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que la enseñanza de la AE requiere de un equipo
de profesores/as motivados/as, capaces de crear
condiciones adecuadas, mediante el diseño de
estrategias que contribuyan a movilizar las
diversas capacidades y, en particular, lo referente
al pensamiento crítico (Núñez Lira et al., 2021).
Además, en general los y las docentes actúan
como coordinadores de las actividades y como
promotores del conflicto cognitivo. Y, desde el
enfoque agroecológico, se debe trabajar para que
estudiantes logren una actitud participativa,
estimulando su autoformación, tanto en
conocimientos específicos como en el desarrollo
de habilidades para analizar problemáticas con
criterio científico, ético y social (Sarandón y
Flores, 2012). En este sentido, la discusión
seguirá los tres momentos en los que se dividió la
propuesta.
El primer momento busca la formación virtual de
docentes en AE, a través de la metodología
“seminario”. Desde el modelo de educación
problematizadora de Freire (1968) se observa
que, esta técnica, se contrapone a la educación
bancaria, fomentado el debate y la reflexión. Ya
que el formato de seminario surge como
posibilidad de fomentar la autonomía e incentivar
una acción crítica comprometida con el
aprendizaje significativo (Vieira y Vieira, 2022).
Por lo tanto, se observa que la propuesta de
formación no solo es de contenido sino también
metodológica. Además, el primer momento de la
propuesta también busca que los docentes,
incorporen los conocimientos aprendidos en sus
espacios curriculares, promoviendo su
apropiación. Lo cual se relaciona con la teoría del
aprendizaje significativo de Ausubel. La cual
plantea hacer énfasis en el contexto y en el control
por parte del estudiante, presentar la información
en una amplia variedad de formas y potenciar
habilidades que permitan ir más allá de la
información presentada (Delgado y Fernández,
2021). A la vez, la participación presencial en
alguna instancia que promueva la AE, está
vinculada al modelo didáctico del
socioconstructivismo de Vygotsky, el cual
plantea que el conocimiento es una construcción
dialéctica con otros/as. Por lo tanto, la formación
de educadores/as que se convierten a la vez en
educandos/as, permitirá que los sujetos
construyan el conocimiento dentro de sí y a partir
de allí interpreten la realidad, y apliquen lo
aprendido, generando propuestas didácticas
contextualizadas, las cuales se utilizarán como
insumos para el siguiente momento.
El segundo momento, propone el intercambio de
las propuestas entre docentes del mismo espacio
curricular, para luego consensuar una propuesta
didáctica. En este sentido, se promueve el
aprendizaje cooperativo entre pares. García et al.
(2019) sostienen que en este tipo de aprendizaje
existen dos aspectos básicos, la unidad de meta y
la colaboración para llegar a ella entre quienes
participan, en un proceso de interacción, el cual
enriquece no solo las propuestas didácticas por
cátedra, sino también el espíritu de grupo. El
tercer momento, es a través de tres talleres a partir
de los cuales se da una articulación vertical,
horizontal e integral de los espacios curriculares.
Soler & González (2020) sostienen que el taller
constituye un lugar de aprendizaje compartido en
el que todos/as sus participantes construyen
socialmente conocimientos y el aprendizaje se
evidencia en el diálogo constructivo que se logra
en el aula. Por lo tanto, lejos de querer imponer la
incorporación de ciertos contenidos al plan de
estudios 2004, se busca promover un proceso de
construcción de significados por parte de quienes
aprenden/enseñan, lo que se constituye como el