras Fiallos et al. destacan la
neurodidáctica como un puente entre la
neurociencia y la práctica educativa para
adaptar la enseñanza según el hemisferio
cerebral dominante y los estilos de aprendizaje
(visual, auditivo, kinestésico), Romero et al.
resaltan la metacognición y la autorreflexión
como procesos que facilitan la consolidación
del aprendizaje significativo. Esta
complementariedad muestra cómo la
neurodidáctica atiende las características
neurobiológicas y promueve estrategias que
fomenten la conciencia y el control de los
propios procesos cognitivos y emocionales.
La importancia de la estimulación
multisensorial también es un punto de
encuentro, presente en las investigaciones de
Sagñay et al. (2024), Acuña et al. (2025) y
Figueroa et al. (2025). Sagñay et al. relacionan
directamente la activación multisensorial con el
desarrollo de habilidades musicales y
matemáticas, exponiendo un vínculo funcional
entre distintas áreas cerebrales que se
benefician mutuamente. Figueroa et al.
incorporan la visualización creativa como una
técnica que activa áreas cerebrales vinculadas
con la emoción y la memoria, mientras que
Acuña et al. recalcan la necesidad de ambientes
que estimulen los sentidos y las emociones para
activar la plasticidad. En cuanto a la educación
básica, Pérez et al. (2022), Barragán et al.
(2023) y Guisvert & Lima (2023) confluyen en
la necesidad de diversificar las estrategias
pedagógicas para optimizar la motivación y el
aprendizaje, mediante el aprendizaje
cooperativo y la gamificación.
Estos enfoques se alinean con la neurodidáctica
planteada por Fiallos et al., al considerar la
importancia de involucrar activamente a los
estudiantes y adaptar las metodologías a sus
necesidades individuales y contextos. Sin
embargo, Barragán et al. hacen énfasis en la
innovación tecnológica, mientras que Pérez et
al. y Guisvert & Lima destacan el importe de la
interacción social y la participación activa. Por
su parte, Medina (2023), Parra (2022) y Letelier
(2020) ofrecen un aporte filosófico y social
sobre el cerebro y el aprendizaje. Medina
acentúa la complejidad del cerebro y la
necesidad de comprenderlo para tratar
enfermedades neurológicas, mientras Parra
aborda el cerebro como el centro de toda
experiencia humana, conectando el
conocimiento científico con la vivencia
cotidiana y emocional. Letelier aporta una
crítica a los enfoques tradicionales, respaldando
un paradigma interdisciplinario que derribe
mitos y promueva la equidad educativa.
Conclusiones
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El aprendizaje significativo es un viaje que
transforma lo que sabemos y la manera en que
nuestro cerebro se conecta y se adapta a nuevas
experiencias. Al comprender que nuestro
cerebro tiene la capacidad maravillosa de
cambiar y crecer a lo largo de toda la vida, se
abre una puerta llena de esperanza para la
educación. Esta capacidad, lejos de ser algo
estático, se nutre de cada estímulo, cada
emoción y cada interacción que vivimos con
nuestro entorno, haciendo que el proceso de
aprender sea personal y dinámico. El nivel de
educación básica representa la etapa donde la
plasticidad cerebral se muestra con mayor
fuerza y potencial. En este momento, los
docentes tienen una oportunidad invaluable
para aprovechar esta capacidad mediante la
implementación de actividades lúdicas y
metodologías innovadoras que despierten la
curiosidad y la motivación en los niños. Al
integrar el juego, la exploración y el aprendizaje
activo, se facilita la construcción de
conocimientos significativos que se cimientan
con mayor profundidad y que acompañan el
desarrollo integral del estudiante. Cuando
reconocemos que no todos aprendemos igual y
que nuestras mentes responden de formas
distintas según cómo se les invite a explorar, se
vuelve urgente crear espacios y métodos que
respeten esa diversidad. Porque un aprendizaje
que involucra el cuerpo, los sentidos y la
reflexión, se convierte en una experiencia viva
y significativa. De esta manera, la educación
deja de ser considerada como un proceso de
transmisión de conocimientos, y se estima como
la construcción conjunta de nuevas
posibilidades, donde la curiosidad y el
descubrimiento se entrelazan con la emoción y
el compromiso. En ese contexto, el cerebro de
los niños encuentra las condiciones adecuadas
para crear aprendizajes significativos.
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