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intencionalidad, perfecciona la pinza pulgar-
índice con el hecho de coger objetos pequeños;
poseerá la capacidad de sujetar un lápiz
haciendo garabatos sin control ni movimiento ni
del espacio en que los realiza. Intentará manejar
sólo la cuchara, querrá beber en vaso, aunque
que quizá no pueda hacerlo solo.
Adolescente etapa de los 12 a los 14 meses:
Etapa egocéntrica por antonomasia; el cuerpo es
el punto de referencia para asimilar el mundo
que le rodea. Hace suyos todos los objetos a su
alcance, los inspecciona y chupa
introduciéndose éstos en la boca. Disfruta
manipulando y esta acción constituye una
actividad en sí misma. Sus manos son más
hábiles, tiene buen manejo de sus dedos al igual
que una buena coordinación óculo-manual.
Comienza el aprendizaje de las destrezas
psicomotrices consiguiendo la bipedestación,
posición. Al final de la etapa el infante será
capaz de reaccionar con movimientos
compensatorios cuando pierde el equilibrio y
ejercitará la marcha en todas sus variantes:
caminará hacia atrás, jugará a la pelota, subirá
escaleras a gatas y luego con ayuda, etc. Su
prensión será más fina y precisa, disfruta
dibujando, en general los juegos motrices con
cubos, encajes, construcciones..., atraerán su
atención de la misma manera que todos los
movimientos que impliquen la totalidad del
cuerpo como subir, bajar, trepar, correr... le
proporcionarán gran placer comenzando a ser
ésta una buena forma de conocer y descubrir el
espacio y su entorno. Al finalizar esta etapa
comenzará el control de esfínteres.
Primera infancia, de 2 a 4 años: Comienza el
control de las posturas tumbado, de pie, sentado
y a gatas es apropiado: empieza a conseguir
habilidad estando en cuclillas y no pierde el
equilibrio durante la marcha. Sube y baja
escaleras alternando los dos pies, trepa a sillas y
butacas, anda de puntillas y coordina
movimientos adecuados para andar en triciclo.
Salta con los dos pies y cerca de los tres años
puede hacerlo con uno sólo mostrando buen
equilibrio. Logra una buena manipulación, usa
tijeras, ensarta en cordeles, utiliza mejor la
punta de los dedos, comienza a mostrar
predominancia lateral en algunas acciones,
aunque algunos no definen su lateralidad hasta
los 6-7 años. La marcha segura y las destrezas
que consigue le conceden más independencia y
autonomía, aunque después de realizarlas
buscará de inmediato el apoyo de un adulto, al
cual imita en todo momento. Establece más
relaciones sociales con sus padres y es capaz de
esperar turno para jugar o realizar cualquier otra
actividad de su interés. Al final del tercer año
empieza a conseguir el control de esfínteres
durante la noche.
Segunda infancia, de 4 a 6 años: El crecimiento
será casi constante hasta los siete años, la
estructura ósea seguirá madurando, por lo cual
habrá que atender de manera importante la
nutrición, influirá en el crecimiento óseo,
grosor, forma y número de huesos del cuerpo,
además del desarrollo dental. La característica a
resaltar es el aumento de las habilidades en la
ejecución de todas las destrezas psicomotrices.
El sentido del equilibrio bien desarrollado le
permite sentirse más confiado de sus
posibilidades motrices. Se animará a realizar
proezas y acrobacias sin tener en cuenta los
peligros; lo cual tiene un lado negativo, pues
puede sufrir un pequeño accidente que puede
atemorizar tanto a los padres como al niño /a,
coartando su actividad. No deberíamos permitir
que esto sucediera, los accidentes son
situaciones fortuitas que a veces, tomando
precauciones, podemos evitar. Mas destrezas
son: lanzar la pelota con una trayectoria
definida, son mucho más complejas requiriendo
equilibrio dinámico y direccionalidad, acciones